12 feb. 2015 - Pero lo interesante del caso es que la primera denuncia sobre la supuesta fabricación ... Nueva Sección del Blog: BITÁCORA DE LA CRISIS.
La bizarra investigación de la muerte del fiscal se lleva en secreto
El show Nisman y la laptop
Después de tanto anuncio insinuado pero no cumplido, la investigación manipulada busca “evidencias” en la computadora del técnico Lagomarsino. Es que si se quiere forzar que Nisman fue asesinado, hace falta un asesino...
La pseudo-investigación de la muerte de Alberto Nisman continúa realizándose a escondidas. De vez en cuando se publican dudas o conclusiones que va elaborando Gendarmería –bajo la responsabilidad política de Patricia Bullrich– o la fiscalía de Eduardo Taiano. Según el cronograma adelantado por el diario Clarín, en la semana que pasó debería haberse dado a conocer una pericia, hecha por Gendarmería de manera oculta, con la conclusión de que a Nisman lo mataron, contradiciendo así todas las pericias anteriores. No sólo no se publicó sino que las partes fueron convocadas el 10 de julio para hacer un estudio balístico y el 2 de agosto para hacer el análisis toxicológico. Además se le formuló a las partes cien preguntas vastas, como por ejemplo “cuándo fue la data de muerte”. Es decir, que al menos oficialmente, las cosas van para largo. Esto no quita, por supuesto, que se esté trabajando clandestinamente, a espaldas de la causa judicial. Clarín también adelantó que a principios de junio, con la presencia de las partes, se haría una reconstrucción de lo ocurrido en el departamento de Nisman. Se estaba construyendo –afirmaron– una maqueta a tamaño real del piso 13 de Le Parc. Por ahora, no hubo ni construcción ni reconstrucción.
Durante el fin de semana pasado se hicieron trascender dudas sobre el informático Diego Lagomarsino, a quien apuntan para involucrar de alguna manera. Como preparan todo para establecer que hubo homicidio, necesitan un homicida. Como nueva prueba, Clarín dijo que que no se encontró la computadora desde la cual el informático Lagomarsino, de manera remota, hacía el mantenimiento de las computadoras del fiscal. La lógica es que Lagomarsino mintió sobre su trabajo y por lo tanto es sospechoso. La explicación de la defensa es simple. Todos esos trabajos los hizo siempre el informático desde una laptop que lleva en su mochila y usando el programa TeamViewer licenciado a nombre del propio Lagomarsino. Cuando allanaron la vivienda del técnico –un domingo–, éste estaba con sus hijos en casa de un amiguito de ellos, y por lo tanto no se llevaron la laptop. Tan sencillo como eso.
Rebobinando
La guerra de guerrillas mediático-judicial-política, en la que cada tanto disparan con un aparente nuevo elemento o una supuesta prueba, tiene como objetivo instalar la hipótesis del homicidio, rechazada por las tres pericias que se hicieron en la causa bajo la conducción de la fiscal Viviana Fein y la jueza Fabiana Palmaghini. La junta médica concluyó que “no hay certeza pericial de homicidio”. La junta criminalística sostuvo que “no se encontró ningún rastro que indique el desplazamiento de personas por el interior del baño”, es decir que Nisman estaba solo en el momento del disparo. Finalmente, el estudio del laboratorio químico y forense del Cuerpo de Investigaciones Fiscales de Salta dictaminó que “sobre (las manos del fiscal) se hallaron partículas consistentes con residuos de disparo”.
Todo ese curso adverso de los estudios científicos llevó al fiscal Taiano, que instruye la causa, y al gobierno nacional, que conduce la Gendarmería, a realizar de nuevo todas las pericias, pero al principio marginando a las partes, entre ellas a la defensa de Lagomarsino. También quedaron a un costado los forenses designados por la Corte Suprema y los peritos criminalísticos de la Policía Federal. En la versión de Clarín de fines de mayo se anunció que Gendarmería dictaminaría en 30 días, o sea en la semana que pasó, que lo de Nisman fue homicidio. Además, adelantaron la realización de una reconstrucción, una semana más tarde, a principios de junio, en que podrían participar los peritos de parte. Desde entonces no hubo novedades ni se hizo la reconstrucción.
