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Sudó lo suyo Rafael Nadal para quitarse la espina de Lukas Rosol en cuatro sets (4-6, 7-6, 6-4, 6-4). Su "verdugo" en Wimbledon en el 2012 se lo puso cuesta arriba y volvió a acariciar el "milagro" en segunda ronda durante una hora y media de juego: lo que tardó el "número uno" en darle la vuelta al partido en un ajustadísimo "tie break" en el que el checo tuvo una ocasión de oro para ponerse dos sets por delante.
Nadal apretó los dientes y se la jugó a vida o muerte con un impecable "drive" en paralelo que hizo saltar de su asiento a su tío Toni, bastante atinado en su diagnóstico previo: "Rafa llega este año a Wimbledon con una energía y una actitud diferentes".
El español, perseguido por el fantasma de sus dos últimos pinchazos en el All England Club, dio del "do" de pecho en el momento clave. No sólo salvó el set point sino que hundió moralmente a su rival en la bola que marcó definitivamente la transición del partido. Rosol, demoledor al servicio, dejó escapar la segunda tanda con una doble falta y nunca volvió a ser el mismo.
Hasta ese momento, el checo había marcado claramente su territorio en la pista central de Wimbledon con una decena de "aces" y una capacidad envidiable para marcar el ritmo con sus subidas a la red y su juego plano y duro a las esquinas.
Nadal, que arrancó con buen pie, flojeó en el servicio con dos dobles faltas con el marcador 4-4 en el primer set. Rosol aprovechó la ocasión para venirse arriba y adjudicarse la primera tanda con un juego en blanco que le catapultó aún hasta la primera hora de juego.
Tal fue el vendaval del checo al servicio que el español no llegó a tener en sus manos la primera bola de "break" hasta bien avanzado el segundo set. Con 4-4 en el marcador, las fuerzas se nivelaron. Rosol fue perdiendo la confianza de hierro al saque y Nadal fue poco a poco recomponiendo la postura, hasta demostrar el talante de campeón en la muerte súbita.
El partido cambio definitivamente de tornas con el empate a un set. Las estadísticas de la tercera tanda lo dicen todo: 82% de efectividad al primer saque para Nadal, frente al 46% del checo, que dio síntomas de cansancio físico y mental. Siguió batallando hasta el final con una solidez superior a la que cabía esperar del número 52 en el ránking (era el número 100 cuando logró la "machada" del 2012), pero entonces Nadal volaba ya sobre la pista de Wimbledon como en su mejores momentos en hierba.
En el último y decisivo set, Nadal no cedió en ningún momento el timón, decidido a poner el broche final en menos de media hora. Rosol dio un último destello de su mejor versión en el penúltimo juego, que se lo adjudicó con dos "aces" y en blanco. Pero Nadal se reservó el desquite final y dio un grito de victoria que resonó casi como una victoria en la final de Wimbledon.
El manacorí dio la razón a su tío y demostró ante los ojos de la mismísima Pippa Middleton que esta vez es distinto y que quiere llegar lo más lejos posible en Wimbledon. Le bastará con llegar a semifinales para conservar el "número uno".
"No he jugado por venganza", dijo Nadal al término del partido. "Mi meta aquí es jugar lo mejor posible, y da igual que sea Rosol o cualquier otro rival que me haya ganado en el pasado".
"Mi estrategia ha sido luchar y esperar mis momentos, aunque él me lo ha puesto difícil porque tiene un saque muy muy bueno", agregó Nadal. "Yo cometí unos errores en el primer set, pero luego conseguí mejorar en el segundo y fue decisivo salvar el set point en la muerte súbita. He vivido el partido con mucha tensión, pero creo que he tenido una buena respuesta después de haber pasado mis problemas. Estoy cansado lógicamente pero me siento satisfecho por mi juego".
Pasa Robredo; caen las chicas
También se metió en la tercera ronda Tommy Robredo, que superó al francés Adrian Mannarino, 81 del mundo, por 6-4, 6-1 y 7-6 (5), en una hora y 58 minutos. El español se medirá ahora al ganador del duelo entre el polaco Jerzy Janowicz, 25 del mundo, y el australiano Lleyton Hewitt, número 48.
Wimbledon se ha quedado sin representación española en el cuadro femenino después de las derrotas de Carla Suárez, Lourdes Domínguez y Silvia Soler, ante la kazaja Zarina Diyas, la belga Kirsten Flipkens y la canadiense Eugenie Bouchard, respectivamente.
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