Y lo digo porque las etapas de alta montaña están al final y son las q más nos benefician ....
y además Urán continúa de segundo y Nairo de octavo ( a menos de dos minutos del puntero ) en la clasificación general cuando ya se ha cumplido la mitad de la carrera .-
Muerte, azar y pedalazos... La increíble historia de Rigoberto Urán
En entrevista con Bocas, el ciclista colombiano cuenta los detalles de su vida.
Por: Redacción EL TIEMPO
2:40 p.m. | 22 de mayo de 2014
Foto: Archivo
El ciclista colombiano Rigoberto Urán nació el 26 de enero de 1987, en Urrao, Antioquia.
Perdió a su papá en otro escabroso caso de crueldad de los paramilitares en Antioquia. Heredó de su viejo el negocio del chance y así sostuvo a su mamá y a su hermana. Se convirtió en revelación del ciclismo nacional, y a los 19 años, gracias a sus pedalazos, se fue a vivir a Europa. Fue recibido por una pareja en Brescia (Italia) que lo convirtió en su hijo y lo ha acompañado en la adversidad y la gloria. Habla perfecto italiano y a sus 26 años es una de las grandes figuras del pedaleo mundial: plata en los olímpicos de Londres y segundo en el Giro de Italia. Pero falta más. Ya viene la Vuelta a España y hay Rigoberto para rato.
Fue un niño asmático. A sus seis, siete y ocho años, al borde del ahogo, tenía que correr cada quince días al hospital en busca de oxígeno.
Según la medicina oriental, una de las raíces del asma tiene que ver con la sobreprotección de los padres hacia sus hijos. En el caso de Rigoberto –“un peladito inquieto, molestón y hasta peleón”, como él mismo se recuerda–, su asfixia pudo haber tenido causa en el profundo apego hacia su viejo, su ídolo y mejor amigo. Pero esa es tan solo una teoría.
Lo cierto es que “Rigo” quiso hacer todas las cosas que su papá hacía: correr en la “bici”, que era su hobby, y trabajar en la calle, que era su sustento. Y arrancó por lo segundo.
Por cuenta de su necedad, que hizo que lo echaran de varios colegios, trabajó desde niño en una especie de vacaciones obligadas. A los diez años se fue con su tío en una chiva –que en Antioquia es conocida como “escalera”– a recoger leche por las veredas de Urrao, Antioquia. A los once, en la fonda de su tía, se puso en la tarea de recolectar centenares de botellas de aguardiente vacías que le compraban a 50 pesos. “Y me empezó a gustar la plata”, corrobora.
Hasta que un día don Rigoberto le dijo: “No señor. Usted necesita estudiar. Usted va por mal camino. Si quiere trabajar, que sea al lado mío. Pero eso sí, a estudiar”. Entonces Rigoberto Jr., a los trece, arrancó a vender chance con su papá. Por las mañanas estudiaba y por las tardes, de la mano de su papá, se iba a visitar a la clientela de la fortuna, puerta a puerta, por cada uno de los rincones de su pueblo. Los viernes, sábados y domingos, salían juntos a montar bicicleta por las montañas del suroeste antioqueño. Entonces el asma dijo adiós.
Pero un día, cuando el adolescente apenas tenía catorce años, la escabrosa violencia nacional le arrebató a su papá. Así comenzó una historia de elocuente superación.
¿Cómo fue la muerte de don Rigoberto?
Urrao era un municipio muy golpeado por grupos alzados en armas. Paramilitares, guerrilleros, en fin. Vivíamos en una guerra en la que murió mucha gente inocente, gente trabajadora. En una de esas, en agosto de 2001, murió mi padre. Una mañana salió a entrenar en su “bici”, había un retén ilegal en la carretera, se lo llevaron y luego lo asesinaron.
¿Qué pasó?
Lo que se dice es que fueron tres los asesinados. Los paramilitares se llevaron a los retenidos para que ayudaran a robarse un ganado de una finca y luego los asesinaron.
¿Esa es la conclusión a la que llegaron?
Sí, porque mi padre no tenía problemas en Urrao. Él era una persona a la que conocía todo el mundo. No debía, sólo trabajaba. Esa fue la versión que nos dio la gente de la zona.
¿Fue así como le tocó reemplazar la figura de su papá en la casa?
Fue muy duro porque yo era muy apegado a mi papá. Seguí trabajando porque el chance funcionaba. Lo hice hasta 2002.
Entonces vino la bicicleta...
Yo ya estaba montando bicicleta. De hecho, mi viejo me inició y a los tres meses murió. Pero sí, me aferré a la “bici”.
¿Cuál fue su primer equipo?
El Club Urrao de Bicicletas. Yo seguí estudiando, entrenando y vendiendo chance. Las cosas se dieron muy fácilmente. Todo salió muy rápido y se logró lo que quería. A los cuatro años ya estaba en Europa.
¿Cuándo se dio cuenta de que tenía madera de ciclista?
Yo gané la primera carrera que tuve. Sin uniforme y en una bicicleta que me dio mi tío. Les gané a todos de una.
¿Cómo llegó al equipo Orgullo Paisa?
En San Rafael, Antioquia, había una clasificación para ir a la Vuelta a Colombia de “pelados” de catorce a quince años. Yo clasifiqué sin problema y ahí me cogieron inmediatamente para el Orgullo Paisa.
¿Y así pudo sostener su casa?
Sí, de hecho todavía la sigo sosteniendo. Yo les dije: “si quieren que vaya al Orgullo Paisa, pues me tienen que pagar”. Pero fue complicado.
¿Por qué?
Porque dije: “¿Y ahora cómo trabajo, estudio y entreno en serio? ¿Cómo voy a hacer tareas?”. Recuerdo que yo tenía una compañera que me ayudaba a hacer los trabajos. Yo le daba una platica y, por supuesto, cuando llegábamos a las evaluaciones, yo perdía todo…
¿Terminó el bachillerato?
Con dificultad acabé en Jardín, Antioquia. Allá hicieron una escuela que se llamaba el Cede, a la que llevaron varios deportistas. Entre esos estaba Carlos Betancur. Él estaba empezando y yo ya tenía mucha experiencia en el ciclismo, ya había ganado siete medallas nacionales y otras cinco en los juegos panamericanos juveniles.
Profesional desde joven…
Terminé mis estudios y me lancé al profesionalismo. Entonces mi mamá se quedó con el chance.
¿Es cierto que su mamá sufrió (y sufre) de una severa depresión por causa de la muerte de su papá?
Sí. Pero no sólo por lo de mi papá. Parece que ella ha tenido depresión desde siempre y, según veo, tiene periodos en que su enfermedad la afecta mucho. Incluso, cuando yo me tengo que ir para Europa, ella se tensiona demasiado. Mis accidentes también la han jodido de manera exagerada. Todo lo vive muy intenso.
Usted se fue a los 19 años a Europa. ¿Cómo fue ese salto?
Yo ya había ido a Europa con la Selección Colombia y todavía tenía 18 cuando el Team Tenax, gracias a una recomendación de Marlon Pérez, me contrató. Entonces llegué a vivir a España con 19 años recién cumplidos.
¿Qué fue eso que, de entrada, lo asombró del primer mundo ciclístico?
Los implementos: las maletas, la ropa y las bicicletas. Para mí fue una sorpresa ver que había bicicletas para entrenar y bicicletas para correr. ¿Ah?
¿Por qué si el equipo era italiano usted terminó en Pamplona?
El equipo tenía sede en Brescia, pero allá lo dejan a uno decidir dónde vivir. Así que fui a una casa en Pamplona (España), que ya era el “llegadero” de los colombianos. Allá hemos vivido, en diferentes temporadas, Marlon Pérez, Mauricio Soler y Mauricio Ardila. Hoy están Carlos Ospina, Sergio Luis Henao y Nairo Quintana. Es que es un buen lugar para entrenar.