Calendario
Ahora se notificó a los peritos que el 10 de julio se hará la pericia balística, es decir se volverá a determinar la distancia y el ángulo del disparo; se reiterará que el proyectil salió de la pistola calibre 22 y otros elementos que se trabajaron desde un principio. El 2 de agosto están convocados los especialistas para hacer el análisis toxicológico, una medida llamativa, tal vez orientada a tratar de introducir en el caso que Nisman murió el sábado 17 y no el domingo 18 de enero de 2015. Esto último fue lo establecido por trece de los quince forenses, en su gran mayoría designados por la Corte Suprema. Entre ellos intervino Fernando Trezza, una autoridad mundial en materia de establecer la data de una muerte. Todos coincidieron en que Nisman murió el domingo al mediodía. La querella que encabeza Sandra Arroyo Salgado –ex pareja de Nisman– insiste en que el deceso del fiscal se produjo el sábado al atardecer, porque ese día estuvo Lagomarsino en el departamento del fiscal. Pero hay constancias muy claras de que Nisman habló por teléfono o chateó con tres personas después que el técnico abandonó el edificio Le Parc: habló con el custodio Néstor Durán, chateó con el periodista de Infobae Laureano Pérez Izquierdo y con la periodista de Clarín Natasha Niebieskikwiat. Con ésta última intercambió un último mensaje a las 21.17, mientras que las cámaras de seguridad verificaron que Lagomarsino salió de Le Parc a las 20.34 y las cámaras del complejo en Martínez donde vive el informático lo muestran ingresando en el garage a las 21.04.
En el equipo de Arroyo Salgado se produjo un cambio de importancia. El principal perito, el ex titular de la Bonaerense Daniel Salcedo, se fue a trabajar a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). O sea que revista ahora en el Poder Ejecutivo, algo que también revela su alineamiento anterior. En su lugar ingresó el ex comandante de Gendarmería, Eduardo Frigerio.
Técnico
De los nuevos trabajos, hechos a escondidas, la entente judicial-mediática-política va haciendo trascender supuestos resultados. El principal: que Gendarmería va a dictaminar que hubo homicidio. Pero el complemento de esa hipótesis es que Lagomarsino fue parte del plan criminal, algo poco entendible porque en el baño quedó la pistola registrada a su nombre. Por un lado se dice que intervino un comando ultra-sofisticado iraní-venezolano-kirchnerista y por el otro lado uno de los supuestos integrantes del comando cometió la super-torpeza de dejar un arma propia en la escena. Nada cierra.
Aún así, para instalar la sospecha se señala que no está claro cómo hacía Lagomarsino para concretar el mantenimiento, a distancia, de las computadoras de Nisman. En los aparatos del fiscal están las entradas del técnico para hacer los trabajos. Incluso figuran a nombre de Lagomarsino. Pero trataron de sembrar dudas sobre cómo lo realizaba el técnico porque en la computadora de mesa de su casa no se encontraron rastros de esos trabajos de mantenimiento. La defensa del técnico, a cargo de Gabriel Palmeiro y Martín Chasco, explicó que el juzgado allanó el domicilio de Lagomarsino en un momento en que el técnico no estaba en su casa. En el procedimiento se llevaron todo, pero la computadora con la que trabaja Lagomarsino –una Dell Latitude– no estaba allí ya que la lleva siempre encima, en la mochila.
El programa para trabajar de manera remota en las computadoras de Nisman, el TeamViewer, estaba a nombre de Lagomarsino para darle más seguridad a la operación: no era ni una copia ni una versión gratuita. El técnico hacía el mantenimiento desde su laptop Dell y, por supuesto, se requirió la autorización de Nisman para instalar la aplicación inicial y operar de manera remota.
