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General: Gils Carbó avanzó para intervenir en la investigación por Maldonado
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 06/09/2017 08:27 |
Gils Carbó avanzó para intervenir en la investigación por Maldonado
Envió a funcionarios de su confianza para apuntalar la tarea de la fiscal y destinó más recursos para encaminar la investigación; también promovió un sumario interno en Seguridad; malestar del Gobierno por la politización
MIÉRCOLES 06 DE SEPTIEMBRE DE 2017
Pero ayer Santana se presentó oficialmente como testigo: declaró ante el juez que vio "con binoculares" cómo Maldonado era detenido por la Gendarmería. Es el primer testimonio en el expediente que dice haberlo visto en la marcha y que, además, dice haberlo reconocido en manos de la Gendarmería. Cerca de la procuradora no descartan que en las próximas horas se acerquen nuevos testigos para aportar más evidencia sobre el accionar de las fuerzas de seguridad.
Desde el Gobierno aumentó el malestar con Gils Carbó al considerar que su intención es utilizar políticamente la muerte de Maldonado. "No nos cabe duda de que Gils Carbó es garantía de imparcialidad", dijo, irónico, un estrecho colaborador de Mauricio Macri, mientras el Presidente se reunía ayer con los ministros Germán Garavano y Patricia Bullrich para analizar la evolución del caso. En la Casa Rosada prevén que la procuradora buscará "obstaculizar".
Enojo en el Gobierno
El malestar en el oficialismo con Gils Carbó aumentó cuando recibieron la nota firmada por Sergio Rodríguez, titular de la Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA) -un funcionario con llegada a la procuradora-, en la que pedía a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, promover un sumario administrativo interno para evaluar el desempeño de los funcionarios de la cartera "en orden a deslindar las eventuales responsabilidades correspondientes a agentes estatales por la desaparición de Santiago Maldonado durante el desarrollo del operativo realizado en la ruta 40". El fiscal Rodríguez agregó, además, que "una vez iniciado el sumario se dé intervención a la Procuraduría a fines de analizar oportunamente su presentación como parte acusadora".
Desde el Ministerio de Seguridad aseguran que ya abrieron una investigación interna, pero indicaron que "no existe la más mínima sospecha de que algún funcionario público haya actuado irregularmente" durante el procedimiento en Esquel. Y consideraron que el pedido de Rodríguez sólo abarca a los efectivos de las fuerzas de seguridad.
La preocupación de Gils Carbó por el desempeño de la fiscal Ávila aumentó en los últimos días, informaron fuentes judiciales. Por eso, le sugirió rodearse de especialistas sobre violencia institucional, cercanos al Ministerio Público.
No quieren que vuelva a ocurrir -sostienen- lo mismo que sucedió en otros casos, como la investigación por la muerte de Nisman, cuando los fiscales se encerraban en su entorno.
La procuradora le sugirió a la fiscal Ávila reformar su estructura interna. Desde el Ministerio Público están convencidos de que la fiscal y el juez actúan "en tándem", algo que -sostienen- perjudica el impulso de la causa. Enfocaron, específicamente, sobre la única secretaria de la fiscal Ávila, que es la pareja del juez Guido Otranto.
Reclamo de las Naciones unidas
La Oficina Regional para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) expresó ayer su preocupación por "la falta de progreso de las investigaciones" por la desaparición de Santiago Maldonado, ocurrida el 1° de agosto pasado, luego de un operativo realizado por la Gendarmería en la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia Cushamen, ubicada en el noroeste de Chubut.
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El Gobierno volvió a negar que el caso de Santiago Maldonado sea una desaparición forzada
Un encubrimiento a cara descubierta
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo que como no se encontraron rastros de ADN de Santiago Maldonado en las camionetas de Gendarmería eso prueba la inocencia de la fuerza. El Gobierno le negó a la familia la posibildad de la intervención de la ONU.
“Esto despeja muy fuertemente las acusaciones de una desaparición forzada”, dijo ayer Patricia Bullrich.