Por cierto, ¿visitó a Mauricio Soler en Pamplona luego de su accidente?
Sí, claro. En la clínica de Pamplona. Me dio duro como un putas. Ver a uno de los nuestros en la cama, totalmente jodido, ¡nooooo…! Pensar que, como él, podría estar uno.
Y usted tuvo un inicio en Europa muy accidentado. ¿Es cierto que casi se devuelve por una lesión?
Cuando yo llegué, hice apenas dos carreras en Bélgica. En la tercera, me caí, perdí el conocimiento y me fracturé la clavícula. Entonces me operaron y me mandaron para Italia, a descansar. Ahí fue cuando llegué a una casa de familia muy querida que le dio mucho pesar verme así: bien “peladito”, sin el idioma y fracturado.
Y ahí nace esa impresionante historia de amor que ha sido su segunda familia en Italia.
El día que llegué me estaban esperando en el aeropuerto. Como yo no podía hacer nada, por la fractura, ellos se ocuparon de mí con mucho cariño. Me hacían todo.
¿Quiénes son?
Beppe, hoy de 53 años, y Melania, hoy de 47. Yo ya puedo decir que son mis otros papás. Cuando llegué, como yo no entrenaba, él me propuso que lo acompañara a andar a todas esas partes en el norte de Italia donde hacía las entregas de bolsos que fabricaba su empresa: Milán, Bérgamo, etc. Luego, cuando empecé a entrenar, ella me dejaba la comida hecha. Ellos vivían en el segundo piso y yo en el primero, pero cada vez, de una manera muy respetuosa, los límites se perdieron.
¿Fue a fuerza de esa relación que empezó a hablar italiano?
Claro. Ellos me ensañaron el idioma despacio, en la casa.
De uno a cien, ¿qué tan bien lo habla?
Hablarlo y leerlo, 100… ya está dominado. Falta escribirlo bien.
Volvamos a ellos. ¿Cuándo se dio cuenta de que tenía nuevos papás?
Al año siguiente pasé al Unibet.com, un equipo sueco. Pregunté si podía seguir viviendo en Brescia y aceptaron. Entonces Beppe y Melania empezaron a ir a mis carreras. Cuando yo gané la primera carrera en Europa, una etapa en la vuelta a Suiza, ellos estuvieron allá, felices. Mis triunfos eran suyos. Luego de que terminó la prueba en Suiza, nos devolvimos para Italia en carro, por los Alpes. Entonces sentí que hacia parte de una familia.
¿No tienen hijos?
No.
Entró en la vida de ellos como el hijo que no tuvieron. ¿Cree en el destino?
Sí, fue el destino. Pero no he contado lo más increíble. Cuando vino la vuelta a Alemania de 2007, ellos me llevaron al aeropuerto de Verona, que está a 50 kilómetros de la casa y me dijeron: “apenas terminés, nos vamos a pasear por toda Alemania en el carro. Allá nos vemos”. Sacaron sus vacaciones de agosto para pasear conmigo. Pero en la cuarta etapa me rompí la madre, por inexperto. En una curva seguí derecho, choqué contra unas piedras y ahí fue donde me jodí los codos, la muñeca y el cuello.
Las noticias que llegaron a Colombia es que casi se mata…
Fractura en la muñeca. El hueso del codo izquierdo se me pulverizó. El derecho, ni hablar. En ambos tengo cicatrices inmensas. Y también sufrí una ‘microfractura’ en el área cervical, muy delicada.
¿Usted está repleto de cicatrices?
Así es este deporte. Y arriesgado que he sido. A los ocho años, en patines, me abrí la quijada contra una acera. Luego, a los 17, con la Selección Colombia, en un “entreno”, me aporreé en la cara horrible. Estábamos lejos del hospital, como a veinte kilómetros, y un amigo, “El Cholo”, lo único que hizo fue coger pasto, masticarlo y me lo puso ahí. Llegué al hospital y me regañaron por la curación. Ahí quedó esa cicatriz. En 2010, en Urrao, bajando en una curva, me encontré con una cancha de fútbol y unos niños. Por no pisarlos, frené y la bicicleta me botó por encima. Y caí en la clavícula jodida. El hueso no se me partió en el mismo lugar, pero sí tuvieron que ponerme otra platina. Y vuelva a la clínica. En 2012 en Bélgica, me abrí la rodilla derecha. Después, entrenando para el Giro, otra caída sobre la misma rodilla –se me abrió en el mismo lugar–. El hueso se me salió un poco. Esto es así.
Volvamos a la historia de Beppo y Melania en Alemania…
Cuando llegaron a Alemania, se fueron directo al hospital. Yo me desperté y vi que Melania dormía conmigo en el hospital. Beppo, por su parte, encontró hospedaje al lado de la clínica. Así que las vacaciones de ellos las pasaron en un hospital en Alemania. Allá me alcanzaron a decir que podía no volver a montar en bicicleta. Ellos fueron mi soporte y sus palabras fueron el mejor aliento. Volvimos a Italia y yo iba con los dos brazos enyesados y un cuello ortopédico. Ellos me llevaban al baño, me daban la comida, me vestían... Yo por eso hice mi recuperación con tanta fuerza. Y volví.
El equipo Caisse d'Epargne se la jugó por usted, aún sin saber que volvía a estar bien del todo, ¿no?
Sí, me firmaron y ahí sí empezó mi carrera en ascenso. Estuve dos años cogiendo toda la experiencia posible. En 2008 quedé de segundo en la Vuelta a Cataluña, quinto en Romandía, dos etapas de segundo en la Vuelta Alemania y me llevaron a los Olímpicos de Beijing, a trabajar por Santiago Botero.
¿Es verdad que en Beijing se perdieron con José Serpa?
Con Serpa nos quedamos diez días más viendo las olimpiadas; viviendo en la Villa, viendo los eventos, comiendo bien, tranquilos, como dos turistas. Pero eso sí, salíamos a entrenar. Un día nos cogió un aguacero en la carretera que, creo, inundó la China entera. Serpa y yo buscamos la manera de volver, pero nos perdimos. Luego en una casa de montaña, de campesinos, una señora nos ofreció un caldo más raro que el carajo. Igual nos reímos mucho. Una patrulla de la policía nos vio y nosotros creímos que nos iban a llevar a la Villa, pero qué va. El cuento es que salimos como las cinco de la mañana y volvimos como las seis de la tarde a la Villa Olímpica. Tremenda carrera en China.
En 2009 debutó en el Tour de Francia con el Caisse d'Epargne, toda una sorpresa. ¿O no?
Xabier Zandio tenía un problema de rodilla, entonces no hizo el Tour. Y Alejandro Valverde, tampoco. Entonces me dijeron: “Vaya al Tour para que aprenda”.
¿Cuál fue la gran lección del primer Tour?
El nivel. Todo el mundo va súper fuerte, sea en llano o en subida. Después, la afición: la gente arma el camping, la cama y la cocina, y espera ver pasar una contrarreloj. Lo viven de una manera hermosa. Después, correr al lado de Armstrong y pensar: “Este güevón se ha ganado ya siete veces el Tour de Francia, ¡ah!”. Yo pensé: “estuviste a su lado, ¡qué bacano!”. Y eso le da moral a uno. Y por último, terminar la prueba y llegar a París. Vos entrás a un túnel y de un momento a otro salís a los Campos Elíseos y ahí están no sé cuántas personas. Eso da una emoción muy berraca. Yo me dije: “terminaste el Tour de Francia, no importa si quedaste de 100, a dos o tres horas, lo importante es que estuviste en el Tour”.
