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General: REPORTAJE PIPOLL suicidió por discriminación SEXUAL
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De: RADIOPIPOLLSINFRONTERA  (Mensaje original) Enviado: 10/09/2014 04:00
PRIMERA PARTE
Suicidió por la discriminación a la que fue sometido debido a su condición sexual, en Colombia

Amiga habla del sufrimiento de Sergio Urrego, el joven que se suicidó

Según relata su compañera de colegio, el estudiante fue discriminado por ser homosexual.

Sergio Urrego, estudiante que se suicidó por discriminación sexual.

Foto: Foto: Instagram/sergio1125

Sergio Urrego, estudiante que se suicidó por discriminación sexual.

La primera y última vez que vi a Sergio fue en el colegio, en el Gimnasio Castillo Campestre.

El viernes anterior, me había invitado a comer con su madre y su abuela, pero por otro compromiso no pude ir.

Ese día él estaba comprando su nuevo uniforme, me envió una fotografía de cuando se graduó de quinto de primaria y por mensajes le prometí que íbamos a salir cada vez que fuese posible.

El día lunes, a eso del mediodía, llamamos del teléfono de un amigo a preguntarle acerca de su primer día de clase, pero nos dijo que era un día libre por las pruebas Icfes. (Lea también: Maestra escribe carta póstuma al joven que se suicidó)

Él era uno de mis amigos más cercanos. Nos llevábamos muy bien. Las cosas que teníamos en común, y las que no, hacían que nuestra relación de cierta manera nunca fuese monótona.

Era una persona culta, brillante y un gran amigo, y ahora, después de su muerte, siento que a veces me olvido de la realidad. Me cuesta creer que nos haya dejado. Era tanto lo que compartía a su lado.

Si bien nunca fue tan evidente algún comportamiento depresivo, el mayor miedo de Sergio era perder a su abuela o a su madre. A veces pasaba tiempo solo y muchos desconocían lo que realmente pensaba.

Aunque se sintió más tranquilo respecto a su sexualidad cuando le contó a sus padres, a Sergio realmente lo afectó que lo hubieran alejado así de su pareja. Lo quería mucho.

Por otra parte, la sicóloga lo trataba como si su gusto hacia los hombres hubiese sido el mayor desastre para las directivas. Su excusa era que no eran adecuadas las muestras de afecto en la institución, pero curiosamente nunca les importaron esas mismas manifestaciones en una pareja heterosexual.

Creo que su suicidio fue producto de la inmadurez, intolerancia, irrespeto y falta de carácter de personas que juzgan a otras sin conocer nada del otro.

Por sus actitudes “rebeldes”, las directivas siempre buscaban alguna manera de callarlo. En su momento, hacían lo posible con comentarios para que dejara la institución. De hecho, para decirles a sus padres sobre su gusto por el sexo masculino, le dieron una fecha límite: si no cumplía, tenía entendido yo que le complicarían el regreso a clases después de las vacaciones de mitad de año.

La relación con su novio era muy intensa. Los dos demostraban su afecto. Lamento decir que el inicio de la relación fue más por un capricho de su pareja que por algo que hubiese incitado Sergio, y me molesta que piensen que mi amigo fue el que lo “influyó” para que fueran novios.

Cuando su pareja comunicó a sus padres sobre la relación con Sergio, la madre del muchacho reaccionó de una manera descontrolada. Pasó de apreciarme a considerarme la peor amiga que su hijo hubiese tenido, porque yo los apoyaba, y pocos días después me llamó a decirme que su hijo no era un enfermo y que lo iba a recuperar.

Me habló muy mal de Sergio y cuando me enteré de la demanda, en la primera persona en quien pensé como causante fue en ella. Sergio no me quería creer, pero la forma en la que se expresaba de él demostraba su desprecio.

De hecho, la señora no dudó en culpar a Sergio de que su hijo fuera homosexual, sin saber que las inclinaciones de él habían comenzado mucho antes de que se relacionara con mi amigo.

A raíz de lo que pasó, muchos padres de familia dudaron de la reputación de la directora cuando describió a Sergio como “el muchacho que iba en malos pasos, que no tenía claras las cosas, que sufría de abandono y que sus compañeros no eran más que unas personas que se dejaban manipular por lo que él decía”.

