Un portavoz del Ministerio de Exteriores chino sugiere que fue el Ejército de EE.UU. quien "ha llevado" el covid-19 al país asiático
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El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lijian Zhao, exigió este jueves a EE.UU. que revele lo que está ocultando sobre los orígenes del covid-19, llegando a sugerir que el Ejército estadounidense "ha llevado" el coronavirus a China.
En una serie de tuits Zhao se refirió a las recientes declaraciones de Robert Redfield, director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), en la Cámara de Representantes de EE.UU.
Este miércoles, Redfield reconoció que algunos casos del coronavirus en EE.UU. fueron clasificados erróneamente como influenza ya que los médicos no tenían una prueba precisa para la nueva epidemia en aquel momento. El alto cargo no dio detalles sobre cuándo aparecieron estos casos mal evaluados por primera vez, y solo señaló que "algunos casos han sido diagnosticados de esa manera".
Hablando sobre el hecho de que en EE.UU. no hay equipos de prueba suficientes, el miembro de la Cámara de Representantes, Harley Rouda, le preguntó a Redfield si sin estos 'kits' de prueba "es posible que aquellos que han sido susceptibles a la influenza hayan sido clasificados erróneamente en cuanto a lo que realmente tenían" y si "es muy posible que en realidad tuvieran el covid-19".
Redfield respondió que la práctica estándar requiere primeramente hacer pruebas para detectar la influenza. "Pero solo si les fueron realizadas las pruebas. Entonces, si no se les hicieron las pruebas, no sabemos qué es lo que tenían", concluyó Rouda, al tiempo que preguntó si en EE.UU. hay personas "muriendo por lo que parece ser influenza, cuando en realidad podría ser el coronavirus".
"Algunos casos han sido diagnosticados de esa manera en Estados Unidos hasta la fecha", respondió el director de los CDC.
"Los CDC fueron pillados en el acto"
"Los CDC fueron pillados en el acto. ¿Cuándo apareció el paciente cero en EE.UU.? ¿Cuántas personas están infectadas? ¿Cómo se llaman los hospitales? Podría ser el Ejército estadounidense quien llevó la epidemia a Wuhan", señaló este jueves a través de su cuenta en Twitter el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, reaccionando de esta manera a las declaraciones de Redfield.
Zhao además pidió a EE.UU. que sea "transparente" y que haga "públicos sus datos". "¡EE.UU. nos debe una explicación!", declaró el vocero.
En un tuit separado Zhao también instó en que EE.UU. informara a China sobre cuántos de los "34 millones de casos de influenza y 20.000 muertes" reportados por Washington están relacionados con el covid-19.
Sin embargo, el portavoz no elaboró cómo o cuándo el Ejército de EE.UU. "llevó" el covid-19 al territorio de China.
Mientras tanto, en el país asiático está circulando una teoría que el virus podría haber sido llevado a China por los atletas militares estadounidensesque participaron en los Juegos Mundiales Militares en la ciudad de Wuhan el año pasado, según recoge The Hill. No obstante, no hay evidencia que respalde esta acusación.
"Hay ideas diferentes sobre el origen del coronavirus"
Por su parte, otro portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Geng Shuang, al ser preguntado repetidamente sobre las declaraciones de Lijian Zhao señaló que la comunidad internacional tiene ideas diferentes sobre el origen del coronavirus, según recoge Reuters.
Al mismo tiempo, Geng no comentó directamente a las preguntas de los reporteros sobre si las declaraciones de Zhao son coincidentes con la postura oficial de Pekín sobre el virus.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el brote del nuevo coronavirus fue reportado por primera vez el 31 de diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, la provincia china de Hubei. No obstante, la búsqueda del origen de la enfermedad mortal, que ya acabó con la vida de más de 5.000 personas a nivel mundial, sigue estando en curso.
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Poco a poco, la vida en China vuelve a la normalidad.Autor: RFIPublicado: 13/03/2020 | 11:27 am
La Comisión Nacional de Salud de China declaró este jueves que se ha dejado atrás el pico de epidemia de la Covid-19 que en este país ha infectado a más de 80 000 personas y matado a más de 3 100. El anuncio llega exactamente siete semanas después de que se impusiera el bloqueo por cuarentena a la ciudad de Wuhan, el foco de la enfermedad, y el país entrara en un largo periodo de parálisis económica y social.
La declaración del portavoz de la Comisión, Mi Feng, llegan cuando China ha vuelto a registrar su número más bajo de nuevos contagios desde el comienzo de la crisis. En total, 15 casos, de los que solo ocho se han detectado en Wuhan y seis son importados de otros países. Además, han fallecido 11 personas.
