Las guerras mediáticas son el enfrentamiento de los poderes económicos y políticos que al no poder usar a las fuerzas armadas para dar golpes de Estados, como lo hacían antes en América Latina, ahora utilizan también algunos medios de comunicación nacional e internacional para levantar campañas mediáticas de descréditos contra los gobiernos democráticos y populares que no responden a sus intereses. Para contrarrestarlos los gobiernos progresistas y democráticos se han visto en la necesidad de crear sus propios medios de comunicación para desmentir sus calumnias. Ejemplos de ello: Cuba, Venezuela, Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, entre otros.
Debemos recordar la sentencia cierta de Fidel Castro “…dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada”. Fidel Castro es el líder más brillante de nuestro continente. La Revolución Bolivariana en materia de libertad de pensamiento y derecho de prensa tiene la Constitución Nacional más garantista en esa materia; sin embargo, los medios de oposición abusan denunciando que “no existen” libertad de prensa y de expresión y en nombre de ellas han intentados golpes de Estado e intentos de magnicidios.
Recordemos a Bertolt Brecht: “…Un fascista no es más que un burgués asustado”. Para Joseph Goebbels, el ministro del régimen nazista “…una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. El sistema capitalista ha usado estos principios a la perfección en todo el mundo.
En Venezuela la oposición ha puesto a una porción de la clase trabajadora y a la clase media también explotada en contra del Gobierno chavista usando estas tácticas. Aunque hemos avanzado todavía no podemos bajar la guardia; debemos perfeccionar nuestros medios de comunicación para evitar que algunos extranjeros y algunos venezolanos traten de emigrar en busca de mejores empleos en países que están en peores situaciones económicas que Venezuela.
A pesar de todo el bloqueo económico y financiero impuesto por Estados Unidos no han logrado sus objetivos; estamos en mejores condiciones económicas que países como Colombia, Brasil, Ecuador, Perú, Chile y Argentina, entre otros.
Todos a trabajar y estudiar para lograrlo, tenemos todas las condiciones para hacerlo y lo lograremos. Vamos a superar el bloqueo económico con la ayuda de los países progresistas como China y Rusia, entre otros.
Desde hace meses leo en distintos medios las acusaciones que se efectúan sobre RT, el medio en el que colaboro desde hace tiempo, y la verdad, después de mi experiencia en España me resulta, cuanto menos, sorprendente. Sobre todo, porque hay pocos medios españoles que no me hayan censurado. A mí o a mi historia.
Mi historia, de forma muy resumida, es la de un oficial del Ejército, teniente, que informa de distintas malas prácticas, varias de ellas corruptas, a sus superiores y, fracasado este medio, denuncia en los juzgados militares. Tras errar también la vía jurídica, comprende que el problema es estructural, por lo que reúne pruebas y multitud de horas de grabación y publica una novela (mayo de 2014) para denunciar a la sociedad el oscuro mundo militar. Le encierran durante casi cinco meses, pasa 22 días en huelga de hambre, le desprestigian con una información falsa y le expulsan (junio de 2015). Ahora cuento con cientos de publicaciones, dos novelas, un ensayo, cientos de presentaciones y diferentes colaboraciones en medios.
La insoportable censura en España
En estos años de lucha, casi cinco, una de las lecciones más importantes que he aprendido es que los medios de comunicación españoles censuran y ocultan la información. Sería imposible relatar en un 'post' todos los episodios sufridos, pero intentaré esbozarlos en dos de los diarios más importantes y en las televisoras de ámbito nacional, así como algunos medios más.
Diario El Mundo. Dos días antes de ser encerrado en un centro disciplinario comencé una huelga de hambre e hice una entrevista con el periodista Daniel Ollero. Sorprendentemente, la noticia salió en papel bien posicionada, pero resultaba harto complicado encontrarla en la versión digital (en lugar de portada, la publicaron en la sección de Economía). Desde entonces, silencio.
Diario El País. Este medio supo de mi historia incluso antes de publicarse la novela en la que denuncié lo que ocurría en las Fuerzas Armadas. Les pasé documentación, grabaciones y gran información casi un año antes. Jamás la publicaron aunque eran noticiables, pues otros medios con posterioridad sí lo hicieron. Por si fuera poco, la censura ha llegado a tal extremo que este mismo mes de diciembre El País dio como noticia lo que yo había publicado en el mes de noviembre. No solo no me llamaron para pedirme información ni me citaron, sino que ofrecieron la información como si fuera completamente nueva.
Televisora La Sexta. A pesar de aparecer en un programa suyo varias veces, llevo años censurado. El primer episodio de censura aconteció en el programa 'Más Vale Tarde'. El reportaje estaba programado a las 18:40 horas de un día y sobre las 17:15 horas se emitió una previa con los reportajes que conformarían el programa. Entre ellos, el mío. En esa escasa hora y media, alguien llamó por teléfono y el reportaje desapareció. Jamás se emitió.
La situación no mejoró cuando escribí sobre la connivencia de Antonio Ferreras, una de las personas más importantes de 'La Sexta', con lo que acontecía en el mundo militar. Explicaba en ese artículo que se silenciaban estructuralmente determinados asuntos del mundo militar debido a la amistad del presentador con el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero y los exministros socialistas de Defensa, José Bono y los ya fallecidos José Antonio Alonso y Carme Chacón. A ello, se añadía la relación profesional de la hermana de Ana Pastor, su esposa y compañera de trabajo, con el PSOE (Mercedes Pastor está contratada por Susana Díaz, Presidenta durante años del PSOE-A y de la Junta de Andalucía).
