Vertederos de basura
Esquinas habaneras que hieden y duelen. La ciudad
merece otra imagen
Gran peso tiene sobre sus hombros Marcelo Gálvez Sotolongo, desde enero director provincial de Comunales. Para erradicar la fea imagen de los vertederos de basura en cualquier esquina, la capital tendrá que completar los cargos de los directivos municipales, transformar la organización del trabajo, además de recibir más recursos.
El déficit de cuadros se debe a violaciones, mal trabajo, robos y desvíos de recursos, comprobados en una fiscalización realizada a Comunales, por lo cual varias personas respondieron ante la justicia o fueron separados de sus cargos. Seis municipios tienen ahora directores provisionales, mientras Boyeros y Playa carecen del dirigente principal. Faltan además 50 especialistas para la mecanización, control de combustible, higiene y otras tareas.
También hay carencia de recursos: “La Habana genera 23 mil 977 metros cúbicos de desechos sólidos diarios. Podemos recoger unos 18 mil al día, pues solo tenemos 30 carros colectores especializados -necesitaríamos 71- y un déficit de cinco mil 451 contenedores.
“Se han importado equipos y otros llegan por donación. Desde finales de 2014 un grupo gubernamental encabezado por el Ministerio de Economía y Planificación, impulsa un programa de piezas de repuesto, reparación y mantenimiento, a cargo de seis empresas. Pero no basta hasta ahora”, opina Marcelo.
Paradas en shock. La demanda duplica
la cifra de pasajeros transportados
diariamente
El directivo de Comunales añade: “Pondremos en práctica en dos zonas de la ciudad el trabajo por área limpia y no por cantidad de desechos recogidos; cuando a los recogedores se les pague por área limpia, el resultado podría ser diferente, y lo certificarán los órganos del control de cada comunidad. Hoy dejan lugares con basura porque cargan lo que hace más volumen y llene rápido el carro.
“Otra solución estará en la recogida de escombros, los cuales llegan a cinco mil metros cúbicos diarios; actualmente se proyectan cuatro cooperativas que trabajarán con este fin en 10 municipios. Igual trabajaremos en otras opciones para la recogida y reciclaje de desperdicios, mediante la inversión extranjera y la cooperación con empresas mixtas”.
Importante será imponer multas a determinados capitalinos que arrojan latas de refrescos u otros desechos mientras transitan por las calles; y a quienes acumulan residuos de la chapea y el talado de árboles en las esquinas de los barrios o apartadas de los lugares de recogida.
¿En terapia intensiva?
Son las 7:00 am. La parada del P-10 en el reparto Los Pinos está que arde. Esta es una escena habitual en la capital, donde la demanda de transportación supera los dos millones 500 mil pasajeros diarios, y apenas el servicio público logra cubrir la mitad.
Pero pudiera ser peor, según Juan Julián Caballero Martínez, director general de la empresa, “si no fuera por los importantes programas diseñados a partir de 2011 para recuperar las transportaciones”.
El primero, comprende una inversión para la modernización e incremento del parque que continuará hasta 2020, a razón de la llegada de 90 ómnibus nuevos procedentes de China. Sin embargo, los de este año todavía no han arribado a la Isla.
El segundo programa tiene en cuenta la sostenibilidad del parque. “Hoy la empresa mantiene en la calle alrededor de 670 ómnibus. Esa cifra resulta escasa, según los recientes estudios de movilidad de la empresa. La capital requiere más de mil 700 carros para satisfacer las necesidades de transportación pública”, precisa Caballero.
Un paliativo al insuficiente parque de
guaguas es la reparación capital en
los talleres de la reconstructora del
transporte de Lucillo
Otro paso en aras de mejorar el servicio es la reparación capital para extender la vida útil de los vehículos que rebasan los cinco años de explotación y el kilometraje previsto, aunque se debe apuntar que hay atrasos de las importaciones planificadas.
No pocos dolores de cabeza aquejan a los directivos del transporte cuando se trata de velar por la disciplina de los choferes que maltratan al pasajero, no mantienen la limpieza de los carros, o dejan de depositar en alcancía lo abonado por los usuarios.