Después, en 2010, vino su primer Giro de Italia. Usted perdió 15 minutos el primer día. ¿Qué pasó?
Entrené bien, hice todo bien y me cogió una alergia respiratoria. Me sentí muy mal en todo sentido. Esto es muy mental, también.
Y en 2010 también debuta en la vuelta a España. Y de nuevo con accidente…
Fue increíble porque salí de la clínica después de mi accidente en Urrao y me recuperé súper bien. En la Vuelta a España iba lo más de bien, entre los diez primeros, hasta que hubo una caída en la que me involucré y ahí perdí todo… Esto es una suerte.
Y en 2011 se viene la propuesta de Sky. ¿Qué significó llegar al primer equipo del mundo?
Me buscaron porque necesitaban un escalador. Nos fuimos con Xabier Zandio. Ahí empezó todo mi crecimiento. Todo un ascenso físico y mental. No gané carreras, pero estuve siempre muy bien, muy fuerte.
En su segundo Tour de Francia, en 2011, tuvo la camiseta blanca, pero la perdió al final. ¿Qué sucedió?
Yo iba entre los diez primeros, pero me dio una gripa. Y si es duro aliviado, ¿cómo será agripado? Imagínese con las defensas bajas, sin fuerzas, correr 200 kilómetros durante cinco horas.
Todo parece indicar que en los Olímpicos de Londres 2012, Henao, Duarte y usted iban más a participar que a buscar una medalla. ¿Fue así?
Nosotros no teníamos equipo para ganar. Era una carrera llana y no había nada qué hacer. Estábamos con los grandes sprints del mundo. Cavendish era el gran favorito, en su ciudad, con todo a favor. Era un circuito diseñado para él.
Y los británicos iban por la de oro…
Atacaron mucho, todo el tiempo. Ellos eran cinco y nosotros tres porque, por tiempos, Colombia sólo logró ubicar tres corredores en el ranking.El caso es que adelante atacaron, el grupo se partió y yo le dije a Sergio: “Nos tenemos que mover”. Entonces arrancó Sergio y conectó. Luego arranqué yo y se formó un grupo de 23, 24 corredores, adelante. Y nos miramos todos y comenzamos a trabajar juntos. Iban tres españoles, tres de Suiza, toda gente importante. Estaban Vinokourov, Gilbert y Cavendish. Y esa gente se clavó a darle duro. Juro que no fue decisión nuestra. Nosotros solo nos metimos ahí a la rueda, incluso nunca dimos un relevo. Y Sergio me dijo: “¿qué hacemos?”. Yo le respondí: “Acá hay que esperar porque no tenemos nada que hacer, antes ya hemos mucho. Acá va gente muy rápida, güevón”. Entonces, cuando faltan diez kilómetros, me dio por atacar…
¿Por qué decidió atacar? ¿Qué lo inspiró?
No sé. Ni lo pensé. Me paré y arranqué decidido. Me dio por atacar y ataqué muy fuerte. Y justo atacaba yo por un lado, cuando, por el otro, atacaba Vinokourov. Y nos juntamos los dos y empezamos a dar los relevos. O sea, los dos muy decididos, a tope, a tope, a tope. Y son diez kilómetros, nueve, ocho, siete…
¿Usted alcanzó a pensar “me gané la medalla de oro”?
No, porque ahí uno no sabe nada. Ahí se corre sin radio y veía al pelotón ahí atracito. A nueve u ocho segundos. No era nada.
¿Y habló con Vinokourov? ¿Pactaron una estrategia?
No. Pareció que nos hablábamos, pero no. Sí nos entendimos muy bien, porque sabíamos que debíamos llegar adelante, fuera como fuera, porque si nos cogían, nos quedábamos sin nada. Recordé cuántas carreras he visto que se pierden en el último kilómetro y, en efecto, el grupo de atrás nos traía a tiro de escopeta. Cuando faltaba un kilómetro dije: “¡Ay jueputa, aquí hay una medalla olímpica y sin siquiera pensarla… ¡Ayyyyyy, papá!”. Así que, cuando llegamos a los 400 metros, empezamos a “esprintar”. Cuando yo miro hacia atrás, me arrancó Vinokourov por el otro lado y, cuando volví a arrancar, la fuerza ya no me daba. Yo simplemente seguí “esprintando”, pero la distancia que él me sacó fue suficiente para ganar. Nunca sentí perder porque sólo sentí dicha: una medalla de plata para Colombia en una olimpiada que no teníamos ni el mínimo pensamiento, nadie, pero nadie…
¿En qué momento entendió la importancia de una medalla olímpica?
Uno llega muy cansado y no se da cuenta de nada. Incluso en el Podium no sentí mucho. La verdad, a mí me dio el sentimiento en el hotel. Después de que me duché, cuando vi la medalla en la cama, entendí.
Un mes después vino la Vuelta a España. Usted llegó de 29, que es muy buen puesto.
No. Uno ser el 29 en una vuelta de esas no importa. Tiene lógica si quedás entre los 10 primeros. En esa vuelta trabajé para Froome, que quedó de cuarto.
Vamos al Giro 2013, su figuración más importante. La prensa colombiana dijo que si usted hubiese salido de capo de su equipo, la hubiese ganado. ¿O eso es demasiado folclor?
Yo soy muy realista. Quien ganó, Vincenzo Nibali, estaba muy fuerte. Aquí a la gente le gusta opinar y es libre de opinar, pero en ese momento no había quién le ganara a Nibali.
Este Giro tuvo nieve y bajísimas temperaturas. ¿Le había tocado una competencia así?
No, nunca. Llegamos a los menos catorce grados en los puertos de montaña. En la etapa que cancelaron había diez metros de nieve, imposible hacerla.
¿Es conciente que la famosa etapa que terminó en Tres Cruces, con tres colombianos adelante, “El Bananito” Betancur, Pantano y usted, volvió a despertar el patriotismo ciclístico?
A mí la verdad me dio mucho coraje ver a quince güevones colombianos allá dando la batalla. Ese día fue muy impresionante porque mi objetivo era sacarle diez segundos a Cadel Evans, para quedar segundo en la general; y el de Carlos Betancur era sacarle dos segundos al polaco, para ir por la camiseta blanca. Cuando todo se nos dio en el Giro, yo vi que estaba vivo otra vez el ciclismo colombiano. Era volver a decirles: ¡Ojo que aquí estamos nosotros! ¡Ojo que volvemos a tener voz y voto!
¿Hablaron eso con “El bananito” Betancur?
Claro. Nos comentábamos que ya éramos parte de la élite, que ya estábamos metidos y que no era uno solo, que éramos varios con un equipo y todo, que ya podíamos hacer daño en serio.
La imagen final de esa etapa es épica. Los ciclistas llegaban helados, al borde del colapso…
Esa carpa final, a 2.200 metros, parecía una clínica: todo el mundo tosía, todos se quejaban, a todos les dolía el pecho y las piernas, todos congelados… Como una escena de guerra.Como hacía tanto frío, los que llegábamos nos metíamos a los carros de los equipos y poníamos la calefacción. Y esperábamos ahí porque arriba no hay dónde meterse. Todos los buses de los equipos estaban diez kilómetros abajo. Brava esa etapa.
Urán, Henao, Betancur y Quintana. ¿Da para soñar en grande?
En esa lista, muy seguramente, estará el ganador de una carrera de tres semanas. Incluso del Tour. Estamos muy cerca. Hablo de tres o cuatro añitos… Henao ya está, Nairo es impresionante y Carlos Betancur está bien, pero le falta todavía mejorar mucho en la “crono”. Y lo va a lograr. Es un ‘man’ muy entregado.