Imagen: Sandra Cartasso
El Gobierno recayó nuevamente en su decisión de negar la desaparición forzada de Santiago Maldonado. Esta semana reingresó en escena la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a la que habían retirado de las cámaras luego de que se descartara la versión del puestero. En los últimos días, los funcionarios insistieron con la importancia de los exámenes de ADN que se estaban haciendo sobre las camionetas y los materiales extraídos de los allanamientos a los escuadrones de Gendarmería. Cuando ayer se conoció que había dado negativa la compatibilidad con el perfil genético de los Maldonado, la ministra de Seguridad se apresuró a afirmar: “Esto despeja muy fuertemente las acusaciones de una desaparición forzada”. Desde los organismos de derechos humanos recordaron que las camionetas fueron manipuladas por los gendarmes. “El resultado negativo de los ADN no tiene ninguna implicancia. Absolutamente ninguna. Simplemente que en la camioneta que ellos dieron no había muestras. Ya había testimonios de que la Gendarmería cambió, lavó y manipuló las camionetas”, advirtió José Schulman, de Liga Argentina por los Derechos de Hombre (LADH). Desde el Gobierno le negaron a la ONU la posibilidad de abrir una comisión especial por Maldonado.
Ante el caso Maldonado, el Gobierno viene probando todas las versiones posibles: fomentó la idea de que un puestero había acuchillado a Maldonado y este había sido escondido por la RAM (esa entidad que el oficialismo agita). La versión la sostuvieron pese a una sucesión de testimonios y hasta videos que la desmentían, dado que lo mostraban a Maldonado sano y salvo después de la cuchillada. Pero el Gobierno solo acusó recibo cuando un examen de ADN descartó esa versión. En ese momento, retiraron de la escena a Patricia Bullrich, quien había hecho una defensa a ultranza de la Gendarmería y había sostenido que les creía cuando decían que no habían hecho nada.
Con el paso de los días, luego de cuestionar la credibilidad de los testigos que más comprometían a los gendarmes y sugerir que Maldonado podría estar escondido en alguna parte, comenzaron a instalar la idea de que podía haber uno de ellos que hubiera cometido un “exceso”. La versión se corporizó cuando entregaron al juez una lista de gendarmes que se encontraban en la zona del río. E hicieron trascender que le apuntaban a uno de esos gendarmes, que podría haber actuado en medio de una suerte de emoción violenta. A diferencia de la hipótesis de que se lo llevó la Gendarmería, el Gobierno no ha dado a conocer testigos ni pruebas materiales que apoyen esta especulación. Además, el CELS denunció ayer que los testimonios de gendarmes que aportaron a la causa ya los tenía el 16 de agosto y recién los sumaron al expediente el 10 de septiembre, sin que exista una justificación para esa tardanza (ver aparte).
En los últimos días, los funcionarios macristas volvieron sorpresivamente a señalar que el presidente Mauricio Macri consideraba una cuestión clave los exámenes de ADN de las muestras genéticas que extrajeron de los regimientos y las camionetas. “Esta es una prueba central y casi definitiva para verificar o descartar la hipótesis que han planteado algunos testigos que son bastantes sospechados”, afirmó el ministro de Justicia, Germán Garavano, antes de que se hiciera público el resultado negativo de las pericias. Como adelantó PáginaI12 en su edición de ayer, esto era el paso previo para sostener que sin material genético en las camionetas, quedaba totalmente descartado que lo hayan trasladado en esos vehículos. En rigor, existen diversas formas de evitar que queden muestras genéticas o de limpiarlas con químicos, por lo que en una investigación normal un resultado negativo no descartaría esa línea de investigación, mientras que un resultado positivo lógicamente la hubiera confirmado.
No es ése el razonamiento que buscó instalar el oficialismo. En un breve contacto con la prensa, la ministra de Seguridad sostuvo: “Hoy lo más importante de la causa Maldonado es que la prueba de ADN dio negativa en las camionetas y aleja la hipótesis de un plan sistemático. Es para nosotros fundamental, muy profundo y muy importante: todos los ADN han dado negativo en todos los transportes de la Gendarmería”, remarcó Bullrich. “No quiero hacer una lectura... dio negativo. Es muy importante. Despeja muy fuertemente lo que ha sido acusado el Gobierno de una desaparición forzada y nos abre ventanas a otras hipótesis que siempre hemos planteado”, sostuvo. Luego se retiró sin contestar más preguntas.
