Desde hace varias semanas la derecha fascista en Venezuela ha venido llevando a cabo un conjunto de acciones de desestabilización, orquestadas en acompañamiento con las agencias de inteligencia del imperialismo. El plan tiene como principal objetivo generar situaciones de violencia en las calles, especialmente en los Estados fronterizos con la República de Colombia.
Dentro de estas acciones se sitúa el asedio y ataque a la Residencia del Gobernador José Vielma Mora en el Estado Táchira, del cual fueron víctimas su esposa, hijos y niños en condiciones especiales que reciben allí tratamiento médico.
Lideradas y aupadas por partidos de extrema derecha como Voluntad Popular, estas acciones se repitieron en otras ciudades del país provocando heridos, cierre de calles, destrucción de propiedad pública y privada, así como actos de provocación a las fuerzas policiales; hasta que en el día 12 de Febrero, fecha en la que se realizaban los actos en conmemoración del Bicentenario de la Batalla de La Victoria y Día de la Juventud, la violencia hizo máxima eclosión tras sendas manifestaciones pacíficas de parte de jóvenes revolucionarios y de oposición, con un saldo terrible de tres personas muertas, la quema de cinco vehículos oficiales, la destrucción de la fachada de la sede principal de la Fiscalía General de la República, y el asedio e intento de destrucción de varias oficinas de instancias judiciales y gubernamentales, que hacen pensar en un plan de tipo ucraniano. Todo ello en coincidencia con el continuo llamado público de Leopoldo López y María Corina Machado de “salir a la calle sin retorno”, hasta lograr que el Presidente de la República renuncie.
En este sentido, la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad no puede dejar de fijar posición ante estas acciones que son producto de un plan deliberado que intenta llevar a Venezuela hacia una guerra civil que le abra las puertas a la intervención del imperio. Ya basta de violencia y de muerte por ambiciones de poder y dominio.
Por estas razones:
Lamentamos profundamente el fallecimiento de los tres ciudadanos que cayeron víctimas de la intolerancia durante el día de ayer, y exigimos que se haga justicia expedita a través de la aplicación estricta de la ley, para que nunca más agentes aventureros del imperialismo perturben la paz de la Patria.
Condenamos enérgicamente estos actos de violencia y nos unimos al llamado de paz realizado por el Presidente de la República Nicolás Maduro Moros, al tiempo que, manteniendo firme el legado del Comandante Hugo Chávez, reafirmamos el carácter pacífico que siempre ha caracterizado a la Revolución Bolivariana.
Hacemos un llamado a todos aquellos que tienen diferencias con el Proyecto Bolivariano, para que éstas sean expresadas de manera verdaderamente pacífica, sin alterar el orden y la vida pública, en los distintos espacios de diálogo que garantiza la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y que la revolución siempre ha proveído para la expresión de todos y de todas.
Finalmente, hacemos un llamado a la solidaridad internacional para derrotar cualquier intento de imponer la violencia en un país que avanza con firmeza hacia una sociedad de justicia, igualdad y paz.
2014: Año de la Juventud Bicentenaria.
“No podemos optar entre vencer o morir. Necesario es vencer”
El sosiego político no existe en Venezuela. Cuando se avecinaban dos años de relativa calma, sin elecciones en el horizonte y con un Nicolás Maduro consolidado en su liderazgo tras el indiscutible triunfo chavista en las elecciones municipales del 8 de diciembre, la tensión vuelve a dispararse en las calles del país. Tres personas resultaron muertas en las manifestaciones convocadas ayer por la oposición.
Sin haberse confirmado aún las circunstancias de los fallecimientos, los medios de comunicación se apresuraron a difundir la crónica de unos jóvenes pacíficos manifestándose en demanda de libertad que son reprimidos y asesinados por las fuerzas del orden del Gobierno. Después se confirmó que ninguna de las muertes se debió a la acción policial, sino a tiroteos entre civiles. Uno de los fallecidos es un militante chavista, otro es un estudiante afín a la oposición y del tercero aún no se ha desvelado su identidad. Los convocantes no pudieron conseguir la fotografía que tanto buscaban de policías asesinando a jóvenes. Ni siquiera apaleándolos, como sucede en España. La evidente eficacia de ésta y otras burdas manipulaciones se explican por el enorme potencial mediático de la derecha venezolana, que controla el 85 % de la prensa del país y cuenta con el respaldo de la práctica totalidad de los medios internacionales.