Todo parece indicar que el podio, al final de la competencia, lo disfrutó mucho más porque el Giro terminó en su Brescia, la ciudad de sus papás italianos.
Por supuesto. Celebré en mi casa, en Brescia, con mi familia y mis amigos. Fue el destino, porque yo no iba a correr el Giro sino el Tour de Francia. Yo le dediqué ese segundo lugar a Melania y a Beppe y les dejé el trofeo en la casa. Allá está.
¿Es cierto que Beppe y Melania vienen a Colombia?
Han venido tres veces a Colombia. Incluso a Urrao. Les encanta. Después mi mamá también estuvo allá con ellos. Es mi familia.
¿Cómo es la vida en Sky, el equipo más sofisticado del mundo? ¿Qué lo impresiona?
Que el trabajó es impresionante. Por ejemplo, el simple hecho de llevar el colchón, las almohadas y las sábanas de cada corredor en un Giro de Italia, eso ya es mucho, ¿o no? Incluso ponen unos purificadores para limpiar las habitaciones, para que uno no vaya a coger ningún virus. Entonces llegan unos ‘manes’ antes que uno y en los hoteles quitan los tendidos, los colchones, las almohadas y las reemplazan. ¿Ah?
¿Es cierto que la comida es de alto turmequé, con chef de alta cocina?
No sé si de alta cocina, pero el chef todos los días me hace un omelette de cinco huevos, con jamón y queso que me encanta. Pero esas güevonadas lo van volviendo a uno muy mimado. Uno de “pelado” qué problemas iba a tener de almohada, ni nada de eso. Ahora que me duele acá, que me duele allá… Yo no sé, hay veces pienso en toda la pobreza que tenemos en Colombia y me da cosa joder por una sábana.
¿Qué tanto lo monitorea Sky cuando viene a Colombia?
Todo el tiempo. Yo voy todos los días al entreno con un aparatito que se llama SRM y que me marca todo: el cardio, la potencia, la velocidad… Por la tarde, los ochos entrenadores analizan mi información y me dicen: “vemos que está un poco cansado, así que mañana la cadencia y la circulación en el pedaleo debe ser de tanto…”. Estoy súper monitoreado.
¿Qué otro ejercicio o deporte hace?
Gimnasio y natación.
¿Usted es casero?
Muy. Pero me gusta salir, sobre todo en noviembre y más en diciembre. En diciembre soy otra persona. Ahí no paro en la casa.
¿Se permite los tragos?
¡Uffff…! Borracho he llegado muchas veces. Es que uno tiene que vivir todo en esta vida y, en diciembre, salgo con mis amigos a beber y a pasar bueno y a comer de todo… de todo lo que caiga. A vivir la vida como un ser humano más… Luego de vuelta a la bicicleta.
¿Es cierto que colecciona camisas y zapatos?
Tengo más de cien pares de zapatos y, por ahí, unas 300 camisas. Me encantan las camisas y los zapatos italianos.
¿En qué más se gasta la plata?
Paseando, con la familia… Cada vez que puedo voy al mar Caribe, en la arenita, en hotelitos pequeños. ¡Je…!
¿En qué cree?
En un Dios, en los ángeles. Le pido a mi Dios que no me caiga. No pido para ganar, eso lo tiene que hacer usted, papá. Jamás digo: “Dios, ayúdeme a ganar un Tour de Francia, Diosito”. No, güevón, entrene y deje de güevonear tanto…
Se va a vivir a Mónaco, al lado de Falcao y James…
Es que hay tres pelaos del equipo viviendo en Niza y otros cinco en Mónaco. Entonces ahora me toca a mí. Lo de Falcao no me importa. Todos vivimos muy ocupados. Si nos vemos, chévere.
Y Mónaco ayuda con los impuestos, ¿no?
Más allá de eso, lo otro es que yo fui residente en España por tres años y ya no corro para un equipo español. Además, Mónaco es una ciudad donde hace calor todo el año. Yo no quiero aguantar más frío en Italia.
¿Quién es Rigoberto Urán?
Un peladito que le pasó de todo, como cualquier colombiano, y que se superó. Un man “camellador” que monta en bicicleta. Un tipo que depende de una gente, de unos jefes y tiene que ser muy responsable. A mí me dicen “las estadísticas te dan como el siguiente ganador del Tour de Francia”. Pero yo en estadísticas no creo nada. Yo sólo voy a seguir trabajando. Mi futuro es entrenar mañana y prepararme bien. Y saber que viene la Vuelta a España, y hacerla bien.
Las nubes negras se mueven rápidas sobre las colinas tan verdes, sustituidas por más nubes más negras que trae el viento húmedo. Son las 11 de la mañana y Nairo Quintana, que regresa de explorar la contrarreloj que cambiará el Giro, se baja riendo del coche en el que ha viajado junto a su director, José Luis Arrieta. "¿Que si está contento porque le ha gustado el recorrido?", dice Arrieta. "No sé, creo que se reía porque le había contado un chiste. El recorrido es duro. Las subidas no le van mal, pero en el llano sopla el viento de cara, y él no podrá mover más que un 54, mientras que otros llevarán un 55 o un 56… Y si llueve, que lloverá, los descensos serán peligrosos…" Cinco horas después, en la rampa de salida, Nairo Quintana, entre ataques de tos y lapos, sigue sonriendo, como recordando aún el chiste de Arrieta, o también como si supiera que por delante quedaba un gran día para un cierto ciclismo colombiano, aunque no fuera para él. Terminó Quintana, el escalador, la contrarreloj, los 42,2 kilómetros entre colinas agitadas que recordaban su antigua condición maldita, maltratadora de hombres, y terminó contento, terminó dónde esperaba, como esperaba, incluso un poco mejor, aunque, repasando la hoja rosa en la que se imprime la clasificación general pudiera comprobar también que quizás no ganará el Giro. Pero eso también él lo sabía, aunque los perfiles de las etapas que quedan, su facilidad escaladora, el arte agresivo que tan bien manejan algunos de sus rivales emparejados en la general, como Pozzovivo, le otorguen aún alguna esperanza.
Cadel Evans, en la contrarreloj / LUCA ZENNARO (EFE)
El Giro, que perdió seguramente Cadel Evans, incapaz de mantener la maglia rosa en su terreno, en el de la contrarreloj que tan bien se le da, lo ganará quizás otro colombiano, otro ciclista, llamado Rigo Urán, que abrió hace ocho años un camino (un proceso lo dicen en su tierra), el camino por el que Quintana, tres años más joven, echó a andar también hace tres: el camino de la emigración jóvenes, como también Arredondo o Betancur, como todos los ciclistas colombianos que enseñan su valor en Europa, que son, justamente, los que no se han hecho profesionales en su Colombia. El primer ciclista colombiano que viste la maglia rosa, y seguramente el pionero, Martín Cochise Rodríguez, que llegó en el 73 a Italia y fue grande con Gimondi, lo estará brindando ya, Urán ganó, sorprendentemente la contrarreloj, y con clara ventaja, de más de un minuto, sobre todos los demás. "Y esta maglia rosa tiene un gran significado", dijo Urán, quien el año pasado debió asumir el liderato del Sky cuando se retiró Wiggins del Giro y terminó segundo. "Ya sé que quedan aún las subidas más duras, pero no temo a ninguna. Estoy aquí para ganar al Giro". Urán tiene 27 años, la edad que dicen de la madurez y está en el centro justo de los pretendientes, entre los viejos de más de 30, Evans y Pozzovivo, y la generación que llega, el fino holandés Kelderman, el polaco Majka, que aún tiene marcas de acné juvenil en el rostro, el sardo Aru…
"Fiché por el Omega porque quería ser líder único en una grande", dijo Urán, incrédulo aún
Urán llegó a los 19 años a Italia, al lago de Garda, donde crecen los corredores de medio mundo, y dos años más tarde estaba instalado en Pamplona, hablando muy deprisa y pensando muy pausado, con paciencia y ambición. Destacó inevitablemente en el Caisse d'Épargne, como se llamaba entonces el equipo de Eusebio Unzue, y tres años más tarde dio el salto económico de su vida fichando por el Sky, que le quería para guiar a Wiggins en las montañas. Se fue a vivir a Mónaco y la casa que dejó vacía entonces en Pamplona la ocupó Quintana, que llega de otra Colombia. El paso por Pamplona es el único vínculo entre ambos, tan diferentes: Urán llega de la zona de Antioquia, de las afueras del Medellín urbano y veloz; Quintana llega del Boyacá campesino, y piensa tan pausado, y tan ambicioso como Urán, y se expresa también con pausa y con precisión. Quintana es escalador puro, y esa es su fuerza y su fe; Urán, con más cuerpo, con más cuajo, es más completo, y esa es su energía: dejó al Sky porque quería ser líder único y fichó por el Omega, otra multinacional ciclista, que cree en él y le respeta. "Fiché por el Omega porque quería ser líder único en una grande", dijo Urán, ya hermoso de rosa, incrédulo aún, y siempre sonriente. "Y ellos confían en mí y yo he trabajado muy duro para que confíen. Y esta contrarreloj, la segunda que gano en mi carrera, pues ya fui campeón nacional júnior de Colombia, es una prueba de ello".
