BRASIL
El ajedrez político de la segunda vuelta
Dilma Rousseff y Aecio Neves van a segunda vuelta en pos de la presidencia
Por MARYAM CAMEJO
16 de octubre de 2014
Dilma Rousseff y Aecio Neves, candidatos para el
próximo Gobierno del gigante sudamericano.
(laizquierdadiario.com)
El resultado de los sufragios en Brasil el pasado 5 de octubre cerró, como ya es conocido por muchos, con una ventaja para la actual mandataria Dilma Rousseff de 41.59 por ciento, frente al 33.65 de Aecio Neves, mientras la candidata del Partido Socialista Brasileño, Marina Silva, se quedó por debajo del 22 por ciento, a pesar de que poco antes la mayoría de los medios vaticinaban su triunfo, junto a Rousseff. La situación obliga a una segunda vuelta para elegir quién dirigirá el país los próximos cuatro años, y, en consecuencia, cuál será el camino político, social y económico que seguirá esa nación, posibilidades recogidas en los programas de Gobierno de los candidatos que ansían un final victorioso en las urnas la próxima ocasión.
Cuando el conteo llegaba a su término, Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), se dirigieron al pueblo en agradecimiento por el resultado de los escrutinios. El representante del PSDB declaró que su candidatura simboliza la oportunidad de que Brasil pueda crecer y generar nuevos empleos; sin embargo, vale destacar que Neves aspira a llevar a cabo dichos propósitos a través de mayor apertura al capital privado y potenciación del mercado. “Nosotros tenemos un mejor proyecto de país”, afirmó, “yo lo que quiero es que la vida del ciudadano mejore”.
Por su parte, y a pesar de la oposición de la prensa brasileña, Rousseff salió triunfante en la primera vuelta y se mostró optimista sobre lo que puede suceder en el próximo balotaje, cuando sentenció que el pueblo de ese país no quiere el regreso de los fantasmas del pasado, que trajeron recesión, desempleo masivo, el fin de las escuelas técnicas y que jamás promovieron políticas de inclusión social, dejaron las universidades solamente para las élites y llamaron a los jubilados como si fueran vagabundos.
Sin duda la derecha del gigante sudamericano teme la anunciada reforma política que pretende poner en marcha la actual mandataria si gana el 26 de octubre, cuyo primer paso sería movilizar a la población a un plebiscito. Igualdad de oportunidades y lucha contra la corrupción son dos líneas fundamentales del programa de Rousseff, y transformar las estructuras políticas de ese país constituye subir un peldaño para garantizar el progreso y no retroceder lo que ya ha avanzado Brasil desde el gobierno de su antecesor, Luiz Inácio Lula Da Silva, a quien medios derechistas han llamado peyorativamente “el padrino” de Dilma, aunque, si se analiza con detenimiento, la unión de ambos solo ha traído adelantos a esa nación.
Desde que la candidata del PT asumió el poder se han creado en el país amazónico cinco millones de empleos, que se sumaron a los 15 millones generados durante la gestión de Lula. Asimismo, la actual mandataria ha impulsado el desarrollo de políticas sociales inclusivas, y la cooperación con Latinoamérica en diversas áreas. Para un próximo período en la presidencia, Rousseff ha declarado potenciar el desarrollo de la educación como vía a largo plazo para garantizar mayor productividad, avances científicos y tecnológicos, mejor seguridad, salud y una adecuada infraestructura de transporte.
El 26 de octubre del presente año se decide entre el proyecto que ha sacado a Brasil del mapa del hambre, o la llegada de un Gobierno de orientación neoliberal en manos del PSDB y que también pondría a Brasil en una perspectiva diferente a nivel regional y mundial, tras 12 años bajo el mandato del PT. Aecios Neves aseveró tras la primera vuelta de elecciones que quien ganó la presidencia fue el pueblo brasileño. De cualquier manera, solo queda esperar el final de este apretado juego de ajedrez, donde los partidos políticos, en campañas estratégicas para mover las piezas, disputan una victoria sobre una tierra en la que están puestos, además, los ojos del planeta.
Para concluir, un breve comentario sobre Marina Silva: La desconfianza que inspiraba su trayectoria por varios partidos y su discurso ambiguo en materia de planes para el país produjeron su segundo fracaso en el intento de ganar unas presidenciales, luego de haber sido derrotada en primera vuelta en las elecciones de 2010, donde solo obtuvo el 19.3 por ciento de los votos, no muy lejos del 21.32 actual.