Más allá de la desinformación, los sucesos de ayer reflejan que la oposición vuelve a optar por la vía de la desestabilización, como ya hizo en el golpe de estado de 2002 o tras las elecciones del 14 de abril del pasado año, cuando se negaron a reconocer el triunfo de Nicolás Maduro y alentaron unos altercados que se saldaron con el asesinato de once simpatizantes chavistas. Los días previos a las manifestaciones, las declaraciones de los dirigentes opositores pasaron de apoyar a los estudiantes a reconocer sin tapujos que se trataba de derribar al Gobierno. Significadas voces del chavismo le pidieron a Nicolás Maduro que prohibiera las marchas. Éste, en un ejercicio de coherencia democrática, se negó.
Henrique Capriles y su propuesta de asaltar el poder a través de las urnas están definitivamente amortizados. La derrota en las municipales de diciembre, que el propio Capriles había planteado como un plebiscito sobre Maduro, puso fin a su etapa como líder de la oposición. Ahora ha irrumpido con fuerza un sector duro, relativamente joven, partidario de la confrontación directa en la calle con el chavismo y profundamente neoliberal en sus planteamientos políticos y económicos. Sus caras más visibles son María Corina Machado, diputada en la Asamblea Nacional, y Leopoldo López, exalcalde de Chacao, uno de los municipios en los que se divide Caracas. Este último está inhabilitado para ejercer cargos públicos por un delito de tráfico de influencias y conflicto de intereses, aunque el periodo de inhabilitación finaliza este año. Tras los incidentes, ambos confirmaron que mantendrán la estrategia de movilizaciones callejeras y culparon al Gobierno de los asesinatos, si bien no presentaron ninguna prueba de esta afirmación.
El protagonismo de esta ala radical es una mala noticia no sólo para la derecha, sino para toda Venezuela. El chavismo necesita un contrapunto con el que debatir y alcanzar consensos en torno a los principales asuntos del país. Así lo reclamó varias veces el fallecido Hugo Chávez y también lo ha vuelto a recordar Maduro. Sin embargo, los elementos más dialogantes del espectro opositor están siendo arrinconados por esta facción y se pone en peligro la normalización democrática que de alguna manera había iniciado la derecha al acudir a reuniones convocadas por el presidente Maduro para tratar temas como la inseguridad o la política municipal. De hecho, hasta el propio Capriles asistió a uno de estos encuentros, reconociendo de facto la legitimidad de Maduro que le había negado al no admitir los resultados del 14 de abril.
Venezuela no tendrá descanso. Lo que se dirime en el país no es un reparto de poder bajo un mismo sistema, sino la naturaleza del sistema mismo. Por un lado, una opción que ha alcanzado incontestables logros en la lucha contra la pobreza, la equidad social y la extensión de derechos y que por ello ha obtenido el refrendo mayoritario en 18 de las 19 elecciones que se han celebrado desde su llegada al poder en 1999. Enfrente, un neoliberalismo que ve cómo se le estrecha su margen para hacer negocios, desde el petróleo a la sanidad, y que en el contexto internacional no se puede permitir que el ejemplo venezolano cale en otros países, especialmente en aquellos que están siendo azotados por las políticas de ajuste. Por eso no dejarán a Venezuela en paz.
*Periodista y miembro de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS)
Tomado de Insurgente, cortesía de Pedro López López
15 de febrero de 2014, 21:23Constanza, República Dominicana, 15 feb (PL) El gobierno y la mayoría del pueblo venezolano quieren la paz para seguir haciendo patria y sabrán defender la Revolución de los ataques neofascistas y violentos de un grupo minoritario, afirmó hoy aquí el embajador de Caracas, Alberto Castellar.
El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de Venezuela, Manuel Fernández, informó este sábado que en las últimas 48 horas han sido atacadas por hackers 61 páginas de servicios públicos, a través de las cuales se obtiene información y se llevan a cabo trámites.
Fernández explicó que las páginas han sufrido cuatro modalidades de ataques cibernéticos, provenientes, principalmente, del exterior, y que las más vulneradas han sido las de alcaldías, ministerios, cuerpos de seguridad, vicepresidencia, entre otras.
La más conocida de estas agresiones es la desfiguración, que ha sido reportada en 16 páginas web venezolanas.
Explicó que cuando el usuario ingresa a una sitio web que ha sido atacado, no ve lo que usualmente ve, sino que encuentra una imagen con un mensaje de los agresores, por lo que se desfigura el contenido real.
De igual manera, dio a conocer que en las últimas horas, 27 páginas públicas han sido violentadas bajo la modalidad de denegación de servicios. En este caso, dijo, cuando hay un servidor donde se va hacer un trámite se simula artificialmente que hay muchos usuarios tratando de acceder a alguna página y ocurre una denegación de servicios, lo que imposibilita que el internauta pueda ingresar.