Oyéndole embelesado, las gentes de Specialized, su marca de bicicletas, aplauden con las orejas. La marca norteamericana ha hecho de la contrarreloj su seña diferencial, y Urán, su melena, sus aires de Mick Jagger, lo refleja y lo cuenta, las horas de túnel de viento, los oídos bien abiertos, y la mente, a las sugerencias de los ingenieros, la determinación.
Cuando Johnny, el partisano, se echó al monte, a las colinas de las Langhe, tétricas, golpeadas por un aire feroz, como las cuenta Beppe Fenoglio, salió de Alba sin mapa y sin conocimiento del terreno, siguiendo caminos perdidos hasta encontrarse con un grupo de guerrilleros que le acogieron y le armaron para luchar contra los nazis. Después de la guerra las Langhe dejaron de ser tétricas para convertirse en dulces destinos turísticos, trufas y viñedos de Barolo y Barbaresco, y huevos Kinder en Alba, pero los ciclistas, cuando el Giro llegaba, se lanzaban a su conquista como verdaderos guerreros que entraban en lo desconocido dispuestos a dejarse sorprender, a salir vivos de las emboscadas rivales. Eso era antes, claro, cuando la realidad imitaba a las novelas y era más increíble la crónica de sucesos que la imaginación febril de un escritor. Ahora, no.
El jueves llega el Giro de nuevo a la comarca como una contrarreloj dura –“para escaladores que sepan mover buen desarrollo en el llano”, dice el líder, Evans, “es decir, para mí”--, y no hay mico que aunque no haya puesto la rueda de su bicicleta en las carreteras no conozca al detalle con lo que se va a encontrar. Hijos de la técnica, dependientes de los avances, los ciclistas cuentan con tal cantidad de información que algunos encuentran difícil digerirla y elegir: los directores les atiborran con grabaciones, con gráficos de Strava, con Google Maps Street View, con su propia experiencia… Y les cuentan, como si esto fuera el béisbol o el baloncesto, donde reinan las estadísticas, y no el deporte del corazón y la intuición, del deseo salvaje, de la voluntad contra la desesperación, lo que han hecho los rivales en situaciones parecidas, cuánto han ganado, cuánto han perdido. Y todos hablan nerviosos, porque el jueves, allí, en las colinas, como un velo que se levanta, comienza el Giro. O como dice Valerio Piva, el director de Evans: “El jueves sabremos la verdad de Quintana”.
En la contrarreloj sabremos la verdad de Quintana
Piva, director de Cadel Evans
Pero antes de saber cómo está Quintana (el misterio de los misterios, al parecer), el pelotón volvió a saber algo más de su líder a mediados de la etapa de ayer, larga y estresante, con dos duras subidas y un descenso peligroso hasta el mar gris, cuando en una caída se quedó tirado en el suelo Morabito, el mejor ayudante de Evans en el BMC. Confundido y autoritario, preocupado por su gregario escalador, investido del poder que le otorga la maglia rosa, Evans fue a la cabeza del pelotón y dijo a los Androni, a los del equipo que tiraba para echar abajo la fuga, que levantaran el pie, que había habido una caída. “Recuerda Montecassino”, le respondieron, y siguieron tirando. “Pero no era lo mismo que Montecassino”, dijo después Evans, después de felicitar a su compatriota Mick Rogers, quien tras unos meses de sanción preventiva por un positivo de clembuterol por comer carne en China, así figura como explicación oficialmente aceptada por todas las autoridades, regresó al ciclismo para el Giro y ganó la etapa en Savona, un poco al norte de Génova y sus cruces matadores, con un ataque en el descenso final. “Cuando la caída se produce en un momento en el que no afecta al resultado de la carrera, debe primar el factor humano. Si afecta al resultado, prima siempre el resultado: es lo que quieren los aficionados, los sponsors, es por lo que nos pagan”.
De Quintana, de su capacidad para ganar el Giro dudan porque al colombiano magnífico del pasado Tour aún no lo han visto en Italia. Pero Quintana habla todos los días y dice cómo está. “Y soy sincero”, dice el líder del Movistar. “Si tengo catarro, como ahora, lo digo; y si estoy mal, como he estado por la caída, también lo digo. Y no me importa lo que hagan los demás con esa información”. Lo que hacen es, evidentemente, no creerle, como no creen en el taping, cuatro tiras de esparadrapo azul llamativo, en la rodilla izquierda de Pozzovivo, otro de los favoritos. “Eso es para engañar al público”, dice Urán, quien también está en todas las quinielas. “Los corredores nos conocemos, sabemos cómo está la gente viéndoles simplemente pedalear…”
Quintana, el sincero, está actualmente a 1m 45s del australiano de rosa -diferencia establecida entre el chaparrón de la contrarreloj por equipos de Belfast y el chaparrón de la caída de Montecassino-, y no piensa que tal diferencia aumente mucho hoy. “Calculo que al final del día estaré a 2m de Evans… Y después empezaremos a recortar, espero”.
Madrid. (EFE).- El colombiano Rigoberto Urán (Omega Pharma) no tenía palabras para comentar en meta su triunfo en la contrarreloj individual, el que le ha llevado hasta la 'maglia' rosa tras volar en los 41,9 kilómetros de recorrido entre Barbaresco y Barolo, en los que batió ampliamente al australiano Cadel Evans (BMC).
"Ya fui cuarto en la crono de Roamandía, pero esta victoria me parece increíble", dijo el ciclista antioqueño, que es el nuevo jefe del Giro tras imponerse con autoridad en la crono, nada menos que 1.17 sobre Diego Ulissi (Lampre) y 1.34 por encima de Evans, quien no pudo evitar a un intratable Urán.
El polaco Rafal Majka salvó el tipo con un cuarto puesto a 1.49, lo que no pudieron hacer dos de los favoritos, el italiano Domenico Pozzovivo (Ag2r) y el colombiano Nairo Quintana (Movistar), que cedieron 2.09 y 2.41 respectivamente.
En vísperas de la montaña que decidirá la carrera, Urán toma la delantera con un mensaje de fortaleza a todos los candidatos. Después de ser segundo en 2013, cambió los colores del Sky, donde era gregario de Wiggins y Froome por los del Omega, donde la oferta era la de ser el líder y luchar por una carrera de las grandes.
