El primer año de apertura migratoria cubana culmina sin que se desarrolle la estampida dramática que algunos vaticinaban. "Los cubanos no están huyendo, están viajando normalmente", explicó el Coronel Lamberto Fraga, segundo jefe de Emigración, sintetizando el resultado de la reforma que permite libre la salida del país de los ciudadanos. Desde que se aprobó en enero viajaron unas 250 mil personas, un 35% más que el año anterior, esto a pesar de que EEUU casi el duplicó el número de visas entregadas en Cuba.
Los países más visitados son EEUU, México y España. La mayoría de los que viajaron ya habían regresado a Cuba en octubre y algunos han salido y entrado varias veces. No se perciben las fugas masivas de cerebros que temían sectores del gobierno y ansiaban sus enemigos. Los médicos, por ejemplo, siguen participando por miles como cooperantes en las misiones cubanas en otros países a pesar de que en la actualidad podrían emigrar legalmente con toda su familia.
Además de las mayores facilidades burocráticas, en el aumento de viajeros puede haber influido la entrega de decenas de miles de ciudadanías españolas por la Ley de la Memoria Histórica. A muchos cubanos esto no solo les abrió las puertas de España sino de otros países de la región, incluso los EEUU, donde ahora ya no necesitan visa. También estuvo la mano de EEUU que, para "facilitar" la emigración, entregó 80% más visas que el año anterior, pero se quedó solo en el intento. Paradójicamente, tras el fin de las restricciones de viajes, la mayoría de los gobiernos que reclamaron la apertura les niegan hoy los visados a los cubanos para que puedan ejercer ese derecho.
La excepción a la regla son los disidentes, quienes han podido recorrer el mundo gracias a las facilidades otorgadas por la gran mayoría de los consulados occidentales. Entre los viajeros frecuentes están la bloguera Yoani Sánchez, la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, Guillermo Fariñas, Elizardo Sánchez, Manuel Cuesta Morúa y Jorge Luis García "Antúnez". La esposa y los hijos del fallecido Oswaldo Payá, aprovecharon la oportunidad y se quedaron en el exterior.
A la par unos 3500 cubanos emigrados se han repatriado para volver a vivir en Cuba. El número de solicitudes es de decenas de miles pero las autoridades tardan meses en aprobar cada caso. Los que poseían un Permiso de Residencia en Extranjero, por estar casados con ciudadanos/as de otros países, regresan sin necesidad de realizar mayores trámites. Varios españoles casados con cubanas están aprovechando el matrimonio poder obtener la residencia legal en Cuba, el proceso inverso al que hicieron cuando se llevaron su pareja a España.
Curiosamente uno de los países que está recibiendo más cubanos es Angola, miles han sido contratados oficialmente, de gobierno a gobierno, pero muchos más están viajando con acuerdos privados. "Juan", el jefe de una brigada de construcción en Cuba, ha decidido dejar su negocio privado y aceptar una oferta para dirigir obras en el país africano, al que ya conoce de la época en que cientos de miles de cubanos pelearon contra el régimen sudafricano y donde "voy a ganar mucho más dinero. Trabajo un tiempo ahorro y regreso", nos dice.
Desde los inicios de la revolución cubana en 1959 el tema migratorio formó parte del diferendo con EEUU, país que acogió a la mayoría de los militares y policías de la dictadura de Batista, acusados de cometer miles de asesinatos. Más tarde, entre las estrategias para ahogar a Cuba figuró la promoción de la emigración de profesionales, se fueron la mitad de los 6000 médicos que habían en la isla. Los servicios de inteligencia, coordinando esfuerzos con la Iglesia Católica, montaron la "Operación Peter Pan" mediante la cual se llevaron 14 mil niños a Miami sin sus padres y algunos tardaron muchos años en reencontrarse. En medio de ese enfrentamiento, el gobierno cubano decidió restringir la libertad de viaje de sus ciudadanos, una medida que derogó en enero de este año.
Hasta hace muy poco tiempo, desde el exterior los anticastristas hablaban de un potencial migratorio de 1 millón de personas y de una salida masiva de profesionales. Algunos políticos cubanos creían realmente que levantar las restricciones podría tener graves consecuencias para la economía y la sociedad en general. Un año después de restituido el derecho de viaje la realidad muestra que las esperanzas de unos y los temores de los otros eran infundados.