A nosotros los estudiantes nos parece increíble que tanto que dicen que la institución es nuestro segundo hogar, pero es allí el primer sitio donde nos juzgan. Se supone que nuestros docentes deben ser unas guías y personas que nos ayuden a mejorar como personas, no que nos difamen o que nos dañen emocionalmente.

Con Sergio, se ha perdido a una persona excepcional. Mi amigo hubiera aportado tantas cosas positivas a esta sociedad. Nunca tuvo miedo de dar su opinión y, sobre todo, defendía sus ideales. Nunca he conocido a una persona más consciente del medio ambiente que él. Por eso me alegro de que haya sido parte de mi vida y de haber podido compartir tantas cosas junto a él.

*Testimonio de amiga cercana de Sergio Urrego en el Gimnasio Castillo Campestre, quien por temor a que la institución tome represalias contra ella, prefirió no dar su nombre. Este texto fue publicado originalmente en el sitio web de la Ule (Unión Libertaria Estudiantil), organización a la cual pertenecía Sergio Urrego.

SEGUNDA PARTE

Maestra escribe carta póstuma al joven que se suicidó

A un mes de la muerte de Sergio Urrego, su profesora de primaria le escribe.

Sergio Urrego, el jóven que se suicidó desde la terraza del C.C. Titán Plaza.

Foto: Foto: Instagram/sergio1125

Sergio Urrego, el jóven que se suicidó desde la terraza del C.C. Titán Plaza.

El caso de Sergio Urrego, un estudiante de undécimo grado del Gimnasio Castillo que, al parecer, se suicidó por la discriminación a la que fue sometido debido a su condición sexual, despertó indignación en el país.

Cuando se cumple un mes de los hechos, y el caso ha llegado al Congreso y al Ministerio de Educación, la maestra de primaria del joven le escribe un sentido mensaje en el que aparece un Sergio inteligente, leal, crítico y víctima de la intolerancia.

El alumno más brillante

Por Olga Milena Jankovich*

Conocí a Sergio en su infancia. Durante los años que estuvo en mi colegio fue un estudiante brillante, gran compañero y amigo.

Por su desempeño siempre destacable, se le otorgó una beca a la excelencia, y durante los seis años siguientes mantuvimos comunicación a través de Facebook.

Él me comentaba de sus logros y manifestábamos admiración mutua por ideas, sobre todo, porque él era un defensor acérrimo de los derechos humanos, feminista, pensador crítico y, aunque yo no me identifique con la corriente anarquista, nuestros pensamientos siempre fueron similares en cuanto a querer un mundo incluyente y en paz. De eso hablábamos en ocasiones, y hasta nos permitíamos discrepar. Más que quererlo, lo admiraba y me sentía profundamente orgullosa de haber sido su maestra, sabía que llegaría lejos.

El 20 de junio de este año recurrió a mí buscando orientación para interponer una queja contra el colegio donde estudiaba, ya que iban a impedirle el ingreso por demostraciones afectivas que consideraban inmorales por ser de carácter homosexual.

Lo llamé, hablamos del tema, le dije que no conocía mucho cómo funcionaban los entes reguladores y de control departamentales, pero lo animé a continuar y lo enfoqué en que lo que hiciera debía servir para que modificaran el acuerdo de convivencia, ya que era inconstitucional.

Seguimos hablando continuamente sobre el tema, le pedí el radicado del derecho de petición que había extendido al colegio para resolver su caso, y me sorprendió saber que no contestaron dentro de los términos, porque sé que es deber de cualquier institución educativa dar respuesta a las solicitudes en un término no mayor a 15 días hábiles.

En julio, Sergio recurre a mí de nuevo, esta vez pidiéndome que le ayude a conseguir un cupo en un colegio de Engativá para terminar su bachillerato, ya que es lo “único” que quiere. Yo le digo que la única opción posible era volver con nosotros, es decir, volver al Liceo Normandía. Su respuesta fue “sería bastante bueno.

Le pregunto por sus calificaciones y me dice que son buenas, como siempre, y empiezo a gestionar su ingreso, ya que otorgar un cupo a estas alturas y para grado once no es nada fácil. Sin embargo, teniendo en cuenta la calidad de ser humano que era él, decidimos ayudarle.

