Grandes desafíos tiene la Prensa Cubana en su empeño diario por hacer de la verdad (en su amplia dimensión) santo y seña de su labor: un país nuestro que se transforma buscando mejores derroteros, un pueblo instruido y bien exigente, barreras mentales que subsisten, un adversario que no da respiro en sus perversos planes contra la nación, una realidad internacional complicada y llena de crisis coyunturales, una instantaneidad desafiante de la noticia que no admite dilaciones, unas multiplicadas redes sociales que fomentan el periodismo ciudadano y ponen en no pocos aprietos a los medios de comunicación tradicionales.
De lo que se trata nuestra batalla, como ha pedido la dirección de la Revolución, es de reflejar desde la palabra esa realidad diversa, contradictoria, edificante y halagadora a veces, dura y retadora, otras. Es poner oído y corazón a los sentires y padeceres del pueblo. Es analizar los fenómenos, buscar sus causas, denunciar lo ineficiente o chapucero, enaltecer las buenas acciones y personas, criticar lo que le toca. Es retratar la compleja pero hermosamente humana sociedad que edificamos, sin oropeles innecesarios ni fusta hiriente.
Por ese camino ineludible intenta andar Cubadebate. Haciendo un periodismo, como definió Martí, para encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir; examinando los conflictos, no irritándolos con el juicio apasionado; “presentando estudiadas las cuestiones que han menester más seria y urgente reforma”.
Sin aprobación bondadosa ni ira insultante; ahí está el equilibrio martiano que buscamos desde la pluma de nuestros periodistas y colaboradores; pero también desde el sentir colectivo de nuestro pueblo reflejado en los cientos de comentarios cada jornada.
Cuando nos miramos, en este Día de la Prensa Cubana, sentimos que mucho nos queda por andar, por hacer, por contar. Pero siempre salimos al ruedo con esa pasión que nos enseñó el más grande de los periodistas cubanos desde las páginas extraordinarias del Periódico Patria. Para nosotros también “El periódico es la vida”