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General: “Así es Cuba” Cosas de mi Tierra Así es Cuba por Alberto Boix Comas
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Resposta  Mensagem 1 de 7 no assunto 
De: Ruben1919  (Mensagem original) Enviado: 08/06/2017 08:33
“Así es Cuba”
Cosas de mi Tierra

Así es Cuba por Alberto Boix Comas

Este es el ejemplar que tenemos de “Así es Cuba” por Alberto Boix Comas. Aparentemente editado a principios de la década de 1950. Lo presentamos lo más fiel posible a como aparece en nuestro ejemplar.


“Así es Cuba”
Selección de Artículos
• Cuba y el 27 de octubre de 1492
• La tierra más fermosa
• Cuba y el origen de su nombre
• Cuba y el "Homo cubensis"
• Cuba y su clima
• Cuba y los ciclones
• Cuba y su progreso geológico
• Cuba y sus riquezas vegetales y animales
• Cuba tiene su "Selva Negra" tropical
• Cuba y las palmas de sus campos
• Cuba y su fauna: Los peces
• Cuba y el valle de Viñales
• Cuba y las cuevas matanceras de Bellamar
• Cuba y su rica vegetación
• Cuba país de fronteras marítimas
• Cuba y su cartografía
• Cuba y la Isla de Pinos
• Cuba y la ciudad de Pinar del Río
• Cuba y su capital, La Habana
• Matanzas: la Atenas de Cuba
• Santa Clara, ciudad de los bellos amaneceres
• Ciudad de Camagüey, cuna de hidalgos y de las más lindas mujeres
• Santiago de Cuba, ciudad de cubanísimas reliquias
• Cuba y sus bellos balnearios
• Cuba y los manantiales
• Cuba y el tabaco "Habano"
• Cuba metrópoli azucarera
• Cuba y el café
• Cuba y la industria esponjera
• Cuba y la Plaza de la Catedral de La Habana
• Cuba y el Tribunal Supremo de Justicia
• Cuba y la Casa Consistorial de La Habana
• Cuba y la iglesia de San Francisco de Paula
• Cuba y el Palacio Presidencial
• Cuba y el Capitolio
• Cuba y el Monumento a las víctimas del "Maine"
• Cuba y el Obelisco de los expedicionario del vapor "Pampero"
• Cuba y las reliquias históricas del vapor "Virginius"
• Cuba y la Fuente de la India
• Cuba y su Jagüey de Yara
• Cuba y Playitas de Cajobabo
• Cuba y los "Mangos de Baraguá"
• Cuba y el "Arbol de la Paz"
• Cuba y el "Arbol de la Fraternidad"
• Cuba y el Monumento a los estudiantes fusilados
• Cuba y la Universidad de La Habana
• Cuba y su Archivo Nacional
• Cuba y su Museo Nacional
• Cuba y la Biblioteca Nacional
• Cuba y el Observatorio Nacional de La Habana
• Cuba y la Sociedad Económica de Amigos del País
• Cuba y el Jardín Botánico del Central "Soledad"
• Cuba y el Museo "José Martí"
• Cuba y el Museo de la Catedral de La Habana
• Cuba y la Casa de Beneficencia
• Cuba y la Sociedad Colombista Panamericana
• Cuba y su plato nacional "El Ajiaco"
• Cuba y los carnavales de La Habana
• Cuba y la Semana Santa en la ciudad de Trinidad
• Cuba y los deportes
• Cuba y las reliquias de sus grandes patriotas
• Cuba y las reliquias de la antigua justicia
• Cuba y el semáforo del puerto de La Habana
• Cuba y su típica rumba
• Cuba y el cañonazo de las nueve de La Habana
• El decano de los relojes cubanos
• Cuba y su patrona, la virgen mambisa
• Cuba y su bandera
• Cuba y su escudo de armas
• Cuba y su himno nacional
• Cuba y su flor nacional


Cosas de mi Tierra |
Guije.com |


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Resposta  Mensagem 2 de 7 no assunto 
De: Ruben1919 Enviado: 08/06/2017 08:34

Se cumple el último deseo de Fidel

El Parlamento de La Habana honró la última voluntad de líder de la Revolución cubana: no habrá estatuas ni calles o plazas con su nombre.

AFP

No habrá estatuas ni calles o plazas con el nombre de Fidel Castro en Cuba, según una ley aprobada este martes por el Parlamento de la isla que honra la última voluntad de líder de la Revolución cubana.

Adoptada por unanimidad a propuesta del Consejo de Estado, que preside Raúl Castro, la nueva ley prohíbe el uso del nombre de Fidel "para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles y otros lugares públicos, así como cualquier tipo de condecoración, reconocimiento o título honorífico".

