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General: Una fiscal en soledad
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 16/06/2015 01:35

la crisis de viviana fein

Una fiscal en soledad

Por Veintitres
12.03.2015
  

 

la crisis de viviana fein
 

 

Una fiscal  en soledad
 

Por Andrés Klipphan

La fiscal Viviana Fein rompió en llanto. Estaba desconsolada. Era la primera vez en su carrera judicial que le sucedía algo semejante. Nunca antes había sentido esa presión. La investigadora hablaba y lloraba. Sentía impotencia. Con una jubilación ya otorgada, y una carrera judicial intachable, la funcionaria investigó centenares de homicidios y suicidios, pero ninguno de ellos tuvo la magnitud, la repercusión, de la muerte de su par Alberto Nisman

La abogada está curtida en el arte de tratar con delincuentes, comisarios, peritos, forenses y periodistas, pero es virgen en el arte de mantenerse inmune a la feroz crítica del poder político más encumbrado y de los comunicadores más encarnizados.

Durante la afligida comunicación, Fein confió sentirse descuidada por la Procuración General, a cargo de Alejandra Gils Carbó, desde cuya oficina de prensa se incluyeron en los comunicados de la página web www.fiscales.gob.ar palabras que nunca salieron de su boca. 

A lo largo de su carrera, la fiscal había logrado mantenerse al margen de las tentaciones políticas, que no sólo llegan al fuero federal, como por lo general se cree. No forma parte de ninguna de las “bandas” de jueces y fiscales alineados detrás de un sector u otro de la ex SIDE, como por ejemplo el que encabezaba el espía Horacio Antonio “Jaime” Stiuso; o de operadores políticos que prometían ascensos a cambio de “favores” judiciales.

La fiscal supo mantenerse al margen de esos conciliábulos, tampoco tenía conchabo entre diputados, senadores o funcionarios de cargo ejecutivo. Por estas razones de excelencia Fein se sentía y se sabía sola. 

La situación se profundizó después de la marcha del silencio convocada por sus pares y apoyada por la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, la ex mujer de Nisman.

La fiscal intentó mantener una relación cordial, de trabajo, entendimiento y de búsqueda de la verdad con la madre de las dos hijas del fiscal muerto. Pero la alianza duró un suspiro. Una de las razones: la carátula de la causa, para la fiscalía criminal 45, todavía sigue siendo “muerte dudosa”.

La jueza federal de San Isidro está convencida de que a su ex pareja lo asesinaron. Y que la razón fue la acusación que realizó contra la presidenta Cristina Fernández y el canciller Héctor Timerman, por encubrimiento de los terroristas iraníes, supuestos autores del atentado contra la AMIA, en 1994.

El informe que presentó Arroyo Salgado  contradice a los peritos de la Corte que actúan bajo la tutela de Fein. Estos profesionales fueron incorporados a la causa por Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. 

Fue la misma Arroyo Salgado quien le comunicó en audiencia privada a Lorenzetti que llevaría adelante una pesquisa paralela. También le solicitó un veedor internacional de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para que supervise el expediente. Y le manifestó su intención de que la causa deje de transitar por el fuero criminal y que lo haga en el federal. Esa charla terminó por distanciar a Fein y Arroyo Salgado.

En un principio la fiscal se mostró trabajando a la par con la jueza del caso, Fabiana Palmaghini. Después de la marcha del 18F, también ella la dejó sola. Así lo vivió Fein.
Las diferencias entre una y otra quedaron plasmadas la tarde del 9 de marzo. Ese día, mientras la fiscal Fein tomaba declaraciones testimoniales con la intención de elaborar una “pericia psicológica” para reproducir el estado de ánimo del frustrado fiscal –un hecho que serviría para abonar la hipótesis del suicidio– la jueza dispuso allanar la casa donde vive el técnico informático Diego Lagomarsino.

Los peritos oficiales determinaron que el fiscal perdió la vida cuando Lagomarsino ya estaba lejos de Puerto Madero, rodeado de testigos. Los especialistas pagados por Arroyo Salgado, en cambio –de acuerdo con los horarios de fallecimiento que sostienen–, lo ubican dentro del departamento de la torre Le Parc.

Maximiliano Rusconi, ex fiscal y abogado de Lagomarsino, sostiene que la computadora de Nisman se encendió el domingo por la mañana, es decir, en un horario en que Arroyo Salgado lo da por muerto.