Para mí, era grandioso tener a un estudiante como Sergio en mi colegio.

Los padres lo matricularon y le compraron los uniformes, y el viernes anterior a su muerte vino a saludarme a mi oficina. Desafortunadamente yo no estaba (cuánto lo lamento), pero me dejó un postre, saludó a los profesores y manifestó que con ellos había pasado los mejores años de su vida.

Al lunes siguiente no había clase, ya que los colegios acostumbramos dar un día libre “post-icfes”. Sin embargo, esa noche hablé con su mamá sobre el tema de la ruta escolar y le advertí que por ser su primer día él tendría que llegar por su cuenta, aunque en la tarde nuestro transporte lo regresaría.

Alba, la madre, y yo estábamos muy preocupadas por él. Ella me lo recomendó y yo le prometí estar muy pendiente. Es más, había decidido ir temprano a su salón a verlo y a abrazarlo. Ese sinsabor de no haber hecho más lo cargaré por siempre.

Estoy segura de que el detonante de su suicidio fue el tema del colegio. Él quería vivir, pero la impotencia fue mucha. Su muerte y la forma cómo la ocasionó fue en protesta a lo que sucedía.

Como maestra debo decir que este caso es un ejemplo claro de la deshumanización del sistema educativo. Somos muy pocos maestros para quienes el sentido de la educación responde a una labor de transformación, más que al cumplimiento de unos resultados.

*Directora del Liceo Normandía, donde Sergio Urrego cursó con honores la primaria.

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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: RADIOPIPOLLSINFRONTERA Enviado: 10/09/2014 04:07
TERCERA  PARTE

Caso Sergio Urrego: ¿cómo evitar nuevas tragedias por ser gay?

Expertos hacen recomendaciones para proteger a jóvenes víctimas de matoneo por su condición sexual.

El suicidio el pasado 4 de agosto del joven Sergio Urrego en un centro comercial del noroccidente de Bogotá, que se dio al parecer por una persecución de la que habría sido víctima en su colegio tras conocerse que sostenía una relación sentimental con uno de sus compañeros, causa preocupación por el hecho de mezclar dos peligrosas características que bien pueden ser el diario vivir de cientos de adolescentes: acoso escolar y discriminación por la orientación sexual.

Ante esta compleja situación, se consultó a investigadores sobre temas de juventud y orientación sexual, para dar luces a aquellas familias con hijos que puedan estar en circunstancias como las que vivió el joven Urrego.

Leonardo Aja, miembro de la Corporación Buscando Ánimo (entidad que trabaja en la prevención del suicidio), considera que "es irrelevante el aparente motivo para el hostigamiento" del que fue víctima el joven. "Es irrelevante si el pretexto para el hostigamiento es la orientación sexual, la contextura física o el color de piel. Si se resalta uno u otro (tipo de acoso), sería restarle importancia a los demás", dijo.

"Los padres deben atender a las diferentes señales indicadoras de que el niño está siendo víctima y notificar al colegio. A su vez, la escuela esta obligada a intervenir de manera pronta y efectiva. Ahora bien, si la entidad que debe proteger es la que agrede, su responsabilidad se ve aumentada y por lo tanto la gravedad de las consecuencias de comprobarse que hubo acciones negligentes o imprudentes", afirmó Aja.

"¿Es mas grave el hostigamiento por orientación sexual y menos por la apariencia física?", preguntó, por otra parte, el investigador.

Por su parte, Laurent Marchal, psicólogo, sexólogo y profesor de la Fundación universitaria Konrad Lorenz, dijo que lo primero que deben hacer los padres de un hijo con preferencias homosexuales es "tener una puerta abierta al diálogo, sobre todo en los momentos en los que una persona (el menor) revela su orientación sexual. Esto permitirá que el niño pueda hablar con sus papás si en algún momento siente algún tipo de discriminación. El apoyo de los padres es la principal herramienta para manejar la situación", aseguró el docente, quien también destacó que tanto el Distrito (en el caso de Bogotá), como el Ministerio del Interior, ya han dispuesto grupos multidisciplinares, con sexólogos y psicólogos para proteger a la comunidad LGBTI.

Para Marchal, el problema en el caso de Urrego es mucho más de fondo, pues viene de un proceso de educación sexual muy mal manejado.