La ministra de Seguridad decidió así pasar por alto que el defensor oficial Fernando Machado había denunciado que las camionetas fueron lavadas antes de que se tomaran las muestras. Incluso había señalado que las fajas de seguridad de una puerta estaban rotas. El juez Guido Otranto, no obstante, no hizo lugar a su planteo: sostuvo que eso no era así y avanzó con los análisis de ADN, que dieron finalmente negativo.
En Balcarce 50, insistían ayer con que esto descartaba en forma definitiva la posibilidad de un traslado del cuerpo fuera de la Pu Lof. Un funcionario del Ministerio de Seguridad sostuvo ante este diario que no era posible que hubieran borrado las huellas. “Si las hubieran borrado, no se hubiera encontrado ningún material genético. Si lavaron las camionetas, ¿cómo es que se encontraron cabellos y otras evidencias para analizar?”, argumentaba. También volvió a desacreditar al testigo Matías Santana, quien aseguró que vio como se llevaban a Maldonado. “Confunde los camiones. No es creíble”, remarcó.
“El resultado negativo de los ADN no tiene ninguna implicancia. Absolutamente ninguna. Simplemente que en la camioneta que ellos dieron no había muestras. Ya había testimonios de que la Gendarmería cambió, lavó y manipuló las camionetas”, advirtió José Schulman, de Liga Argentina por los Derechos de Hombre (LADH). “Mientras tanto, Santiago Maldonado sigue desaparecido y el Gobierno sigue encubriendo. Y el encubrimiento es generar una versión falsa de lo ocurrido. La versión de que un gendarme se enojó, no quería pero lo golpeó y se cayó al río puede estar preparando algún hallazgo macabro”, advirtió Schulman sobre el rastrillaje en el río Chubut.
En línea con su posición de que no existió una desaparición forzada –que no es sinónimo de un plan sistemático– el Gobierno rechazó ante el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) la posibilidad de crear una comisión que se ocupe de la desaparición forzada de Santiago Maldonado.
El encargado de transmitirles la negativa a la ONU fue nada menos que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien se reunió con el delegado de Acnudh para América Latina, Américo Incalcaterra. Peña sostuvo que no coincidían con la advertencia que les hizo la ONU a la Argentina por la “falta de progreso” en la causa judicial y las ratificó que no iba a crearse ninguna comisión porque la investigación debe llevarla adelante el juez. Le propuso seguir con el diálogo. Se aclaró a la prensa que todo fue expresado con mucha “cordialidad”. Luego, Incalcaterra se comunicó con la familia de Maldonado para informarles de la respuesta negativa del Gobierno a abrir otra vía para esclarecer la desaparición de Santiago Maldonado.
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Tres efectivos de la Gendarmería declararon ante el juez Guido Otranto
El libreto de los gendarmes
Los uniformados, que declararon como testigos, aseguraron que el gendarme Neri Armando Robledo había herido con un piedrazo a uno de los manifestantes. “Nadie manifestó (ese día) que le habían pegado un piedrazo”, dijo Matías Santana.
Uno de los gendarmes entra tapando su rostro al juzgado federal de Esquel.
Imagen: Télam
Cuantos más elementos pretende mostrar el Gobierno como “aportes” al esclarecimiento de la desaparición de Santiago Maldonado, queda en evidencia con mayor claridad hasta qué punto el Estado administrado por Cambiemos adoptó una actitud encubridora de los gendarmes desde el minuto cero. La justicia federal comenzó a interrogar como testigos a los uniformados, quienes dicen haber escuchado que uno de sus pares hirió a uno de los “encapuchados” en alusión a los mapuches reprimidos en la Pu Lof de Cushamen, en Esquel, el 1 de agosto. Además, ayer los funcionarios macristas hicieron ostentación de los documentos que entregaron el domingo al juez federal Guido Otranto, que describen, desde el punto de vista de la Gendarmería, lo que pasó ese día. Son las actuaciones internas con las que determinó que no hubo ningún episodio de violencia institucional y cuyas conclusiones estaban ya en manos de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich cuando se presentó en la Cámara alta el 16 de agosto.