Sobre el asunto comenta el director provincial: “Estamos barriendo para adentro, los míos cometen indisciplinas, y son sancionados severamente. Pero la población también es responsable de muchos hechos. Algunos evaden el pago, rallan los ómnibus, los ensucian, les sustraen accesorios, y hasta les lanzan piedras y hierros. Un total de 95 ómnibus están afectados por hechos vandálicos”.
Pero lo más grave de todo es el mal estado de las calles. “Planificamos un costo de explotación por ómnibus, y luego hay que ponerle el doble, por roturas causadas en las vías; se afecta la suspensión, los amortiguadores, las gomas”, evalúa el directivo.
Redes en aprietos
Un salidero de agua potable en el
Mirador del Diezmero, lleva ya casi
un mes, y amenaza con hacer zozobrar
las rutas que circulan por allí
Más de dos mil planteamientos sobre los viales llegaron en 2014 al CAP. Estimados de la dirección de infraestructura vial de la provincia indican que se requieren unas 300 mil toneladas de mezcla asfáltica anuales para pavimentación y bacheo, pero la industria en 2015 solo podrá producir 190 mil 500.
Para tener una idea clara de la compleja situación que enfrentan las redes, José Conesa González, al frente de la dirección general de transporte en la provincia, señala que “el 22 por ciento de las vías principales hoy están deterioradas. Reciben mayor atención, pues por ellas circula el transporte público. Mientras que el 78 por ciento de las secundarias está en mal estado. Al actual ritmo de producción de mezcla, necesitaríamos ocho años para recuperarlas”.
El gobierno decidió entregarle al Micons un financiamiento para equipamiento, que redundará en incremento de la capacidad industrial y mejoras tecnológicas, agrega Conesa.
Pero el problema va más allá. Sobre el estado de las calles y avenidas actúan varias entidades: Transporte, Recursos Hidráulicos, Gas Manufacturado, Etecsa, OBE, Cubatel, que deben responder por su cuidado. Y se cometen muchas indisciplinas.
También resulta paradójico que hasta la actualidad la Empresa Constructora de Obras Ingenieras (Ecoig 5), encargada de hacer las pavimentaciones, no entregue al inversionista el certificado de calidad de la mezcla asfáltica que se empleará en la vía. Y lo más sorprendente, cuando esto suceda, será la misma empresa, la que evaluará si viene con los parámetros adecuados, actuando como juez y parte.
Ordenar el terruño
Indisciplinas urbanísticas, como estos
canteros al pie de los edificios,
rompen con el orden que debe tener
la capital
Tal como ocurre con la recogida de basura, el transporte y los viales, entre otras actividades, son recurrentes las indisciplinas urbanísticas. La arquitecta Mercedes López Dorremosea, subdirectora de inversiones y planeamiento de la ciudad en la dirección provincial del Instituto de Planificación Física (IPF), precisa que hay 55 015 ilegalidades identificadas; de ellas, las empresas tienen un 35 por ciento de incidencia, sobre todo en Regla, Marianao, San Miguel del Padrón, La Lisa, Habana del Este, Cotorro y Guanabacoa.
Construcciones no autorizadas de viviendas, bienhechurías, cochiqueras, y otras cuestiones relacionadas con la entrega de tierra en usufructo, son violaciones de la Agricultura; la proliferación de vertederos atañe a Comunales; y Viales, incide en las roturas de calles y el abandono de escombros en estas. Como está establecido, sobre ellas IPF debe ejercer un estricto control, desde su papel fiscalizador y visión integradora.
También hay indisciplinas en la realización del trabajo por cuenta propia y proliferan las acciones constructivas de la población, sin permiso o improcedentes. “Después de tantos años sin haber establecido un orden riguroso, es difícil disciplinar a las personas. Pero tenemos que lograrlo”, resalta Mercedes.
Miradas al cielo
En los últimos tres años, más de 120 millones de pesos, en
ambas monedas, se destinaron a obras hidráulicas en
La Habana. Pero aún están por eliminarse roturas y salideros
Javier Toledo Tápanes, delegado de Recursos Hidráulicos en La Habana, mira hacia las nubes, anhelando que llueva, pero no tanto dentro de la gran ciudad… Si San Pedro se apiadara, habría que advertirle que no enviara nubarrones sobre los municipios de Plaza de la Revolución, Cerro o Centro Habana, donde el pasado 29 de abril, por la antigüedad y deterioro del sistema de drenaje El Pontón, las calles se transformaron en ríos.