"Han asumido ciertos principios sin sustento científico (sobre la satanización de la homosexualidad), le han negado sus derechos sexuales y reproductivos y, en ese contexto, ni los padres, ni los alumnos, ni los profesores han sabido manejar la situación. Hasta la psicóloga del colegio, a mi modo de ver, ha cometido faltas", afirmó.

Este psicólogo sostiene que en los procesos de formación de niños y jóvenes hay barreras de tipo religioso que limitan una educación diversa. "Tenemos objeciones constantes de tipo religioso que no nos dejan tener un buen currículum. Un buen curso de educación sexual implica tolerancia y respeto por la diferencia", puntualizó.

Dar ejemplo en respeto a los derechos, la clave

Ángela María Rojas, doctora en psicología, quien trabaja en el proyecto Infancia, género y medios de la Universidad de los Andes, considera que proteger a los jóvenes del maltrato psicológico, verbal o físico no es solo de los padres, sino de docentes, medios de comunicación, instituciones y comunidad. "Toda persona adulta, madre, padre, docente o vecino, al conocer cualquier situación de violencia contra un menor de edad, debe atender al hecho de manera inmediata, contribuir a buscar las causas, así como las posibles soluciones, y denunciar el hecho ante las autoridades competentes", dijo.

Rojas destaca que para promover una sociedad libre de violencia contra las orientaciones sexuales diversas, "los adultos que rodean a las niñas, los niños y jóvenes deben mostrar con su ejemplo diario que todas las personas tienen el derecho a:

1. Vivir libres de toda clase de violencia, coacción o abuso.

2. Tener acceso a información y servicios de salud sexual de calidad.

3. Pleno respeto por la integridad física del cuerpo y sus expresiones sexuales.

4. Expresar libre y autónomamente su orientación sexual".

Esta investigadora hizo un llamado a "remitir a las y los jóvenes a consultar fuentes de información de calidad si se considera que no se cuenta con formación precisa sobre la homosexualidad o las orientaciones sexuales diversas" y aseguró que una de las fuentes que puede ofrecer contenidos confiables es la página del Ministerio de Educación a través del Programa de Educación para la Sexualidad y Construcción de Ciudadanía (PESCC).

En suicidas, el acoso escolar es tan riesgoso como consumo de sustancias

El informe Forensis 2013 de Medicina Legal, en su capítulo 'Acoso escolar: lo evidente detrás de lo aparente', dio a conocer que en Colombia, aunque las cifras de suicidio son bajas respecto a otros países y se mantienen relativamente estables (3,5 casos por cada 100.000 habitantes), se mantiene la constante de que la mayoría de casos se dan en el rango comprendido entre los 15 y los 24 años.

En el texto se hizo énfasis en que para una persona con tendencias suicidas ser víctima de acoso es un factor de riesgo para un desenlace fatal tan grave como el consumo de sustancias alcohólicas o psicoactivas.

El documento, que no ahondó en buscar explicaciones al porqué de dicha situación, planteó matices para la reflexión en torno a la relación matoneo-suicidio, entre las cuales se destaca el hecho de que si se considera al acoso escolar como un factor determinante en la ocurrencia de un suicidio, él o los agresores deben asumir responsabilidades por dicha muerte ante la ley o en caso de ser menores de edad, dejarlas en manos de sus padres.

En ese sentido precisamente, la semana anterior un juez de Bogotá condenó al joven Nicolás Hernández por lesiones personales agravadas después de que en 2009 dejara en silla de ruedas a su compañera de estudio, Yadira Perdomo. Un precedente para el acoso escolar en el país y un camino en demandas similares que vengan en el futuro, como la que Ángela Altamiranda, madre de Yadira, va a interponer contra el colegio en el que estudiaba su hija por no prevenir las sistemáticas burlas, que se salieron de control cuando la hicieron caer de una altura de tres metros mientras ella buscaba los inhaladores que le acababan de esconder.

CUARTA PARTE

Exigen que manuales de convivencia de colegios protejan a homosexuales

El Gimnasio Castillo, donde estudió Sergio Urrego, no habría reformado su manual a pesar de la ley.

Sergio Urrego vivía con su abuela y su mamá. Con su papá tenía contacto frecuente y una buena relación.