Detalló que bajo esta modalidad, la noche de este viernes se realizó el ataque más agresivo, pues los hackers intentaron hacer 500.000 visitas por minuto a la página de tramites con divisas de Cadivi, acción que se corresponde con la guerra económica en contra del pueblo venezolano, que también es cibernética.
Otra de las acciones de estos grupos desestabilizadores corresponde a la conocida como Cross-Site, que ocurre cuando existe vulnerabilidad y se aprovecha la falta de mecanismos de filtrado para permitir ingreso y envío de datos no validados, lo que puede ocasionar la destrucción de las páginas y la afectación en los equipos de los usuarios.
El ministro detalló que éstas páginas también sufrieron ataques que causaron que, al transmitir datos, éstos fueran retardados o duplicados, por terceros, que incluso pueden acceder a la constraseña y datos del usuario.
Recordó que grupos antichavistas habían manifestado recientemente que le declaraban la guerra cibernética a Venezuela.
Agregó que estos ataques cibernéticos también atentan contra la paz y la tranquilidad del pueblo venezolano, puesto que generan zozobra y descontento en la población que, según recordó, ha incrementado su acceso a internet, en más de 1000%, desde que Cantv fue nacionalizada, hace siete años. (Con información de AVN; Tomado de Cubadebate)
Lo que se viene presentando en términos políticos en Venezuela desde mucho antes del 14 de abril -cuando se celebraron las elecciones presidenciales- forma parte de una estrategia calculada por la llamada “oposición” y sus voceros mediáticos a nivel mundial y, sin ninguna duda, es el resultado de un guión establecido en las usinas intelectuales del imperialismo que se conoce con el eufemismo de la “revolución de colores”, una típica estrategia Made in USA.
LAS “REVOLUCIONES” DE COLORES
El primer caso de una pretendida revolución de color (en verdad una contrarrevolución) se presentó en 1989 en la antigua Checoslovaquia cuando los disidentes y opositores sustituyeron el gobierno existente mediante una maniobra que denominaron la “revolución de terciopelo”. Los personajes que dirigieron el hecho rápidamente mostraron su verdadero rostro y convirtieron a la República Checa en un país incondicional a los intereses de Washington y al capitalismo, lo que han rubricado con la implantación de un modelo abiertamente neoliberal y privatizador, con su participación militar en las guerras imperialistas en el oriente medio, con su racismo contra los gitanos y su respaldo a la política anticubana de Estados Unidos y la Unión Europea que se sustenta en la pretendida defensa de los “derechos humanos”.
Con posterioridad a este caso se han presentado, en forma otras “revoluciones coloridas”. Entre las exitosas se pueden mencionar la Revolución Bulldócer del 2000 en Serbia (un nombre poco vistoso que al parecer se originó por el papel que desempeñaron los choferes que manejan este tipo de vehículo), la Revolución Rosa en Georgia en el 2003, la Revolución Naranja en Ucrania en el 2004 y la Revolución de los Tulipanes en Kirguistán en el 2005. Entre las fracasadas están la Revolución Blanca en Bielorrusia, la Revolución Verde en Irán y la Revolución del Twiter en Moldavia.
Todos estos acontecimientos tienen muchas cosas en común. Se presentan después del fin de la Guerra Fría y, en gran medida, en el espacio postsoviético, con la finalidad de implantar regímenes títeres e incondicionales a los Estados Unidos y a esa entelequia que se autodenomina como “occidente”. Esos movimientos se suelen pintar a sí mismos como democráticos, liberales y enemigos de la dictadura y el totalitarismo, lo cual resulta significativo porque siempre se generan en lugares en los cuales, por variadas razones, no se ha podido implantar de manera clara y directa el proyecto neoliberal o se encuentran gobernantes incómodos y poco obedientes a los designios de los Estados Unidos y del sistema financiero internacional. De igual forma, una particularidad notable de las tales “revoluciones de colores” es que en ellas no intervienen en forma directa las fuerzas armadas, como en los golpes clásicos, ni fuerzas militares de tipo convencional, con lo que queda la impresión que los gobiernos son derrocados por la lucha heroica de jóvenes desarmados que enfrentan con voluntad y coraje a un régimen opresivo.