El deseo de lluvia localizada tiene relación con las cinco cuencas hidrográficas habaneras, pues solo dos cuentan con algo de agua, por ahora. Vento, Ariguanabo y Jaruco se hallan en estado desfavorable, por lo cual ya padecen los municipios de Habana Vieja, Boyeros, Lisa y Centro Habana.
“Nunca hemos estado en tan difíciles condiciones al final del período húmedo, es alarmante porque los siguientes meses serán de pocas precipitaciones”. Aun así, el directivo señala: “Si no fuera porque en los últimos tres años rehabilitamos más de mil 200 kilómetros de redes y conductoras, sustituimos o completamos los equipos de bombeo, y trabajamos en la estabilidad eléctrica de las fuentes de abasto, estaríamos peor.
“Hace cuatro años, la ciudad registró más de un millón 133 mil personas con problemas de suministro; de ellas, abastecidas por pipas unas 125 mil, y otras muchas con ciclos de distribución alargados. Hoy son 83 133 las personas afectadas, y recién se está pensando en acortar los ciclos de abasto”.
Dentro de un hueco, llenos de lodo hasta las rodillas, cinco integrantes de la brigada de grandes conductoras del este de la ciudad reparan una avería. “Hoy se fue la tapa de este tubo y vamos a soldarla. Terminaremos temprano, pero a veces nos da la madrugada en la candela”, dice Francisco Hernández, jefe del grupo.
Pero a pesar es estos esfuerzos, Recursos Hidráulicos de La Habana sigue en tela de juicio. “No entiendo que si están secas las presas, se siga botando agua”, señala Ramón Frómeta, subiendo los bajos de su pantalón al cruzar la calle F, en el reparto Poey, Arroyo Naranjo. Tanto al jubilado, como a buena parte de la población, les falta conocer que el programa de reducción de pérdidas del preciado líquido es a largo plazo; prevé su terminación dentro de 12 a 14 años.
Despejar X en la educación
Maestros de otras provincias, como la
santiaguera Isnery Cisneros, forman a
jóvenes de la escuela secundaria José
María Aguirre, en Centro Habana
A juzgar por un número no despreciable de las encuestas periodísticas aplicadas, hay que multiplicar esfuerzos para elevar la educación y la cultura ciudadanas. En ello intervienen, entre otras instituciones, la familia y las escuelas. Estas últimas se han visto afectadas durante años por diferentes factores.
Janet Hernández Pérez, directora de Educación en la provincia, respira aliviada por primera vez: “Este ha sido el primer curso escolar en que no ‘montamos’ preuniversitarios nuevos”.
Desde 2009, las transformaciones en el sistema de enseñanza media, trajeron buenos quebraderos de cabeza al desaparecer las escuelas en el campo. “Para reubicar en otras instalaciones docentes a todos los estudiantes, tuvimos que extender centros, abrir nuevos, garantizar la base material de estudio, los aseguramientos de cada curso, y los profesores”.
En la actualidad siguen faltando docentes para los diversos tipos de enseñanza. Asociado a eso estuvo el cierre de la escuela formadora de maestros Salvador Allende: “Aún no hemos podido garantizar el relevo, a pesar de que ya sobrepasamos 70 por ciento de ingreso a las escuelas pedagógicas Fulgencio Oroz y la Salvador Allende, hoy reabierta”, sostiene Janet.
A su lado, Raiza Montejo Vega, de Recursos Humanos, detalla: hay 3 879 plazas ocupadas con estudiantes universitarios y otros profesionales contratados por horas; docentes a quienes se les han incrementado las horas de clases; bibliotecarias escolares que estudian para ser maestras primarias; jubilados de la educación reincorporados, y 2 700 profesores de Santiago de Cuba, Granma, Las Tunas y Guantánamo.
Disponer de una gama tan variada de docentes, sin dudas incide en los resultados. De ahí que Olga Mora Varona, subdirectora de educación primaria en la provincia, apunte la urgencia de una preparación en aspectos pedagógicos, y no solo metodológicos, en educar, y no solo instruir.
