Desde el principio la Unión Soviética quería evitar una guerra. En los años anteriores a la invasión nazi, Moscú y Berlín habían firmado una serie de acuerdos políticos y económicos. Por lo cual, en el país comunista muchos creían que un conflicto armado a gran escala entre los dos países era casi imposible. No obstante, los altos mandos del Ejército alemán empezaron a elaborar meticulosamente un plan de agresión contra la URSS ya en el verano de 1940.
Los nazis tenían planes de llegar hasta la línea Arjánguelsk-Astracán desplazando a las fuerzas soviéticas rumbo a los Urales. Las batallas que jugaron un papel determinante en la incapacidad de llegar a dicha línea incluyen la defensa de la fortaleza de Brest —en la Bielorrusia actual—, que distrajo una cantidad significativa de las fuerzas de la Wehrmacht y que se negó a capitular durante más de un mes, explicó a Sputnik el historiador ruso y profesor de la Universidad Europea de San Petersburgo, Nikita Lomaguin.
Otras batallas importantes que impidieron a los nazis a alcanzar sus metas en el marco de la Operación Barbarroja incluyen la batalla de Leningrado —ahora llamada San Petersburgo—, que terminó en un asedio que se cobró la vida de entre 600.000 y 1,5 millones de personas, aunque la urbe no cayó en las manos de los invasores; la batalla de Moscú, y la batalla de Stalingrado, dos momentos clave que cambiaron el rumbo de la guerra, agregó.
El máximo avance de las fuerzas alemanas y las tropas de sus países cómplices fue en el río Volga en Stalingrado. También esperaban avanzar más en la parte norte del país comunista, pero las tropas finlandesas no actuaron tan activamente como quería Berlín. Esta es una de las razones por la que el asedio de Leningrado no culminó con la capitulación de la ciudad. Helsinki se encontraba bajo la presión anglo-estadounidense, por lo cual no participó debidamente en la batalla, señaló el entrevistado.
¿Qué hubiera pasado si el plan Barbarroja funcionaba?
Los nazis creían que los pueblos eslavos pertenecían a una raza inferior a los alemanes. Toda la estrategia del nazismo se centraba en la victoria en aquella guerra y en destruir la Unión Soviética como Estado. Entretanto, Berlín quería aprovechar las riquezas naturales del país comunista como el petróleo y los recursos minerales.
La política de exterminación de los pueblos de la Unión Soviética formaba parte de los planes del Tercer Reich de expandir el espacio vital —Lebensraum— del pueblo alemán. Los que evitaran la muerte serían germanizados y se convertirían en eslavos de la raza superior. Los que pertenecían a la etnia alemana, poblarían las zonas conquistadas. La expansión hacia los territorios de Polonia, Checoslovaquia y la URSS fue conocido como el Empuje hacia el este —Drang nach Osten—.