Los expertos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) han analizado el estilo de vida y alimentación de algunos de los mandatarios más importantes en Europa y el mundo.
La dieta de Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno de España, con una tasa de obesidad del 27,1% , se encuentra en muy buena forma para sus 48 años. Pedro Sánchez mantiene una dieta mediterránea equilibrada, comiendo muchas verduras, ensaladas, carne y pescado a la parrilla.
Para picar toma frutas, evita comida procesada, limita las legumbres y los guisos para evitar problemas de digestión. Le gustan las cocinas japonesa y coreana y platos como sushi, sashimi, yakisoba o nigiri, que se conocen por ser ligeros.Toma un desayuno abundante, bebe mucha agua y prefiere el vino espumoso o tinto a la hora de tomar alcohol. Limita el consumo de café a dos tazas por día.
Sánchez también hace deporte tres veces a la semana, alternando el entrenamiento de fuerza con la carrera y el ciclismo.
La dieta de Vladímir Putin
En Rusia, donde, la tasa de obesidad es del 25,7%, el presidente se encuentra en una forma envidiable a sus 67 años. La dieta estándar de Vladimir Putin incluye carne magra, pescado con y sin grasa, frutas, verduras, cereales y huevos.
Los huevos los come de desayuno en forma de tortilla o crudos, cuando se trata de huevos de codorniz. Intenta evitar platos procesados, tampoco toma alcohol. Si es necesario hacer un brindis, elige el vino o la cerveza. Se conoce su preferencia por los vinos rusos de Crimea.A Putin le encanta potaje de trigo sarraceno, muy típico en Rusia y con muchos beneficios para la salud, con mijo y miel originaria de Altái. Cena ligeramente, como lo recomiendan los médicos, con productos lácteos o leche agria conocida en Rusia como kefir.
Sus platos favoritos son la sopa tradicional rusa ujá de diferentes tipos de pescado, la carne de res con arroz, el cordero asado, el pescado y el caviar rojo.
Toma café turco, té verde e infusiones herbales; de postre le gustan los pasteles y quizás sea un poco goloso, según expertos de salud, pero no es gran problema ya que hace mucho deporte.
Las actividades deportivas regulares, como la natación, las artes marciales, el esquí y el hockey, le ayudan a estar en buena forma.
La dieta de Donald Trump
El presidente de EEUU no lleva una vida muy saludable. En el país donde la tasa de obesidad es del 37,3%, aboga públicamente por comida rápida, incluyendo en los colegios, donde incentivó la reducción de las raciones de frutas y verduras en los comedores.
Trump tiene problemas de colesterol y su índice de masa corporal (30,4) corresponde a la forma leve de obesidad. No obstante, para sus 73 años sigue en buena forma.Su dieta se basa en hamburguesas y sándwiches de huevo y queso, tocino y salsas, alitas fritas con patatas fritas, pizza, refrescos y bollos. El presidente no bebe alcohol, pero le gusta la coca cola light y los batidos de leche. Se informa que es capaz de tomar hasta 12 latas de este refresco con cafeína por día, mientras que no le gusta el agua en absoluto.
Solía jugar al béisbol y al fútbol cuando era joven, pero ahora lleva un estilo de vida sedentario. Todos estos factores aumentan el riesgo de hipercolesterolemia y enfermedades cardiovasculares, según los nutricionistas.
La dieta de Angela Merkel
La canciller de Alemania, donde el porcentaje de obesidad es de 25,7%, Angela Merkel, a los 65 años tiene un leve exceso de masa corporal ya que prefiere la comida típica bastante pesada de su país y no suele hacer ejercicio de manera regular.
Practica el esquí de fondo y el senderismo, pero no lo hace cada semana, lo que sería recomendable, además de comer platos más ligeros con más calcio y vitamina D.