El jefe de Gobierno adelantó que los diputados del PRO votarán en contra del retorno de la petrolera a manos del Estado. Vaticinó que la Argentina se “enemistará con el mundo” y que “vamos a estar peor”. La oposición porteña y funcionarios nacionales lo criticaron.
Concentrado en el libreto para ser el principal oponente en 2015, Mauricio Macri ofreció una conferencia de prensa frente a sus legisladores y ministros para anunciar que no acompañará el proyecto de expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF. “Me fui a dormir muy preocupado, convulsionado como muchos otros argentinos”, teatralizó el jefe de Gobierno, quien utilizó a su hija Antonia para hacer una metáfora: dijo que se levantó a la madrugada y la vio indefensa como al resto de los argentinos. Con gesto trágico, no tuvo problemas en vaticinar que “una vez más la Argentina va por el camino donde los argentinos vamos a estar peor” y que el país se “enemistará con el mundo”. El discurso del jefe de Gobierno generó un maremoto de críticas tanto de la oposición porteña como de funcionarios del gobierno nacional.
La posición de Macri fue consistente con sus alianzas y amistades internacionales: todos los años, el líder de PRO recibe en la Legislatura porteña al ex presidente español José María Aznar, a quien escucha despotricar contra el populismo y profesar el evangelio neoliberal. En el gobierno porteño, por las dudas, negaron que ayer Macri haya tenido comunicaciones con Aznar o con el gobierno de Mariano Rajoy.
Bien temprano, Macri ingresó ceñudo al Salón Blanco de la Jefatura de Gobierno, donde lo esperaba su gabinete y sus diputados. Detrás de él estaba el cuadro de la llegada a Buenos Aires de los conquistadores españoles, que siempre sirve de fondo a las conferencias de prensa. El líder de PRO pronunció un discurso algo trabado y con algunos furcios (mezcló a secretarios de Industria con los de Energía y decretos de necesidad y urgencia con proyectos de ley). Aseguró que “con dolor” debía anunciar que sus diputados votarán en contra el retorno de YPF al control estatal. “Les pedimos a los senadores que tienen que votar un decreto de necesidad y urgencia inconstitucional para transformarlo en legal, que reflexionen una vez más y que piensen en la patria y en la gente”, dijo.
En lugar de la expropiación, reclamó políticas que atraigan inversores extranjeros y locales –consideró necesarias inversiones por 12 mil millones de dólares– porque esta decisión “nos aleja del mundo”. Exigió “una comunidad entre extranjeros y argentinos, como ya lo marcó Frondizi hace cincuenta años. El camino que tenemos que retomar es el de reglas claras, de hablar claro, no con los amigos, con todos los que trabajen”.
El jefe de Gobierno aseguró que el proyecto oficial “va en contra de los intereses de los argentinos” y reclamó que “seamos creíbles frente al mundo, no prepotentes”. “Millones de argentinos vamos a quedar comprometidos por muchos años a pagar miles de millones de pesos y, lo que es mucho peor, va a quedar nuestra palabra devaluada una vez más”, afirmó. “Esto es producto de los mismos que en el ’92 decidieron privatizar YPF y hoy deciden estatizar”, lanzó Macri. “Nos va a ir peor, no nos va a ir mejor”, vaticinó el jefe de Gobierno, quien puso como ejemplo a la empresa brasileña Petrobras, quizás olvidando que el 51 por ciento de esa compañía está en manos del Estado. Cuando le preguntaron si preferiría que fuera totalmente privada, Macri evitó responder.
Por una vez, pareció coincidir con su ex aliado Francisco de Narváez, quien dijo que “entregarle YPF a La Cámpora es un enorme error y nos lleva a un nacionalismo mal entendido”. Con su planteo, Macri no hizo muchos nuevos amigos, pero consiguió –eso sí– una buena cuota de críticas.
“Lo veía a Macri preocupado. El tiene una hija llamada Antonia, igual que yo, que tengo una nieta llamada Antonia. El dice que se despertó por la noche preocupado por el futuro. Yo también me desperté, pero me sentí feliz de estar en este momento histórico. Seguramente estará preocupado porque pierde la nafta Premium, pero a él le gusta todo Premium”, dijo el ministro de Planificación, Julio De Vido. “Que no se preocupe por su hija: con un gobierno como el que conduce Cristina seguramente ella va a vivir en una Argentina mucho más justa y soberana que si él fuese presidente”, le retrucó el ministro del Interior, Florencio Randazzo, quien consideró que Macri “actúa como lobbista de Repsol”. “Escuché declaraciones de un representante de los intereses de Repsol que oficia también como jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires”, lo cruzó el ministro de Trabajo, Carlos Tomada.
El senador Daniel Filmus le recomendó a Macri “que duerma tranquilo como lo viene haciendo aun en momentos de emergencia en la Ciudad”. “Acusa recibo del duro golpe a las políticas neoliberales que implica la decisión adoptada por nuestra Presidenta”, estimó el senador kirchnerista, quien también recordó que el líder de PRO “se opuso a la nacionalización de empresas privatizadas como Aysa, Aerolíneas Argentinas, la fábrica de aviones de Córdoba o a la nacionalización de las AFJP”.
“Entre su descanso en el sur en los días del temporal y antes de subirse a un avión rumbo a Alemania y Armenia, Macri defendió a Repsol”, twitteó el legislador Aníbal Ibarra. “Macri no se anima a manejar el subte y pretende dar cátedra sobre la política energética nacional”, lo gastó el ex jefe de Gobierno. El legislador Francisco “Tito” Nenna consideró que “Macri actúa como embajador español en la Ciudad de Buenos Aires. Debería trabajar para resolver los problemas de los porteños, en lugar de convertirse en gendarme de la rentabilidad de un grupo económico extranjero”. Desde Nuevo Encuentro remarcaron que “defiende los intereses de la derecha empresaria española que hoy gobierna esa nación hermana en base a ajustes y recorte de las políticas sociales y de educación”. Hasta el gremio docente UTE-Ctera lo cruzó: su secretario general, Eduardo López, afirmó que “Macri tiene alergia a lo público”.