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General: Hablemos de los Cinco y de los aviones a control remoto
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 01/04/2014 21:37 |
Hablemos de los Cinco y de los aviones a control remoto
René González y sus hijas
http://www.medelu.org Traducido para Rebelión por Olimpia Grajales
El 28 de septiembre, cerca de Boston un “aspirante a yihadista” que quería atacar el Pentágono y el Congreso fue detenido e inculpado. Graduado en física, Rezwan Ferdaus habría comprado, el pasado agosto, un avión a modelo escala, el F-86 Sabre, cargado de explosivos C-4 y teledirigido contra los dos símbolos del poder norteamericano. La petición fiscal indica que quería contar con otras dos copias de aviones caza de menos de 2m de largo y 1.60 de ancho, para utilizarlas como aviones “drone” con el mismo propósito. Paradójicamente, los agentes del FBI que lo detuvieron, impidiendo este posible crimen, no fueron ni acosados ni encarcelados, no hablemos ya de entablar un proceso judicial.
La reflexión anterior puede parecer descabellada, incomprensible. Y sin embargo…
En los años 90, en Miami y desde una relativa sombra, cierto número de grupos anticastristas -Alfa 66, Omega 7 Partido Nacional de Unidad Democrática (PUND), etc… organizan y llevan a cabo incesantes infiltraciones, ataques y atentados contra Cuba. La Fundacion Nacional Cubano-americana (FNCA), la más importante de las organizaciones en el exilio, de apoyarlas lo hace bajo manga, preocupada de guardar su condición de organización pública y “exclusivamente política”. Sin embargo, con el objetivo de hacer más fuerte la presión sobre la isla, este respetable círculo se dota de una estructura clandestina, el Frente Nacional Cubano (FNC). Su creación se trama durante los congresos anuales de la FNCA mantenidos en Naples (Florida) y en 1993 en Santo Domingo (República Dominicana). Una veintena de dirigentes participan en esas reuniones como Jorge Mas Canosa (entonces presidente de la FNCA), Alberto Hernández, Luis Zuñiga Rey (quien dirigirá el FNC), Horacio García, Roberto Martín Pérez, José Francisco “Pepe” Hernández (actual presidente de la FNCA), Ángel Alfonso Alemán, Guillermo Novo Sampol, etc.
Uno de los miembros de la junta directiva, el empresario José Antonio Llama Muñoz, aporta a título personal 1,471.840 dólares para financiar futuras operaciones. Para ello, crea una sociedad tapadera, la Nautical Sports inc y contrae un préstamo en la International Financial Bank. Gracias a estos fondos, el grupo paramilitar pronto dispone de un helicóptero, siete embarcaciones rápidas, explosivos y… diez modelos de aviones a escala a control remoto para utilizarse contra objetivos económicos cubanos o en un atentado contra Fidel Castro.
Para infiltrar estos grupos criminales e informar a La Habana de las operaciones en preparación, cinco agentes antiterroristas cubanos -Gerardo Hernández, Ramón Labañino, René González, Fernando González y Antonio Guerrero- se encontraban en Miami desde principios de los 90.
Conocemos cómo sigue la historia (al menos parcialmente). Si los planes que implicaban los diez mini aviones teledirigidos no siguieron adelante, fue a causa de la captura accidental, en 1997, del yate La Esperanza (que pertenece a Llama Muñoz), que transportaba en la Isla Margarita (Venezuela) un comando encargado de asesinar a Fidel Castro, con ocasión de una cumbre Iberoamericana. Sometidos a investigación y bajo presión, los conspiradores se apresuraron a librarse de ese material comprometedor. En cambio, la acción preventiva de los “Cinco” agentes “no declarados” del gobierno cubano, les costó el ser detenidos en 1998 y después condenados en diciembre de 2001 en Miami por la juez Joan Lenard por “conspiración”, apenas retando a la imaginación (de quince años a dos perpetuas más quince años). No obstante, en 1999, mientras que estaban encarcelados, Llama Muñoz, sin que su testimonio hiciera inmutarse a nadie, confirmaría la legitimidad de su misión. Sometido a serias dificultades financieras que lo habían llevado a la ruina y volviéndose contra sus amigos de la FNCA, presenta una denuncia y reconociendo la financiación del terrorismo, evoca el papel de su aporte de fondos en la adquisición, de entre otros, de los famosos diez aviones a control remoto.
Volviendo a la detención estos días de Rezwan Ferdaus, podemos permitirnos elaborar un teorema -”Teorema Clinton-Bush-Obama·: ” Lanzar modelos de aviones a escala cargados de explosivos sobre objetivos americanos es un crimen; intentar de impedir que alcancen los blancos cubanos es merecedor de ser condenado en un calabozo”.