Imagen ilustrativa de un kiosco de prensa en Madrid. / Ivan Alvarado / Reuters
En el programa en el que aparecí al principio, de La Sexta, uno de los mejores en mi opinión, un día pasó algo. De repente, como suele suceder, mi historia y yo desaparecimos. Fui arrestado y expulsado por aparecer vestido de uniforme en dicho programa, pero después, durante el proceso jurídico que sufrí, me quedé solo. Ya habían recibido el mensaje: silencio.
Televisión autonómica. Establecí, con no poco esfuerzo, una colaboración para lograr que información del mundo militar saliera a la luz. El periodista con el que había establecido la colaboración me contactó abatido después de la primera colaboración porque le habían advertido al respecto. Cesamos la misma.
Antena 3 y el resto de televisiones. Periodistas que contactaron conmigo porque les interesaba la historia y después la cadena en cuestión no la emitió fueron varios. Necesitaría varios post para relatarlo, pero resumiendo puedo decir que mis denuncias jamás se han contado en Televisión Española, Telemadrid, Telecinco, Movistar ni Antena 3. Y en todos ellos ha habido periodistas interesados. Incluso en esta última, estando encerrado en un centro disciplinario y en huelga de hambre, un periodista sacó la primera novela que publiqué en mitad del programa ('Espejo Público') y habló de mi caso. Normalmente, los programas se guardan completos en la web de la cadena, pero en este caso se hizo una excepción y esa parte desapareció.
Muchas más experiencias negativas
En otra ocasión, se pusieron en contacto conmigo de Europa Press, una agencia de noticias muy relevante, porque les interesaba que colaborara con ellos. Les pasé un primer borrador y me dijeron que no podían publicarlo por órdenes superiores. Lo lamentaban, porque nunca les había pasado algo así. Escribía sobre el exministro José Bono.
En La Vanguardia realicé una entrevista con Víctor Amela que tuvo serios problemas para publicarse. Meses después se publicó en una de las versiones que tiene el medio, pero en la otra jamás se pudo publicar.
En 'La Ventana', de la cadena Ser, mi primer editor y una periodista intentaron por todos los medios que se hablara de mi primera novela. En aquellos momentos, una de las más vendidas del momento. No hubo manera. Mi entonces editor no comprendía que hubieran entrevistado a otro autor que vendía casi veinte veces menos mientras no conseguían que me entrevistaran.
Boicot editorial y mediático
El grupo Planeta, que engloba a La Sexta y Antena 3, decidió publicar la segunda novela que escribí. Casualmente, fui expulsado de las Fuerzas Armadas justo durante la publicación. El libro se publicó el 16 de junio de 2015 y dos días después llegó la expulsión, la promoción estaba hecha. Las televisiones del propio grupo que publicaba la novela no informaron sobre el libro, aunque se enriquecerían con los beneficios, ni sobre mi expulsión. Había pasado poco más de un año de la publicación de la novela y ya se habían activado todos los resortes necesarios para imponer el silencio.
En octubre del año pasado, 2017, publiqué el único ensayo crítico que existe sobre las Fuerzas Armadas y aunque las revelaciones son, como mínimo, escandalosas, volví a encontrar el silencio de los grandes diarios y las grandes televisiones. Casi imposible.
Imposible criticar la situación de los medios de comunicación
Este mismo verano, tras el cambio de Gobierno, me senté a visionar la entrevista a la recién nombrada ministra de Defensa, Margarita Robles, en el programa 'La Sexta Noche'. Mi idea era escribir sobre las líneas maestras de la ministra de Defensa, pero tras más de una hora en un plató de televisión la entrevista se centró sobre un caso de violación. Ni una pregunta comprometida. Como quedaron temas muy importantes por tratar realicé un texto criticando que no se hubiera hecho una entrevista seria a la ministra. Se publicó, pero poco después, fue borrado.
Mucho antes de este episodio, conseguí que un juez imputara al medio El Confidencialpor un delito a mi persona y que les impusiera 250.000 euros de fianza (2016). Era noticia, tanto que un periodista recabó la información necesaria para publicar sobre el asunto, pero la dirección del medio se lo impidió. Para entonces, El Confidencial ya colaboraba con La Sexta, por lo que no hubo manera de conseguir que un medio de nivel nacional lo publicara.
Por norma general, en la mayoría de diarios digitales progresistas se puede informar sobre lo que acontece en el mundo militar, pero no así sobre el importante papel que juegan los medios de comunicación españoles en cuanto a la censura y el silencio sobre determinados asuntos esenciales. Esto se debe a que una gran cantidad de programas (tertulias) tienen contratados a periodistas o directores de estos diarios digitales progresistas, lo que supone grandes ingresos y, sobre todo, publicidad. Por ello, son muy reacios a publicar información que pueda afectar a determinados medios.
¿Condicionaron las censuras y los silencios la percepción de la ciudadanía?
Aun siendo un esbozo, resulta evidente que la ciudadanía española no ha tenido una información completa sobre las malas prácticas que acontecen en el mundo militar ni sobre lo que he padecido estos años. Porque, salvo en unos pocos espacios españoles, la realidad es que la historia que cuento y la que he sufrido solo se ha contado en Catalunya, Euskadi, medios internacionales y medios digitales progresistas.
Por tanto, cuando se acusa a RT de informar de forma sesgada o de pretender influir en la opinión pública, sería bueno preguntarse: ¿Son acaso los medios de comunicación occidentales lo suficientemente independientes e imparciales como para acusar a otros de no serlo? Los españoles, con toda seguridad, no.