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General: ARGENTINA : eL " PARO " DE LOS PATRONES, LOS MEDIOS Y LA BUROCRACIA .
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 30/08/2014 00:03

El "paro" de los patrones, los medios y la burocracia

La medida es tan peculiar que para satisfacer algunas demandas habría que incumplir otras escritas dos renglones más abajo.

Hace algo más de un mes, en una columna de opinión publicada en Clarín podía leerse lo siguiente: "Siempre que sus dirigentes de confianza le preguntan cuándo pasará a la ofensiva, Hugo Moyano los ataja con una célebre frase atribuida a Napoleón Bonaparte: ‘Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error’".
A juzgar por el paro resuelto por el camionero y Luis Barrionuevo, una de dos: o el enemigo de Moyano dejó de equivocarse, o la derecha, en su formato "defensa de los trabajadores", ingresó en una zona de turbulencia y apresuramiento, pone primera y que sea lo que Magnetto quiera y Massa pueda.
El destemplado paro en el que vuelven a coincidir la dirigencia de camioneros y mozos, y los dueños de tierras y vacas de la Sociedad Rural, es la expresión política de quienes insisten en llamar "ajuste" a la "sintonía fina" votada ampliamente en octubre de 2011.
Así y todo, el apoyo del sector más granado de la oligarquía agraria quizás no sea la condición más saliente de la jornada de protesta pasiva, sin movilización en la calle ni acto en la Plaza. Visto en el contexto en que se produce, lo que le da aún más carga política y contenido ideológico a la medida es que entre el pliego de demandas una sobresale especialmente, con peso propio: "Contra la inseguridad". No dice: "Contra los linchamientos." Toda una definición.

PRIMER PROBLEMA. Los convocantes al paro deberían antes definir a qué llaman "inseguridad" y precisar un diagnóstico común sobre la traumática relación de la sociedad con el delito. Aunque sea difícil conciliar los discursos contra la exclusión que colorean las apariciones televisivas del sindicalismo opositor en TN, con el tecnicismo de Luisito Barrionuevo, para quien todo el problema se reduce a que "los pobres son potenciales delincuentes".
El paro es tan peculiar que para satisfacer algunas demandas de sus promotores habría que incumplir otras del mismo pliego, escritas dos renglones más abajo. ¿Un paro para que el "ajuste" no caiga sobre la espalda de los pobres, o para meterles bala?
Según el razonamiento del dirigente de los barman, parar "contra la inseguridad", como dice el cartel que promociona la huelga, es hacerlo contra el vasto sector de la sociedad que el capitalismo en su forma más extrema desheredó para siempre y confinó a los márgenes del sistema económico: los pobres y excluidos.
El paro es superficial e inconducente en tanto sólo es la manifestación de una queja, de un mal humor, y no el aporte que se necesita del movimiento obrero organizado para profundizar lo que es una trabajosa política de Estado desde hace diez años: la inclusión social. Transformar a esos pobres endémicos, atados con pernos a la parte más amarga de la estructura social ("potenciales delincuentes", según el dirigente gastronómico), en sujetos de derecho, en trabajadores formales, en ciudadanos integrados a la cultura de su país, en sintonía con su región geográfica y su tiempo histórico, es un desafío todavía pendiente, cuya resolución implica conciencia colectiva, organización comunitaria y lucha diarias, no un paro dominguero.
En tiempos de "batalla por el relato", como sus enemigos rebajan de categoría al kirchnerismo, todo se vuelve "político", desde los paros de trabajadores a los comentarios editoriales en los medios que ya sabemos. No está mal que sea así, pero hay que estar prevenido.
Asistimos a una guerra encarnizada por imponer palabras, por dar por cierto situaciones que no lo son tanto, por conjugar conceptos en una única dirección. Como se dijo en esta columna una semana atrás, "la derecha sabe que ‘ajuste’ y ‘tarifazo’ son dos de las palabras fetiches del capitalismo en su versión más excluyente. Como ‘represión’, ‘criminalización de la protesta’ y ‘desocupación’, remiten a neoliberalismo y miseria planificada. Son palabras-estigma. De ahí, el énfasis de sus voceros mediáticos y políticos por conjugar ambos, esos términos en los titulares que informan y en los comentarios que opinan, sobre el cambio en la política oficial en materia de subsidios." También, para contextualizar el paro de hoy.
Que no confunda a nadie, sin embargo: "paro" es no ir voluntariamente a trabajar, y no es esto: no poder llegar al taller, a la oficina, a la escuela, porque no hay transporte, o los puentes de acceso a la ciudad están cerrados. En ese caso, el "paro" es "patoteada".
Que no engañen a nadie: "ajuste" sería que los recursos que importa el cambio en la política de subsidios se reasignen en otra cosa que no sea la necesidad popular y la ampliación en las coberturas del segmento social más pobre. Y esto tampoco será así: a través del ahorro, el Estado incrementará sus partidas en obra pública y planes sociales (AUH y Progresar).
De ahí que lo que se objeta de este paro, no es su condición de político, porque eso es propio de las sociedades de conflicto, sino su sincronía con intereses materiales, objetivos electorales y mezquindades políticas que nada tienen que ver con la seguridad, la pobreza, y el reparto de la riqueza, verdadero nudo de todos las disputas. Este paro es un episodio más de una cruenta lucha por el poder que los sectores más espesos del poder económico libran con el gobierno desde los tempranos días del año 2003. Las  condiciones exigidas por Claudio Escribano a Néstor Kirchner hace once años, tienen ahora un lobbista impensado entonces: la CGT-Clarín y otros dirigentes gremiales menores.