De su calabozo de Marianna (Florida), uno de los “Cinco”, René González, condenado a quince años de prisión, saldrá el 7 de octubre. Hace siete meses su abogado presentó una moción pidiendo que pudiera entrar sin dilación en su país, Cuba. El 16 de septiembre, tras la carta de petición de la fiscal Caroline Heck Miller, que representa al gobierno de Estados Unidos, la juez Lenard se negó, alegando que si accede a esta petición, no podrá “evaluar si el pueblo estadounidense está protegido de futuros crímenes que el condenado podría cometer”. Así pues, René estará obligado a vivir los tres próximos años en “libertad vigilada” en territorio norteamericano.
Se puede hablar de crueldad gratuita: tras quince años de prisión injusta, le seguirá siendo imposible vivir con sus hijas, Ivette e Irma y sobre todo de poder ver al fin a su mujer quien, desde hace once años, las autoridades norteamericanas rechazan el visado para visitarle. Se puede hablar también de irresponsabilidad: la extrema derecha cubana en Miami, en el sentido visceral de la palabra, odia a los “Cinco”. Y no ha renunciado a sus métodos expeditivos. En 2008, debido a sus desencuentros con la FNCA, Llama Muñoz fue víctima de un atentado. Que hubiera escapado no significa que el peligro haya pasado y con más razón con respecto a René.
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Fernando González: “Fuimos conscientes de que estábamos pagando por ser revolucionarios”
15 abril 2014 |
Un momento del encuentro en la Plaza de Armas, de La Habana Vieja. De izquierda a derecha, Fernando González, Rosa Aurora, Olga Salanueva, René González y Hernando Calvo. Foto: Blog de Hernando Calvo.
Los vi venir. La cita era en la Plaza de Armas, del lado de El Templete, en La Habana Vieja. Creí que nunca llegarían. Su paso era lento, despreocupado. Querían mirar y reparar en todo. Era como si quisieran descubrir la ciudad. Como si fueran los más dedicados turistas.
Quise ir a su encuentro pero desistí cuando miré a su alrededor. Muchos ojos se abrían desmesurados, como no creyendo que eran ellos. Entonces una mujer se acercó a ellos, y los tocó para constatar que sí eran. Se lanzó en abrazos. Avanzaron unos pasos y llegaron otros tres jóvenes para saludarlos. Pero la mayoría se contentaba con admirarlos. Ellos, con la mayor ternura recibían y observaban esas demostraciones de cariño.
Después de haber escuchado una versión de la Guantanamera, adaptada a los “Cinco Héroes” por tres músicos callejeros, al fin llegaron al lugar de la cita. Ahí sí me acerqué. Mejor, me fui directo para abrazar a Fernando. Nos fundimos en un abrazo como poquísimos he dado y he recibido de un hombre. Mi admiración por su noble labor y sus años pasados en prisión se fueron en el mío. Luego saludé a su esposa, Rosa Aurora Freijanes. No supe a quién debía saludar en primero: René, el otro antiterrorista libre, o a su esposa Olga, con los cuales ya había tenido la oportunidad de compartir unos momentos meses atrás. Creo que primero la abracé a ella. En ese momento noté que una dama trataba de pasar desapercibida: Elizabeth Palmeiro, la esposa de Ramón Labañino, otro de los antiterroristas cubanos que aún sigue pagando injusta condena en Estados Unidos.
Dominique Leduc, secretaria general de la Asociación de solidaridad France-Cuba, estaba más que sorprendida. Yo la había invitado sin precisarle de qué se trataba.
Había mucho viento, lo que dificultaba filmar en la calle. Por eso pedí a la dirección de un hotel que me permitiera hacerles la entrevista en el pequeño patio. Apenas dije de quienes se trataban aceptaron de inmediato: “Es un gran honor para nosotros acoger a nuestros Héroes”. No había dado la espalda para ir en su búsqueda, cuando sentí que la noticia comenzaba a propagarse entre los trabajadores. “Este pueblo les debe mucho”, le escuché decir a un hombre de piel bien negra, muy emocionado.
Ahí tenía sentado a Fernando para hacerle unas preguntas. Antes de que Roberto Chile, el reconocido camarógrafo cubano, diera luz verde a la filmación lo observaba y me preguntaba: ¿¡cómo pueden ser tan humildes, tan humanos, cuando en cada esquina y hogar de Cuba están presentes!?
“Los guardias me despertaron a la una de la madrugada del jueves 27 de febrero. Después me encadenaron de manos, cintura y pies, y a las 3h30 me sacaron de la prisión de Safford (Arizona). Presuntamente estaba en libertad, pero ahí mismo, en la puerta, fui detenido por las autoridades de migración. Y me llevaron en una caravana de vehículos muy custodiado hasta la ciudad de Phoenix. Luego a Miami… El operativo duró unas 36 horas. Siempre estuve esposado, y en medio de un gran operativo de seguridad que me sorprendió.
