No me parece que la luciérnaga extraiga mayor suficiencia del hecho incontrovertible de que es una de las maravillas más fenomenales de este circo, y sin embargo basta suponerle una conciencia para comprender que cada vez que se le encandila la barriguita el bicho de luz debe sentir como una cosquilla de privilegio.
Rayuela, Julio Cortázar
La fotografía de larga exposición es una técnica que permite captar la trayectoria de un móvil y hacerla visible como una suerte de línea continua e ininterrumpida. Para mejor visibilidad del efecto esta se lleva a cabo con objetos luminosos en ambientes oscuros.
Por este motivo las luciérnagas se encuentran entre los motivos idóneos de este tipo de fotografía. Esos insectos que en sus vuelos aparentemente azarosos trazan patrones que fácilmente estimulan la imaginación, esparciendo su luz entre los árboles de territorios que, por fortuna, han escapado a la urbanización y la voracidad de las grandes urbes.
Las imágenes que presentamos en esta nota son obra de Yume Cyan, quien acudió a una región boscosa que se encuentra en las inmediaciones de Nagoya, al sureste de Japón. Con el obturador de la cámara apenas abierto, Cyan consiguió que estas luces vagabundas (según se les conoce en portugués, vagalume) parecieran quedarse quietas por un instante, puntos radiantes suspendidos en el sombrío misterio del bosque.
(Tomado de PijamaSurf)