“Esto muestra que el Ministerio de Seguridad, en lugar de colaborar con una investigación que pueda encontrar a Santiago Maldonado y explicar lo que pasó, continúa especulando con la información. Este proceder es gravísimo y el ministerio debe dar explicaciones urgentes sobre por qué recién ahora aportó este conjunto de entrevistas con información clave para la investigación”, enfatizó Gastón Chillier, director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y querellante en la causa. “Esta información fue recolectada el 16 de agosto, el mismo día que (Patricia) Bullrich mintió en el Senado y ya la tenían cuando el Poder Ejecutivo le presentó un informe al Comité de Desaparición Forzada de la ONU en el cual negaron cualquier tipo de participación de Gendarmería en el hecho”, agregó.
Los gendarmes Walter Ruiz Díaz, César Peralta y Juan Carlos Pelozo declararon ante el juez Guido Otranto durante varias horas pero tuvieron que aguardar hasta la tarde para salir porque en la puerta un grupo de manifestantes se había convocado para repudiarlos, lo que generó un enorme operativo de policías provincial y Federal. No se salieron del libreto que ya habían contado los primeros días ante Daniel Barberis, a cargo de la dirección de Violencia Institucional del ministerio de Seguridad, y quien dio por cerrada el 16 toda sospecha sobre la fuerza. Peralta y Ruíz Díaz relataron que estaban en una cocina de campaña en los cruces de las rutas 40 y ex 70, y ahí escucharon que el gendarme Neri Armando Robledo había herido con un piedrazo a uno de los manifestantes. “No vieron al que habría recibido la herida, estaban sirviendo el almuerzo en un Unimog”, dijeron a Páginal12 allegados al juzgado. En tanto, Pelozo dijo que se acercó al río, describió cómo ingresaron al predio recuperado por los mapuches por orden del comandante Pablo Escola “para tratar de que dejen de tirarles piedras”, mientras algunos de los perseguidos cruzaban el río y se iban a caballo. Según pudo saber este diario, Robledo no será llamado como testigo a la espera de que la fiscal federal Silvina Ávila evalúe si lo cita a indagatoria. También circuló otro nombre como el “elegido” a entregar como autor material, algo que podría quedar más claro las próximas declaraciones de otros gendarmes.
El lunes, en el sumario interno, Robledo había asegurado que formó parte de un grupo de ocho uniformados que llegó hasta el río y que le pegó un piedrazo a un hombre que estaba “a unos 30 metros” y que cruzó a la otra orilla, desde donde lo insultó. “Era una persona robusta y de casi dos metros de altura”, dijo Robledo. El Cels sostuvo que van a analizar las declaraciones testimoniales y las afirmaciones que hicieron los gendarmes para determinar si hay contradicciones y si tienen consistencia.
El nuevo intento de encaminar la investigación hacia un homicidio culposo y, al mismo tiempo, alejarla de la desaparición forzada cosechó también el repudio del hermano de Santiago, Sergio Maldonado. “No son tres gendarmes, son todos culpables, incluyendo a la ministra (Patricia) Bullrich”, dijo desde Rosario, donde participó de unas jornadas de derechos humanos en la facultad de Psicología, junto a la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas. “Es una falta de respeto minimizar en que fue un gendarme que tiró una piedra, y seria muy triste que esto termine con tres perejiles cuando acá actuó Benetton, (Pablo) Durán por la provincia de Chubut, y (Pablo) Noceti por la Nación, insistimos que esto sucedió en un contexto en el que somos hostigados, reprimidos y encarcelados, no es casual, iban a la caza de mapuches, por algo Noceti estuvo reunido el día anterior”, dijo la testigo Soraya Maicoño, en alusión a la reunión de autoridades policiales, provinciales y de Gendarmería en Bariloche el 31 de julio. La versión del “piedrazo” fue desmetida por otro testigo que ya declaró en la causa. “Ninguno manifestó que le habían pegado un piedrazo, no hubo heridos, solo algunos tenían perdigones en las piernas”, dijo Matías Santana, quien declaró cómo la Gendarmería se llevaba a Maldonado en una de sus camionetas.
