El presidente de EE.UU., Donald Trump, tomó la decisión en abril pasado de atacar la base aérea de Shairat, en la provincia siria de Hama, a sabiendas de que los militares sirios no habían usado armas químicas en Jan Sheijun. De ese presunto crimen los acusaba la prensa occidental, mostrando varias fotografías con niños inconscientes o muertos que habían difundido los llamados 'Cascos Blancos'.
El disparo de decenas de misiles estadounidenses en la madrugada del 6 de abril pretendía ser un ataque de represalia, recuerda el periodista Seymour Hersh en un artículo que publica el semanario alemán 'Welt am Sonntag'. Mientras tanto, los servicios de inteligencia estadounidenses habían advertido al presidente que no tenían pruebas del uso de ningún agente nervioso por parte de la Fuerza Aérea de Bashar al Assad.
Hersh fue el primero en relatar la verdad sobre los crímenes militares de los estadounidenses durante la invasión de Irak en el 2003 y en los años posteriores. Esta vez el investigador ha compartido con los lectores la información recolectada de distintas fuentes en la Administración de EE.UU. y los servicios especiales.
Según el artículo, Trump decidió bombardear la base aérea sin haber escuchado a los expertos. Mientras tanto, la Inteligencia de EE.UU. sabía con antelación sobre los planes de ataque a Jan Sheijun, porque Moscú supuestamente les había avisado para evitar víctimas entre los agentes de Washington.
Hersh dice que la Administración de EE.UU. sabía que en la mira de la Fuerza Aérea siria estaba un lugar donde tenían que reunirse islamistas, dice Hersh. "Para aquella operación los rusos le habían cedido una bomba dirigida, dotada con una cabeza convencional", detalla el artículo.
Además, "con varios días de antelación los servicios rusos avisaron sobre la operación programada a los estadounidenses desplegados en Doha". El aviso se realizó para que la CIA tuviera tiempo para sacar a sus posibles informadores de la zona o de aquella reunión. El artículo alega que también hubo "un mensaje directo sobre las preparaciones para el ataque a la CIA", que indicaba que el blanco principal del bombardeo sería un terrorista en concreto.
Según dice Hersh, el objetivo del ataque en Jan Sheijun era un edificio de dos plantas, donde había sido convocada una cita de extremistas pertenecientes a distintos grupos. El sótano acogía un almacén de misiles, armas, municiones, alimentos y también productos químicos y detergentes con cloruro, que sirven para tratar los cadáveres antes de enterrarlos. El olor a cloruro hizo creer a algunos que ese había sido pulverizado como medio de ataque, mientras que otros fueron aún más lejos, diciendo que era un agente nervioso.
A principios de este junio en declaraciones a la prensa el presidente de Rusia, Vladímir Putin, se mostró convencidode que el supuesto uso de algún agente químico en Shairat "fue simplemente una provocación".