También se mencionó como sospechoso que en el allanamiento se encontró un CD con los dos comunicados, uno más largo y uno más corto, con el que Nisman difundió la denuncia que realizó contra Cristina Fernández de Kirchner cuatro días antes de morir. El tema central de la denuncia era el memorandum de entendimiento con Irán. Ese CD era de “sólo lectura”, o sea que no podía ser modificado, y fue como todos los que se entregaron a los medios. Las modificaciones que tiene se hicieron antes de grabarlos y por lo tanto antes de la entrega a los medios y a Lagomarsino. En su último encuentro, Nisman le dió el CD y un impreso de los comunicados y le dijo que los leyera. Era material público.
Finalmente se insiste como si fuera otro elemento de sospecha, con que en la casa del informático había un CD con escuchas del caso en el que fue denunciado Mauricio Macri, por el armado de una red de espionaje ilegal. Quien impulsó la causa contra el ahora presidente fue el propio Nisman y lo que le entregó a Lagomarsino no fue un CD con escuchas sino un CD con entrecruzamiento de llamadas, es decir listado de llamadas en los que se verificaba con quién se había comunicado cada uno de los protagonistas del espionaje: Macri, el Fino Palacios, el espía Ciro James y otros funcionarios del gobierno porteño imputados en la causa. Uno de los espiados era el cuñado de Macri, Daniel Leonardo, pero Mauricio dice que la operación la hizo Franco Macri, no él.
Nisman designó a Lagomarsino en 2007, o sea que estuvo años trabajando con cargo en la Unidad AMIA, aunque Lagomarsino ya trabajaba con él desde antes. Está el contrato de trabajo pedido al entonces procurador Esteban Riggi, con la firma de Nisman, y según declaró Lagomarsino, el fiscal se quedaba con la mitad de su sueldo todos los meses. El técnico debía devolverle el 50 por ciento de lo cobrado, en efectivo. Tras la muerte del fiscal, hubo varias investigaciones para tratar de establecer si Lagomarsino tenía vinculación con algún servicio de inteligencia. Por ahora no se le encontró nada. Lagomarsino jura y perjura que no tiene relación con ningún servicio y ni siquiera el macrismo que gobierna desde hace un año y medio, le detectó ningún vínculo extraño.
Mañana
Mientras a escondidas parece que Gendarmería hace su pericia, en la superficie están convocados mañana los peritos informáticos: Marcelo Torok por la defensa de Lagomarsino y Gustavo Presman por la querella de Arroyo Salgado. El tema es siempre el mismo: el ingreso a la computadora de Nisman el domingo 18 a las 7.30. En forma desesperada, la querella que encabeza la ex pareja de Nisman trata de plantar que esos movimientos en la computadora fueron hechos de forma remota porque si los hizo Nisman mismo, el domingo tempranito, se le cae su hipótesis de que la muerte fue el sábado 17. Las pruebas indican que fue Nisman el que hizo las operaciones desde su departamento, en Le Parc. A las 7.32 entró a ver a la nota escrita por este cronista en PáginaI12; después leyó Clarín, La Nación, Perfil –está probado que el diarero dejó los diarios de papel recién después de las 9–luego consultó los mails en su cuenta de Yahoo; chequeó en Instagram las fotos de una modelo con la que había dormido tres días antes, entró a un posteo en Infobae de Claudio María Domínguez sobre el regreso de la muerte, pasó el programa borrador CCleaner como lo hacía habitualmente y dejó la computadora en reposo. Todo está registrado y no hay registro de que alguien haya usado la computadora de manera remota.
A simple vista parece haber una investigación y una pericia clandestina, urdida entre Gendarmería, el gobierno y Arroyo Salgado. Nadie conoce su cronograma y lo cierto es que hasta ahora no se cumplió el calendario anunciado por Clarín. En la investigación oficial, la que se pretende que sea legal, mañana arrancan los informáticos, después la balística y la toxicológica. Quedan unas 100 preguntas a responder en el camino o sea que no habrá resultados a corto plazo. El temor y la sospecha es que lo oficial es una especie de show, mientras se cocina a escondidas la que querrán hacer valer política y mediáticamente.