“Hasta en el avión que me trajeron a Cuba traía esposas, aunque eran de plástico, las que cortaron cuando el avión abrió la portezuela en el aeropuerto José Martí de La Habana. Sólo en este momento me sentí libre.”
¿Cómo se comportaron los presos contigo? ¿Sabían quién eras?
Al comienzo era un preso más. Pero poco a poco se fue haciendo conocido el caso debido a la solidaridad internacional. La solidaridad de las organizaciones en Estados Unidos logró que en algunos canales de televisión alternativos se informara de nosotros. Además, los materiales de lectura que recibíamos los compartíamos con los otros presos. Esto fue llamando la atención, y así se fueron dando cuenta que éramos personas con un pensamiento diferente. Entonces venían para charlar de Cuba, de la Revolución.
Estuviste preso quince años, cinco meses y quince días. ¿Fue un castigo que se le dio a Fernando González?
Desde el inicio de este proceso fuimos conscientes de que estábamos pagando por ser cubanos revolucionarios. Por estar realizando una labor para el pueblo de Cuba, para la Revolución, y hasta para el pueblo de Estados Unidos, pues evitamos acciones terroristas que le hubieran podido afectar.
El castigo no fue contra mí, contra nosotros: fue una necesidad de venganza por el odio que tienen contra un proceso revolucionario, contra una historia. Y así lo asumimos.
¿Cómo te sientes en Cuba?
Me siento bien libre, y no solo por haber salido de un régimen de cárcel. Tengo esa libertad que me negaron en Estados Unidos. Aquí tengo la libertad de hacer lo que quiero, incluyendo la libertad política. Es que en Estados Unidos no se es libre de pensamiento, porque ellos tienen muchos mecanismos para controlar y manipular a las conciencias de las personas.
Quedan tres antiterroristas cubanos en prisión…
Tenemos una deuda de gratitud con todos los amigos del mundo por lo que han hecho por nuestra libertad. Pero tenemos aún muchísimo por hacer, porque no nos conformamos que Ramón y Antonio cumplan su sentencia, como la cumplimos René y yo. Hacerlo significaría que Gerardo nunca regresara. Por eso los amigos de la solidaridad en el mundo deben seguir presionando para que los tres salgan y regresen lo más pronto posible.
¿Sientes que la Revolución y el pueblo cubano te cumplieron?
Me cumplieron. Nos cumplen. Pero es que nunca tuve dudas. Nosotros estábamos claros de cuál era nuestra responsabilidad, y que debíamos resistir. Estábamos conscientes de que públicamente, o no, íbamos a tener el apoyo de la Revolución, del pueblo de cuba. Y esto incluye a muchos cubanos residentes en Estados Unidos y el mundo. Un día se decidió que la defensa y apoyo a los Cinco se hiciera pública. Eso fue una decisión política. Pero aunque no hubiera sido así, nosotros sabíamos que no íbamos a estar solos.
(Tomado del blog de Hernando Calvo Ospina)
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Londres: el sol de justicia
17 abril 2014 |
Se anunciaba una semana nublada y lluviosa, pero no cayó una sola gota y el sol se asomó a las tardes de Londres el 7 y el 8 de marzo cual si saludase la reunión de la Comisión Internacional para investigar el caso de los Cinco cubanos encarcelados en Estados Unidos por luchar contra el terrorismo.
La naturaleza parecía sumarse a la necesidad de hacer luz sobre un proceso que ha sufrido la desinformación y el ocultamiento por más de quince años.
Tres jueces destacados de la India, Sudáfrica y Francia, en dos largas jornadas de trabajo, escucharon importantes testimonios de víctimas del terrorismo, de especialistas y abogados y les formularon preguntas agudas y esclarecedoras, en el amplio salón de la Law Society que acogió a más de 300 personas de 27 países. Participaron numerosas personalidades, entre ellas la escritora norteamericana Alice Walker, el ex Fiscal General de Estados Unidos Ramsey Clark, el vicepresidente del Parlamento Europeo Miguel Ángel Martínez y parlamentarios del Reino Unido, Irlanda, Alemania, Italia, Bélgica y otros países.
René González, uno de los Cinco que finalmente regresó a Cuba tras cumplir totalmente su injusta condena y había sido invitado a asistir a la reunión, no pudo hacerlo porque el Gobierno británico se negó a concederle el visado. Esta negativa fue protestada por la Campaña de Solidaridad con Cuba y por las organizaciones sindicales, todas ellas patrocinadoras del evento, quienes con el apoyo de parlamentarios de todos los partidos incluso apelaron, infructuosamente, ante los tribunales. René no pudo asistir pero, sin embargo, participó de manera muy eficaz.