Asimismo, proscribe el uso de la figura de Fidel, fallecido el 25 de noviembre a los 90 años, "para erigir monumentos, bustos, estatuas, tarjas conmemorativas y otras formas similares de homenaje" en lugares públicos de la isla, señalaron los medios cubanos.

El veto se amplía a la utilización del nombre de Fidel Castro como "marca u otros signos distintivos, nombre de dominio y diseños con fines comerciales o publicitarios".

Durante un homenaje a su hermano, horas antes de sepultar sus cenizas en Santiago de Cuba, Raúl dijo que Fidel "rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad y fue consecuente con esa actitud hasta las últimas horas de vida".
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En consecuencia, anticipó la decisión de convertir en ley la voluntad de su hermano, que gobernó con mano de hierro por casi medio siglo, dejando un legado que muchos alaban y otros rechazan principalmente por sofocar cualquier disidencia.

La nueva norma permite, sin embargo, que el nombre de Fidel Castro sea empleado para denominar alguna institución que se cree para el estudio de "su invaluable trayectoria en la historia" de Cuba, añadieron los medios. 

Tampoco excluye la posibilidad de que un artista se inspire en Fidel o utilice su figura para crear una obra ni pone límites al uso de su iconografía en actos públicos, centros labores, de estudio o instituciones militares cubanas, como sucede actualmente.

La prensa oficial no precisó las sanciones previstas para quien incumpla la última voluntad del padre de la Revolución cubana.

Resposta  Mensagem 3 de 7 no assunto 
De: Ruben1919 Enviado: 08/06/2017 08:36

La obra de Fidel en defensa de la naturaleza en Cuba y en el Mundo, fue reflejada en el acto de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU) por la celebración del 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, en el aniversario de la Cumbre de la Tierra, efectuada en Río de Janeiro en 1992.

En el coloquio fue presentado el libro Fidel Castro: caudal de Río, de Omelio Borroto, que aborda los esfuerzos del Comandante en Jefe en defensa de la naturaleza en los discursos pronunciados en la ONU, en otros eventos y conferencias nacionales e internacionales, así como en visitas a lugares después de una tormenta.

Fermín Quiñones, presidente de la ACNU, expresó sus consideraciones sobre la actitud de Estados Unidos por haber abandonado el programa de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y exhortó a los miembros de la sociedad civil presentes en la actividad, a ser continuadores de las ideas de Fidel en ese importante campo en defensa de la humanidad.

Liliana Núñez Velis, presidenta de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre se refirió a las proyecciones de esa institución para desarrollar un fuerte movimiento en apoyo a los esfuerzos que se realizan por la preservación y el cuidado sobre el medio que nos rodea.


Resposta  Mensagem 4 de 7 no assunto 
De: Ruben1919 Enviado: 08/06/2017 08:37

Las Famosas Aceras de la Habana

A esta deliciosa crónica ilustrada con fotos que recrean los ambientes descritos, dedicó Bohemia varias páginas en su edición del 2 de febrero de 1930. Las Famosas Aceras de la Habana, a las que también hoy pudiera dedicársele un foto-reportaje con otros comentarios acerca de su estado actual y los personajes típicos que ahora las pueblan, vuelven a ser noticia, para disfrute de nuestros lectores y con la invitación, como siempre, a que aporten comentarios, que enriquezcan, y actualicen, los recuerdos.


Las Famosas Aceras de la Habana

“Las clásicas y pintorescas.—Las incómodas y detestables.—Las suntuosas y monumentales. —Otras aceras que están a… cero.”

¡Las aceras de la Habana!

Las aceras de Obispo

-¿Quién no ha oído hablar de ellas?  No vamos a decir mucho como de la colonial, política y legendaria del Louvre, porque ya ha servido de base para abundante literatura desde la épica hasta la caricaturesca. Nuestras aceras son las simpáticas o personales miradas “bajo” el transeunte o a través de sus viandantes o aquellas otras de fisonomía propia y que representan por sí mismas o su situación pintoresca, curiosa o de sensaciones varias, un algo que da lugar al “tipismo” callejero y casi popular, que pasa desapercibido a veces desconocedor de nuestro ambiente.

Una acera de Monte, comercial que en movimiento de carrousel y con bulla feriante, nos traslada por unos momentos al mercado pueblerino, no tiene para nosotros todo el valor de una acera del Vedado, ni todo el sabor de ambiente de la recientemente formada en Palatino, ni para nosotros es la acera de Galiano y San Rafael pulida, tersa cual alfombra que cualquiera del barrio del Pilar pongamos por barrio, truculentamente convertida en huesa funeraria unas veces y otras en rústico trozo de potrero en miniatura…

Las aceras de San Rafael.

Las aceras de San Rafael.

