Damián Pachter, el periodista que se fue del país luego de denunciar amenazas tras dar la primicia de la muerte de Alberto Nisman, relató ayer cómo fueron sus últimos días en Buenos Aires y por qué tomó la decisión de viajar a Israel.
Pachter fue el periodista del diario The Buenos Aires Herald que el domingo 17 de enero, a las 23:35, confirmó de la muerte del fiscal Alberto Nisman en la red social Twitter.
“Me acaban de informar sobre un incidente en la casa del Fiscal Alberto Nisman”.
A las 00.08 agitó las redes cuando escribió: “Encontraron
al fiscal Alberto Nisman en el baño de su casa de Puerto Madero sobre un charco de sangre. No respiraba. Los médicos están allí”.
Pachter tiene 31 años y nació en Argentina, pero tiene doble nacionalidad con la israelí. Durante tres años prestó servicio en el ejército de Israel. Antes de trabajar en el Herald lo hizo en Associated Press.
En una entrevista con Infobae, dijo hoy que aceptaría hablar con alguien del gobierno si se contactaran con él.
"La sensación de peligro era sólo en Argentina", agrega. Al preguntarle si pretende tomar algún tipo de acción contra Aerolíneas Argentinas por difundir sus datos privados, responde que aún "es muy temprano" para tomar una decisión.
"Todavía no caímos en lo que pasó. Cuesta creer lo que está haciendo el Gobierno nacional, publicando lo que publican, contradiciéndose como lo hacen", concluye.
Más explicaciones
En una columna publicada en el diario israelí Haaretz , Pachter afirmó: “El viernes estaba trabajando en la redacción de The Buenos Aires Herald cuando un colega de la BBC me dijo que mirara un cable de la agencia estatal de noticias sobre la muerte de Nisman”. Télam había citado un supuesto mensaje suyo en Twitter, pero que él nunca había escrito.
Luego de ver ese cable, Pachter llamó a un amigo que
le recomendó ir a Retiro y salir de Buenos Aires. “Tuve suerte porque cuando llegué, un colectivo se iba en dos minutos.
A dónde iba el colectivo, nunca revelaré tampoco”, explica.
“Después de varias horas en la ruta, llegué a la estación
de colectivos, donde estuve un par de horas. Eso se convirtió en un gran error: creo que ahí fue donde alguien comenzó a observarme. Yo no me di cuenta en ese momento”, dice. Allí se contactó con un amigo.
ADEPA. "El Gobierno quiere controlar los medios"
“Estuve sentado dos horas más o menos, cuando una persona muy extraña entró. Tenía jeans, una campera de jean y anteojos Ray-Ban. Me percaté de su presencia enseguida. Estaba sentado a dos mesas de distancia de la mía”, detalla.
“De repente sentí un dedo en mi cuello y salté como nunca lo hice en toda mi vida”, escribe en su columna. Era su amigo haciéndole una broma.
Luego, transcribe la conversación: “Te están siguiendo, no te diste cuenta que tenés un espía de inteligencia sentado atrás”, le dijo su amigo.
–El de jeans y Ray-bans
–Sí
–¿Qué quiere?
“Quédate quieto y mirá mi cámara”, le dijo su amigo y sacó una foto del agente, que se fue minutos después.
“Tuve que considerar qué era lo mejor para hacer, porque cuando un agente de inteligencia te sigue en Argentina nunca es una buena noticia. No quería tomar un café conmigo, eso seguro”, dice Pachter.
A Israel
Luego del episodio, se puso en contacto con otro amigo y decidió irse del país. Regresó a Retiro: “Fue la parte más aterradora del día”, describe. “Estaba seguro que si algo me pasaba iba a suceder ahí, un lugar peligroso de noche. Tuve la sensación de que alguien estaba atrás mío y que me iba a disparar. Inclusive sospeché de mi taxista. Me imaginé que se iba a desviar y me iba a llevar a otro lado”.
Pachter le avisó a su madre y a dos periodistas que iba hacia Aeroparque para irse del país. Les mandó un mensaje de texto, prefirió no usar su teléfono porque “estaba siendo vigilado”. En aeroparque, con los pasajes rumbo a Montevideo, de allí a Madrid, para luego llegar su destino final Tel Aviv.
“Estaba volando de vuelta a casa, a Tel Aviv, como siempre quise. No tengo ni idea de cuándo voy a estar de vuelta en la Argentina; ni siquiera sé si quiero”, escribió el periodista que el sábado fue víctima de un escrache oficial, cuando la agencia Télam publicó datos privados sobre su vuelo.
Y cierra su columna con una dura crítica al Gobierno: “la Argentina se ha convertido en un lugar oscuro conducido por un sistema político corrupto. Todavía no he entendido qué me pasó en las últimas 48 horas. Nunca imaginé que mi regreso a Israel iba a ser así”.