Vía Skype hizo una amplia intervención y respondió numerosas preguntas de los jueces cubriendo detalladamente todos los aspectos del proceso más prolongado de la historia norteamericana. Los que quisieron silenciarlo fracasaron por completo.
Quien fue su abogado en el juicio de Miami, Philip Horowitz, ofreció una descripción de primera mano de esa farsa que denigra la idea de la justicia. Horowitz, había sido designado defensor de oficio y poco sabía entonces del conflicto Cuba-Estados Unidos más allá de lo que podía leer en Miami, pero vivió en carne propia el odio y los prejuicios anticubanos allí imperantes y hoy se declara orgulloso de ser amigo de René y comprende y respeta su causa.
Martín Garbus, afamado litigante y reconocido especialista en temas constitucionales, autor de varios libros y ensayos ampliamente difundidos, explicó el contenido y la significación de la apelación extraordinaria (Habeas Corpus) que promueve en nombre de Gerardo Hernández Nordelo, aun a la espera de un pronunciamiento de la jueza que le impuso la aberrante condena de dos cadenas perpetuas más quince años.
Garbus abundó sobre el papel desempeñado por los medios locales de Miami que, dirigidos y pagados por el Gobierno Federal, llevaron a cabo lo que la Corte de Apelaciones, en 2005, describió como “una tormenta perfecta” de odio y prejuicios que aseguraron el peor castigo para Gerardo mucho antes de que fuera constituido el tribunal. Entonces se ignoraba lo que sólo fue noticia en 2006, que esa“tormenta perfecta” había sido el resultado de una operación encubierta del Gobierno. Desde entonces las autoridades se niegan a descubrir el alcance de esa operación. Aun así, se ha comprobado el empleo de varios millones de dólares, pero eso apenas es la punta del Iceberg. Algo parecido nunca antes se había registrado en los anales de la justicia norteamericana. Por violaciones incomparablemente menores cualquier tribunal fuera de Miami habría anulado el juicio y ordenado la libertad de los acusados.
Peter Schey, presidente del Consejo para el Derecho Constitucional y los Derechos Humanos de California, presentó un valioso estudio sobre las violaciones al Derecho Internacional y a las leyes norteamericanas cometidas en este caso y demostró, a partir de las evidencias en el juicio, la absoluta falsedad de la más grave imputación contra Gerardo (conspiración para cometer asesinato) relacionada con el derribo en aguas cubanas de dos aeronaves pertenecientes a un grupo terrorista de Miami el 24 de febrero de 1996, hecho con el cual Gerardo nada tuvo que ver.
Desde esa fecha, por cierto, Washington se empeña por engañar acerca del lugar donde ocurrió el incidente. Hace varios años Schey y la institución que dirige han hecho innumerables gestiones, al amparo de la Ley de Libertad de Información, reclamando la divulgación de las imágenes tomadas aquel día por los satélites espaciales norteamericanos, esos instrumentos de espionaje que, hace décadas, registran día y noche lo que sucede en Cuba y sus mares. Es una demanda repetida ya durante mucho tiempo. Primero se negaron a entregarlas a la Comisión de la Organización de la Aviación Civil Internacional en la investigación que realizó sobre el suceso por encargo del Consejo de Seguridad de la ONU. Después se opusieron a que pudiera verlas el Tribunal de Miami. Hace años que rehúsan acceder a las numerosas peticiones de la institución californiana que ha recurrido a la vía judicial y aguarda ahora la decisión de la Corte de Apelaciones.
La estrategia principal de Estados Unidos ha sido siempre el ocultamiento para impedir que se conozca la verdad de este caso y obstaculizar así el necesario despliegue de la solidaridad internacional, especialmente la del pueblo de Estados Unidos al que quieren impedir que descubra que su Gobierno protege a terroristas y castiga a los héroes que luchan contra ese flagelo.
La reunión de Londres fue una importante contribución a esta difícil batalla.
Momento de especial significación fue el concierto en un teatro colmado por más de 1 800 personas. Allí hablaron Alice Walker e Irma González (hija de René) y diez excelentes artistas británicos dieron voz a los Cinco y sus familiares. El arte de Omara Portuondo y Eliades Ochoa fue culminación de una velada extraordinaria.
Concluidas las sesiones de la Comisión Investigadora, buena parte de la juventud londinense se concentró en la Plaza Trafalgar junto al grupo Rock Around the Blockade para reclamar la libertad de Gerardo, Ramón y Antonio. El domingo 9 de marzo amaneció con un sol radiante que iluminó el arribo de una anticipada primavera.
La lucha deberá continuar y multiplicarse hasta alcanzar la antigua promesa: “Nacerá el sol de justicia y en sus alas traerá salvación” (Malaquías, 4,2).
La Habana, 17 de abril de 2015
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