El golpe de Estado en Ucrania dentro del esquema de los llamados “golpes suaves” utilizando el movimiento de protesta (Euromaidán)ante la negativa del presidente democráticamente electo Viktor Yanukovich (prorruso),de unirse a la Unión Europea, mostró no sólo el apoyo sino directamente la dirección externa en el más crudo modelo de intervencionismo.
Pero también obligó a los responsables a dejar en evidencia que la “guerra fría” nunca se fue del entramado intervencionista y que los llamados “golpes suaves” contra gobiernos democráticos necesitan como sucedió en Ucrania el ingreso de centenares de mercenarios de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), así como la participación de los movimientos nazis, y curiosamente de fuerzas militares israelíes en la Plaza Maidan de Kiev que conformaron un extraño conjunto no precisamente civil.
El llamado a las armas de los dirigentes de los “indignados” ucranianos, los incendios provocados por estos, el intento de la toma del Palacio del Congreso y otros edificios y el escalamiento de las llamadas “bombas molotov” de fabricación casera hacia armas de guerra, llevaron al gobierno en esos días de febrero a utilizar sus defensas, como hubiera sucedido en cualquier país europeo ante una situación similar.
Pero nada de esta falsa “primavera ucraniana” hubiera sido posible sin el control global de los medios de comunicación que conforman en estos tiempos la imprescindible acción contrainsurgente de una guerra sicológica, que ya no tiene límites.
Europa hoy en crisis y decadencia ha logrado someter a sus pueblos mediante la más cruda desinformación que se recuerde en la historia de esos países, con poblaciones cegadas incapaces de tener opinión propia ante el maniqueísmo de los medios masivos, que transforman el bien en mal y la verdad en mentira.
En 2004 la llamada “revolución naranja” dio la pauta de que un sector de la población ucraniana, como antes se probó en diversos países de Europa del Este, podía ser suficientemente manejable, como lo fue.
Lo cierto es que Yanukovic tenía toda la razón en no unirse a la UE,si se tiene en cuenta lo sucedido en Grecia, España y otros países periféricos. «La UE no promete la luna a los manifestantes… solo Grecia» era el titular irónico del periódico L’Humanité de Francia. Las últimas medidas duramente neoliberales tomadas por el gobierno surgido del golpe de Estado dan cuenta de la tragedia que comenzarán a vivir los ucranianos.
La «Revolución» naranja como la actual se da entre las llamadas “revoluciones de colores» desarrolladas en la década de 2000 en los países del Este y sobre todo en las antiguas repúblicas soviéticas.
G. Sussman y S. Krader de la Portland State (Estados Unidos) sostienen en un trabajo sobre esta temática que “Entre 2000 y 2005 los gobiernos aliados de Rusia en Serbia, en Georgia, en Ucrania y en Kirgizistán fueron derrocados por unas revueltas sin efusión de sangre. Aunque los medios occidentales en general pretenden que estos levantamientos son espontáneos, indígenas y populares (poder del pueblo), las `revoluciones de colores» son de hecho el resultado de una vasta planificación. Estados Unidos, en particular, y sus aliados ejercieron sobre los países postcomunistas un extraordinario conjunto de presiones y utilizaron unas financiaciones y unas tecnologías al servicio de la ayuda a la democracia»
En esto colaboraron las organizaciones estadounidenses que se suponen están trabajando para llevar la “democracia·” faltaría decir “Occidental y cristiana” a todo el mundo.
Los observadores políticos han coincidido en que los ocupantes de la Plaza Maidan de Kiev, pertenecían a por lo menos a cuatro grupos diferentes de derecha y la extrema derecha y que fue un golpe con violencia.
Al hablar de los muertos de Kiev, Vladímir Makéyenko,quien abandonó el gobernante Partido de las Regiones en repudio por el estallido de un nuevo brote de violencia, escribió en la página web del ayuntamiento “MI prioridad era salvar la vida de los ucranianos.Ni un solo oligarca, ni un solo político ha muerto . Yo como jefe de la Administración de Kiev, me dedico a sepultar a decenas de gente de a pie”.
Su mensaje era más que esclarecedor.
La recreación del golpe “suave” ideado por Gene Sharp en 1983 en el Centro de Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard y concretado con la creación en Boston de la Fundación Alberto Einstein Institution, como una instancia de desobediencia civil , es considerada en realidad como técnica de acción política, incluso militar. Pensada para una reacción de la población de Europa occidental ante una hipotética invasión de las tropas del Pacto de Varsovia, comenzó a tener otras aplicaciones, siempre en el terreno de la dominación y el intervencionismo como método para interrumpir procesos de amplia participación popular.
El “golpe suave” supone varias fases incluso desarrolladas simultáneamente, que van desde el ablandamiento al gobierno, deslegitimación, desacreditación y escalamiento de los conflictos hasta la fractura institucional.
Esta estrategia golpista tuvo éxito por ejemplo en el derrocamiento del presidente georgiano Eduard Chevarnadze, en noviembre de 2003, y la ascensión al poder de Viktor Yuschenko en Ucrania, en diciembre de 2004, pero fracasó en Venezuela en abril de 2002.
¿Se habrá pensado en recrear la Plaza Maidan de Kiev en la Plaza Altamira de Caracas, Venezuela en estos tiempos ?.
La aplicación en Venezuela de este esquema contrainsurgente del “golpe suave” (soft) en referencia a una de las tácticas modernas de la contrainsurgencia de la Guerra de Baja Intensisdad (GBI), da cuenta, de las diferencias que parecen no ver los responsables de estos juegos de guerra tan mortales para los pueblos. .