IDEA MADRE. A propósito, "Conservar el poder, verdadera ideología de la Presidenta", titula en La Nación uno de sus editorialistas estrella su habitual columna de los días lunes. La nota gira alrededor de una idea madre, un concepto guía, que Carlos Pagni resume así: "Lo que concede coherencia retrospectiva a una gestión es que siempre se haya hecho todo por conservar el poder. Allí está la ideología. Lo demás es instrumental"
La nota es una exteriorización en voz alta del miedo atroz que siente el capital más concentrado: la conciencia "para sí" de los subalternos que expresa Cristina. Lenin decía que "todo es ilusión, menos el poder". La derecha más obtusa y visceral, acostumbrada a conservarlo y ejercerlo por generaciones, lo sabe bien. De ahí su temor: que la líder popular surgida de la formación social argentina a esta altura de su desarrollo histórico, también lo sepa y exista una porción significativa de su pueblo que la acompañe.
Hay quien se queja porque la segmentación de la quita de subsidios no se hace en función del ingreso sino según lo determine el valor del metro cuadrado de las propiedades o el nivel de consumo, dos indicadores generalmente engañosos. No les falta razón, pero atención: arribar a esa división según las variables ingreso o bienes, supone profundizar aun más el proyecto de inclusión, redistribuir más drásticamente la renta y democratizar las relaciones sociales que se dan a partir de un sistema económico intrínsecamente injusto y desigual, eso que los enemigos del kirchnerismo llaman "ahondar la grieta y la división". Este paro, supuestamente en defensa del ingreso de los trabajadores, conspira contra ello.
El rumbo estratégico es claro y no ha sido modificado: menos ayuda estatal para quienes no la necesitan tanto, y más apoyo para quienes se encuentran entre los más débiles de la estructura social. El segundo movimiento de la "sintonía fina". Por lo demás, todo proyecto político tiene un sustrato ideológico y comprende la subjetividad de las masas que lo apoyan y creen en él, y también quienes lo combaten. No todo se reduce a la mera administración de recursos públicos, o la simple gestión de la economía. Hay quien confía en el proyecto, porque lo siente propio, y quien lo rechaza, incluso a costa de sus intereses mediatos. Siempre hay quien banca, también cuando se disgusta, y quien no se deja seducir jamás. El paro es político, sí, tanto como pararse de mano ante la burocracia sindical, los patrones y los medios, e ir a trabajar.  -



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