Un borracho, muy borracho,
Se paseaba la calle a lo ancho,
Preguntaba y preguntaba pleno,
Si era posible que en el cielo,
Dieran guarapo, aguardiente y chicha fría,
Si no era así el no se moría.
Era tanta la insistencia del beodo,
Que una abuela le contradijo todo,
Ser borracho es algo que le debo aclarar,
El que toma de gula al infierno va a parar,
Allá arde y se quema con fuego,
Y ya metida la pata no vale ruego.
El borracho de lo que oyó algo se le quedó,
Encaminó sus pasos derechito a la iglesia,
Tendido de rodillas frente al altar oró,
Rogaba y rogaba que al infierno no iría,
Que en el cielo le apartaran un lugar,
Que si era necesario no volvería a tomar.
Autor: Necho Vargas