Hay aceras de tranvía, como las de Neptuno y Galiano, donde pies menudos, impacientes, golpean rítmicamente o con furia desesperante, por el tranvía o guagua que no llega, haciendo contraste con ruar como la de Egido, cuyas aceras son de antesala de andén ferroviario; maleteros, viajeros que, portando macetas, demandan un próximo hospedaje, agentes de hoteles, mezclados con algún que otro camarero de barco o tripulante, ansioso de tierra y de lugares donde poder trasegar abundante bebida y a poder ser acompañado de un amor fácil.

Hay otras aceras, como las del Parque Central donde el turista americano hace campo de atracción para sus descansos y aburrimientos de hotel, campo también del picarismo bien trajeado y donde todo exotismo tiene su asiento, desde el truhán de “pool room”, de suburbio neoyorkino, hasta el inocente y bíblico pastor de Georgia o Alabama. Las aceras del Porque Central, como sus pequeñas avenidas del centro, con sus sillas y rústicos bancos, no sólo tienen una fisonomía propia, vida interior y de la más grande curiosidad, sino que aquellas sillas y aquellos bancos han sido y son, testigos diariamente, de calladas tragedias del vivir.

La acera del Louvre.

La Acera del Louvre.

Los cuatros trozos en que pudiéramos dividir las aceras que rodean al Parque Central y la gran acera que constituye su centro, son a la vida habanera lo que a Nueva York su Broadway, a Marsella su Cannebiera, a Berlin su Unter der Linden, a Londres su Picadilly o a Madrid su Puerta del Sol. Variedad, cosmopolitismo, reflejo de su vida y amor ente músicos y artistas políticos y cicerones, desocupados y atorrantes que nosotros conocemos con el castizo nombre de “habitantes”, esta es la fauna pintoresca que puebla la famosa Acera desde Neptuno hasta San Rafael o sea la del Louvre, que solo guarda su prestigio en dios de lucha política o de conmemoración patriótica; desde San Rafael a San José, acera siempre solitaria, menos a las horas de espectáculo en el “Nacional”, la pasean los “primos” de las tan famosas criadas del Vedado, a quienes instruyen de la laberíntica y complicada manera de colocar sus ahorros en el Banzo Gallego; la acera de “Payret”, de San José a Zulueta es el campo de actividades de la reventa de localidades para los teatros próximos, de Zulueta a San Rafael, nueva acera de intenso movimiento estudiantil, que asalta tronemos y guaguas para distribuirse en la gran urbe, se ha convertido en una acera multiforme, arbitraria, parecida a torrente humano desbordado y enloquecido; la acera de la Manzana de Gómez (manzana cuya descripción ocuparía un volumen en octavo de cuatrocientas páginas con grabados “intercalados” en el texto) es donde ahora los músicos tienen su mercado v horas de contratación, separados “levemente” de los cómicos que a falta de Casino, llenan el “Salón H”, como antes lo hicieron en el “Pasaje”, café y Arco comprendidos.

La calle de la Amargura.

La calle de la Amargura.

Este movimiento no hay que extrañarlo pues no se puede hablar de acera de la Habana sin vincularla a un café y la desaparición de uno de estos establecimientos como su inauguración o apertura, señala el hecho de un “cambio de domicilio” de una de estas instituciones o la aparición de otra nueva, como sucede en otro lugar del Parque, corno es la acera que comprende el trozo de Neptuno v Prado en el que la instalación de unos cuantos negocios de índole variada y una “barra” han caracterizado esta nueva acera como sector de, actividades del ramo tabacalero al por menor y accidentalmente durante la campaña hípica como centro irradiados de apuestas, combalaches, pronósticos y otros excesos, relacionados con las carreas de caballos, principalmente entre el elemento americano; fauna heteróclita donde lo mismo se concierta una apuesta sobre las patas de un caballo que una buena partida de tabacos de Vuelta Arriba tiara la exportación del primer barco excursionista que sale de bahía. Hay, por último, en el Parque Central un lugar, que siendo acera y parque, parece que la estatua de Martí ha convertido en señalada división, una cosa y otra. Mientras por el día unos cuantos pequeñuelos con sus juegos y correterías encuadran en el marco que el Apóstol brinda, de sencillez y poesía, por otro lado unos somnolientos y aburridos sin trabajo completan la visión martiniana que altera de tarde en tarde, una reunión mitinesca con un aluvión de verborrea o unas pintorescas tribunas de madera y percalina, integradas por una numerosa y brillante representación del mundo oficial que preside un patriótico desfile de escolares. Tribuna y casino, parque de nirvana o ensueños infantiles, en las altas horas de la noche, se convierte en hospitalario acobijo de algún paria que cabecea un sueño atrasado y constantemente interrumpido por el alerta del vigilante de policía.

