Por MARYAM CAMEJO
La historia post-Brexit ha iniciado para Reino Unido (RU) y el futuro se avizora desmotivador, aun cuando el primer ministro Boris Johnson se entusiasme con supuestos beneficios para la economía británica. Varios analistas económicos auguran una desaceleración económica y el impacto negativo de salir del marco de políticas de la Unión Europea (UE). Por lo pronto, Londres ha dejado de ser el centro financiero por antonomasia y muchas firmas se han trasladado a otros lugares, sobre todo a Nueva York, lo cual se corresponde con un posible acercamiento futuro a Estados Unidos en materia de política exterior y apoyo en la guerra comercial con China, donde RU llevará las de perder.
En su columna económica para el Financial Times, Martín Wolf advierte que al salirse del bloque continental al que pertence, Gran Bretaña ha cometido el error de autoeliminarse de los debates en la UE sobre mercado único, políticas comerciales y climáticas, etc. Pero esos temas, al fin y al cabo, influyen sobre el desarrollo de RU.
Asimismo, Wolf anticipa que habrá un serio detrimento de la dinámica comercial con los comunitarios que ahora tendrán privilegios entre ellos. Por ejemplo, los vehículos ingleses estarán en desventaja en terreno europeo frente a los alemanes, al igual que los servicios financieros. “Son muchas las actividades que se verán muy afectadas en el largo plazo. Europa seguirá siendo el socio comercial más importante del Reino Unido, pero sus miembros comunitarios remplazarán los bienes y servicios británicos”.
Los políticos pro-Brexit han recibido este nuevo momento histórico como un triunfo en términos de libertades para el país, porque podrán establecer y profundizar relaciones económicas con otros países sin la sombrilla de la UE; pero lo cierto es que analistas económicos afirman que los beneficios reales no se conocen todavía.
Otra arista del problema lo constituye el programa de becas Erasmus, nacido en 1987 con el propósito de contribuir al crecimiento, el empleo, la justicia social y la inclusión, y a los objetivos del marco estratégico para la cooperación europea en el ámbito de la educación y la formación. De no llegarse a un acuerdo durante el transcurso de este año que defina cuáles son las bases de la relación con la UE, este programa podría truncarse, y los estudiantes que aprovechan la existencia de Erasmus, quedar afectados en cuanto a movilidad y oportunidades.
Según datos de la Comisión Europea, en el curso 2017-2018, 340 mil 100 alumnos se beneficiaron de Erasmus+. En ese período, 31 mil 877 personas solicitaron una beca para formarse en universidades inglesas. Las cifras hablan por sí solas. Debido a ello, los jóvenes votaron masivamente contra el Brexit.
Y se siguen sumando problemas: el estatus de Irlanda dentro de la nueva estructura económica de relación comercial, o Escocia, que estuvo mayoritariamente también contra el divorcio político. Por ahora Johnson ha dicho que intentará negociar un pacto como el que ostenta Canadá con la UE, o uno distinto, como el acuerdo del bloque con Australia. No obstante, las partes se preparan para un escenario sin acuerdo, decisión que, según Johnson, no se postergará más allá del 31 de diciembre de 2020.