Esas “revoluciones de colores” son impulsadas por jóvenes aparentemente despolitizados que se muestran inconformes con un gobierno determinado y reciben el inmediato respaldo de la prensa autodenominada libre e independiente (entre la cual sobresale la CNN), la cual se encarga de amplificar sus demandas y de denunciar al gobierno escogido para ser derrocado. Se inicia entonces una campaña mediática, planificada y constante, que presenta a los “revolucionarios” como expresión de un nuevo tipo de movimientos sociales y de inéditas formas de protesta, que no buscan el derrocamiento violento de un gobierno sino su sustitución aparentemente pacífica por la vía electoral, y los muestra como pluralistas, pacíficos y respetuosos de los métodos democráticos, mientras al mismo tiempo cataloga como dictatorial y autoritario al gobierno que se pretende sustituir.
Antes de que se inicien las “revoluciones”, la mano visible de Estados Unidos opera a través de varios instrumentos, entre los que se encuentran la financiación a dirigentes y movimientos universitarios, la creación de ONG de fachada, que reciben cuantiosos fondos de la USAID y de la CIA, y la entrada en escena de otras ONG internacionales, entre las que sobresalen las del especulador George Soros.
Los símbolos utilizados son similares, sobresaliendo una mano empuñada, y suelen ser del color que se le da a la “revolución” y los portan los jóvenes, por lo general de clase media, que se comunican por teléfono celular, usan el twiter y se expresan a través de las redes sociales. Estos jóvenes empiezan a actuar antes de una elección presidencial, y de antemano se sabe que su finalidad es declararla ilegal y fraudulenta, si no triunfa su candidato favorito. La “prensa libre” del mundo se hace eco de esas denuncias y desde semanas antes de las elecciones pone en duda la legalidad de los resultados. El día de las elecciones se crea un ambiente de pánico y miedo entre los electores, se sabotean los sistemas electrónicos y se difunden toda clase de mentiras y calumnias contra los enemigos de la “democracia” y la “libertad”, tal y como la entienden los opositores de la “sociedad civil”, por supuesto incondicionales a los mandatos de los Estados Unidos.
En la noche de las elecciones, en las que resultan perdedores los “revolucionarios” de colores, se denuncia el fraude, se convocan estudiantes y jóvenes en el centro de la ciudad capital y se inicia la protesta para que se cambie el resultado electoral o se vuelvan a realizar los comicios. Estas manifestaciones han sido preparadas con antelación y organizadas por las embajadas de los Estados Unidos, por la USAID y por las ONG “democráticas”. Cuando se efectúan las protestas, en forma automática la prensa mundial reproduce la noticia del supuesto fraude, algo que casi nunca se confirma, y la mentada “comunidad internacional” (un seudónimo de Estados Unidos y sus lacayos) afirma que no reconocerá dichas elecciones y presiona para que se cambie el veredicto o se realicen nuevamente, y cuando eso sucede salen victoriosos los “revolucionarios”, como sucedió en Ucrania en 2004.
Las “revoluciones de colores” en realidad son una orquestada maniobra de desestabilización política que tiene un guion preestablecido, que no por casualidad cuenta con un texto de cabecera que fue redactado por el estadounidense Gene Sharp de la Albert Einstein Institution y que se titula de La dictadura a la democracia, que constituye un manual del Perfecto Golpe de Estado. El triunfo de una “revolución colorida” depende de la debilidad interna del gobierno atacado o de su incapacidad de entender lo que está en juego y de no proceder con firmeza para rechazar las maniobras desestabilizadoras. Su objetivo, como se evidencia en los países en donde han triunfado, es el de implantar un orden por completo favorable y proclive a los Estados Unidos, a la Unión Europea y a la OTAN.
Como resultado, los nuevos gobernantes rápidamente muestran su verdadera cara antidemocrática y antipopular e incurren en peores niveles de corrupción de los que denunciaban, aplican a rajatabla los dogmas neoliberales y abren las puertas de sus países a las multinacionales de los países imperialistas. Con esto queda claro que no constituyen ninguna revolución, sino que simplemente se han apropiado de esa palabra, quitándole su sentido radical, para presentarse como los portavoces de un sentimiento de descontento y rechazo ante un determinado gobierno. Dicen basarse en la no violencia y en la desobediencia pacífica, algo que nada tiene que ver con sus verdaderos intereses, como se demuestra cuando están en el gobierno, en donde ponen en marcha medidas antipopulares respaldadas en la violencia bruta, como se ha demostrado en casos como el de Georgia o Serbia.
