Quien conoce las apetencias imperiales de Israel en el Oriente medio y su desempeño hegemónico, bendecido por los Estados Unidos, no puede sorprenderse de la existencia de un poderoso andamiaje militar creado por el estado hebreo, emergido sobre la base de la adquisición de cantidades de armas sofisticadas, incluso casi 200 ojivas nucleares, así como el desarrollo de un poderoso complejo militar industrial para autoabastecerse o involucrarse en guerras cuyo beneficio está evidentemente claro para sus socios ideológicos y políticos. Al referirse a Israel, uno recuerda, de inmediato, aquel refrán anónimo que reza: “Los enemigos de la paz viven de la guerra”. Y no se equivoca uno al verlo desde esta perspectiva.