Los Cuatro Caminos.

Los Cuatro Caminos.

De estas aceras clásicas, pintorescas, anchurosas, pasemos a esas otras estrechas, incómodas, peligrosas y que niegan el apelativo, pues están a cero de justificación de su noma en la presente época. Son las aceras de esa Habana vieja colonial, sin ningún otro atractivo más que su pátina del tiempo, que nos enseñan otra Vida y otras costumbres habaneras de urbanización. Calles, donde la aparición de un tranvía o automóvil supone un problema de impenetrabilidad tanto fuera de la acera como dentro de ella, ante el muro o la fachada de un viejo edificio, que nos pone en el grave peligro de salir magullado de cualquiera manera que trate el sujeto de colocarse, a no ser pegado sello de correos, cuyo despegue supone, una ración de tintorería o de sastre zurcidor. Hay aceras de esa Habana vieja, tomadas por los negociantes con puentes levadizos, acorazados camiones y ocupadas por levas de hombres, fornidos, sucios Y brutales, abrumados por grandes y pesados sacos que nos hacen pensar en viejas fortalezas, para cuya defensa se precisan innúmeras artes guerreras, exóticas en una urbe pacifica o en faraónico hormigueo fabricando una pirámide en los alrededores del Nilo. Aquí el viandante no se aventura a pasar, si no es por una obligada y apremiante necesidad. Los nombres de todas ellas son bien conocidos: Amargura, Oficios, Inquisidor y otras.  

Como ejemplares de aceras incómodas, detestables y peligrosas, ahí quedan las de las calles de Chacón, Angeles, San Joaquín, donde lo mejor que puede hacer cualquier mortal es no pasar por ellas… o atravesarlas en tranvía.

Las aceras de La Habana, final.Hay calles, con aceras en las que el olvido más censurable impera, situadas en el corazón de la ciudad, como son algunos trozos de la calle de Neptuno a los que afluye enorme gentío, principalmente mujeres, para tomar tranvías y guaguas. Esos grupos a horas determinadas, ponen espanto en el ánimo mejor dispuesto para querer adentrarse en un vehículo de cualquier clase. Los tipos que forman el abigarrado conjunto son de la más grande variedad; desde la señora de los paquetes que tonta el tranvía y cuya presencia se mira con horror por cuantos están ya instalados en sus asientos, hasta la modesta obrerita que, débilmente lucha, entre desconsiderados viajeros afanosos por ganar un buen puesto en el primer tranvía o guagua que asoma. Entre todos los tipos callejeros para los que la acera es su campo de operaciones, sobresale el donjuanesco y galantuomo, desocupado que asalta los tranvías ya pletóricas de femeniles siluetas que unas veces es el señor discreto que se “desliza” entre las alegres chicas de un taller jugando al asequible roce, encontronazo, vaivenes, ora agradables, ora aprovechados y aprovechables y algunas veces sin intención “rascabucheril”, pero que producen airados juegos de ojos y severos gestos. Estas aceras de tranvía y las esquinas de Tejas, Cuatro Cansinos, Reina y Belascoain, como las más conocidas, son punto de cita, base de excursiones, “parquet” de pequeños negocios, que no pueden afincar en un café, por muchas circunsancias. son. en fin, aceras guiones, jalón necesario e imprescindible sin el cual no se pode la vivir.

De esas aceras mercantiles, la Habana tiene varias y de aspecto y caracteres diferentes. Las aceras de Obispo y Acular son “bolsín” y mercedo azucarero, oficina destacada, propicia a veces para los negocios de terrenos, hipotecas, alquileres, pactos de retro y otros negocios más o meros limpios en contraste con las mientas aceras de un poco más allá donde los tratos de cargaremes y colecturías, como la  adquisición de billetes por re-vendedores, ocupan toda la atención, y esto, salpicado con brotes de vendedores ambulantes que con sus gritos vendiendo “camelots”, hojas de afeitar y bisutería, hacen de las aceras de la calle de Obispo desde su entrada hasta el final un “totum revolutum” de actividades políticas, financieras y mercantiles de característica neoyorquina indiscutible.

Las aceras del Vedado… ! Las aceras de los templos que sólo tienen días y horas de flirt, de musiteo murmurador y acerado, frases galantes y chabacanas de mal gusto. Las aceras de la iglesia del Angel y las de los jesuitas de Reina … aceras de crónica social y mundana en todos los tonos, armonía musical de clavicordio, muy Luis XV, aceras que han sido bastante criticado, ridiculizadas y … olvidadas.