LA REVOLUCION VINOTINTO (¿?) EN VENEZUELA
Todo este guion ya conocido y repetido en múltiples ocasiones por Estados Unidos y sus perros falderos es el que se ha intentado implantar en Venezuela desde hace varias semanas. Esto se complementa con todos los métodos de subversión y saboteo impulsados por los Estados Unidos desde cuando Hugo Chávez ganó las elecciones de 1998, porque van quince años de una prolongada acción contrarrevolucionaria contra el pueblo venezolano. Lo que sucede es que ante el fracaso del golpe de estado clásico en el 2002, las sucesivas derrotas de la “oposición” en las elecciones y ante la desaparición física del líder del proceso bolivariano, Estados Unidos, junto con la burguesía venezolana, ideó como plan estratégico del momento efectuar una revolución de color, y puso en marcha el guion previamente conocido en otras latitudes.
No es casual que a comienzos de este año hubiera aparecido un grupo de estudiantes que se declaró en huelga de hambre y que reclamó la presencia física del presidente Hugo Chávez, que estaba enfermo en Cuba. Al mismo tiempo, CNN y todos los miembros de falsimedia empezaron a difundir el rumor que las elecciones iban a ser fraudulentas y la oposición manifestó que no aceptaría los resultados, si su candidato perdía.
Aunque el intento no ha sido exitoso sí les fue favorable la coyuntura electoral, en la cual disminuyeron los votos chavistas y aumentaron los del candidato pro-estadounidense y el resultado final fue más estrecho de lo pensado. Este hecho facilitó la labor golpista y desestabilizadora que se puso en marcha desde el momento en que se supo oficialmente del triunfo de Nicolás Maduro. Durante la jornada electoral, además, fueron saboteadas las comunicaciones virtuales y electrónicas de los principales dirigentes de Venezuela y se intentó bloquear al Consejo Nacional Electoral. En forma simultánea, la CNN y los canales privados de gran parte del mundo desinformaban y mentían y daban de antemano, sin ningún dato, confiable como ganador al candidato de la derecha.
Como estaba cantado, luego de que se dieron a conocer los resultados oficiales, Capriles los desconoció, presentó unas supuestas pruebas del fraude, se negó a aceptar la autoridad del Consejo Nacional Electoral y pidió un conteo manual del cien por ciento, es decir, el regreso al viejo sistema electoral. Como para que no quedara duda llamó a sus seguidores a manifestarse en la calle en repudio al pretendido fraude. Al mismo tiempo, CNN y la casi totalidad de la prensa internacional empezó a hablar del resultado incierto, que no se sabía quién había ganado, de la polarización reinante y del triunfo por ligero margen de Henrique Capriles. En Colombia, por ejemplo, los medios de incomunicación que nos contaminan con su brutalidad, han recurrido a todos los instrumentos del engaño y la mentira para deslegitimar el triunfo de Nicolás Maduro. Llama la atención en ese sentido que el Canal Capital en Bogotá –dirigido por un reconocido periodista- le haya prestado toda la noche del domingo a una politóloga de la Universidad de los Andes, de dudosa idoneidad, para que junto con unos mercachifles de la propaganda anti bolivariana llegaran a decir, incluso antes de que se conociera el primer boletín del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, que Henrique Capriles había ganado. Esa fue la misma infamia del cubrimiento de CNN y compañía a nivel mundial.
Hasta la noche del 14 de abril, Capriles y sus partidarios se habían presentado como demócratas, pluralistas, defensores del Estado de derecho y mil embustes por el estilo, siguiendo las directrices de las “revoluciones de colores”, pero desde el mismo momento en que se conoció el veredicto electoral todos ellos se quitaron la máscara y empezaron a actuar como lo que son, unos fascistas, como lo pusieron de presente hace exactamente once años durante el fallido golpe de Estado del 2002. Y como en esa ocasión procedieron con los mismos métodos: atacaron a los pobres, evidenciaron su racismo y su rechazo al pueblo chavista, destruyeron hospitales y centros de salud atendidos por médicos cubanos, quemaron varias sedes del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), golpearon a cientos de personas que celebraban el triunfo de Nicolás Maduro, intentaron quemar viva a una persona, y han matado hasta el momento que se escriben estas líneas a siete personas.