Reparar bien
Incluso, en medio de situaciones
complejas por el deterioro acumulado,
se destinan recursos a la reparación
de centros culturales como el teatro
Martí“Otra problemática de nuestras escuelas es el alto grado de deterioro”, precisa la directora provincial de Educación. Por eso, desde hace cuatro cursos escolares se labora en impermeabilizar cubiertas, sustituir ventanales, puertas e hidrosanitarios.
“En Ciudad Libertad se revitalizaron los interiores de las escuelas, su carpintería, albañilería, pintura, iluminación, arreglo de fachadas, jardinería y calles. Gran trabajo causó la renovación de líneas hidrosanitarias, desde los baños hasta las fosas, por el estado de deterioro que poseían.
“En la provincia se construyeron 242 laboratorios en 121 secundarias básicas. Las mismas instalaciones fueron completadas en la totalidad de los preuniversitarios, y en aquellos con más de mil estudiantes, en Marianao, Habana Vieja y 10 de Octubre, se hicieron dos para las asignaturas de Biología, Química y Física”.
Pero la calidad de los mantenimientos y construcciones no siempre es óptima. Padres de los alumnos de la escuela primaria Levan Kikava, del reparto Abel Santamaría, de Boyeros, dicen que tras el arreglo de la cubierta quedan aulas con goteras.
Recalca Janet ante este tema: “Los principales responsables de esto son los inversionistas: el director de la escuela, junto a su colectivo deben asegurar que ni se pierdan recursos, ni el esfuerzo realizado”.
“Khayhoy”
Nunca se sabe la forma del hechizo de La Habana
La Educación y la Cultura expresan el tipo de sociedad donde los individuos viven. El contexto actual está irremediablemente ligado a la era digital, incluso desde el lenguaje.
Khayhoy es un proyecto de divulgación al que se puede acceder a través de teléfonos androides y tablets, presentado por estudiantes del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría en un taller de programación del Ministerio de Cultura (Mincult).
La idea es que los jóvenes puedan elegir aquellas actividades que prefieran en cines, teatros, casas de cultura, galerías, museos, centros bailables, de acuerdo a las posibilidades y gusto de cada cual, argumenta Cecilia Valdés Piñón, subdirectora provincial de cultura.
Para la directiva, esta iniciativa contribuye a conocer las múltiples ofertas culturales de La Habana, donde por otra parte, según diagnóstico realizado, hay problemáticas como “déficit de instructores de arte, cuya formación se detuvo hace dos cursos; mal estado de las instituciones, sobre todo, las casas de cultura; una situación muy crítica con los dirigentes, que faltan o carecen de experiencia; y no todos los territorios cuentan con el apoyo y la sensibilidad del gobierno local”, enumera Valdés.
Asegura que luego de este levantamiento se emprendieron acciones, de conjunto con el Mincult. Comenzaron a repararse casas de cultura, escuelas de arte y museos, tres importantes eslabones que tributan a la formación de los públicos.
Pero en ocasiones, ni siquiera con el dinero contante y sonante, las direcciones municipales de Cultura logran cuanto quisieran. “Insistimos con los territorios en que ejecuten sus presupuestos. A veces tienen el financiamiento, y lo pierden, porque no apareció la brigada constructora o el transporte. Dedicarse a las actividades de reparación y mantenimiento es tremendo rollo, pero hay que hacerlo porque, de lo contrario, nunca vamos a tener instituciones culturales”.
Mas, a Cecilia le gusta mirar al futuro a través de lo que siempre sueña. Espera que ese patrimonio se restablezca con solidez, para elevar la sensibilidad y enriquecer el espíritu de niños, jóvenes y adultos. Es también una vía expedita a la fragua de la identidad de los habaneros.
“Quisiéramos llegar a todos los rincones de la capital; ofertar becas para quienes viven en zonas distantes como la Güinera, y que allí existan trovadores, decimistas, pianistas. Si logramos desarrollar no solo el centro de la capital, sino también la periferia, los públicos tendrán una mejor educación cultural. Porque La Habana no es solo el Vedado, Miramar, Centro Habana o Plaza de la Revolución”.