¿Dignidad para qué?

-¿Para qué le sirve a usted la dignidad?- Fue una frase de un fragmento de La estrategia del caracol, película colombiana, que aparece en un video que anda rodando por la web desde hace ya varias semanas en el que cierta respetada y hasta -óigame bien- querida presentadora de noticias que se transmiten en cadena nacional le pregunta a Antonio Navarro Wolf, que para qué la gente se movilizaba tanto por la destitución de Gustavo Petro, qué buscaban, que si no se cansaban. La verdad, no sé qué es más atrevido, si la pregunta o la intención de la pregunta.

No entiendo en qué momento de la historia de tan torcido país y tan tergiversada nación, como esta, la nuestra, la gente se tiene que cansar de manifestarse públicamente o de expresar su opinión a través de marchas pacíficas y expresiones colectivas de solidaridad por los atropellos y las injusticias sociales. Peor aún, no entiendo en qué momento los medios se permiten propiciar ese escenario para que indicios de estos pensamientos tan sucios puedan provocarse entre las personas. ¿Es que acaso están buscando pacificar a las masas haciéndolas bobas?

Si hay algo de lo que me siento orgulloso de Colombia, dentro de lo poco que nos permite sentirnos orgullosos como colombianos, porque no hay mucho, más que hermosos paisajes y diversidad cultural que por ser de la naturaleza no nos pertenecen a nosotros los colombianos sino a la humanidad en general, es de esta nueva tendencia de las personas de reaccionar cada vez más ante las expresiones de autoritarismo en la nación y los quebrantos a la justicia y a la democracia que se dan en el país. Ese sentimiento que se ha despertado en los colombianos, esa pequeña llama que se ha encendido, pequeña, diminuta tal vez, pero que permite la iniciación de un incendio enorme que permita quemar, no literalmente, el musgo de la política y de la patria, es lo que me hace sentir que tal vez no estamos tan perdidos ni tan desubicados sino que en alguna parte de este pedazo de tierra, hay gente consciente y preocupada, a la expectativa e informada que no está dispuesta a perder la dignidad y a silenciar ante la inconformidad.

¿Para qué sirve tanta marcha y tanto movimiento de las personas en las calles? Para sentar las bases de una democracia, de una verdadera democracia. No esa que nos han vendido con tarjetones de colores y partidos cuyo rumbo y origen se han perdido por completo. Tanta protesta sirve para establecer una voz de inconformidad e iniciar quizás, la revolución que permita que en un futuro no sea una parte de la población la que muestre la inconformidad sino toda la población marchando, mano a mano, codo a codo por el bien común, el bien de todos. Para eso sirve. Pregunta tan huevona.