AJEDREZ

 ¡Sí… y No!

Esa es la nota final del examen que tuvieron los dos equipos cubanos, el masculino y el femenino, en la Olimpiada Mundial, donde los hombres igualaron su mejor actuación

Por RAFAEL PÉREZ VALDÉS deportes@bohemia.co.cu

2 de septiembre de 2014

Si la frase “Una de cal y otra de arena” no estuviera tan gastada la hubiésemos utilizado en el título. Y es que mientras el equipo masculino cubano de ajedrez salió muy bien parado de la Olimpiada Mundial, celebrada en la ciudad noruega de Tromso, al igualar en el torneo Abierto el séptimo lugar que aparece como su mejor resultado histórico, el femenino, por debajo de lo esperado, resbaló hasta el lejano peldaño número 30.

Los hombres, valga el recordatorio, ocuparon iguales escaños en las ediciones de Novi Sad 1990 y Calviá 2004.

En esta oportunidad ganaron siete matches, igualaron dos y cedieron en par de salidas, ante Azerbaiyán y Bulgaria. De las 44 partidas ganaron 20, entablaron 19 y fallaron apenas en cinco.
El Maestro Internacional Gerardo Lebredo, rector del Instituto Superior Latinoamericano de Ajedrez (ISLA), y quien desde hace años mantiene en BOHEMIA una gustada sección en la que comenta partidas muy interesantes, ofreció algunos criterios.

“No me atrevo todavía a hacer comparaciones, pues aún no he consultado datos estadísticos que pudieran dar certeza a cualquier afirmación, pero estoy casi convencido de que nunca antes el equipo masculino cubano en la ronda siete estuvo empatado en primer lugar, siendo segundo por desempate, en este caso jugando contra Azerbaiyán, un match que perdió.

“Fue decisivo para nuestro equipo, en su colocación, las actuaciones en el ultimo tablero: Isam Ortiz, como titular, y Yuri, como reserva. Por otro lado, Lázaro Bruzón sobrepasó las expectativas para un segundo tablero con otra magnifica actuación. Esto, más las dignas actuaciones de Leinier Domínguez y Yuniesky Quesada, plasmó el buen resultado obtenido”, comentó el especialista.

Se debe recordar, además, que Ortiz estuvo ubicado hasta el último día como el número uno entre los cuartos tableros (en esa jornada no pudo pasar de tablas), y regresó con una medalla de plata que impulsó como un potente motor a su exitosa escuadra. Su desempeño se resume en seis puntos en ocho partidas.

El holguinero, según leímos en el sitio Cubahora, sumó 16.8 puntos a su coeficiente Elo, y entre sus éxitos más notorios se encuentran los concretados contra el indio Babu M.R. Lalith (2565), el israelí Emil Sutovsky (2624) y el búlgaro Krasimir Rusev (2548).

Ortiz, recordó el propio portal digital, se convirtió en el cuarto cubano en ganar una medalla en una Olimpiada y el primero en recibir una presea de plata. Los antecedentes se encuentran en las de oro de José Raúl Capablanca (en 1939), y Reinaldo Vera (1998), y el bronce de Silvino García (1978).

De ahí que, cuando los ajedrecistas fueron recibidos en el aeropuerto internacional José Martí por una representación del Inder encabezada por su vicepresidenta Gladys Béquer, el directivo de esa organización deportiva, Agustín Abril, les dijo: “Fueron días en que se convirtieron en centro de la atención de todo el país, que estuvo al tanto de cada partida. Y cabe reconocer el esfuerzo desplegado por cada uno de ustedes en una competencia del máximo nivel”, según leímos en el sitio Jit.

Aryan Abreu, por primera vez capitán de los varones (es decir, entrenador), se mostró complacido, y destacó el espíritu colectivo de la escuadra: “Nos dio resultado la estrategia utilizada, con Leinier Domínguez y Lázaro Bruzón, quienes respondieron bien en sus funciones de primero y segundo tableros, respectivamente, e Isam Ortiz, convertido en un elemento clave, capaz de llevarse la medalla de plata como cuarto hombre. Resultó fundamental terminar venciendo a Inglaterra, porque perder habría significado descender considerablemente. La suma de los puntos individuales nos colocó terceros”, concluyó el entrenador, también según Jit.

Se impone destacar que Leinier y Bruzón realizaron el mayor de sus esfuerzos, al asumir incluso el desgaste, pues no descansaron en ninguna de las rondas. Tampoco es ocioso reiterar que existió un espíritu colectivo. Y ojalá siempre ocurra así en este y en todos los deportes. Sí, cuando se quiere, es posible.

Bruzón totalizó ocho puntos en 11 salidas, y sumó 15 puntos a su coeficiente Elo.

Leinier Domínguez, el mejor ajedrecista cubano desde los tiempos de Capablanca, estuvo como era lógico en el primer tablero, enfrentando a los principales oponentes, ante los cuales logró 6.5 puntos, en 11 duelos. Ese accionar no le evitó ceder 5.2 unidades en su Elo, y descender hasta el lugar 14 del ranking (2754.8).

Yuniesky Quesada, en el tercer tablero, jugó para 5.5 en 10 partidas, y sus tablas en el match contra los ingleses resultaron decisivas para que se pudiera alcanzar el ya mencionado séptimo lugar.

Yuri González no puede quejarse de su debut olímpico: 3.5 en cuatro enfrentamientos.

Los tres primeros lugares fueron ocupados por China (19), que por primera vez en toda la historia finalizó en la cima, Hungría (17) e India (17). Rusia fue desplazada al cuarto sitio.

Lo de las cubanas, como ya apuntamos antes, fue harina de otro costal. Terminaron con 13 unidades, debido a seis victorias, cuatro fracasos y un empate. Muy lejos quedó una faena como la del cuarto lugar obtenido en Khanty-Mansiysk, en 2010, aunque no siempre se pueda superar o igualar lo anterior.

Una veterana de mil campañas, Maritza Arribas, fue la mejor de nuestra escuadra, pues aportó cinco rayitas en siete partidas.

Lo ocurrido ya pasó y son gajes del oficio, lo cual no justificaría que el tema deba caer en saco roto; obviamente, merece análisis, y luego ser consecuentes, de cara a otras porfías.

Entre las chicas competidoras del orbe, las primeras posiciones fueron ocupadas por rusas, chinas y ucranianas.

Hubo un entretelón interesante: la reelección del kirguís Kirsan llyumzhinov como presidente de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), cuya batuta lleva desde 1995. Esta vez superó de forma amplia al exgenial jugador de origen azerí Garry Kasparov, 110 votos contra 69.

En cualquier caso, lo visto en Tromso ratificó que el ajedrez cubano tiene una fuerza reconocida.

¿Qué son las Olimpiadas Mundiales de Ajedrez?
Se organizan oficialmente por la FIDE desde 1927 y tienen lugar cada dos años. Es una competición por equipos; cada uno representa a un país. Además, se otorgan medallas individuales a las mejores actuaciones por tablero. Antiguamente se celebraba una competición diferente para hombres y mujeres, pero con la inclusión de mujeres que han participado en las olimpiadas masculinas, ahora se compite en el torneo abierto y el torneo femenino. (Tomado de Cubahora)