Quedan aún en La Habana más aceras y son las suntuosas y monumentales, las de las regias avenidas del Prado, Malecón. Parque del Maine, de los Presidentes, de la Fraternidad y las que circundan el Capitolio, entre otras, pero exceptuando las de Prado y Malecón, domingueras y salutíferas para viejos catarrosos, donde por una paradoja extraña se funden predilecciones, gustos y costumbres pura y francamente coloniales crin ambientes y paisajes de la Cuba moderna y republicana. El Malecón de las tardes estivales y el Prado dominguero, son cuadros de color fuertemente hispano y sus aceras un exponente de los fuertes, apretados, indisolubles, cordiales, etc., etc., lazos de cubanos con los naturales de la Península Ibérica.

J. Martón e Izaguirre


Resposta  Mensagem 5 de 7 no assunto 
De: Ruben1919 Enviado: 08/06/2017 08:39

La Ciudad Padece Fiebre…

Los lectores habituales, u ocasionales, de este espacio han tenido recientes oportunidades de asomarse, desde las vetustas páginas de Bohemia, a La Habana de hace casi un siglo, a los mundillos pobladores de sus aceras más famosas entonces; al inicio de la pavimentación de sus calles… Ahora vuelve a ser noticia el ambiente recreado en la edición de la Centenaria correspondiente al 29 de junio de 1930, podrán disfrutar, de otra maravillosa experiencia: la de cuando aquellas calles -las mismas de ahora mucho más viejitas- se repletaron de los más diversos tipos de vehículos. Los impulsados por las encallecidas manos que siempre empujaron carretillas, o por los propios pies del ciclista, o arrastrados sobre sus engrasadas ruedas por las nobles bestias, o propulsados por modernos motores de combustión interna, o movilizados por el milafro de la electricidad… En fin, toda clase de equipos andantes y rodantes, con cargas de mercancías o personas, como transportes individuales o colectivos, moviéndose en cualquier dirección, lentamente o a toda prisa, a veces con la impresionante velocidad… que para la época podrían ser unos pocos kilómetros por hora… Una fiebre de tránsito, incurable, que padecemos hasta hoy.


La Ciudad Padece Fiebre…

La Habana ha recibido una clasificación certera y vulgar, hija de su aspecto variado y hasta chocante. Desde el antiguo Paseo del Prado, hoy suntuoso Pase de Martí, que ostenta la genial concepción de Forestier, hasta el mar, se denomina “La Habana Vieja”. Desde allí hasta perderse en la fastuosidad de sus diversos repartos y barrios modernos, se llama “La Habana Nueva”. Y en esta clasificación el público no ha tomado para nada en cuenta el elemento cronológico de la vida de la urbe gigante. Ni siquiera se ha considerado el factor histórico. Simplemente ha sido el aspecto físico, la conformación de la ciudad, la que lo ha determinado. Es que en realidad, dentro de la capital existen dos ciudades distintas: aquella que va hasta los muelles con sus mil calles y callejuelas, estrechas y retorcidas como barras de hierro, con sus construcciones antiguas y mal dispuestas, hay orgia de aire y luz y construcciones en que se plasma el ultimo capricho arquitectónico. En la nueva ciudad reside el capitalismo, la burguesía y aun la burocracia. En la ciudad antigua reside el  comercio; allí están, como la boca gigantesca de un monstruo, los muelles que engullen millones y millones de toneladas de mercancía; allí están, en fin, las industrias de más antiguo establecimiento. La vida de la fastuosa ciudad nueva, necesita, para sostenerse, de los suministros de la vieja ciudad. Y ese perpetuo intercambio de una y otra ciudad, esa perenne necesidad que tiene lo nuevo de lo antiguo, hace que exista, como problema insoluble hasta hoy, el de la congestión del tránsito. El de la expansión  de las estrechas vías de comunicación que existen entre el puerto y la ciudad.

Hace mucho tiempo que se viene pensando en utilizar medios que eviten esta deficiencia de La Habana, deficiencia tanto más sensible cuanto que es causa de la perpetua congestión, de la continua paralización del tránsito, en forma tal que ya es perfectamente conocido el disgustado gesto de los conductores de vehículos y aun de los que por motivos de negocios tienen necesidad de transitar en horas del día y es que especialmente de la mañana, por aquellos rincones citadinos en que subsisten, indeleblemente grabados en piedras y ladrillos ennegrecidos por el tiempo, girones de la historia de la ciudad colonial. Muchos proyectos se habían hecho, cuando la Secretaria de Obras Publicas hizo venir al famoso galo Forestier para refundir todos los planes y proyectos de ensanches en uno solo, consistente en hacer desaparecer calles estrechas y manzanas de construcción para dar origen a anchurosas avenidas que permitieron la rápida circulación por aquella parte de la ciudad. Pero mientras la idea de Forestier toma forma, subsiste el inquietante problema de la circulación, agravado por la multiplicidad de vehículos q a diario ruedan su a veces ridícula anatomía por las calles estrechas de la urbe antigua.