Todos estos procedimientos criminales, apoyados por todo el poder mediático internacional, no son contrarios al verdadero sentido de los mal llamados “revolucionarios de colores”, sino su verdadera esencia, a la vez que expresan la catadura del imperialismo estadounidense. Ese proceder tenía como finalidad generar el caos, para dar la impresión que en Venezuela no había gobierno, reinaba la inestabilidad y estaban creadas las condiciones para pasar a otra fase, de golpismo abierto. Afortunadamente la reacción tanto del CNE como de Nicolás Maduro –luego de que este tuviera un desafortunado discurso en la noche del 14 de abril- fue rápida y efectiva y entendió que un factor clave para no dejar prosperar una “revolución de colores” es el tiempo y la firmeza. Actuar con decisión y rápido, sin dudas de ninguna clase. En este caso eso fue lo que se hizo, porque el lunes 15 el CNE proclamó oficialmente a Nicolás Maduro como presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela y se negó a aceptar un conteo manual de votos, maniobra con la que Capriles y los Estados Unidos buscaban el tiempo necesario para sembrar no sólo la duda sino para actuar a sus anchas y realizar sus maniobras de saboteo y terrorismo que tanto les gustan.
Fue esta actuación rápido lo que desesperó a Capriles y lo llevó a incitar al odio y a la violencia, con el resultado trágico que se conoce. Y por esa misma razón, Estados Unidos, su ministerio de colonias, la moribunda e insepulta OEA, y, como no podía faltar, el Reino de España –los mismos que respaldaron el golpe del 2002- han sido los únicos que se han atrevido a poner en duda la legitimidad del nuevo gobierno y su triunfo legal. Como esta vez el guion de las Revoluciones coloridas no salió como en las películas de Hollywood, en la que los que se presentan como los buenos vencen a sus malvados enemigos, Estados Unidos respira por la herida al decir por boca de uno de sus funcionarios de quinta categoría que la proclamación de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, por parte del Consejo Nacional Electoral, “fue un acto imprudente” y refleja “una crisis institucional”, según las palabras de Kevin Withaker, Subsecretario asistente para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos. Claro, si lo que ellos querían era tiempo, para montar una cabeza de playa aparentemente legal, basándose en el conteo manual de los votos y en la incertidumbre y vacío legal que eso hubiera provocado, para consumar su “revolución de colores”
Por esta vez fracasó la revolución vino tinto (color de la camiseta de la selección venezolana de futbol), pero el gobierno de Maduro y la conducción del proceso bolivariano deben aprender de esta dura experiencia y de los errores cometidos (entre ellos una desastrosa campaña electoral) para enderezar el proceso e impedir el triunfo de la contrarrevolución. Eso ya no sólo le interesa a Venezuela sino a los revolucionarios de América y del mundo que comprendemos que es necesario un proceso de rectificación para afrontar los diversos problemas económicos, productivos, sociales y políticos que enfrenta la patria de Bolívar y de Chávez, que es la misma de todos los que entendemos lo que significa una derrota al estilo de las que se vivió en Nicaragua en 1990.
Rogers ha trabajado durante más de 30 años en la Armada estadounidense y está especializado en criptografía naval. Foto: AFP (Archivo).
El candidato elegido por Barack Obama para reemplazar al general Keith Alexander al frente de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), dijo la víspera que quiere mayor “transparencia” en la organización aunque destacó que es “vital” continuar con la recolección de datos telefónicos.
De ser confirmado el nombramiento por el Senado, el vicealmirante Michael Rogers sustituirá al general, que se jubila en momentos en que la NSA se encuentra bajo una presión sin precedentes tras las filtraciones del excontratista Edward Snowden, cuyas revelaciones expusieron ante la opinión pública internacional hasta qué punto llegaba su espionaje electrónico.
Rogers dijo frente a los senadores de la comisión de las Fuerzas Armadas que quería focalizarse en la “transparencia” de las actividades de la agencia, aunque quiere mantener como está la posibilidad de los servicios de inteligencia de obtener datos de llamadas telefónicas, como los números marcados o la duración de la llamada.
“Es vital estar en condiciones de examinar rápidamente las conexiones telefónicas vinculadas a terroristas con el fin de determinar la existencia de una red”, estimó.
Las revelaciones de Snowden, prófugo de la justicia estadounidense y temporalmente asilado en Rusia, sobre los programas de vigilancia de Estados Unidos provocaron uno de los mayores escándalos internacionales de 2013.
Ante esta situación, Obama anunció en enero restricciones a la vigilancia de las comunicaciones que realiza la NSA, pero alertó que mantendrá esa actividad como herramienta en la lucha antiterrorista.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aprobó hace unas horas la ley para el Control de los Costos, Precios, Ganancias y protección de la familia venezolana, gracias a los poderes especiales que le proporciona la recién aprobada Ley Habilitante.
Explicó que la norma tiene como objetivo proteger las libertades económicas y los derechos económicos y sociales del pueblo, durante un acto que encabezó en el estado Zulia (noroeste del país).
