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iMujer se dio a la tarea de saber cómo hablan las mujeres de la capital colombiana y para lograrlo contactó al más cachaco de los escritores con el objetivo de resolver la duda. En esta entrega podrás conocer los detalles de sobre dialecto capitalino entre mujeres. ¡Atentos!
¿Quién es Andrés Ospina?
Es escritor y un verdadero bogotano preocupado por la ciudad. Su vida ha transcurrido entre palabras sobre las que él mismo ha cuestionado su definición y uso, asunto que dejó ver en su libro Bogotálogo (también sitio web) donde recopiló los usos, desusos y abusos del español hablado en Bogotá. Ospina se define como un empedernido vegetariano y anacrónico. Ha escrito para las importantes publicaciones como Rolling Stone, SoHo, Esquire, El Tiempo y Publimetro, en donde actualmente tiene una columna de opinión.
Además, en un par de semanas iniciará las grabaciones del programa Callejeando, un proyecto para televisión del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural que hablará de Bogotá, sus calles y sus gentes.
Hablamos con él sobre las frases bogotanas y esto nos contó.
iMujer: ¿Cuáles son esas 5 frases más bogotanas entre las mujeres?
Andrés Ospina:
- “Van a llover maridos” - Bajo un muy bogotano aguacero.
- “Cuelga tú” - En escenarios de comunicación telefónica y embelesamiento romántico.
- “Yo te robo” - Cuando prefieren pedir un solo postre para conservar su peso, a expensas del otro comensal.
- “¡Me regalas!” – En vez de decir “¡Me vendes!”
- “Ay. ¡Ese niño es divino!” - En alusión a un hombre barbado y alopécico más de 30 años.
Carmen Triana Agudelo
iM: ¿Qué característica especial tiene el dialecto de las bogotanas?
No sé si sea ‘académicamente correcto’ dividir el dialecto en términos de hombres y mujeres, como los baños públicos o los vestidores de los gimnasios. Pero digamos que es ingenioso, agudo y va de la tosquedad a lo dulce.
iM: ¿Los hombres y las mujeres hablan lenguajes diferentes?
No soy experto en cuestiones de género, pero supongo que una corporalidad diferente y un rol social hacen que hombres y mujeres sientan, piensen, sueñen, se enojen y se rían según sus propios códigos. Sin embargo, soy enemigo de poner las cosas en términos de masculinidad y feminidad.
iM: Hablemos sobre algunas frases
- La frase de tu novia: Una de ella, que encierra mucha sabiduría, como casi todo lo que ella dice, sin darse cuenta: “Dios tenía todo controlado, pero el mundo se le salió de las manos”.
- La que más dice tu mamá: “Todo con moderación”, pero eso es algo que contradice mi naturaleza y por ello no le obedezco. Supongo que en mi lecho mortuorio habré de arrepentirme. De antemano me excuso con mi santa progenitora.
- Aquella frase de jefe: Una muy demagógica, corporativista y por tanto poco convincente. “Hay que sudar la camiseta de la empresa”.
- Esa frase de suegra: “¿Y el muchacho ese sí es ‘gente bien’? ¿Qué apellidos tiene?”
- Frases de hermana: Una peculiaridad de los hermanos en Bogotá es que suelen tratarse de ‘usted’, cosa que en otros lugares del mundo hispanohablante sería extraño.
Juliana Umit
iM: ¿Por qué crees que las mujeres hablan más que los hombres?
No creo que las mujeres hablen más que los hombres. No sé si haya estadísticas, pero aun cuando las hubiera, por principio, no me fío de sus dictámenes. Si somos realistas hay mujeres con el ‘muting’ activado permanentemente y hombres patológicamente parlanchines. Supongo que soy uno de ellos.
Es lo mismo que aseverar que los hombres son más diestros conduciendo automóviles que las mujeres. Te lo dice un hombre que nunca pudo aprender a conducir correctamente y cuya licencia de conducción es una de aquellas pruebas físicas de la falta de rigor del colombiano a la hora de determinar la idoneidad de alguien para una actividad de riesgo, como esa. Marcela (mi novia) conduce, y yo voy al lado, cual modesto copiloto.
Es hora de preguntar cómo hablan tú y tus amigas. ¿Tienes frases parecidas? Cuéntanos.