Una hipótesis sostiene que fue Lagomarsino quien lo hizo en forma remota desde su domicilio, y por eso se le realizó un allanamiento, a pedido de Arroyo Salgado.

Fein nunca avanzó sobre Lagomarsino, apenas le imputó una contravención: prestarle su arma a un hombre que tenía vencida la credencial de legítimo usuario.

La medida había sido solicitada en carácter de “urgente” por la querella. Es decir, Arroyo Salgado consiguió de parte de la jueza Palmaghini lo que no obtuvo de la fiscal Fein. 

Estos hechos aún no habían ocurrido el día que Fein rompió en llanto. En ese momento, el que la escuchaba del otro lado de la línea e intentaba contenerla era Ricardo Sáenz, fiscal general de la Cámara del Crimen porteña, es decir, su jefe directo. 

Era la tercera vez que los funcionarios judiciales hablaban desde que Nisman había aparecido muerto con un tiro en la cabeza. La conversación citada ocurrió poco antes de la masiva convocatoria a la marcha del 18F. Un hito que para Fein trazó una línea divisoria ya que todos los extremos se tensaron. 

La movilización, organizada por un puñado de fiscales, era –al menos desde el discurso– para conmemorar el mes de la muerte violenta del titular de la UFI-AMIA. Pero terminó convertida en una silenciosa marcha contra el Gobierno. Y Sáenz fue uno de los principales activistas.

Treinta y un días después de la marcha de silencio, y por cadena nacional, Cristina Fernández de Kirchner recordaría, aunque sin mencionar a Sáenz, que la ex mujer de este –y en pareja con un ex “operador” del kirchnerismo en tribunales– fue una activa promotora del 18F. Las palabras conmocionaron al fiscal de Cámara, a sus colaboradores más cercanos y a la propia  Fein, que volvió a hablar con quien deberá supervisar su actuación en caso de una apelación. Después se llamó a silencio.

Hoy por hoy Fein es una fiscal que está sola, abroquelada, junto con el personal de su fiscalía. A alguno de ellos los conoce hace más de 20 años. Fueron estos funcionarios de segunda y tercera línea en el Ministerio Público Fiscal quienes le pidieron a su jefa que pospusiera la jubilación.

Los argumentos: si ella dejaba vacante la fiscalía número 45, la procuradora Gils Carbó la ocuparía con un hombre o una mujer de su confianza. Uno de esos letrados que militaban en La Cámpora o en Justicia Legítima. Fein aceptó.

La fiscal llego a recordarle a Sáenz que junto a su personal festejaron que en plena feria judicial les tocase el turno en Puerto Madero, una de las zonas más seguras de Capital Federal, donde nunca pasa nada.

Tanto fue así que cada una de sus  decisiones, de sus palabras, son seguidas con máxima atención en lo alto del poder político de la Nación. Y también del extranjero. Demasiado para una simple fiscal de instrucción a un paso de jubilarse.

Estas son las razones que abruman a Fein, a pesar de que en público diga lo contrario. Se siente investigada, espiada, escuchada. Acechada. Y no es para menos.

Sus pares, siempre antes del 18F, le hicieron comprender que la investigación criminal que comandaba era observada con detenimiento en los Estados Unidos, Israel e Irán. Y que los servicios secretos de cada uno de esos países, además de los criollos, estaban atentos y vigilantes.

Esta es una de las razones por las cuales Fein les ordenó a sus colaboradores que no hablen por teléfono sobre el caso, que no escriban mensajes, chats ni mails. 

Lo mismo hizo Ricardo Sáenz. El vicepresidente de la Asociación de Magistrados está convencido de que él y sus colaboradores en la Cámara del Crimen tienen los teléfonos pinchados. Y que quien está detrás de ese espionaje es el Gobierno.

A diferencia de Fein, el ex fiscal federal está curtido en el arte de la guerra política y mediática; sin embargo, esta vez, sintió que le tiraban con munición pesada, y que las balas no apuntaban a su corazón, sino al pecho de personas cercanas.

Esta vez los plomos no salieron de la boca del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, o de otro funcionario que recordaba su posición a favor de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. No. Las balas de cañón  surgieron de las palabras que Cristina Fernández pronunció el pasado 1 de marzo  ante la Asamblea Legislativa.