Como segunda ley que se aprueba vía habilitante, el jefe de Estado anunció la firma del decreto para la creación del Centro Nacional de Comercio Exterior “para controlar las divisas que sean usadas para las actividades” comerciales por importación.
Informó que dentro de esta nueva estructura se descartará el depósito de dólares a los comerciantes, sino “que una vez aprobadas las divisas serán giradas en una cuenta que esté dentro de la banca nacional”.
El jefe de Estado dijo que “no podemos perder tiempo, debemos controlar a esta guerra económica que dispararon contra el pueblo”. En cuanto al marco legal de este instrumento recién aprobado, Maduro afirmó que “esta ley es muy importante para ordenar la economía y para colocarle un piso sólido; el que produce que produzca”.
La Ley Habilitante aprobada por la Asamblea Nacional de Venezuela y promulgada horas después por el presidente de la República, Nicolás Maduro, sale publicada en Gaceta Oficial este día miércoles, entrando así en vigencia de forma inmediata y otorgando al jefe de Estado poderes especiales para legislar en el país.
Al firmarla el pasado martes, el mandatario anunció que a partir del mes de enero de 2014, iniciará con el mismo equipo de Gobierno un nuevo orden económico que permita apoyar al pueblo y así como también prometió sentar las bases para un nuevo orden económico.
Hizo un llamado a todo el pueblo a seguir cohesionado en la lucha contra la guerra económica y pidió a aquellos sectores que no han votado por la revolución que se unan, debido a que -según sus palabras- son los primeros beneficiados de “una patria con nuevos valores”.
"Agencias occidentales de inteligencia han reforzado sus trabajos para manipular y controlar las publicaciones 'online' a través de tácticas de engaño y destrucción de reputaciones". De esta forma actúan en Venezuela, según una reciente revelación.
En una emisión televisiva el experimentado político venezolano y presentador del programa 'Los Confidenciales', José Vicente Rangel, afirmó que su país encabeza la lista de los objetivos clave para el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA). Destacó el acceso a correos electrónicos de altos funcionarios como la principal herramienta de la estricta vigilancia a la que recurren los servicios especiales.
La misión de la NSA en los asuntos de Venezuela consiste en ayudar a los encargados políticos para evitar que el país bolivariano logre su objetivo de liderazgo en Latinoamérica.
Los países aliados de EE.UU. como Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda también participan en esa campaña. El denominado 'Club de los Cinco Ojos' desvirtúa la información sobre lo que ocurre en el país mediante las redes sociales, precisó Rangel.
Por otro lado, dentro del propio EE.UU. la subdivisión cibernética del Ejército, la CIA y el FBI igualmente están envueltos en las actividades de vigilancia y sabotaje digital contra Venezuela.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, informó que este viernes el Gobierno presentará un informe detallado en torno a las últimas acciones y detenciones que se han hecho en torno a la violencia generada en el país desde febrero pasado. Más información.
También firmaron la Declaración de Caracas en la que se ratifica "el compromiso por la independencia y la soberanía como vías fundamentales para el fortalecimiento democrático y como garantía absoluta para las transformaciones sociales y culturales necesarias para nuestros pueblos”
El ministro del Poder Popular para Educación Universitaria indicó que hasta el mes de julio se prevé la entrega de 7 mil 800 maquinas
El ministro del Poder Popular para Educación Universitaria, Ricardo Menéndez, informó que durante el mes de mayo las universidades de Venezuela recibirán una dotación de 1.400 computadoras a fin de potenciar las actividades académicas.
Durante la entrega de computadoras en la Universidad Politécnica Territorial Federico Brito Figueroa, en el estado Aragua, Menéndez destacó que los laboratorios de esta casa de estudio reciben los equipos que tienen las últimas configuraciones tecnológicas y capacidades de almacenamiento de datos.
Indicó que hasta el mes de julio se prevé la entrega de 7 mil 800 máquinas.
Por otra parte, Menéndez sostuvo que “pareciera que la consigna” de algunas autoridades universitarias y representaciones estudiantiles es que los estudiantes pierdan su semestre y no se gradúen.
En ese sentido, instó a que no se “piratea la actividad académica. Las clases tiene que verse completas con todos los contenidos académicos y horas de clases”.