Tal parece como si las calles de La Habana fueran una multitud de finísimo capilares en que se mueven, a manera de microbios, los distintos factores de la circulación.

Entre todos esos hay uno que pudiera ser un organismo gigante, que cuando rueda hace retemblar el pavimento, que es de andar lento, pesado, amenazador. Se llama Mack de cinco toneladas. ¿Ves aquel que marcha a velocidades inauditas, que vertiginoso pasa de una a otra calle haciendo que todos embargados de terror se detengan a su paso? Tened mucho cuidado; ese es como el germen del paludismo, es endémico en la vistosa ciudad tropical; todos los elementos profilácticos hasta ahora ensayados contra el han fracasado. En un ómnibus de los que hoy existen miradas.

Y aquel que va engullendo detritus mal olientes, materias en descomposición? Ese es un elemento de defensa de la ciudad, viene a hacer las mismas funciones que un glóbulo blanco de sangre. Es un carro de Obras Públicas, destinado a la recolección de desperdicios y basuras. 

¿Y aquellos otros de dos ruedas, uno de los cuales da disparos intermitentes y circula con velocidad de rayo? Esos son elementos peligrosos para la integridad física de los peatones, son mensajero, con bicicleta el uno y con motocicleta el otro. A lo largo de la ruta Central, los guajiros le han dado al último el simpático e irónico calificativo de “caballito del diablo”

¿Y aquellos otros tan abundantes que tan buen auxilio prestan a los transeúntes? Son elementos valiosos que simplifican el complicado problema del trasporte llevándolos desde Belascoain al Muelle de Luz por twenty cents casb que no siempre les son satisfechos. Corrientemente se les da una denominación poco elegante, que no puede negar, sin embargo, la utilidad de estos vehículos debidos al genio constructivo, al estudio continuo y al esfuerzo consiente de ese gran celebro, de ese ejemplar carácter que en el mundo de la industria se llama Henry Ford.

Hay otros elementos, sumamente útiles a la circunstancia, que llevan algo así como un flegelo dirigido al espacio. Son los tranvías que hace tiempos sufren una crisis debido al aumento de los ómnibus.

¿ Y aquel otro de color azul intenso que parece surgir como un levantamiento del bituminoso asalto de la calle? Ese no es un germen, amigo, ese es un elemento indispensable al fenómeno de la circulación. En las venas existen válvulas que regulan la marcha de la sangre y en las calles de mucho tránsito precisan estos elementos reguladores que se llaman agentes de policía.

Y entre tantos elementos de probada utilidad, existen a manera de microbios, de perniciosas bacterias, los carretones de tracción animal, los coches destartalados y de hambrientos jamelgos, restos de aquella Habana colonial, que sentía el orgullo de sus estrechas callejas.

Y junto a estos, como un mentis a la civilización actual, como una necesidad comercial estranguladora de toda otra necesidad, como una razón de vida superior a toda otra razón, la variedad inmensa de carros de tracción manual: carro de pan, de frutas, de ropas aun, en estos días de verano, el característico carro de mangos cuya presencia se anuncia a distancia por el grito desagradable y sin ritmo de “Manguito, mangüe… de Torrecillaaa…”

Existen, además, calles preferidas por la circulación a pie, calles ya popularizadas por esta característica, calles de subida y bajada para peatones, como existen para los vehículos. Tales son Obispo y O´Reilly, Neptuno y San Rafael. Y ello tiene su explicación; estas calles son cuna de todas las pasiones, fiel contraste de todas las virtudes, finalidad de todos los afanes, génesis de todas las amarguras, joyeles de todos los tesoros. Finas y brillantes pedrerías, coloreadas y vistosas telas, trajes tentadores, esplendidas mujeres, todo lo que fascina, lo que atrae, lo que seduce, se encuentra en las cristalinas arcas de las vidrieras de estas calles y atreves de sus cauces poblados y sugerentes. Y allí, frente a lo tentador, a lo alucinante, se desarrollan los grandes amores, los odios tremebundos, las tragedias que conmueven. Allí se quiebran virtudes mantenidas por largo años, allí se entierran cuantiosas fortunas: allí palpita, a través la Moda, el Lujo y el Confort, la última conquista de la civilización, que es al cabo el último elemento del humano dolor. De entre los pliegues de las sedas brillantes que se exhiben en esas calles, del iris de sus fantásticas pedrerías salen las legiones de los vencidos, e insensible a ellos, otras legiones les suceden y les sucederán, porque la atracción de las grandes ruas, su encanto, su luminosidad, está muy por encima de toda ponderación, de todo dolor, de toda experiencia…

¡Las grandes ruas citadinas son como focos potentes de luz, quemante pero atrayentes!