(Por Atilio A. Boron) Se ha convertido un lugar común decir, a propósito de la muerte del fiscal Alberto Nisman, que “cosas como estas sólo ocurren en la Argentina”. Una nota aparecida en la página de opinión del New York Times del Martes 10 de Febrero abona la supuesta verdad contenida en esa afirmación que, como era de esperar, fue reproducida y agigantada hasta extremos indecibles por la prensa hegemónica y los intereses del bloque oligárquico-imperialista empeñado en acelerar, también en la Argentina, un “cambio de régimen” sin tener que atenerse a los plazos y nimiedades establecidas por la Constitución y la legislación electoral. Y decimos supuesta porque si hay algo que enseña la historia comparada contemporánea es que casos como el de Nisman: muertes sospechosas, imposibles de certificar si fueron suicidios o asesinatos, no son infrecuentes en las principales democracias del mundo. Casos que, casi invariablemente, se archivaron rápidamente señalando causas y culpables de menos que improbable verosimilitud.
En lugar de sermonear a los argentinos por el caso Nisman el diario neoyorkino podría hacerle un servicio a su país si investigase seriamente el asesinato de John F. Kennedy o el de otros connotados personajes de la política norteamericana que murieron bajo asombrosas circunstancias, para decirlo con benevolencia. La forma en que se investigó y se cerró el caso de JFK con el Informe Warren que dictaminó que Lee H. Oswald actuó en solitario para matar a JFK y herir al Gobernador Connally, y que Jacob Rubenstein (a) Jack Ruby, un conocido hampón y narcotraficante de Dallas, hizo lo mismo al matar a Oswald dos días después en la propia comisaría. Pocas cosas contribuyeron tanto al descrédito del sistema judicial de EEUU como ese informe refrendado por la Corte Suprema de ese país. El NYT, que con tanto entusiasmo adhirió a la absurda teoría de que había armas de destrucción masiva en Irak haría bien en tratar de develar las razones y consecuencias de una mentira que costó millones de vidas, heridos y gentes desplazadas; o de ilustrar a sus lectores qué ocurrió con Osama Bin Laden, cuya supuesta muerte en Mayo del 2011 quedó sellada en las profundidades del Océano Índico mientras un espectro de sospechas corroe hasta el tuétano la credibilidad de la justicia y el gobierno de Estados Unidos, lo mismo que los macabros misterios -cada vez menos herméticos y más cuestionados- que rodean los sospechosos atentados del 11-S. La lista sería tan extensa que necesitaríamos una página simplemente para enumerar las principales muertes de altos funcionarios o personas muy allegadas al poder político en Estados Unidos. Tomemos el caso de dos exdirectores de la CIA. William Colby lo fue entre 1973 y 1976 falleció en 1996 mientras hacía una solitaria excursión en canoa en un río cercano a su domicilio en Maryland. Colby duró poco en su cargo; no era muy bien visto por sus colegas en la Agencia porque sentía que algunos de sus “agentes operativos” (vulgo: killers) gozaban de demasiadas prerrogativas y desconfiaba de los verdaderos propósitos de algunas de sus operaciones secretas. Otro ex Director de la CIA, William J. Casey, dirigió la agencia entre 1981 y el año de su muerte, 1987, sirviendo en tal calidad durante casi todo el período presidencial de Ronald Reagan. Casey, un fundamentalista católico, carecía de los escrúpulos que le llevaron a su predecesor a sufrir un fatal accidente náutico. Pero tuvo mala suerte también él, porque falleció pocas horas antes de testificar en el Congreso sobre la criminal operación Irán-Contra y también sobre la intervención de la CIA en el reclutamiento y organización de los mujaidines afganos bajo el liderazgo de Osama bin Laden. La versión oficial, apta sólo para ingenuos incurables, es que Casey padecía de un extraño tumor cerebral que de la noche a la mañana se agravó hasta privarlo del habla y, un par de días después, despacharlo al otro mundo. Otro caso interesante es el del senador republicano John Tower, que a mediados de los setentas presidió junto con el demócrata Frank Church un comité que examinó el papel de la CIA en el golpe de estado de Chile de 1973. En el curso de la investigación se descubrió que la CIA estaba desarrollando una pistola altamente sofisticada que podía eliminar enemigos políticos inoculándoles bacterias o gérmenes letales mediante el disparo de un rayo ultracongelado que penetraba en el organismo de la víctima sin que esta fuera consciente de ello. Tower murió en un accidente de un pequeño avión de línea regional. Otro desafortunado fue Vincent Foster, un amigo y consejero del Presidente Clinton que supuestamente se suicidó en 1993. La investigación estuvo plagada de irregularidades, incomprensibles en el caso de un sujeto tan cercano a la familia presidencial, nacido y criado en el mismo pueblo en Arkansas. Un informe señala que llamó al celular de Hillary Clinton unas pocas horas antes de su muerte. El caso se catalogó como suicidio y asunto concluido.