El juzgado federal de Esquel informó ayer que las muestras genéticas tomadas de los vehículos de la Gendarmería y del escuadrón de El Bolsón no son compatibles con el ADN extraído de los padres y hermano de Santiago Maldonado. En el mismo comunicado Otranto aclaró que está pendiente el peritaje del Unimog del escuadrón 37 José de San Martín. Ese camión, como así también la participación de efectivos de esa unidad, no estaba en los datos informados por Gendarmería en respuesta al juez, y fue a partir de que una de las partes detectó la patente en una foto que Otranto ordenó un tardío rastrillaje en ese lugar.
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A medida que avanza la investigación sobre la desaparición del joven Santiago Maldonado en la provincia sureña de Chubut, más se compromete el gobierno del presidente argentino, Mauricio Macri, en contradicciones y una serie de operaciones de encubrimiento que se agravó en las últimas horas con la insólita declaración del juez a cargo de la causa, Guido Otranto.
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Ailinco Pilquiman, testigo de la represión del 1 de agosto, relató cómo fue la persecución a Santiago Maldonado
“Los gendarmes bajaron a los tiros”
El testimonio reafirmó la hipótesis de las querellas que indica que la Gendarmería entró al predio para “apresar manifestantes”, sin flagrancia a la vista y que los uniformados estuvieron mucho más que cinco minutos –como alega el Gobierno– a la vera del río.
Un Unimog flanqueado por una hilera de gendarmes el 1 de agosto en el límite de la Pu Lof. Ailinco Pilquiman vio dos de esos camiones dentro.
Desde Esquel
La fiscal federal de Esquel Silvina Ávila recibió ayer la declaración testimonial de Ailinco Pilquiman, testigo central de la represión de la Gendarmería dentro de la Pu Lof en Resistencia Leleque que terminó con la desaparición forzada de Santiago Maldonado. El primero de agosto, ella estaba dentro de la Pu Lof, en la casilla de guardia, y presenció la secuencia que fue desde el hostigamiento previo de la Gendarmería que disparaba sus escopetas para provocar la reacción de la comunidad, el grito del comandante a cargo “¡avancen!”, el inicio de la persecución a Santiago Maldonado, Matías Santana y otro peñi (miembro de la comunidad), que todavía no brindó su testimonio ante la Justicia pero sí dio su versión de los hechos ante los abogados de la CIDH. También presenció el ingreso y salida de un Unimog. Su testimonio reafirmó la hipótesis de las querellas que indica que la Gendarmería entró al predio para “apresar manifestantes”, sin flagrancia a la vista y que los uniformados estuvieron mucho más que cinco minutos -como alega el Gobierno- a la veda del río.
La testimonial de Ailinco fue adelanta el lunes por PáginaI12, identificada como testigo A. Su declaración estaba prevista para el martes de la semana pasada, pero el juez federal de Esquel, Guido Otranto, privilegió escuchar la voz de los Gendarmes, que fueron bien acompañado por el funcionario Gonzalo Cané, Secretario de Coordinación con los Poderes Judiciales. Tras la suspensión, Otranto la había reprogramado para el lunes pasado, pero ese día ocurrió el mega allanamiento dentro de la Pu Lof, también con el sello del Ministerio de Seguridad. Ante la dilación manifiesta por parte del juez, Ailinco Pilquiman declaró ante la fiscal, para que su testimonio quede registrado en la causa que investiga la desaparición forzada de Santiago Maldonado.
Ella llegó al territorio el 31 de julio, cerca de las 19. Pasó la noche allí. Al día siguiente, diez minutos antes de las once, observó que llegaba un camión de gendarmería de color oscuro, una camioneta blanca y varios uniformados caminando. Se frenaron delante de la “guardia nueva” donde está ubicada la tranquera. “Los gendarmes bajaron a los tiros”, narró la testigo.
Sus palabras fueron precisas. Pudo localizar en tiempo y forma a los uniformados que estaban fuera del territorio y sus primeros pasos en el inicio de la cacería. Sobre un costado de la casilla, Ailinco observó dos gendarmes que ya estaban dentro del territorio, como queriendo iniciar la persecución. La persona al mando (probablemente haya sido Pablo Escola) les pedía a los uniformados no avanzar. Del otro lado de la tranquera seguían disparando. Entre los uniformados y la comunidad había aproximadamente 30 metros.
