Las cinco potencias emergentes que responden al acrónimo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) no se han puesto de acuerdo para respaldar como grupo a ninguno de los tres candidatos que aspiran a presidir el Banco Mundial y se han comprometido a estudiar la viabilidad para crear un Banco de Desarrollo Sur-Sur.
En la declaración final de la IV Cumbre BRICS, celebrada este jueves en Nueva Delhi, se limitaron a “saludar” las candidaturas del “mundo en desarrollo”, pero reiteraron que la selección de los máximos responsables del Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional debe realizarse en base a los “méritos” de los aspirantes y no de la nacionalidad.
Tres candidatos están el liza para suceder al estadounidense Robert Zoellick al frente del Banco Mundial a partir de junio. Se trata de la ministra de Finanzas de Nigeria, Ngozi Okonjo-Iweala; el médico y antropólogo estadounidense de origen coreano Jim Yong Kim, presidente del Dartmouth College; y el colombiano José Antonio Ocampo, profesor en la Universidad de Columbia.
Hasta ahora, Europa y Estados Unidos se han repartido las presidencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del BM, respectivamente, según un acuerdo tácito.
Los BRICS quieren que el próximo presidente del BM se “comprometa a transformar el Banco en una institución multilateral que refleje verdaderamente la visión de todos sus miembros, incluida la estructura de una gobernanza que refleje la realidad económica y política actual”.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el BM deben “reflejar el peso de los países emergentes en la composición de las cuotas de las direcciones respectivas”, dijo por su parte la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien también abogó por una reforma del Consejo de Seguridad para dar cabida a países como Brasil, India o Sudáfrica.
Sus socios de grupo, los presidentes de China, Hu Jintao, y Rusia, Dimitri Medvedev, cuyos países ocupan dos sillones permanentes en el máximo órgano ejecutivo de la ONU, se limitaron a “apoyar” su “aspiración” de desempeñar un mayor papel en la institución.
Con la fuerza de sus boyantes economías, que este año responderán por el crecimiento del 56% de la economía mundial y representan un cuarto del PIB del planeta, los BRICS reclaman mayor peso en el nuevo orden.
“En el futuro, la agenda de los BRICS supondrá una transformación paso a paso de este foro en una organización fuerte y poderosa”, dijo Medvedev a la prensa.
Para la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, este variopinto club de países con sistemas políticos, económicos y problemas sociales muy diferentes, “constituye una plataforma extraordinaria para articular relaciones multilaterales”.
En un deseo de contrarrestar la hegemonía de las instituciones nacidas en Bretton Woods, las cinco potencias van a constituir un grupo de trabajo que analice la “factibilidad y viabilidad” de crear un Banco de Desarrollo Sur-Sur, cuyas conclusiones presentarán en el próximo encuentro, previsto en Sudáfrica el próximo año. El presidente sudafricano, Jacob Zuma, había manifestado que esperaba que en ese encuentro quedara establecido dicho Banco.
Rousseff quiere que esa futura entidad “trabaje sobre todo en temas de infraestructura, innovación, desarrollo, ciencia y tecnología e investigaciones en temas que interesan a nuestros países”.
Lo único concreto salido de esta cumbre ha sido la firma de sendos acuerdos por los representantes de los Bancos de Desarrollo para ampliar la facilidad de otorgar créditos en monedas locales, con el fin de reducir la demanda de divisas convertibles para las transacciones intra BRICS y la concesión de letras de crédito para financiar sus exportaciones.
En lo que respecta a los conflictos de Oriente Medio, en particular Siria e Irán, los BRICS abogan por soluciones negociadas. “Acordamos que una solución duradera para Siria e Irán solo puede alcanzarse mediante el diálogo”, dijo el anfitrión y primer ministro indio, Manmohan Singh.
(Con información de AFP)