Le pierde su pronto, su instinto, ese que le distingue en el área rival para armar la pierna e inventar cualquier remate, ese que le hace ser uno de los mejores delanteros del planeta. Para Luis Suárez (Salto, Uruguay; 1987), al menos mientras está sobre en el terreno de juego, cobran sentido las palabras de Bill Shankly, legendario técnico del Liverpool que instauró el Boot Room –cuartucho donde se transpiraba linimento y alcohol, toda vez que se allí se decidían de tácticas y entrenamientos- y que dejó una frase para la posteridad: “El fútbol no es cuestión de vida o muerte; es mucho más que eso”. Excesivo por definición e instalado en los limítrofes de la violencia por gusto, Suárez, ariete del Liverpool y de Uruguay, hizo bueno ese apelativo de El Caníbal que se ganó en Holanda y que prolongó en Inglaterra, ahora subrayado en el Mundial de Brasil. Otra dentellada; otro castigo, toda vez que la FIFA le ha abierto un procedimiento disciplinario por morder al zaguero italiano Chiellini. A la espera conocer la resolución del organismo, se aguarda la alegación uruguayo, que tiene hasta las 22.00 horas de hoy para justificar lo injustificable.
Para Luis Suárez no hay grises ni término medio, siempre pasional hasta el fin. Por algo dejó su país por amor –viajó a Groningen para estar cerca de su novia Sofía, que vivía en Barcelona, ahora mujer y madre de sus hijos-, con Holanda como destino. Los goles le catapultaron al Ajax (no sin antes un lío burocrático) y la distintiva garra charrúa también le valió el primer desliz. Resulta que en un clásico ante el PSV, en un rifirrafe con Otman Bakkal le arreó un mordisco en todo el hombro. “Me arrepiento mucho, fue el instinto del momento”, explicó sobre la agresión. Castigada su conciencia, la Eredivisie también le sancionó con siete encuentros. Pero el furor del momento, la descarga de adrenalina y la querencia del balón le supera a un futbolista reincidente. Así, en Inglaterra y ya con la zamarra del Liverpool, Suárez repitió agresión en un encuentro ante el Chelsea, con Ivanovic como víctima. “¿Tenía hambre?”, cuestionó Rio Ferdinand, central del Manchester United, en su cuenta de Twitter tras ver la dentellada sobre el bíceps del zaguero rival. Una crítica entre la cascada de indignación que se vivió en Inglaterra, ciertamente satisfecha tras los 10 partidos de sanción.
El instinto de Luis Suárez, en cualquier caso, no siempre es nocivo, toda vez que en la pasada Copa del Mundo, en los cuartos de final ante Ghana, sacó la mano dentro del área para evitar un gol contrario y, de paso, clasificar a Uruguay para la semifinal tras ganar ese duelo en los penaltis. “Puse la mano porque era gol seguro y no hay cosa tan importante que luchar por Uruguay”, resolvió entonces el futbolista, expulsado del campo y ausente en la semifinal. Ahora, en vez de la mano ha sacado los dientes y la FIFA parece dispuesta a castigarle. “Se abre el proceso por una aparente violación de los artículos 48 y 57 del Código Disciplinario”, rezó el comunicado del organismo internacional; “y el jugador y la federación uruguaya están invitados a argumentar su postura y entregar cualquier prueba documental que consideren relevante”. El primero en hablar fue el técnico Óscar Washington Tabárez: “Desearía volver a ver las imágenes porque no he visto la acción. No sé qué ha pasado. El árbitro no vio nada. No voy a hacer más comentarios. Se ha generado desde hace tiempo una atmósfera sobre el jugador. Ya fue sancionado y se comprometió a dar otra imagen”. Pero no la dio ante Chiellini, por más que el propio futbolista tratara de quitar hierro al asunto. “Son cosas del juego, que pasan en la cancha y no pasa nada más. Somos todos jugadores de fútbol y no hay que darle importancia”, esgrimió el pistolero, sobrenombre que también posee porque festeja sus goles simulando disparar al aire. “Vi un forcejeo, nada más. Cosas del fútbol y hay que hablar de fútbol”, abundó Godín, héroe del encuentro, goleador ante Italia. También se posicionó Chiellini en declaraciones a Sky Sport: "La FIFA protege a Luis Suárez; es un tramposo y se sale con la suya porque la FIFA quiere que los mejores jugadores estén en el Mundial. Quiero ver si tienen el coraje de actuar de oficio basándose en el vídeo".
A la espera de la resolución, los memes –imágenes y mensajes satíricos en las redes sociales- sobre Suárez son inagotables, con imágenes retocadas de Hannibal Lecter por doquier. Pero la prensa coge el relevo. “Suárez vuelve a morder”, cuenta L’Equipe. “Tiburón III”, refleja el Daily Express. “¿Diente por diente?”, se cuestiona Olé. “Peor que Tyson”, abunda La Gazzetta dello Sport. “Tiene una mente peligrosa que no puede ser reconectada”, intercede el Daily Mail. “Escribe su nombre en la infamia de la Copa del Mundo”, sentencia The Guardian. Ahora, la FIFA tiene la palabra.