Es la primera vez desde que se confirmó la gravedad de la epidemia, a mediados de enero, que las nuevas infecciones en Wuhan se cuentan por cifras de un solo dígito. «Los casos nuevos siguen reduciéndose. Creemos que hemos superado el pico del brote actual, que se mantiene en un nivel bajo. La atención médica debe ser la máxima prioridad, pero no tenemos que relajarnos, tenemos que aumentar los esfuerzos de prevención y control», ha declarado Mi.
En una muestra de que la situación empieza a dar muestras de una tímida recuperación, las autoridades de la provincia de Hubei —donde se encuentra Wuhan— han anunciado que comenzará a relajar sus medidas de cuarentena, las más duras de todo el país y que afectan a sesenta millones de personas, en cuatro ciudades y comarcas donde no se registran casos desde hace días. Se trata de las ciudades de Qianjian y Shishou y los condados de Gongan y Zhuxi, con una población conjunta de unos 2,7 millones de habitantes.
Shanghái, la capital económica china, ha comenzado a reabrir parcialmente algunos de sus lugares turísticos más emblemáticos, desde la Torre de la Perla a Disneylandia. En total, 24 provincias del total de una treintena han rebajado ya su nivel de alerta por el coronavirus.
La gran prioridad ahora, además de mantener la prevención para evitar una segunda oleada de casos, será reactivar la economía. En una reunión del Consejo de Estado, el Ejecutivo chino, el primer ministro, Li Keqiang, ha lanzado un nuevo llamamiento a revitalizar la actividad económica y ha prometido la asistencia del gobierno para aquellas empresas que encuentren problemas a lo largo de sus cadenas de suministros, cuya ruptura ha sido una de las grandes consecuencias de la larga inactividad.
MOSCÚ (Sputnik) — Las autoridades chinas revocan las acreditaciones a varios periodistas estadounidenses de los periódicos The New York Times, The Wall Street Journal y The Washington Post, en respuesta a la reducción del número de periodistas chinos en Estados Unidos.
Las autoridades estadounidenses impusieron el 2 de marzo límites a la cantidad de ciudadanos chinos a los que se les permite trabajar en cinco medios estatales de ese país asiático con sede en EEUU.
En febrero, EEUU designó como misiones extranjeras a la Agencia de Noticias Xinhua; China Global Television Network, que se incluye en China Central Television, CCTV; Radio Internacional de China; Corporación de distribución diaria de China; y Hai Tian Development USA.
"China exige que los periodistas de nacionalidad estadounidense —que trabajan para The New York Times, The Wall Street Journal y The Washington Post y cuyos carnés de prensa expiran a finales de 2020— notifiquen al Departamento de Información del Ministerio de Asuntos Exteriores durante 14 días a partir de hoy y devuelvan sus tarjetas de prensa dentro de 10 días", dice un comunicado publicado en el sitio web de la Cancillería china.
Además, Pekín pide a las filiales de Voice of America, The New York Times, The Wall Street Journal, The Washington Post y Time en China presentar por escrito una información sobre sus empleados, operaciones financieras y bienes inmuebles.
"Las medidas mencionadas son absolutamente necesarias y China se ve obligada a tomarlas en respuesta a una opresión infundada que sufren los medios chinos en EEUU", señala la nota ministerial.
Stella Calloni: El coronavirus puso al mundo entre las dignidades solidarias y la miserabilidad de un sistema que agoniza
Mientras la Cancillería china sostiene que el Ejército de Estados Unidos podría haber llevado el coronavirus a la ciudad de Wuhan en octubre de 2019, Washington y sus socios de la OTAN rompen las medidas de control y contención de la pandemia y movilizan 37.000 soldados para los ejercicios militares "Defender Europa 20".
El coronavirus, nueva cepa del ya existente, cuya mutación está siendo investigada, puso al mundo entre las dignidades solidarias y la miserabilidad de un sistema que agoniza, capaz de utilizar los efectos de una pandemia para imponer un estado de terror a nivel global y justificar una crisis de las bolsas tanto en Estados Unidos, Japón, Europa y otros, mientras contradictoriamente concentran 37.000 soldados para desarrollar una maniobra en territorio europeo, violentando cuarentenas y toda medida de control de la pandemia reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además de las severas acusaciones sobre la posibilidad de que este virus se haya producido en laboratorios y diseminado en el centro preciso de China -para irradiar hacia todo el país-, en Irán o Italia, por estas horas están llegando a varios países europeos 20.000 soldados estadounidenses, que se unirán a los 10.000 estacionados en las bases militares norteamericanas en Europa y otros 7.000 que aporta esa región para una gran maniobra destinada a «mostrar músculos» a Rusia y China.