Algunos comuneros respondían con algún piedrazo pero todos estaban como “distendidos”, distribuidos por el perímetro de la casilla. En realidad, no creían que los uniformados fueran a ingresar al territorio, menos de la manera en que lo hicieron, narró Ailinco.
Pero de repente, la testigo escuchó la voz del gendarme de manera clara: “¡Avancen!”. Ahí se inició la cacería. Los 30 metros que separaban a los peñis de los uniformados se volvieron centímetros. En ese momento, presenció cómo Santiago Maldonado corría para agarrar su mochila y celular y salir raudamente hacia el río, junto a Matías y el otro peñi que ya ofreció su testimonio ante los abogados de la CIDH pero no en la Justicia, tal cual fue contado en la edición de PáginaI12 del lunes pasado. En el allanamiento del pasado lunes, Santana, junto a otro compañero, estuvieron detenidos durante 12 horas, con sus manos precintadas. Gonzalo Cané y el juez Otranto se olvidaron de contar que los efecticos del Grupo Especial de Operaciones les formularon preguntas sobre la RAM, sus actividades personales y les tomaron las huellas digitales. Literalmente, estuvieron detenidos. Fue un claro mensaje intimidatorio, ante el aval de Cané y Otranto, para con el resto de la comunidad que podría declarar en las próximas horas.
Ailinco Pilquiman relató ayer que la entrada de los gendarmes a la comunidad el 1 de agosto, entre disparos y gritos, generó la corrida de Santiago, Matías y el otro peñi. Los gendarmes los perseguían muy de cerca. Su visión llegaba hasta antes de que empiece a descender el terreno. Lo que sucedió en el río ya fue narrado por Santana, quien dijo que a Santiago Maldonado se lo llevó la Gendarmería. Pilquiman asegura que los gendarmes estuvieron más de media hora a la veda del río, y no cinco minutos como alegan los uniformados. Durante su testimonial, pudo apreciar la herida del subalférez Emmanuel Echazú (la fiscal le mostró fotos del operativo) y en ese momento escuchó las burlas de algunos gendarmes hacia la comunidad mapuche. Pero lo más relevante de su testimonio, que está en sintonía con otras declaraciones, fue su visualización de dos Unimog en el territorio. Hasta el momento, ningún gendarme afirmó haber ingresado con este vehículo dentro de la Lof. Sin embargo, sus huellas fueron registradas por Fernando Machado, Defensor Oficial, quien le solicitó a Otranto pericias sobre las mismas en al menos tres oportunidades.
De los dos Unimog, uno se retiró del territorio a los pocos minutos de haber ingresado, según relató Ailinco. ¿Será ese el vehículo que vio el testigo Santana, donde subían a Santiago Maldonado? Quienes están trabajando con el expediente de la causa por desaparición forzada consideran relevante una imagen en la que puede apreciarse un Unimog flanqueado por una hilera de gendarmes en actitud de esconder algo, reproducida en la edición de hoy.
Ailinco Pilquiman estuvo retenida en la casilla durante 7 horas. Cuando se fueron los gendarmes, todos se enteraron que “faltaba el Brujo”. Según su testimonial, otra mujer que no estaba en la Pu Lof recibió un mensaje de uno de los comuneros que pudo cruzar el río y dar aviso. “Se llevaron al Brujo”, fue la información. Andrea Millañanco fue quien recibió ese mensaje. Ayer también declaró ante la fiscal Avila.
Ailinco contó ante la fiscal que, enterados de esa situación, iniciaron la búsqueda de Santiago por los Escuadrones de El Bolsón y Esquel. Nadie les decía nada. “No, nosotros no estuvimos a cargo del operativo”, les decían en El Bolsón y lo mismo ocurría cuando iban al Escuadrón de esta ciudad. En ese momento de su relato y de los hechos narrados, Ailinco sintió el peso de la ausencia de Santiago y el atropello hacia su comunidad.
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