Ubicado justo al inicio de la concurrida Calle Obispo, se erige uno de los más bellos monumentos de la capital cubana, emplazado en un pequeño parque que también sirve de reposo para caminantes y quienes visitan la ciudad. A la memoria del ingeniero militar Francisco de Albear y Lara, una obra del escultor cubano José de Villalta y Saavedra se levanta como dando la bienvenida a todos los que eligen esta zona.