Este Giro es la oportunidad del subcampeón olímpico en Londres 2012, residente en Pamplona, y tras mejorar sustancialmente en contrarreloj, su demostración entre Barbaresco y Barolo ha despejado dudas.
Se trata de un candidato real que deberá ratificar su potencial en la alta montaña que está por venir. El reloj le ha permitido alejar a sus rivales. Evans le sigue a 37 segundos y será su enemigo número uno. El polaco Rafal Majka (Tinkoff) defiende la tercera plaza y el maillot blanco de mejor joven a 1.52 y el italiano Domenico Pozzovivo (Ag2r), que fue de más a menos en la crono, es cuarto a 2.32.
Nairo Quintana tendrá que esperar a los puertos para ganar posiciones. Se dejó demasiado tiempo en la etapa y deberá limar 3.29 a su compatriota y nuevo líder Rigoberto Urán, que apenas podía creerse en meta la exhibición que había ofrecido.
"Es un día grandioso para mí y para el equipo. He trabajado mucho desde diciembre y he mejorado", señaló Urán, cuarto en Romandía, solo superado por especialistas como Froome, Tony Martin y Sergent.
Segunda etapa en el Giro para Urán tras la lograda hace un año en Montasio, y primera vez de líder. Su contrarreloj fue regular, con ritmo mantenido. Pasó segundo en el kilómetro 12 tras Pozzovivo, donde Quintana perdía ya 45 segundos y Evans 53. En el 26 ya estaba al frente con el australiano a un minuto. El rosa se acercaba.
No tuvo más que mantener el ritmo hasta meta, donde esperaba impaciente Ulissi como virtual ganador de la crono, pero todo fue aparecer el colombiano y cambiar el gesto al velocista italiano, quien pasó un buen rato con la miel en los labios, con un flamante tiempo de 58.51.
Mañana se disputa la decimotercera etapa entre Fossano y Rivarolo Canavese. de 157 kilómetros.
Por unas cosas u otras, y a pesar de todo, y antes incluso de abrir la botella de whisky, las cenas con Matt Rendell acaban siempre con un tono melancólico, sentimental, y, claro, en días como el jueves, alegre. “Pese a todo, hay esperanza para el ser humano”, dice Matt, periodista inglés, y por tanto tendente al pesimismo, y de todo el mundo, que conoce Colombia y a los colombianos como pocos, y de ellos ha escrito. “Si uno como Rigo Urán, un hijo de la violencia crónica de Colombia, pues recuerda que a su padre lo mataron los paramilitares, es capaz no de ser líder, sino de ser la persona que es, puro pacífico, y dedicar su vida desde los 15 años, desde que le dijeron que habían matado a su padre, a construir algo importante, y no a destruir, eso quiere decir que no está todo perdido…”. Y, además, y esto no lo dice Matt, Urán es frágil pese a las apariencias, pese a su capacidad entre los viñedos de Barbaresco y Barolo, en las colinas a veces salvajes y tétricas, para mover el 56/11 de su Specialized a toda velocidad, un desarrollo con el que no se atrevió Evans; pese a esa fortaleza, Urán no es una máquina imbatible, es solo un ciclista al que el cuerpo en cualquier momento le puede decir basta, como se lo ha dicho, antes de llegar a sus suspiradas montañas, a su compatriota Nairo Quintana, que tanto ama escalar y a quien tanto han debilitado las caídas, las toses, los antibióticos.
Pese a esa fortaleza, Urán no es una máquina imbatible, es solo un ciclista al que el cuerpo en cualquier momento le puede decir basta
Hablaba de estas cosas Matt, de los asuntos que le hacen encontrar sentido al ciclismo, y no de las cosas meramente tácticas o técnicas, antes de la etapa del viernes, en la que seguramente su fe en la bondad del ser humano, en las posibilidades del individuo contra al destino, se acrecentó gracias a la victoria de uno como Marco Canola, de Vicenza, donde Palladio, y “passista veloce”, como todos los modestos del pelotón y según la definición de su director en el Bardiani, Bruno Reverberi. Tronaron los cielos negros, cayó granizo que blanqueó las cunetas oscuras de las afueras de Turín y la fuga, inicialmente de seis, finalmente de tres, triunfó contra toda lógica. Era la etapa más corta y más llana, y el pelotón nunca dejó más de dos minutos de ventaja, o eso creía, porque en realidad eran los fugados los que regulaban la diferencia para conservar sus fuerzas para el final. Fue un asunto de fe que se demostró verdadera cuando quiso acelerar el grupo, y aceleró, para ver cómo también aceleraba la fuga. Después, Canola, demostró por fin lo de “veloce” (a los 25 años y en tres temporadas de profesional solo había ganado una carrera, una etapa en Malasia) y lo de “passista”: se hizo un hueco con los codos entre sus compañeros de fuga y entró primero en la última curva, desde donde ya no pudo ser adelantado.
Hoy llegan los Alpes, comenzando por Oropa, donde Pantani empezó a perder la cabeza en el 99 y donde a Indurain le ahogó la alergia en el 93. El Giro comenzará a responder otra pregunta: ¿Fue el día que empezó de verdad, con la contrarreloj de Barolo, el día en que en realidad terminó?
Giro Italia. Nairo Quintana: “Queda lo más duro, esperamos nuestro terreno”
Nairo Quintana, ciclista colombiano, habló sobre la situación del Giro de Italia 2014 y se mostró contento por tener opciones. “Estoy dentro de la carrera, entre los diez primeros. Otros ya se han ido”, comentó.
Nairo Quintana, ciclista colombiano del Movistar, habló sobre la situación del Giro de Italia 2014 y se mostró contento por seguir teniendo opciones. “Estoy dentro de la carrera, entre los diez primeros. Otros ya se han ido”, comentó.
Viene bien el día de descanso. “El día de descanso lo estábamos esperando porque llevamos ya nueve días dando pedales y la fatiga se va notando. Además, con las dos últimas etapas, que han sido duras, y especialmente por los golpes de la caída. Necesitábamos un descanso físico, pero, sobre todo, mental, de desconectar un poco de la tensión del día a día de la carrera”.
El balance es positivo. “De momento el balance es bueno porque, pese a no encontrar mis mejores sensaciones, no he cedido tiempo con los favoritos, excepto con (el italiano Stefano) Pozzovivo, y eso es importante”.
Contento por seguir en la carrera. “Ya hemos pasado casi la mitad del Giro y seguimos ahí; otros, como (el español) Purito (Rodríguez) o (el irlandés) Daniel Martin ya no están a causa de las caídas. Por eso hay que dar gracias, porque, aunque todavía tengo dolores y un hematoma grande, estoy dentro de la carrera y entre los diez primeros”.
Cadel Evans es el favorito pero hay muchos rivales duros. “Como dije antes de empezar, hay que estar tranquilos porque aún queda mucho por delante. (El australiano Cadel) Evans está claro que está muy fuerte, pero otros como Rigoberto (Urán), (el polaco Rafal) Majka o Pozzovivo también están muy fuertes y tienen equipos muy potentes”.
Niaro Quintana es noveno en la general a 1:45 minutos del líder, Cadel Evans.
La llegada de la alta montaña decidirá la carrera en la última semana. Hoy se ... Día 24/05/2014 - 13.00h ... Hoy sábado el Giro se empina, con la primera de las seis etapas de alta montaña que le quedan antes de finalizar el próximo domingo en ..... Siga en directo la última hora de aficiones, jugadores y entrenadores.
Tras dos semanas de carrera, el Girode Italia se empina, por fin, con la llegada de la alta montaña. El último tercio de carrera discurrirá por terreno montañoso, con etapas decisivas en las que Urán intentará mantener la maglia rosa que ostenta hasta el momento.
