Naciones Unidas lamentó este martes el deterioro de la situación en Bangui, capital de la República Centroafricana, donde en los últimos días los choques entre milicias musulmanas ex Séléka y cristianas anti-Balaka dejaron al menos 60 muertos.
Según la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la violencia intercomunitaria desatada a principios de diciembre pasado azota a diversos barrios capitalinos.
El jueves anterior, alrededor de 20 personas resultaron asesinadas y 11 heridas en el barrio PK5, luego del lanzamiento de una granada contra una multitud participante en un funeral; pocos días antes, grupos anti-Balaka atacaron esa propia localidad con saldo de 15 víctimas fatales por los combates, precisó a periodistas la vocera Cécile Pouilly.
La portavoz comentó en la sede de Naciones Unidas de Ginebra que se calculan unos 700 musulmanes sitiados en el PK5.
De acuerdo con Pouilly, el sábado, otros 24 centroafricanos perdieron la vida y 100 lesionados en el barrio PK12 por el fuego de efectivos chadianos, quienes dispararon indiscriminadamente contra un grupo de personas.
Más de seis mil militares extranjeros están en el terreno desde diciembre último, pertenecientes a la Misión de la Unión Africana (Misca) y las tropas de intervención francesas.
Para la vocera de la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, urge el envío de miles de soldados y policías foráneos adicionales, para poder lidiar con la escalada en los choques armados y actos de venganza intercomunitarios.
El reciente incidente con militares chadianos se suma a otras denuncias de desmanes cometidos por tropas extranjeras en la República Centroafricana, donde la crisis ha dejado miles de muertos y casi un millón de desplazados.
Ante el convulso escenario, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, propuso la creación de una fuerza de cascos azules, dotada de alrededor de 12 mil efectivos, entre soldados y policías.
El Consejo de Seguridad aún no se ha pronunciado sobre la iniciativa, la cual de aprobarse tardaría unos seis meses en su puesta en práctica.
La víspera, Ban también expresó preocupación por el incremento de la violencia en el país africano y llamó a que los responsables de las violaciones de los derechos humanos respondan ante la justicia.
Asesinatos extrajudiciales, secuestros, abusos sexuales, destrucción de poblados enteros, saqueos y el reclutamiento de niños soldados son crímenes recurrentes en el conflicto entre musulmanes y cristianos, de acuerdo con Naciones Unidas.
(Tomado de Granma)