Como vemos, el NYT tiene una lista de temas bastante extensa para preocuparse, además del caso Nisman. Si cruzamos el Atlántico las cosas no mejoran. Uno de los incidentes más resonantes de los últimos tiempos es el del notable científico británico y autoridad reconocida en el tema de la guerra bacteriológica: David Christopher Kelly. Había sido inspector de la ONU en Irak en aquella búsqueda absurda de las supuestas armas de destrucción masiva y que todos sabían que no estaban allí. Kelly fue llamado a testimoniar ante el Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Británico y se produjo un áspero debate en donde refutó inapelablemente la postura de los secuaces parlamentarios del Primer Ministro Tony Blair, íntimo aliado de las mentiras y crímenes de George W. Bush. Dos días después y en medio de la conmoción que habían producido sus declaraciones Kelly apareció muerto. La información oficial dijo que se había suicidado, y a diferencia de lo ocurrido hasta ahora con Nisman la comisión parlamentaria dirigida por Lord Hutton resolvió, luego de una pericia más que superficial, archivar todos los elementos probatorios del caso (incluyendo la autopsia y las fotografías del cadáver) y resguardarlos como material clasificado por un plazo de 70 años. Este sí es un caso de “encubrimiento” que debería despertar las iras de tantos políticos argentinos que con total irresponsabilidad apelan a esa figura jurídica, aunque demuestran su incoherencia, o mala fe, cuando se cuidan de aplicarla a quienes conspiraron para encubrir “la pista siria” y la “conexión local”, también involucrados en el criminal atentado de la AMIA y, no olvidemos, de la Embajada de Israel, de la cual sorprende lo poco que se habla.
Podríamos seguir con este listado: mencionemos sólo otros dos en suelo europeo. El del Papa Juan Pablo I que entra en esa misma categoría de crímenes irresueltos, aunque un pesado manto de silencio impidió que se investigara tan exhaustivamente como ocurriera con JFK. Otro: Olof Palme, asesinado en las escalinatas de una calle céntrica de una ciudad segura y tranquila como Estocolmo, sin haberse jamás hallado al magnicida cuando en Suecia hasta el ratero más insignificante es aprehendido por las fuerzas policiales en menos que canta un gallo.
De lo anterior se desprende que el discurso que proclama una suerte de aberrante “excepcionalismo” argentino carece de fundamento. Por supuesto, esto no equivale a minimizar la gravedad de la muerte del ex fiscal o a cerrar los ojos ante la impericia con que actualmente se está investigando el caso Nisman; o no investigando la muerte de los 10 bomberos en el harto sospechoso incendio de Iron Mountain en Barracas entre tantas otras causas que merecerían la minuciosa investigación de nuestros fiscales. Pero, por favor, terminemos con eso de que estas cosas sólo pueden ocurrir en la Argentina.
Diego Lagomarsino, eje de la embestida de Arroyo Salgado. Fue quien le prestó el arma a Nisman. Para la jueza, esconde información. Foto: Cedoc
Luego de que el miércoles pasado, la Corte Suprema de Justicia rechazara el último pedido de la defensa de Diego Lagomarsino para frenar la conformación de una junta interdisciplinaria que investigue la muerte de Alberto Nisman, la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal publicó todos los recursos que el ex empleado de Nisman utilizó para cuestionar y demorar la realización de dicha junta, a los miembros encargados de hacerla y a los jueces federales de las distintas instancias que deben intervenir en la causa.
