Rafael Nadal y Novak Djokovic chocarán el domingo en una titánica final de Roland Garros que pondrá en juego el primer puesto del ránking, además de jugosos récords y premios en metálico. «Ésta es la gracia y lo bonito del deporte: los retos», resumió Nadal antes de una nueva edición de su ya legendaria rivalidad con Djokovic.
Nadal, rey de la arcilla, quiere dar un paso más en los libros de historia con su noveno título en Roland Garros, que le supondría continuar como número uno del mundo y levantar su décimocuarto Grand Slam. Igualaría así al estadounidense Pete Sampras y quedaría a tres del récord de Roger Federer. Djokovic, con seis grandes en su casillero aún lejos de los registros del balear, está ante la oportunidad de dar un golpe de dimensiones gigantescas: ganar su primer Roland Garros, cerrar el Grand Slam, recuperar el número uno y propinar a Nadal su segunda derrota sobre la tierra parisina.
«Esta pista es la que él más domina. Aquí sólo perdió una vez en su carrera. Éste es el lugar donde Nadal juega su mejor tenis», dijo Djokovic, de 27 años, a las puertas de su décimo tercera final de un grande. «Intentaré ser agresivo, porque es el único camino para ganarle», añadió el serbio. «Es más fácil decirlo que hacerlo, porque todos sabemos lo bueno que es en esta pista. Pero no es imbatible». De eso puede dar fe el sueco Robin Soderling, el único tenista del planeta que sabe lo que es batir a Nadal en Roland Garros al mejor de cinco sets.
El balear, que busca con 18 años su quinto Abierto de Francia consecutivo, sufrió en los octavos del 2009 ante Soderling su única derrota -por 88 victorias- con esas variables. Pero después de su gran semifinal contra Murray, deja atrás las dudas de su peor temporada en tierra. «Es un partido especial, con el rival más difícil posible. Cualquier cosa puede pasar», explicó Nadal. «No es nuevo para él estar en la final. Tiene la motivación por ganar el primero, pero también tiene la presión de ganarlo por primera vez y cerrar el Grand Slam, que es algo que muy pocos han tenido la ocasión de lograr».
Pendientes del tiempo
«Pero yo también tengo la motivación por ganar el noveno y la presión por eso. Es lo mismo», añadió Nadal antes de un partido que pondrá muchos ojos en el cielo. Y es que el tiempo meteorológico que acompañe a la final puede ser determinante. Si hay sol, Nadal se sentirá más cómodo porque su derecha con top spin hará más daño a Djokovic. El serbio, en cambio, preferirá que las nubes sean las protagonistas en el cielo parisino para que los golpes del español no boten tan alto.
«Como yo eso no lo voy a controlar es algo que no me planteo», explicó Nadal. «Para mí es mejor jugar con sol, pero como yo no puedo llamar al sol ni él a las nubes pues vamos a tener que jugar con lo que haya». Y las previsiones sonríen más a Djokovic, pues se esperan nubes y algo de lluvia para las 15:00 horas, cuando los dos mejores tenistas del último lustro salten a la pista Philippe Chatrier. Los casi 15.000 espectadores que asistan a la final verán el duelo número 42 entre Nadal y Djokovic, el partido más repetido de la historia de la era abierta.
El balear se llevó los cinco precedentes en Roland Garros, pero el serbio llega con el envión anímico de haber derrotado a Nadal en los últimos cuatro partidos, el más reciente en la final de Roma hace tres semanas. «Nos conocemos, sabemos que las cosas en el deporte afectan, las derrotas afectan, las victorias afectan a todos a nivel mental. Y por ahí él parte con una ventaja», aseguró Nadal. «Pero estoy preparado. He dado pasos adelante importantes estos días, mi derecha está yendo rápida».
Con todo lo que hay en juego, la final, cuyo ganador se embolsará 1,65 millones de euros después de recibir el trofeo de manos del legendario Bjorn Borg, supondrá un punto y aparte en los duelos entre Nadal y Djokovic. «La más amplia y fiera rivalidad en la historia de la ATP... en la final de Roland Garros», resumió en una entrevista el mítico John McEnroe, que tampoco ve invencible a Nadal. «No puede ganar siempre: tarde o temprano perderá. Ahora, todos esperan ese momento en que Nadal pierda».