Los “golpes suaves” fueron muy fructíferos en Europa del Este, y se actuó utilizando la desinformación y ofreciendo las “ofertas” de un capitalismo decadente como una “novedad” sobre las poblaciones inermes a estos juegos.
Pero en abril de 2002 en Venezuela se escenificó un gran laboratorio del “golpe suave”: paros patronales, cacerolazos como los que protagonizaron las mujeres de la oligarquía chilena antes del golpe militar de 1973 en ese país, atentados, desabastecimiento, marchas y manifestaciones provocativas, que intentaban forzar la violencia. Después de fracasar en todos los procesos electorales que el presidente Hugo Chávez ganó desde los años 99, se decidieron finalmente por el golpe cívico militar, que el pueblo venezolano derrotó en 48 horas.
También fue derrotado el paro petrolero, de consecuencias muy graves y luego las “guarimbas” (cortes de calle con incendios de llantas y basuras” entre otras).
Esto demostró que América Latina en el siglo XXI no es Europa del Este después del derrumbe del socialismo. Es exactamente lo contrario. Y los “golpes suaves” comenzaron a ser reconocidos e identificados más fácilmente.
Ahora en Venezuela, no se pudo reproducir como en un espejo lo sucedido en Ucrania.
El “golpe suave” se intentó desde 2011 cuando se conoció la enfermedad del ya fallecido presidente Hugo Chávez y llegaron varios funcionarios a la embajada de Estados Unidos en Caracas , que conformaron unas 49 nuevas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) para tratar de evitar el triunfo de Chávez en las elecciones de 2012, lo que no se logró-. Esto a pesar de los 20 millones de dólares que se agregaron a los 200 millones que venían gastando desde 2006 con la misma finalidad.
Pero ese accionar de sabotajes, desabastecimiento, salida de divisas, para golpear fuertemente la economía venezolana así como el incremento de la inseguridad –que también forma parte del esquema golpista- se desarrolló notablemente a partir del triunfo de Nicolás Maduro en abril de 2013.
En la misma noche de su triunfo electoral, el 14 de abril, bajo el pretexto de un supuesto “fraude” el candidato opositor de las derechas proestadunidenses Henrique Capriles Radonsky llamó a la violencia en las calles.Se lanzó entonces un ensayo golpista con grupos de choque y motorizados que , con evidentes estrategias de inteligencia previa asesinaron a por los menos 13 personas, la mayoría progubernamentales, intentando quemar centros de salud, edificios gubernamentales, residencias de funcionarios. Durante el acto electoral mediante una verdadera guerra cibernética se interfirieron las comunicaciones, se ingresó al Consejo Nacional Electoral, a las más importantes empresas venezolanas, a los domicilios de los funcionarios, incluso se hackeó la cuenta del presidente Maduro.
Hubo una fuerte contención gubernamental entonces como ahora con la ofensiva que comenzó el 6 de febrero en Táchira-departamento fronterizo- con el intento de incendiar la residencia del gobernador y otros edificios.
El 12 de febrero aprovechando el Día de la Juventud, un grupo de estudiantes,(una minoría) marchó supuestamente en forma pacífica aunque de esa marcha surgieron encapuchados con evidente instrucción para- militar que intentaron incendiar edificios, en la propia capital. Incluso el gobierno tuvo acceso a planes de atacar la residencia presidencial de Miraflores.
Hubo en los `primeros momentos un enfrentamiento, pero el gobierno de Maduro, decidió frenera todo tipo de acción represiva.
No eran ni son precisamente estudiantes, los que han quemado en el interior del país una Universidad (en Táchira) y dañado gravemente otras 15, ni los que asaltaron un edificio en la propia Plaza Altamira e incendiaron nuevamente locales de salud, ni los que incendiaron centrales eléctricas en los últimos días, dejando sin luz a varias zonas de la capital y el interior.
Tampoco puede hablarse de estudiantes en referencia a los francotiradores, que como en el 2002 dispararon desde distintos edificios y que han dejando más de 35 muertos y numerosos heridos entre ellos más de seis guardias nacionales muertos, casi cien heridos. La mayoría de los muertos son defensores del gobierno y gente de a pie, varios de ellos al intentar cruzar las calles cortadas por los grupos violentos.
El gobierno de Maduro, instaló una Conferencia de paz y demostró ante la OEA y ante numerosos organismos con pruebas fehacientes que está sometido a un ataque en forma permanente, y con participación de paramilitares colombianos y de grupos de choque de fuerzas especiales. “Intentan que saque tanques a las calles. Eso no se hará,” advierte Maduro.
Pero a falta de de un caos que intentan crear y no pueden, ya que el golpismo se concentra en unos cinco de 335 en toda Venezuela los medios se han convertido en la cabeza del golpismo, bajo el control de Estados Unidos y sus asociados, que intentan doblar al gobierno venezolano. Mientras en Venezuela los medios masivos privados llevan adelante la campaña, afuera con evidentes muestras de “terrorismo mediático” se utilizan actotres, actrices, lo que sea y “venda más” entre una población desinformada y confusa, `para mentir sobre los sucesos de Venezuela. Esto y todo lo actuado indican que los “golpes suaves” ya no son en tiempos de guerras coloniales, un factor desencadenante y menos en un continente donde existe un proceso de integración emancipatoria