Integrada por los jueces Gustavo M. Hornos (presidente) y Mariano Hernán Borinsky, la Sala resolvió:
1) Con fecha 29 de marzo de 2017, la Sala IV resolvió no hacer lugar a la queja interpuesta por la defensa de Lagomarsino contra la decisión de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal que confirmó el rechazo del planteo de nulidad deducido por la defensacontra el dictamen del Fiscal Federal Taiano (en quién se encuentra delegada la investigación) que dispuso la convocatoria de la junta interdisciplinaria a cargo de la Dirección de Criminalística y Estudios Forenses de la Gendarmería Nacional Argentina, para establecer las causas de la muerte de Nisman.
3) Con fecha 31 de julio de 2017, la Sala IV resolvió no hacer lugar a la queja interpuesta por la defensa de Lagomarsino contra la decisión de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal que confirmó el rechazo del pedido de recusación del perito tecnológico, Ingeniero Presman, propuesto por las hijas del fiscal Nisman.
4) Con fecha 13 de septiembre de 2017, la Sala IV resolvió denegar la vía extraordinaria a la Corte Suprema de Justicia de la Nación solicitada por la defensa de Diego Ángel Lagomarsino.
5) Con fecha 24 de agosto de 2017, la Sala IV resolvió no hacer lugar a la queja interpuesta por la defensa de Lagomarsino contra la decisión de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal que rechazó un recurso de queja, por apelación denegada, contra la decisión del juez federal que no hizo lugar al pedido de recusación de los peritos de Gendarmería Nacional designados para intervenir en la pericia.
6) Con fecha 24 de agosto de 2017, la Sala IV resolvió no hacer lugar a la queja interpuesta por la defensa de Lagomarsino contra la decisión de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal que confirmó el rechazo del pedido de nulidad solicitado por esa parte contra un punto del dictamen fiscal que no convocó a declaración testimonial de los peritos que realizaron la pericia psicológica.
7) Con fecha 13 de septiembre de 2017, la Sala IV resolvió no hacer lugar a la queja interpuesta por la defensa de Diego Lagomarsino contra la decisión de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal que había confirmado el rechazo “in limine” de la recusación solicitada por esa parte respecto del juez federal Ercolini.
La Cámara Federal reclamó que se investiguen las cuentas en el exterior a nombre de la madre y la hermana del fiscal
Alberto Nisman y el lavado de dinero: La causa que Comodoro Py nunca quiso investigar
Los camaristas exigieron que se investigue el presunto lavado de dinero detectado a partir de una cuenta con más de 600 mil dólares que el fallecido Alberto Nisman tenía en Estados Unidos.
La Cámara Federal puso en palabras lo que hace rato era evidente: la causa por presunto lavado de dinero que se abrió con el hallazgo de una cuenta con más de 600 mil dólares que el fallecido Alberto Nisman tenía en Estados Unidos a nombre de su hermana Sandra Nisman, su madre Sara Garfunkel y el técnico informático Diego Lagomarsino, está en la nada, tal como la dejó el fallecido juez Claudio Bonadio. Nisman sólo figuraba como apoderado, lo que en un comienzo había duplicado las sospechas de que podría haberla utilizado para mandar allí dinero que no podía explicar. Los camaristas Mariano Llorens y los reincorporados por un tiempo Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia señalaron en un recurso de otro de los imputados, el empresario Claudio Picón, que "a la luz de la demora que exhibe el trámite del presente legajo, se torna necesario instar al juez de la anterior instancia a arbitrar los medios necesarios para que se avance en la pesquisa con la mayor celeridad que la investigación lo permita".