Oropa no es un puerto mítico. Tampoco es el más duro, pero será el primero que pondrá firme de verdad al pelotón tras dos semanas suaves en el Giro de Italia que han dejado como líder al colombiano Urán.
Hoy sábado el Giro se empina, con la primera de las seis etapas de alta montaña que le quedan antes de finalizar el próximo domingo en Trieste. En Oropa estuvo a punto de hincar la rodilla Miguel Induráin en 1991 y ocho años más tarde Pantani puso allí las bases de un triunfo que finalmente perdió porque se le controló por positivo a dos etapas del final.
En la de hoy, el pelotón ascenderá tres puertos, dos de ellos de primera categoría. Alpe Noveis (1ª) será el primer escollo para los ciclistas, que después ascenderán Bielmonte (2ª) antes de encarar las rampas de Oropa.
Será el momento de que Nairo Quintana se lance al ataque si quiere recuperar la enorme distancia que ya le saca Urán en la clasificación general.
Tras dos semanas de carrera, el Girode Italia se empina, por fin, con la llegada de la alta montaña. El último tercio de carrera discurrirá por terreno montañoso, con etapas decisivas en las que Urán intentará mantener la maglia rosa que ostenta hasta el momento.
Oropa no es un puerto mítico. Tampoco es el más duro, pero será el primero que pondrá firme de verdad al pelotón tras dos semanas suaves en el Giro de Italia que han dejado como líder al colombiano Urán.
Hoy sábado el Giro se empina, con la primera de las seis etapas de alta montaña que le quedan antes de finalizar el próximo domingo en Trieste. En Oropa estuvo a punto de hincar la rodilla Miguel Induráin en 1991 y ocho años más tarde Pantani puso allí las bases de un triunfo que finalmente perdió porque se le controló por positivo a dos etapas del final.
En la de hoy, el pelotón ascenderá tres puertos, dos de ellos de primera categoría. Alpe Noveis (1ª) será el primer escollo para los ciclistas, que después ascenderán Bielmonte (2ª) antes de encarar las rampas de Oropa.
Será el momento de que Nairo Quintana se lance al ataque si quiere recuperar la enorme distancia que ya le saca Urán en la clasificación general.
Rigoberto Urán aleja a sus rivales y es más líder del Giro de Italia
El colombiano le tiene 1 min 3 s Evans, segundo. Aru ganó la etapa.
Por: LISANDRO RENGIFO
Brillante la etapa que se jugó el líder del Giro de Italia, el colombiano Rigoberto Urán, que alejó a sus rivales y se consolidó en el primer lugar de la prueba, tras la jornada de 217 kilómetros entre Valdengo y Montecampione y que ganó Fabio Aru, del Astana.
Luego de la jornada, el líder del Omega ya le toma 1 minuto 3 segundos al segundo, Cadel Evans, y 1 minuto 50 segundos al tercero, Rafal Majka. Cuarto es Aru a 2 minutos 24 segundos y en la quinta casilla está Quintana, quien poco a poco recupera sus fuerzas, no está al 100 por ciento, pero va subiendo y ya es quinto a 2 minutos 40 segundos de su compatriota.
En la jornada memorable, tres colombianos terminaron dentro de los cinco mejores: Fabio Duarte, segundo, Nairo, tercero, y Urán quinto, para una sensacional carrera, en la que los pedalistas colombianos pueden terminar en el podio con el antioqueño y con el boyacense.
Urán estuvo fantástico. Corrió como todos los días, pendiente de sus rivales, cauteloso, mirando quién se movía y dio el ramalazo cuando nadie lo pensaba. Se dio cuenta de que sus rivales estaban pasando trabajo en el último ascenso y calibró las piernas a cinco kilómetros del final. Metros más adelante se tranquilizó y sus contrincantes le llegaron.
Un kilómetro más arriba, Aru (Astana) fue el que prendió la mecha, apretó el paso y Urán se vino con él. Atrás, se quedaron mirándose Nairo, Evans, Pozzovivo y Wilco Kelderman, quienes no sabían qué hacer. Quintana se pellizcó y salió con Pierre Roland, que buscaba subir en la general.
Eso le sirvió a Urán, que de poco a poco cumplió su meta, alejar a Majka, a Pozzovivo y a Evans, quienes ya ven cómo el colombiano tiene buena ventaja, difícil de descontar y manejable para lo que falta.
Nairo fue otro de los ganadores del día. El boyacense no está en su mejor nivel, eso lo ha demostrado. Este domingo lo intentó y le alcanzó para varias cosas: desplazar a Kelderman del quinto puesto de la general y tener a 16 segundos a Aru y a 50 segundos a Majka, que ocupa la tercera casilla. Eso quiere decir que en el podio, el próximo domingo cuando termine el Giro, podría estar integrado por dos pedalistas nacionales, algo que sería histórico, más cuando el sueño de ganar la carrera cada día se hace más realidad.
Pero las alegrías y los buenos resultados de los ciclistas colombianos en Italia no paran acá. Julián Arredondo sigue de líder de la montaña con 75 puntos, Nairo es tercero en la clasificación del mejor joven, a 16 segundos de Aru, quien es segundo, y a 50 del polaco Majka, primero, algo que se podría conseguir. Ojo, y eso que no está al 100 por ciento.
Este lunes el Giro tiene descanso y se reanudará el próximo martes con una jornada difícil, de alta montaña, de 139 kilómetros, con tres ascensos fuertes, uno de fuera de categoría, la Cima Coppi, y dos de primera, el último de ellos en la meta.
Urán ha abonado buen camino con miras al título, eso hizo este domingo, pero no hay nada escrito en el deporte y menos en el ciclismo, aun cuando faltan jornadas tan complicadas y de alta exigencia, pero de algo sí hay que estar seguros, el líder del Omega es el corredor más fuerte de la competencia. El sueño sigue más vivo que nunca.
Clasificaciones
Etapa 15
1. Fabio Aru (Astana/Ita) 5 h 33 min 6 s 2. Fabio Duarte (Team Colombia/Col) a 21 s 3. Nairo Quintana (Movistar/Col) a 22 s 4. Pierre Rolland (EUC/Fra) a 22 s 5. Rigoberto Urán (Omega/Col) a 42 s 6. Rafael Majka (TCS) a 57 s
General
1. Rigoberto Urán (Omega/Col) 63 h 26 min 39 s 2. Cadel Evans (BMC) a 1 min 03 s 3. Rafael Majka (TCS) a 1 min 59 s 4. Fabio Aru (Astana/Ita) 2 min 24 s 5. Nairo Quintana (Movistar/Col) a 2 min 40 s
Entre Rigoberto Urán y Nairo Quintana podría estar quien se consagre en tierras italianas a falta de seis días de competencia.
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A seis días del final, el Giro de Italia parece haberse transformado en un duelo entre los colombianos Rigoberto Urán (Omega Pharma), líder de la prueba, y Nairo Quintana (Movistar), que es 5º.
Quintana, el escalador "de referencia" según el francés Pierre Rolland (8º), deberá lanzarse a una persecución de resultado incierto. Tras la pérdida de tiempo en la contrarreloj de Barolo, el segundo clasificado del Tour 2012 debe recuperar 2 minutos 40 segundos frente a su compatriota.
El resto de contrincantes, el australiano Cadel Evans (2º a 1 minuto y 3 segundos), el polaco Rafal Majka (3º a 1 minuto y 50 segundos) y el italiano Fabio Aru (cuarto a 2 mintos y 24 segundos) estarán al acecho y podrían ser los árbitros de la contienda colombiana.