“Porque somos además el país que más jueces ha designado desde que se instaló el Consejo de la Magistratura con la reforma del ’94. En total desde el 2003 se designaron 517 jueces, 132 fiscales y 118 defensores”, dijo la jefa de Estado y agregó: “Sí, ya sé lo que van a decir: ‘Ah, claro, porque son todos de ustedes’. No, no vayan a creer. Miren, alguien me alcanzó un artículo de Clarín (…) Escuchen este título porque es maravilloso: ‘Designan fiscal a la pareja del operador K en la Magistratura’. ¿Ustedes pensarán Julián Álvarez o Wado de Pedro? No, la historia es simple: el concurso para designar fiscales generales ante los tribunales orales en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital duró cinco años. Pero se zanjó de pronto. El mes pasado fue designada en ese puesto la abogada Estela Fabiana León, actual pareja de Hernán Ordiales, representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura. Bien, ¿saben quién es esta fiscal? Es una de las principales organizadoras de la marcha del 18F (…) Y esto me lo contó Parrilli (por el titular de la Secretaría de Inteligencia), no es que esté espiando a nadie, eh, no acostumbro”.

Y pocos segundos después Fernández de Kirchner continuó: “¿Qué nos dice hoy en su Facebook?: ‘En estos años de desasosiego laboral que vengo viviendo, he podido anticipar muchísimas graves circunstancias, lo que jamás imaginé fue que estaría concurriendo a las exequias de un compañero. Mi país me duele mucho, me duele en el alma, me duele como hace muchísimos años no me dolía’ (…) Bueno, empieza a pedirme cosas. Y acá viene... ‘Acá les dejo el link de la nota que dio el fiscal de Cámara Ricardo Sáenz sobre la investigación de la muerte de nuestro compañero fiscal Alberto Nisman”.

En la nota a la que hacía referencia la Presidenta, Sáenz sostiene que “es evidente que quieren sacar a Viviana Fein de la causa”.

Por esa razón, ante los legisladores, Cristina Fernández se preguntó alzando la voz: “¿Quién quiere sacar a Viviana Fein de la causa? Este es el Facebook, este es el artículo del fiscal Sáenz publicado, para que no se enoje cuando lo nombro, por la fiscal Estela Fabiana León en su Facebook, la que decían que era K cuando la nombramos en el Consejo de la Magistratura”.

Lo que no dijo la primera mandataria en su exposición, porque lo ignoraba o porque prefirió pasarlo por alto, es que la mencionada abogada Estela Fabiana León es la ex esposa del fiscal de Cámara Ricardo Sáenz

Para Sáenz, Fein y el entorno de ambos la mención de la ex pareja de este y de la actual pareja de la fiscal, Hernán Ordiales, es un tiro por elevación a los investigadores del caso Nisman.

Si bien es cierto que el abogado Ordiales fue nombrado hace tres años por Cristina como representante del Poder Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura, la relación con el oficialismo se rompió.

Sucede que hace dos meses el secretario de Justicia, Julián Álvarez, reemplazó a Ordiales, un abogado peronista que respondía al diputado Carlos Kunkel y cercano a Javier Fernández, miembro oficialista de la Auditoría General de la Nación y por años operador del kirchnerismo en la Justicia Federal.

Como Nisman, la ex pareja de Ricardo Sáenz y el abogado viven en Puerto Madero, pero estos, en lugar de las torres Le Parc, habitan en el lujoso edificio River View, el mismo donde tiene un departamento el vicepresidente Amado Boudou.

Ordiales tiene dos hijos y ambos trabajan en el Consejo de la Magistratura. La secretaria de Ordiales cuando este se desempeñaba en el Consejo de la Magistratura era Silvia Arcos, la esposa del juez Luis Rodríguez, otro hombre de la Justicia vinculado a Javier Fernández.

Justamente en el juzgado de Rodríguez recalaría la causa por la muerte de Alberto Nisman si la ex mujer de este tiene suerte con su estrategia y consigue que el expediente salte de la justicia ordinaria a la federal. 

Sucede que Rodríguez es quien lleva adelante el expediente que desde hace dos años investiga las amenazas de muerte recibidas por Nisman y sus hijas.

El fiscal en ese caso es Guillermo Marijuan, otro de los convocantes a la marcha de 18F y enfrentado desde hace tiempo con el Gobierno.

A la luz de todo lo expuesto, tal vez se comprenda mejor por qué la fiscal Viviana Fein se siente sola y agobiada. Y por qué razón tanto ella como el fiscal Ricardo Sáenz se sienten perseguidos. 

 


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