Y todos eso cuerpos que viven, que circulan, que se agrandan y se achican, que se apartan y se chocan, mantiene a La Habana, febril y acalorada. Ellos son la vida y la muerte, la civilización y el progreso. Solo la alarmante y prolongada crisis económica que padecemos, podrá, desgraciadamente un día, matar esta fiebre que es la vida de la gran ciudad. Pero La Habana, la eterna coqueta del Golfo, la bullanguera ciudad tropical, es como esas chicas risueñas y cascabeleras, juguetona y despreocupada. Ella seguirá mostrándose con la incesante algarabía, con la a veces infernal balumba delos ruidos de mil ruedas y pregones, ajena a todo, indiferente a todo.

Que el tiempo este bueno a malo, que los negocios marchen bien o mal, que en nosotros haya tristeza o alegría, que la situación política sea obscura o trasparente, siempre La Habana seguirá el curso de su vida, padeciendo la fiebre intensa de su gran circulación.

L.G. del C


Resposta  Mensagem 6 de 7 no assunto 
De: Ruben1919 Enviado: 08/06/2017 08:40

La actualidad que se fué

Hace 24 años que…

Lo que si no sabe este repórter, ni lo sabrá nunca nadie, es el nombre del peón que traslada adoquines, el del

La sabrosa anécdota que aquí ofrecemos a nuestros lectores fue publicada en Bohemia en su edición del 22 de junio de 1930 y bajo la prestigiosa firma de José A. Fernández de Castro, recrea el paisaje humano de la calle O Relly, la primera que se pavimentó en la ciudad, en 1905.

Al final incluimos datos sobre el autor, cuyo nombre ostenta el Premio de Periodismo Cultural “José Antonio Fernández de Castro”, que concede el Ministerio de Cultura de la República de Cuba a aquellos profesionales de la comunicación con una relevante trayectoria dedicada a la promoción cultural; el correspondiente a 2016 le fue conferido a Joaquín Borges-Triana.


Hace 24 años que…

Hace 24 años que se inició la primera pavimentación moderna en la ciudad de la Habana. La calle para ello escogida fué la de O Reílly. Cualquier vecino de esta ciudad, mayor de 35 años, puede reconocer la fotografía. Es exactamente la de la cuadra de esa calle entre liaban:’ y Compostela. Todavía existe la casa que se ve en primer término a la izquierda del grabado. Lo que ya no existe es el medio de locomoción visible en la foto. La guagua de tracción animal. Aquellas guaguas de nuestros padres y de nuestros hermanos mayores, con sus mulitas y sus “guagüeros”-. Esta palabra que, originalmente designaba al individuo que las conducía, pero que no pagaba su pasaje, se extendió luego—¿cuánto tiempo hace de ello?—para designar a los que viajaban de gratis.

¡Guagüero! ¡Qué palabra de más genuino sabor criollo! A ninguno de los lectores se le escapa su significado. ¡Cuántos de ellos aspiran a vivir de guagua! ¡a leer de guagua!

Los que aparecen en la foto, apenas perceptibles, no son tan “guagüeros” como aspira a serlo el lector. Trabajaban muy duro. Tenían que guiar sus vehículos durante todo el día. Cuidar de sus caballos. Posiblemente tendrían, como los choferes de hoy luchas constantes con la policía. Ganarían míseros jornales.

i”Guagüeros”! Y es seguro que trabajaban tanto como el peón que en el primer término del cuadro que reproducimos se afana por trasladar los enormes adoquines!

Por la acera de la izquierda, muy decidido, marcha un hombre con un gran bulto a la espalda. Posiblemente es un dependiente de algún taller de lavado y va de recogida de alguna ropa sucia.

El tamaño del bulto no parece amilanarlo. El sabe que esa es su tarea y la cumplirá con la misma decisión con que el “guagüero” conduce su guagua, can idéntico empeño que el peón traslada los adoquines. Como que sabe que si no lleva el bulto hasta el tren, lo botarán y al día siguiente no tendrá que comer!

La época: Era en el año de 1905. Aun gobernaba el primer presidente de la República de Cuba, don Tomas Estrada Palma, el austero patriarca. En esa buena época, el presupuesto de la República era sólo de 16 a 20 millones de pesos. El Secretario de Obras Públicas era el general del Ejército Libertador, don Rafael Montalvo. Lo que si no sabe este repórter, ni lo sabrá nunca nadie, es el nombre del peón que traslada adoquines, el del “guagüero” que conduce su vehículo, ni el del dependiente, que carga pacientemente el bulto de ropa sucia. ¡Si se reconocieran! En esta redacción hay un individuo que está ansioso y dispuesto a cualquier sacrificio económico por hablar con cualquiera de ellos… ¡Qué interesantes recuerdos los de un trabajador de hace veinticuatro años!

