El vuelo MH370 de Malaysia Airlines desaparecido el 8 de marzo está siendo rastreado por 26 países, 29 aviones, 18 barcos, 6 helicópteros y decenas de satélites, pero el tamaño del área de búsqueda supera la suma de todos los recursos invertidos: 7.680.000 de kilómetros cuadrados.
Aunque los dos objetos detectados por las imágenes satelitales han centrado la búsqueda en un área ubicada a 2.000 kilómetros al suroeste de Perth, Australia, el gobierno de Malasia ha dejado claro que continúa la búsqueda en un área que se extiende desde Kazajastán, en el norte, hasta el Océano Índico, en el sur.
Información recibida por un satélite siete horas después de que el vuelo desapareció de los radares sugirió que su última posición era en algún punto en estos dos arcos.
China sigue utilizando 21 satélites para rastrear el arco norte y todos los países de la región han sido contactados por las autoridades malasias para que analicen la información registrada por sus radares, pero ayer solo quedaban cuatro aviones buscando en esta zona y todos los barcos ayudaban en el sur.
La zona sur ha sido dividida en siete áreas, cada una de un tamaño de 160.000 millas náuticas.
La búsqueda inicial comenzó en el este de Malasia pero luego, con el surgimiento de nuevos datos, se trasladó al oeste. Con la información de satélite se amplió aún más.
El Bureau Federal de Investigaciones estadounidense (FBI), la Interpol y otras agencias de inteligencia internacionales se sumaron al operativo.
La compañía británica de satélites Inmarsat que recopiló la información que mostró que el avión había continuado volando horas después de que sus sistemas de comunicación fueran apagados envió dos de sus científicos a Kuala Lumpur.
Miembros de la Administración de la Aviación Civil china se han unido también a la investigación, así como funcionarios de la Aviación Civil francesa que esperan poder aportar con su experiencia de dos años de búsqueda del avión de Air France que cayó al Océano Atlántico en 2009.
En la región sur, las aeronaves más utilizadas de búsqueda son el modelo de avión P3 Orion, el modelo C-130 Hercules, y los helicópteros Lynx.
La armada australiana envió también el barco HMAS Success que es lo suficientemente grande como para recuperar cualquier resto del Boeing 777 de Malaysia Airlines.
Pero transportar los restos de la aeronave sería solo uno de los pasos de una compleja operación.
La primera etapa de esa operación será examinar cuidadosamente cualquier fragmento encontrado del avión. La condición de estos fragmentos -por ejemplo si muestran cualquier signo de explosión- podría arrojar luz sobre qué ocurrió con el vuelo.
Estos restos pueden también pueden ayudar a determinar la ubicación del accidente y el posible sitio de las cajas negras del avión.
Pero David Mearns, director de la empresa Blue Water Recoveries Ltd, cree que debido al tiempo que ha pasado desde que desapareció el vuelo MH370, esto no será fácil.
“Los fragmentos pueden haber flotado largas distancias y con direcciones potencialmente inciertas. Si no sabemos cómo soplaban los vientos y cómo se movían las corrientes durante este tiempo, el área de búsqueda se vuelve enorme”.
Mearns piensa que la mejor forma de encontrar el sitio de impacto es concentrar esfuerzos en detectar las señales acústicas emitidas por las cajas negras.
“Esos sonidos tienen un tiempo de vida de unos 30 días, a veces menos, a veces más. Eso le otorga al equipo de rescate la mejor pista de dónde está el avión”.
Luego de que las señales se detienen, encontrar un avión perdido en el mar se vuelve mucho más difícil, como lo demostró la búsqueda del vuelo de Air France 447.
David Gallo, experto del Instituto Woods Hole Oceanographic con sede en Estados Unidos estuvo involucrado en el operativo para encontrar el avión que volaba entre Río de Janeiro y París en 2009.
“A diferencia de este vuelo, teníamos un muy buena idea de la última posición lo que permitió a las autoridades dirigir al equipo de rescate. Pero tomó cinco días ubicar los primeros fragmentos y la caja negra nunca fue escuchada”, le dijo Gallo a la BBC.
No fue hasta el año 2011, luego de que un área de 75 kilómetros de radio fue examinada utilizando un sonar, que el vuelo 447 fue encontrado gracias al uso de robots submarinos.
“Ahora, si algún resto es encontrado, el proceso de rastrear las piezas reducirá la zona de búsqueda un poco, pero seguirá siendo una área grande”.
El doctor Simon Boxall, oceanógrafo de la Universidad de Southampton, recordó que con el vuelo de Air France, la ruta del avión era conocida y aún así encontrarlo tomó dos años. “Aquí, no tenemos ni idea de la ruta del avión y estaremos buscando en una zona muy amplia”.
La buena noticia es que, a diferencia de lo ocurrido hace 5 años, la geología parece estar a favor de la operación de rescate. El suelo marino que recibió al avión de Air France contenía montañas y desfiladeros, mientras que la región del Océano Índico bajo la lupa actualmente es más plana.
“Es terreno volcánico, lo cual es una superficie más benigna que en el caso de Air France”, concluyó Gallo.
Pero las tormentas, las olas de 30 metros, los fuertes vientos y las rápidas corrientes marinas propias de la zona al suroeste de Australia no ayudarán a que ni la búsqueda ni la recuperación del avión sean sencillas.
(Tomado de BBC Mundo)