Por: Eduardo Ibarra Aguirre
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Lo anterior no lo digo yo, sino la directora de Amnistía Internacional para el continente americano. Así lo informó Erika Guevara-Rosas: “Estados Unidos está construyendo un sistema cruel y hermético para impedir que gente que lo necesita reciba protección internacional, y México está demasiado dispuesto a desempeñar el papel de portero de Estados Unidos”.
La descripción del rol que juega el gobierno de Enrique Peña Nieto respecto a su socio predilecto, no de hoy por cierto, sino de tiempo ha, forma parte del informe Enfrentando muros. Violaciones de los derechos de solicitantes de asilo en Estados Unidos y México. Y la presentación coincidió puntualmente con el comienzo de la Conferencia para la Prosperidad y Seguridad de Centroamérica, que se realiza en Miami, Florida, y que fue presentada como una “iniciativa conjunta de Estados Unidos y México”.
Algunos especialistas advirtieron que el gran organizador es el gobierno de Donald Trump –presidente en festejos por sus 71 años de edad y en serios aprietos ministeriales por lenguaraz– y el enfoque es la seguridad. Eric Olson, del Woodrow Wilson Center, dice que el arquitecto del encuentro es el secretario de Seguridad Interna, John Kelly, quien como exdirigente del Comando Sur, tiene interés en desalentar la migración y fortalecer las fronteras. “El enfoque de fondo es traer a México a la mesa, comprometer a México en estos asuntos, ver cómo se desalienta la migración, pero también pone en la mesa el tema de la inversión en Centroamérica como algo importante, siempre en el contexto de desalentar la migración” (Reforma, 15-VI).
Para la coordinadora de la ya pequeña fracción del Partido de la Revolución Democrática en el Senado, el gobierno estadunidense presiona a México para tratar de militarizar la frontera sur del país y frenar con ello el flujo de migrantes centroamericanos a su territorio. Dolores Padierna advirtió que los acuerdos sobre el tema podrían firmarse esta misma semana, durante la reunión de funcionarios de ambos países, en la sede del Comando Sur, a la que asisten los secretarios de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, y de Marina, Vidal Soberón, y en la que participará el vicepresidente Mike Pence.
Justo frente a la encerrona ominosa y en la peor de las sedes, la que representa el intervencionismo castrense del imperio más invasor en la milenaria historia, Amnistía insiste en que los gobiernos de EU y México han violado de forma sistemática el derecho humano al asilo de miles de centroamericanos y mexicanos que han decidido huir de sus comunidades de origen a causa de la violencia.
La británica onegé global sostiene que las políticas de mano dura aplicadas por el gobierno de USA para el control de su frontera se conjuga con la complicidad de su par mexicano, encargado de devolver a los migrantes al peligro del que huyeron. “Ambos gobiernos cometen flagrantes violaciones al derecho internacional de asilo”.
El informe postula que EUA y México, los gobiernos de Trump y Peña “son socios en el crimen y están fraguando una incipiente catástrofe de derechos humanos”. Concluye que USA está construyendo un sistema cruel y hermético para impedir que gente que lo necesita reciba protección internacional.
Puede coincidirse o no con los juicios de Amnistía Internacional, pero al sur del Suchiate existe un gravísimo problema humanitario que ni México ni EUA pueden ocultar volteando la vista hacia Venezuela con la Organización de Estados Americanos como su alcahueta.