Foto: Archivo particular

Con el propósito de buscar que los colegios se convirtieran en escenarios de paz, respeto y convivencia, en marzo del año pasado se expidió la Ley 1620 o de Convivencia Escolar, que defiende el derecho de los estudiantes “a ejercer una sexualidad libre, satisfactoria, responsable y sana en torno a la construcción de sus proyectos de vida”.

Pocos meses después, en septiembre, se emitió el decreto que reglamentó el funcionamiento del Comité Nacional de Convivencia Escolar, un órgano cuya tarea principal era velar porque dentro de los seis meses siguientes todos los planteles ajustaran sus manuales. Sin embargo, y de acuerdo con Mauricio Albarracín, director de la ONG Colombia Diversa, esto no ocurrió. Sostiene que los colegios siguen redactando dichos documentos a su antojo. Un ejemplo,   es el Gimnasio Castillo Campestre, Según Albarracín, “en este caso, el manual nunca se reformó, lo que demuestra que la ley no se ha implementado.

Prueba de ello es que la mamá del estudiante puso la queja ante el comité departamental y no recibió respuesta”, comenta Albarracín. Y agrega que Colombia Diversa ha recibido denuncias de casos similares. En el manual de uno de esos colegios se señalan como “faltas muy graves las manifestaciones de homosexualismo y lesbianismo”, tanto dentro como fuera de la institución.
Mónica Figueroa, directora de la oficina de Calidad del Ministerio de Educación, asegura que a la fecha esta entidad no tiene consolidado el dato del número de colegios que han ajustado sus manuales. “Esta es una labor que compete, en primera instancia, a las secretarías de Educación”, dijo.

Figueroa afirmó, no obstante, que el Ministerio ha recibido cerca de 40 reportes sobre violaciones a la Ley de Convivencia Escolar.

‘Mi hijo era un librepensador’, dice Alba Reyes

“Lamenta no haber leído tantos libros como él quisiera, lamenta no haber dibujado tanto como él quisiera y lamenta no haber hecho más trazos artísticos como su padre y su madre se lo inculcaron”. Así recuerda Alba Reyes una de las cartas que dejó su hijo, Sergio Urrego, de 16 años, antes de quitarse la vida.

Al parecer, Sergio sufrió una profunda crisis cuando comenzó a tener problemas en el colegio porque se expuso su orientación sexual y la de su compañero sentimental. Desde ese momento, las directivas y los profesores del Gimnasio Castillo Campestre tomaron medidas que hoy son cuestionadas por el país, como obligar a Sergio a tomar terapias psicológicas y, al parecer, vulnerar su derecho a la educación.

Desde ese fatídico evento, sus familiares y sus allegados tratan de entender qué fue lo que pasó, pues, como asegura su mamá, Sergio no sufría de depresiones, afirmación que es sustentada por el psicólogo externo que tuvo que consultar cuando el colegio lo obligó a ir.

“Frente a las decisiones tomadas por el colegio, pienso que fueron erradas, tuvieron un manejo totalmente equivocado”, expresó la mamá de Sergio, refiriéndose al Gimnasio Castillo Campestre y a la rectora de la institución, Amanda Castillo.

Aunque sus padres no son pareja, siempre tuvieron una excelente relación familiar con Sergio, quien vivía con su mamá y su abuela.

Su mamá recuerda que Sergio era amante de los libros y un apasionado por la literatura, la poesía, el arte y por la política. “Era un librepensador que creía en sus ideales y estaba aprendiendo. A los 5 años ya había leído La historia sin fin de Michael Ende”.

A pesar de su corta edad, Sergio tenía claras sus ideas políticas y se hacía llamar anarquista, demostraba su disgusto con las instituciones religiosas y políticas, pero respetó los pensamientos y las creencias de los demás. Lo indignaba que lo obligaran a ir a misa en el colegio.

La familia de Sergio está siendo orientada psicológica y jurídicamente por Colombia Diversa, que los ha acompañado desde que ocurrieron los hechos.

NOTA

Que pesar que tenga que suceder hechos tan dolorosos para que las autoridades encargadas de velar por la administracion de la educacion  tomen los correctivos del caso para evitar mas suicidios como el Sergio un buen hijo , estudiante y amigo que por culpa del manoteo y la discriminacion se le apago su vida...

DIDIER PIPOLL



 
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