En marzo de 2015, dos meses después de la muerte del fiscal, su ex esposa, la jueza Sandra Arroyo Salgado, sorprendió cuando se presentó a declarar ante la fiscal Viviana Fein e informó que Nisman y Lagomarsino --quien como es sabido es el dueño del arma de la que salió el disparo mortal-- tenían una cuenta en el banco Merrill Lynch de Nueva York. El dato, en rigor, venía de la hermana de Nisman, que quería acceder a la cuenta y no tenía la contraseña y en el banco le dijeron que la tenía Lagomarsino. A partir de esta situación se abrió una investigación en Comodoro Py, que en un comienzo estuvo a cargo del juez Rodolfo Canicoba Corral y del fiscal Juan Pedro Zoni, luego deportado de los tribunales de Retiro por el procurador interino, Eduardo Casal. Según se pudo constatar entonces, la cuenta tuvo movimientos entre septiembre de 2012 y agosto de 2014 por lo menos. La AFIP reportó que no era una cuenta declarada. Algunas de las transferencias sospechosas que figuran son de una empresa en Hong Kong, Rodfa Limited, por 134 mil dólares, hay otra del financista Damián Stefanini por 150 mil dólares y el empresario Picón aparece con 72 mil dólares. Stefanini desapareció de la faz de la tierra tres meses antes de que Nisman apareciera muerto. Nunca se supo más nada de él.
Tanto Sandra Nisman, como Garfunkel, Lagomarsino y Picón fueron imputados y llamados a indagatoria por el fiscal Zoni y el ex juez Canicoba Corral. El informático dijo que Nisman le había pedido que figurara su nombre, como una suerte de testaferro, porque él era una persona expuesta y no podía por su cargo. Canicoba dijo públicamente que estaba convencido de la hipótesis del lavado y fue apartado de la causa por la Cámara Federal. Ahí fue cuando el caso pasó a manos de Bonadio, que dejó el expediente en el freezer. En la mayoría de los despachos de Comodoro Py hubo resistencias a avanzar con este expediente porque dejaba a la vista los posibles niveles de corrupción de Nisman, cuya muerte y figura fue utilizada para atacar al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, tal como fogoneaba el macrismo. Además, es factible que el dinero negro estuviera vinculado a organizaciones de la derecha de Estados Unidos y de Israel, interesados en financiar las acusaciones. De hecho, alguno de los movimientos de la cuenta en cuestión estarían vinculados a un banco israelí.
Lo cierto es que la causa está en punto muerto, con la excusa de que hay recursos de los imputados pendientes de respuesta en la Corte Suprema. Pero además, hasta el juez actual, Marcelo Martínez de Giorgi, a comienzos de año y tras la muerte de Bonadio intentó mandar la causa al fuero penal económico, pero se la devolvieron. El único fiscal que avanzó fue Zoni. Luego lo sucedieron Gerardo Pollicita y Eduardo Taiano y no hubo grandes movimientos. Además de la cuenta en Nueva York, en la causa también hay datos sobre otra cuenta en Uruguay y varias propiedades en ese país.
Lo que resolvió la Cámara se desprende de una presentación de Picón, que figura como el dueño del auto de alta gama Audi que utilizaba Nisman. Picón reclama sus legajos del Registro Automotor de los vehículos de su empresa Palermopack SA. La Cámara decidió darle la razón y devolverle los papeles, en este fallo que destaca que en nada avanzó la investigación. Para hablar de la demora primero los camaristas aludieron al recurso de Picón: "Si bien pudo haber sido razonable requerir la documentación en cuestión en aquella oportunidad, el tiempo transcurrido desde la incorporación de los legajos al expediente, la ausencia de un concreto avance en el sentido de la hipótesis investigada, se presentan como factores suficientes para restar sustento al rechazo ahora cuestionado" (que venía de primera instancia).
Cuando Zoni, cinco años atrás, pidió las indagatorias que quedaron en el aire, dijo que los imputados habían logrado "con su accionar que se introduzcan fondos de origen espurio en el circuito legal”. "Se ha logrado establecer --afirmaba-- la existencia de distintos bienes y fondos, que a pesar de aparecer vinculados a distintas personas que actuaran como testaferros, en realidad eran propiedad de Natalio Alberto Nisman”.
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