El evento tuvo lugar en la provincia de Yungay (región Ancash situada en la parte centro oriental del Perú), donde la ciudad del mismo nombre quedó sepultada por un alud, consecuencia del terremoto de magnitud 7.9 Mw que se sintió en toda la costa y sierra  de la citada región el 31 de mayo de 1970.

Asistieron al evento, el embajador de la Federación de Rusia en Lima, Nikolái Sofinski, el jefe del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) del Perú, Alfredo Murgueytio Espinoza, representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú así como las autoridades de la mencionada provincia.

Durante la ceremonia, Sofinski y Murgueytio inauguraron en el camposanto de Yungay una renovada placa de mármol en homenaje a los 22 soviéticos (16 tripulantes y seis médicos) que murieron durante el cumplimiento de su misión.

El diplomático ruso expresó su regocijo al observar que el pueblo peruano guarda en su memoria y corazones a los héroes soviéticos cuyo avión desapareció en el océano Atlántico.

“Lo acontecido no es solo parte de la historia. Lo percibimos como un ejemplo vivo de la solidaridad internacional y amistad que une a nuestros pueblos”, afirmó el embajador ruso.

Haz click en la imagen para aumentarla. Fuente: la embajada rusa en Lima

Asimismo, el jefe de la Misión Diplomática rusa participó en un acto protocolar organizado por la Municipalidad Provincial de Yungay y visitó el Hospital EsSalud II, cuya construcción, en parte, fue financiada por Rusia.

Los habitantes de Yungay, en cuyas calles todavía se puede ver las casas donadas por la antigua Unión Soviética al gobierno peruano, que ahora son el distintivo de la actual ciudad, transmiten de generación en generación esa actitud de agradecimiento a Rusia, uno de los primeros países que le tendió la mano al Perú en momentos de desgracia nacional.

Historiadores y empleados que cuidan el memorial Camposanto contaron al cuerpo diplomático ruso que los socorristas soviéticos se convirtieron en hermanos para el pueblo de la mencionada ciudad en momentos en que más los necesitaban.

Así pues, prosiguieron, el heroísmo de los socorristas, de los médicos e ingenieros soviéticos contribuyó a que en la conciencia de muchos peruanos se formara una imagen de Rusia como un país con altos valores morales; y continúa contribuyendo a una percepción positiva del país euroasiático.

Por su parte, Murgueytio declaró que la citada placa “perenniza el recuerdo, la solidaridad y el altruismo que existe entre países hermanos” y que el sacrificio del pueblo ruso contribuyó a fortalecer aún más los lazos de amistad entre el Perú y Rusia.

Asimismo, destacó que la tragedia del terremoto de mayo de 1970 fue un punto de inflexión en la vida de la nación andina, ya que dio origen a la creación del Sistema Nacional de Defensa Civil, hoy, Sistema Nacional  de Gestión del Riesgo de Desastres.

“Es así que el Estado asume organizadamente su responsabilidad de protección de la población frente a la ocurrencia de desastres”, apuntaló.

Cabe destacar que en 2010, el anterior jefe del Indeci, Luis Palomino Rodríguez, en compañía del cuerpo diplomático peruano acreditado en la Federación de Rusia, rindió homenaje póstumo a los citados 22 tripulantes.

“Sabiendo que veníamos a un evento importante aquí a realizarse en Moscú, creo que la suerte ha sido de poder estar presente para quien habla y dar un homenaje [póstumo] en persona a estos caídos, a estos héroes [...] que ofrendaron sus vidas por una causa noble”, apuntaló en ese entonces el funcionario peruano.

Añadió que lo ocurrido con la mencionada tripulación soviética en las aguas del océano Atlántico nunca será olvidado por el pueblo peruano y que la ofrenda de sus vidas es una evidente muestra de lo “cuan cerca estuvo y está Rusia del Perú por siempre”.

Palomino hizo las citadas declaraciones en el marco de su visita a Rusia para participar en la II reunión de la Comisión Mixta Ruso-Peruana que se celebró el 19 de mayo de 2010 en la sede del Ministerio de Situaciones de Emergencia de la Federación de Rusia en la ciudad de Moscú.

El terremoto del 70, es así como lo recuerdan en el país suramericano, fue el seísmo más destructivo de la historia del Perú, no solo por su magnitud sino también por la cantidad de pérdidas humanas (80.000 muertos y unos 20.000 mil desaparecidos, otras fuentes hablan de más) que produjo en la región ancashina y varias provincias de los departamentos de Huánuco, el norte de Lima y La Libertad, dañando una extensa área de aproximadamente 1.000 kilómetros de longitud y 250 kilómetros de ancho de la costa y sierra peruana.