José A. Fernández de Castro


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De: Ruben1919 Enviado: 08/06/2017 08:43

Notable cuidado en Cuba de animales donados por Namibia

Según Martín Zordán Langsam, director ejecutivo de la ALPZA, para su cuidado en el Parque Zoológico Nacional se han creado condiciones de simulación muy realistas de su hábitat natural, en una superficie de 340 hectáreas en las que hay sembradas miles de plantas y es considerada la quinta zona cubana con mayor grupo de aves
Notable cuidado en Cuba de animales donados por Namibia

El donativo comprendió elefantes, rinocerontes, buitres, avestruces, hienas manchadas y pardas; leones, leopardos, chacales de lomo negro, guepardos o chitas, linces, puerco espines, zorros de Oreja de Murciélago y antílopes, uno de los cuales es el “oryx”, en la gráfica. (Foto: granma.cu).

Por LINO LUBEN PÉREZ

La Asociación Latinoamericana de Parques Zoológicos y Acuarios (ALPZA) calificó hoy, en La Habana, de notable la labor de mantenimiento y conservación en Cuba de los animales donados por Namibia.

La preservación de las especies se ha hecho de la mejor manera posible, lo que ha permitido exhibirlas en condiciones muy similares a su propio hábitat, comentó en exclusiva a la ACN Martín Zordán Langsam, director ejecutivo de esa organización, con sede en Chile.

Ejemplificó con el hecho de que constituye una simulación muy realista de su hábitat natural en el Parque Zoológico Nacional, con una superficie de 340 hectáreas en las que hay sembradas miles de plantas y considerada la quinta zona cubana con mayor grupo de aves observadas.

Sus apreciaciones las amplió Miguel Luis Abud Soto, director de la Empresa Cubana de Zoológicos, el único orador de la jornada inaugural hoy del XXIV Congreso de ALPZA, en el Palacio de Convenciones de La Habana, y con la asistencia de representantes de 12 naciones, entre ellas Argentina, Brasil, Cuba, Chile, Panamá, Perú y México, así como también de otras regiones del mundo.

Abud Soto definió como muy compleja la operación Arca de Noé II, de 2012 a 2013, que trajo a La Habana y al citado parque 144 animales de 22 especies por aire, en dos vuelos con una duración de 14 horas y media sin escalas técnicas desde la capital de Namibia, procedentes del Parque Nacional Etosha, en una maniobra transoceánica sin antecedentes.

Desde entonces, añadió, se ha logrado una alta supervivencia y más de 170 nacimientos que incrementaron las colecciones en una cifra superior a las dos mil 250 y que aumentaron la cantidad de visitantes a la instalación: solo de enero a abril pasado recorrieron las áreas 399 mil personas.

La entidad en cuestión surgió hace apenas dos años por el interés estatal de mejorar las instalaciones de ese tipo y hasta el momento cuenta con el propio Parque, el de La Habana, el más antiguo de ellos, y el de la provincia de Ciego de Ávila, aunque de manera paulatina se incorporarán los restantes hasta llegar a 15, según el directivo.

El primer conferencista de este martes fue Vicente Berovides Álvarez, investigador titular y profesor de la Facultad de Biología, de la Universidad de la Habana, quien se refirió a la conservación de la fauna nacional, caracterizada por un índice de endemismo alto entre las plantas y la fauna de vertebrados.

Solo en el primer grupo alcanza una cifra superior al 50 por ciento y en el segundo sobrepasa el 32 por ciento, según expertos de la Agencia de Medio Ambiente.

Aclararon, sin embargo, que en este último caso la herpetofauna (reptiles y anfibios), insectos y moluscos oscila del 80 al 90, mientras que los moluscos terrestres llegan al 90 por ciento.

Por lo menos 300 profesionales asisten a las deliberaciones del XXIV Congreso de la ALPZA hasta el próximo dos de junio sobre la promoción, principalmente, de acciones regionales de cooperación inter institucionales sobre conservación, sostenibilidad, desarrollo de tecnologías modernas y formación de capital humano.

Además, compartir experiencias y contribuir a la actualización e intercambio de conocimientos, que estimulen el bienestar animal y el desarrollo de estrategias educativas en las instituciones.

Sus temas centrales son el manejo de la fauna silvestre (terrestre y acuática) en cautiverio y el bienestar y salud animal, administración y mantenimiento, conducta, nutrición, educación ambiental, gestión ambiental, diseño de exhibiciones y ética.

Paralelamente al congreso, una feria expositiva en salones del Palacio de Convenciones de La Habana muestra productos, literatura y otros servicios. (ACN).



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