A los 20 años, Amoo Hadj decidió que el agua y el jabón no eran para él. Ahora, a sus 80, vive solo, en una pequeña casa improvisada de ladrillos a las afueras del pueblo de Dezhgah, en la provincia de Fars Dehram, en Irán. Nadie en el pueblo sabe por qué Hadj decidió declarar una guerra sin cuartel al agua.
La agencia de noticias iraní (IRNA) cuenta que Amoo vive de comer animales muertos y ocupa su tiempo fumando estiércol en una enorme pipa construida con restos de una cañería. Si consigue cigarrillos, los fuma de cuatro en cuatro. Las horas del día las pasa tumbado en un hoyo en la tierra.
La piel de Hadj se ha llenado de escamas, producto de la suciedad acumulada. Lo más curioso es que a pesar de su aspecto y sus hábitos de vida ha llegado a la vejez sin padecer enfermedades graves.
(Con información de IRNA)
Foto: IRNA.
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