Esta llegada de tropas para las maniobras «Defender Europa 20» pone en duda la efectividad de la cuarentena mundial y sorprende que no hayan cancelado estos ejercicios que suponen el traslado de soldados hacia el frente europeo en semejante circunstancias.
A esto se añade una campaña mediática tan terrorífica como la que se desarrolló en los días posteriores a los atentados contra las Torres Gemelas (2001), sobre los que permanecen serias dudas tanto con respecto a los presuntos responsables del hecho como sobre el efecto implosión que desplomó tan rápidamente las poderosas construcciones con bases de acero.
Desde un punto de vista de la utilización de la guerra biológica, a lo que ha recurrido varias veces Estados Unidos -no olvidar el dengue hemorrágico, la fiebre porcina y otros utilizados contra Cuba- y que apoya su socio israelí, esto podría ser el perfecto ensayo de cómo reaccionaría el gigante chino que obsesiona al poder imperial y de cómo actuaría el mundo frente a esta situación, que se caracteriza por un virus «incontrolable» pero menos letal que las comunes epidemias de gripes y neumonías.
Por lo pronto, los poderosos acusan a la pandemia de sus males económicos, pero «la economía ya estaba enferma. El coronavirus es una prueba más de que sólo se mantiene a base de un dopaje continuo», sostiene Eric Toussaint, cientista político, profesor de las universidades de Lieja y de París, quien está al frente del Comité para la Abolición de la Deuda Ilegítima (CADTM).
Toussaint analizó puntillosamente todo lo sucedido en las caídas de las bolsas de esos grandes países, especialmente desde la última semana de febrero de 2020, la peor desde la crisis de octubre de 2008. «Todos los factores para una nueva crisis financiera estaban y están presentes y juntos desde hace varios años, al menos desde 2017-2018. Cuando la atmósfera está saturada de materias inflamables, en cualquier momento, una chispa puede provocar una explosión financiera. Es difícil prever dónde puede producirse la chispa. La chispa es como si fuera un detonador pero no es la causa profunda de la crisis. Todavía no sabemos si la fuerte caída bursátil de fines de febrero de 2020 ‘degenerará’ en una enorme crisis financiera. Pero es una posibilidad real», sostiene Toussaint.
Advierte asimismo que «es importante ver de dónde proviene realmente la crisis y no dejarse engañar por las explicaciones que constituyen una cortina de humo ante las causas reales».
En tanto, lo que se está viendo en Europa es nada más y nada menos que el desenmascaramiento de la destrucción del sistema de bienestar que, con sus bajas y sus altas, se había logrado instalar en esos países. Había una certidumbre -que no existió nunca en nuestra región- de que esto había sido adquirido para siempre.
Nadie comenta el enorme desfalco que significaron para cada uno de los países europeos los gastos en las guerras coloniales de este siglo. Desde un principio, Estados Unidos fue claro con sus asociados en la Organización del Atlántico Norte (OTAN): «Nosotros tenemos el armamento necesario, pero ustedes deben pagarlo».
Cuánto sacrificó Europa para hacerse cargo de una guerra con invasiones y ocupación de países con los que podía negociar y obtener productos como el petróleo pagados en euros, conveniente para unos y otros y en paz.
Las guerras de ocupación colonial contra Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen (ambas aún en curso), y otras en preparación, no solo han destruido países con la pérdida de millones de vidas, desastres humanitarios, destruyendo además sitios, ciudades que eran patrimonios de la humanidad, cunas de la civilización, violando todos los derechos de las naciones victimizadas y las leyes internacionales, amparados por una escandalosa impunidad.
Estas guerras coloniales unilaterales han significado una tragedia para los pueblos de Europa, víctimas además de las imposiciones neoliberales. Para pagar las armas y equipos sofisticados de última tecnología es posible que hayan utilizado, los gobiernos europeos, los casi 290.000 millones de euros que robaron al Estado libio como chacales, ya que estaban colocados a recaudo en bancos europeos ante el bloqueo de Estados Unidos.
Los mayores «beneficiados» en estas guerras coloniales de alta criminalidad son los fabricantes de armas y equipos en Estados Unidos e Israel.
Incluso economistas norteamericanos habían advertido que estas guerras, cuyas estrategias fueron trazadas en grandes mapas en los salones del Pentágono, estaban también destinadas a acabar con el bloque capitalista competitivo que podía ser la Unión Europea. Además de significar también una «guerra contra el euro», defendido a capa y espada por la alemana Ángela Merkel, la gobernante capitalista más política de Europa.
Al final del desastre humanitario que significaron las invasiones y ocupaciones, estas guerras dejaron a las puertas de Europa millones de inmigrantes, desesperados, hambrientos sin hogar, sin país, sin patria. Solo basta con mirar las cifras de organismos internacionales antes de estas invasiones brutales para entender que en Libia o Siria la población tenía un nivel de vida a veces más alto que la de un ciudadano europeo común.
