Nadie concertó esto, nadie orientó esto, salió del deseo más profundo del amor por nuestra bandera y lo que ella representa y sí, ciertamente pusimos nuestros balcones para que se secaran, pero en ese acto silencioso estaba también nuestro respeto por un símbolo que nos une y al que nunca entregaría como elemento para decorar análisis de cierta subjetividad coyuntural.