La salud en el socialismo


El derecho a la salud en la sociedad capitalista en que vivimos, pese a constar en la Declaración de los Derechos Humanos, es tratado como una mercancía que se compra y vende en el mercado y al que solo se tiene acceso dependiendo del bolsillo de la gente. Las clínicas y hospitales privados son verdaderas unidades de negocios de carácter gerencial, en donde el marketing consiste en vender servicios de salud al cliente. Nótese que esta terminología la burguesía también la ha aplicado a los servicios estatales.

El capitalismo ha dispuesto leyes para que el Estado no invierta en salud -al igual que en educación- para que estos servicios sean privatizados y se compren en el mercado o también que sean administrados por los municipios, o por “lástima” por entidades de beneficencia y de caridad. Así se cultiva para los explotadores una cultura de la vida y para los explotados la cultura de la muerte.

Contrariamente, en el socialismo la salud es un derecho humano y social, un derecho canalizado a elevar el nivel de vida de la `población para alcanzar un estado de completo bienestar físico, económico, mental y moral del individuo, de su familia y de la comunidad.

En el socialismo la salud es una política de Estado que cubre a toda la población; la atención de salud no será objeto de lucro y será gratuita, de calidad, eficiente, y suficiente. Es una política integrada que conlleva derechos y deberes para los trabajadores. En él toda persona tiene derecho al acceso permanente e ininterrumpido a la protección de su salud y a recibir un trato humano y de calidez. Así también tiene el deber de conformar los Comités Comunitarios de Salud.

En la sociedad de los trabajadores el Estado trabaja por desarrollar una cultura que se transmita de generación en generación para elevar el valor que le corresponde a la salud y a la vida. Otras garantías están orientadas a que toda persona asuma el rol de defensora del medio ambiente, de los bosques, del agua, de las cuencas hídricas, de las reservas ambientales, de la flora de la fauna. El desarrollo industrial es racional sin que afecte al ecosistema y al hábitat natural.

Otra garantía socialista es la salud sexual y reproductiva, la equidad de género y la eliminación de la drogadicción y toxicomanías, estimulando el deporte, la recreación, la ciencia y la investigación ...

Las políticas prioritarias en salud en el socialismo son la Atención Primaria Integral que incorpora a la comunidad al saneamiento ambiental, a la provisión de agua potable y alcantarillado rural y a los programas de salud familiar, comunitaria y laboral, con especial protección al trabajador, a la gestante, lactante, niño (a) discapacitados y mayores.

De acuerdo al perfil epidemiológico se establece la soberanía alimentaria, la educación sanitaria, la vacunación masiva, la rehabilitación y recuperación.

El Socialismo promoverá el respeto a la interculturalidad, a la medicina tradicional y alternativa.

En la parte formativa el Estado planificará y dispondrá a las universidades la formación de los recursos humanos en salud para un periodo determinado (quinquenio), poniendo énfasis en el carácter técnico-científico, investigativo, humanístico y social orientado a formar profesionales de la salud más que profesionales en enfermedad.

El Estado Socialista garantiza la erradicación de los determinantes sociales, es decir las causas de las causas que generan enfermedades, erradicando la pobreza, la inequidad, el deterioro ambiental, el daño sistémico que gravita sobre la salud del pueblo trabajador.

En síntesis en el Socialismo, como producto de la socialización de los medios de producción, una buena parte del producto social va a dirigirse a satisfacer las principales demandas sociales del pueblo trabajador en el poder.