A orillas del río San Juan, cuando termina la yumurina Calzada de Tirry, cerca del abandonado ferrocarril matancero, encontramos Pueblo Nuevo, uno de los sitios más antiguos de la Atenas de Cuba, donde aún retumban los ecos de aquellos tambores que, bajo los toques de Saldigueras y Gallito, convirtieron este lugar en cuna de la rumba y la religión afrocubanas. Allí convergen perfectamente el arte refinado con el más puro folklore, se mezclan lo blanco y lo negro, la historia y la leyenda.