Por ahora, Urán tiene una posición dominante. "Sé que Quintana es fuerte y que será superior en las ascensiones de la última semana", asegura la 'maglia' rosa.
Pero, Urán cuenta con su experiencia en el Giro, en el que ya ha participado tres veces, su gestión de los esfuerzos y su regularidad. Estas cualidades le han valido el reconocimiento de Evans que tras la subida a Montecampione se rindió al colombiano. "Urán ha corrido muy bien", afirmó el vencedor del Tour 2011.
"Nadie esperaba un Giro tan apretado", se sorprendió el australiano. "En estos momentos hay siete corredores en un espacio de tres minutos", explicó.
Pero no todos llegan a la última semana en la misma forma. El propio Evans ha mostrado signos de debilidad en las últimas dos llegadas en alto, el escalador italiano Domenico Pozzovivo (6º) explicó que sufría un principio de bronquitis y el joven holandés Wilco Kelderman (7º) ha comenzado a notar el cansancio que supone una vuelta de tres semanas.
Por contra, Aru, el más fuerte el domingo en Montecampione, y Majka, que afirmó que sería feliz si conserva su tercera plaza el próximo domingo en Trieste, parecen en plena forma y esperan tener sus opciones de sorprender a los colombianos.
Pero, Urán teme sobre todo a Quintana, un escalador de élite. Aunque, el líder del Movistar tendrá que aprovechar todas la ocasiones de las que disponga.
"He recuperado tiempo en las últimas dos jornadas aunque no haya sido todo el que había perdido", recalcó Quintana, restablecido de sus distintos problemas de salud, las secuelas de una caída seguidas de una infección de garganta que le obligó a seguir un tratamiento de antibióticos. "Habrá que esperar. La victoria sigue siendo factible", cree el escalador.
Para el primer espada de la nueva generación del ciclismo colombiano, las ocasiones son contadas. Tres llegadas en alto, a Val Martello (martes), al refugio de Panarotta (jueves) y al Monte Zoncolan (sábado) serán sus mejores bazas para reducir diferencias.
Quintana se jugará mucho, igual que Urán, en la contrarreloj que se disputará el viernes en las pendientes del Monte Grappa.
En los 26,8 kilómetros del recorrido la carretera pica hacía arriba en 19,2 kilómetros. Se podría decir que los escaladores tendrían ventaja en esta ascensión del 8% de desnivel medio que fue testigo de una batalla encarnizada hace cien años durante la I Guerra Mundial.
La meteorología, el último factor a tener en cuenta, puede favorecer a uno u otro. La nieve parece amenazar el recorrido de la 16ª etapa que deberá superar el martes dos puertos de gran altura, el Gavia (2618 m) y el Stelvio (2758m) antes de llegar al Val Martello.
"Poco importa si se disputa la etapa o no (debido a la meteorología), al final, siempre gana el más fuerte", asegura Urán.
Nairo Quintana enseñó sus cartas en la última semana de este Giro de Italia. Escalera de color rosa. Etapa y liderato. Mano ganadora. "No tengo buenas sensaciones", repetía Nairo Quintana durante las dos primeras semanas del Giro. No sabemos si iba de farol o realmente 'tocado', pero este martes enseñó sus cartas.
Insuperables. Nairo Quintana y sus criticados Movistar aprovecharon el mal tiempo de esta 16ª etapa del Giro de Italia para marcharse en la bajada del Stelvio. Sacaron beneficio a los elementos que surgen en carrera. La diferencia entre los buenos y los mejores.
Izaguirre y Quintana dejaban a todos los líderes atrás, algo despistados en la bajada porque ante la posibilidad de hacerla neutralizada. No fue neutralizada y sólo Quintana, Izaguirre, Rolland, Sicard, Rabottini y Hesjedal parecieron enterarse.
El trabajo de Izaguirre y Sicard fue tan intangible, porque no se reflejará en puntos UCI ni ranking alguno, como impresionante. Dejaron a Quintana y Rolland con una renta de 2'40" a los pies de la última subida. Los gregarios nunca mueren.
Quintana subía a ritmo, aún quedaba una subida de 16 kilómetros. Rolland y Hesjedal plegaban sus riñones para aguantar al colombiano. Por detrás, Uran, Majka, Pozzovivo, Aru, Kelderman y Evans seguían 'neutralizados'. No podían o no se enteraban. Se les iba el Giro.
El ritmo cronoescalada de Quintana no lo aguantaba más Rolland. Hesjedal seguiría retorciéndose hasta los últimos 500 metros, cuando Quintana se levantaba por última vez sobre su bicicleta.
Los más jóvenes reaccionaron en el grupo de Uran y Evans. Majka, con Pozzovivo a rueda, cambiaba el ritmo y Kelderman lo sostenía. Aru también dejaba a Uran atrás en el día que perdió el rosa.
La jornada en la que Quintana demostró que él mueve las fichas de este Giro. Ya no puede ir de farol, ahora todos saben quien es el líder más fuerte, el hombre a batir. Porque aún queda carrera...
La etapa 16 del Giro de Italia, que se llevó a cabo entre Ponte di legno y Van Martello que contó con tres puertos de primera categoría, tuvo como máximo protagonista a Nairo Quintana, quien es el nuevo líder del Giro de Italia al ganar la decimosexta etapa con un tiempo de 4h 42' 35'', ocho segundos por delante de Ryder Hesjedal.
Gracias a esta victoria y a la novena posición de Rigoberto Urán, el ciclista del Movistar desde mañana utilizará la 'maglia rosa' con una ventaja de un minuto y 41 segundos sobre el antioqueño y por encima de los tres minutos del ciclista australiano, Cadel Evans. Además el boyacense es líder de los jovenes y Julián Arredondo se mantiene en lo más alto de la clasificación de la montaña.
El primer puerto fue el Passo Gavia, el cual tuvo protagonismo colombiano con Robinson Chalapud como primero (sumó 32 puntos en la clasificación de montaña), seguido por el lider de esta clasificación, Julián Arredondo y Jarlinson Pantano tercero. Mientras que el segundo fue la Cima Coppi donde el ganador fue Dario Cataldo, seguido por Robinson Chalapud y Hubert Dupont.
Aunque el mal clima azotó la etapa 16 del giro e inicialmente el descenso del stelvio iba a ser neutralizado y controlado por un comisario deportivo, la organización del giro durante la competencia informó que no se iba a parar a los corredores. Gracias a esto el italiano Dario Cataldo tomó ventaja y llegó a tener una diferencia de 4:00 sobre el pelotón de Rigoberto Urán.
Por su parte Nairo Quintana, acompañado por sus gregarios logró acercársele al italiano y en un primer grupo perseguidor hizo vibrar a Colombia con la diferencia que estaba sacando en la clasificación general lo cual hacía prever un posible uno-dos colombiano. Tanto así que a menos de 18 kilómetros el líder de Movistar junto con Hedsjedal y Rolland tomaron el liderato de la carrera.
Quintana se mantuvo fuerte y en los últimos cinco kilómetros dejó atrás a Rolland y a falta de uno dejó a Hedsjedal, quien no pudo seguirle el ritmo en el último puerto de primera categoría, el Val Martello, y con ocho segundos de diferencia se quedó con el primer lugar que además le dio una bonificación de 10 segundos.
Este miércoles se llevará a cabo la decimoséptima etapa de Sarnonico a Vittorio Veneto con 208 kilómetros de recorrido.
20ª etapa: Maniago-Monte Zoncolan, 167 km (Alta montaña)
Redacción
18/01/2014
El Monte Zocolan será la última oportunidad de atacar antes de llegar a Milán. Tras el Passo del Pura en el km 103 deberán superar poco más tarde el Sella Razzo antes de afrontar el Zoncolan.