La Cruz Roja y Médicos Sin Fronteras aseguran que más de 300.000 personas se han visto afectadas y más de 1.600 han muerto desde que se desató la epidemia el pasado mes de abril. Se calcula que cada día se registran en el país 7.000 nuevos casos de la enfermedad que se propaga de forma alarmante por las malas condiciones de saneamiento y la escasez de agua potable.