Las protestas antigubernamentales en Venezuela, que tienen como objetivo el derrocamiento del presidente Nicolás Maduro, han sido lideradas por varias personas y organizaciones con vínculos estrechos con el Gobierno de Estados Unidos. Leopoldo López y María Corina Machado –dos de las personas públicamente detrás de las manifestaciones violentas que comenzaron en febrero– tienen largas historias como colaboradores, financiados y agentes de Washington. La Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy, NED) y la Agencia Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID) canalizaron financiamiento millonario para los partidos políticos de López, Primero Justicia y Voluntad Popular, y para la ONG Súmate de Machado y sus campañas electorales.
Hugo Chávez tras el fallido golpe de Estado en abril de 2002.
A principios de 2011, después de haber sido expuesta públicamente por sus graves violaciones de la soberanía y las leyes venezolanas, la OTI cerró sus puertas en Venezuela y las operaciones de la USAID para ese país se trasladaron a Estados Unidos. El flujo de dinero no terminó, a pesar de la aprobación en Venezuela de la Ley de la Soberanía Política y Autodeterminación Nacional a finales de 2010, que prohíbe el financiamiento externo a grupos con fines políticos en el país. Las agencias de Washington, tanto como los grupos venezolanos que reciben sus dólares, siguen violando las leyes del país con plena impunidad. En los presupuestos nacionales del presidente Barack Obama para las operaciones internacionales, se ha incluido entre 5-6 millones de dólares para financiar grupos antigubernamentales en Venezuela a través de la USAID desde 2012. (Ver segundo párrafo).
La NED, una 'fundación' creada por el Congreso de Estados Unidos en 1983 para hacer el trabajo que antes hacía la Agencia Central de Inteligencia (CIA) pero con una cara pública, ha sido uno de los principales financistas de la desestabilización en Venezuela durante la época de Chávez, y ahora contra el presidente Maduro.
Según su último informe público de 2013, la NED ha canalizado más de 2,3 millones de dólares a grupos y proyectos de la oposición venezolana. Dentro de esa cifra, 1.787.300 millones de dólares fueron directamente para grupos opositores en Venezuela, mientras otros 590.000 dólares fueron canalizados a grupos regionales que trabajan y financian a la oposición venezolana. Más de 300.000 dólares han ido a esfuerzos para desarrollar una nueva generación de líderes jóvenes para contrarrestar al Gobierno de Nicolás Maduro.
Entre los grupos financiados por la NED para el trabajo con jóvenes se encuentra FORMA, una organización de César Briceño vinculada con el banquero venezolano Óscar García Mendoza. García Mendoza maneja el Banco Venezolano de Crédito, que ha funcionado como el canal para el flujo de los dólares de la NED y la USAID a grupos opositores en Venezuela, como Súmate, Cedice, Sin Mordaza, Observatorio Venezolano de Prisiones y FORMA, entre otros.
Otra gran parte de los fondos de la NED de 2013-2014 fue invertida en iniciativas y grupos que trabajan con el ambiente mediático y manejan la campaña para desprestigiar al Gobierno del presidente Maduro. Entre ellos se incluyen Espacio Público, Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), Sin Mordaza y GALI. Durante el último año se ha visto una campaña sin precedentes para desacreditar al Gobierno venezolano, y al presidente Maduro directamente, campaña que se ha intensificado en los últimos meses.
En plena violación de la ley venezolana, la NED también financió a la coalición opositora, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) con 100.000 dólares para un proyecto de entrenamiento e intercambio con grupos en Bolivia, Nicaragua y Argentina para "compartir las lecciones aprendidas en Venezuela... y permitir la adaptación de la experiencia venezolana en esos países".
Como bien fue explicado en un informe de un instituto español, FRIDE, en 2010, las agencias internacionales que financian a la oposición en Venezuela violan hasta las leyes de control cambiario para filtrar sus fondos a los beneficiarios. También afirman en ese informe que la mayoría de las agencias internacionales, con la excepción de la Comisión Europea, están trayendo los fondos en moneda extranjera y cambiándolos en el mercado paralelo, en clara violación de la ley venezolana. En algunos casos, como destaca el informe de FRIDE, abren cuentas en el exterior para depositar los recursos o se los entregan en euros o dólares en efectivo. La embajada de Estados Unidos en Venezuela podría utilizar la valija diplomática para traer grandes cantidades de dólares y euros al país, que luego entregan a actores venezolanos de forma ilegal sin ninguna contabilidad formal del Estado venezolano.
Lo que sí está claro es que el Gobierno de Estados Unidos sigue alimentando los esfuerzos de desestabilización en Venezuela sin importar las leyes de ese país. Tal vez sea necesaria una medida de mayor impacto y fuerza para asegurar la soberanía y defensa de la democracia venezolana, su Gobierno legítimo y la voluntad de su pueblo.