Este domingo se celebra en el Vaticano la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, elogiados ambos por la Iglesia católica por vivir de acuerdo a las virtudes cristianas de forma heroica. Pero ¿qué hicieron en vida para ser declarados santos?
Este 27 de abril el centro de atención mundial se concentrará en el Vaticano en un acto que contará, según estimaciones, con la presencia de entre 5 y 7 millones de personas de todo el mundo. La ceremonia ya ha sido calificada de 'el día de los cuatro papas' y no en vano, pues la canonización estará a cargo del papa Francisco con la posible presencia del papa emérito Benedicto XVI, qué
renunció en febrero del año pasado por problemas de salud. Sin embargo, los verdaderos protagonistas serán
Juan XXIII y Juan Pablo II, los futuros santos. El primero, italiano, estuvo a cargo de la Iglesia católica entre 1958 y 1963, mientras que el segundo, polaco, la encabezó entre 1978 y 2005.
Juan XXIII
Juan XXIII no en vano fue apodado 'el papa bueno'. Y es que antes de ser elegido pontífice ya había mostrado ser un hombre bondadoso, caritativo y humilde. Entre los acontecimientos que más se recuerdan está su intervención para socorrer a miles de judíos de la persecución nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente ayudó a normalizar la Iglesia francesa, desestabilizada por la gran cantidad de obispos que había colaborado con los nazis.
Una vez sentado en el trono petrino, en 1958, demostró, otra vez, que tenía buenas intenciones y que deseaba reformar la Iglesia católica para bien. No habían pasado ni tres meses tras su elección cuando convocó el Concilio Vaticano II, uno de los eventos históricos que marcaron el siglo XX, donde un objetivo fue lograr una renovación moral de la vida cristiana. En aquella asamblea participaron representantes de otras religiones cristianas, uno de los motivos por el que es honrado en muchas organizaciones protestantes donde lo califican de "renovador de la Iglesia".
La reducción de los altos estipendios para los religiosos, profesando la importancia de una vida más humilde, fue un golpe duro para varios representantes de la Iglesia, pues muchos de ellos, incluidos cardenales y obispos, llevaban una vida llena de lujos. Más allá de estas reformas, el 261.º papa de la historia conquistó los corazones de los fieles católicos con un estilo sencillo, fraterno y paternal.
Fue beatificado por Juan Pablo II en 2000, donde se le reconoció el milagro de interceder en la curación de una monja napolitana que padecía una enfermedad incurable de estómago. La curación fue calificada por peritos médicos de "inexplicable" para la ciencia.
Juan Pablo II
La canonización que más atención despierta es la de
Juan Pablo II, pues los críticos consideran que el Vaticano se ha apresurado en santificarlo.
Mientras algunos recuerdan que el fallecido papa polaco tuvo un papel relevante en la caída del comunismo, otros canalizan más la atención en que él conocía, entre otros pecados, de los
abusos sexuales de menores por parte del clero. Los vaticanistas creen que aparentemente el Pontífice ignoró las advertencias que le hacían sobre
los abusos sexuales, pensando que tales acusaciones eran parte de un complot contra la Iglesia. Sin embargo, algunos no dudan de que 'el papa peregrino' supo ocultar tras su sonrisa la corrupción del Vaticano.
Juan Pablo II, cuyo nombre secular era Karol Józef Wojtyla, llegó a ser el 264.º papa de la Iglesia católica y fue considerado como uno de los líderes más influyentes del siglo XX, además de uno de los más viajeros de la historia: visitó 129 países durante su pontificado. El papa fue muy querido en todo el mundo, algo que se vio reflejado tanto en la multitud que acudía a verlo en sus viajes por el planeta, como en los tres millones de feligreses que colapsaron las zonas adyacentes al Vaticano tras su muerte pidiendo su canonización.
A Juan Pablo II se le atribuyen dos milagros. El primero, el que lo llevó a la beatificación, corresponde al caso de una monja francesa que se curó del mal de Parkinson después de haber rezado a Juan Pablo II. Sobre el milagro que lleva a la santidad a Karol Wojtyla se trata de la curación de una mujer de Costa Rica que padecía un aneurisma cerebral, del que curó de manera inexplicable para la ciencia el 1 de mayo de 2011, el mismo día en que Juan Pablo II fue beatificado.