Huyendo de la guerra, desamparados por los organismos internacionales, miles de desesperados fueron tragados por el mar o destinados a vivir como mendigos maltratados en las fronteras del horror. ¿Qué ganó Europa en todo esto? ¿Quién lidera la ocupación de esos países? ¿Quién se apropió del petróleo y otras riquezas territoriales?
EL VIRUS QUE PARALIZÓ AL MUNDO Desde principios de marzo, la Cancillería china sostiene que el Ejército de Estados Unidos podría haber llevado el coronavirus a la ciudad de Wuhan, la más afectada por el brote, donde en octubre de 2019 esos soldados realizaron maniobras militares.
«¿Cuándo comenzó el paciente cero en Estados Unidos? ¿Cuántas personas están infectadas? ¿Cómo se llaman los hospitales? Podría ser el Ejército de EE.UU. lo que llevó la epidemia a Wuhan», dice un mensaje escrito en Twitter el pasado 9 de marzo por el portavoz de la Cancillería china, Zhao Lijian.
Por su parte, Philip Giraldi, ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), entrevistado por Hispan TV afirmó que su país podía haber creado este virus como un arma de guerra para dañar a China e Irán. En el caso de Italia, varios analistas remarcaron que este es el primer país europeo en firmar tantos acuerdos importantes con China, lo que enojó a Washington.
Por su parte, militares iraníes también denunciaron que varios estudios demuestran que es posible que el COVID-19 sea una nueva estrategia y forma de guerra de Estados Unidos y aliados contra sus enemigos para «generar muertes, desestabilización e inestabilidad».
El analista internacional José Jofré Leal advirtió que no se trata de «nuevas estrategias y nuevas formas de guerra», ya que, de acuerdo con las investigaciones y estudios, en esta pandemia se combinan «elementos de guerra convencional, guerra irregular, guerra biológica y guerra cibernética».
También se refirió a las declaraciones del líder de la revolución islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, quien ordenó movilizarse para enfrentar una guerra biológica ante la hipótesis de que el brote del COVID-19 sea un ataque de este tipo, argumentando que Estados Unidos estaría utilizando el nuevo coronavirus como un arma biológica. «Sobre todo, los propios chinos han admitido la posibilidad de que tropas estadounidenses hayan incorporado el coronavirus a China», dijo este experto en referencia a las maniobras que realizaron en Wuhan.
Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, admitió el pasado 11 de marzo públicamente que algunos estadounidenses, que aparentemente murieron de influenza, dieron positivo en la prueba del nuevo coronavirus en el diagnóstico final.
De la misma manera, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zarajova, consideró como «deliberadamente falsas» las acusaciones de Estados Unidos a Rusia por el coronavirus, recordando que el secretario de Comercio de ese país, Wilbur Ross, dijo en febrero pasado al diario chino Global Times que veía al virus como «una oportunidad», ya que podría ayudar a la recuperación de empleos en Estados Unidos en medio de la guerra comercial que Washington mantiene con Pekín.
En este mismo entorno, la OMS hizo una advertencia de que se acortan los tiempos para erradicar el coronavirus, que se convirtió en una pandemia -no tanto por las cifras de mortalidad, menores que las gripes y neumonías estacionales-, sino por la cantidad de países afectados, manifestando especialmente su preocupación por los casos que se dieron en Italia que no tienen un «vínculo epidemiológico claro» con lo sucedido en China.
En este marco de situaciones múltiples, los medios del sistema ocultan verdades, y frente a una tragedia humanitaria no dudan en manipular las informaciones y utilizarlas también como armas de una guerra ciega.
Entre tantas sombras, desde una pequeña isla en el caribe, como es Cuba, a pesar de encontrarse bloqueada por la mayor potencia del mundo (Estados Unidos), han partido los medicamentos que han hecho posible el control de esta enfermedad en China, asociada con el gobierno cubano para producir medicinas en un gran laboratorio chino.
Mientras los gobiernos de ultraderecha y golpistas en América Latina han despojado a sus poblaciones de la única medicina que han recibido a lo largo de sus vidas de manos de los sacrificados médicos cubanos, como ha sucedido en Brasil, Bolivia y otros lugares, condenando a los pueblos al abandono en salud, Italia solicitó al gobierno cubano su ayuda médica.
Estas son las luces y sombras de un momento de suma fragilidad que vive el mundo y en el cual es evidente que la solidaridad es el mayor antídoto, pero también la certeza de que no podemos dejar que se continúe jugando a la guerra, que sabemos que significa el final para la humanidad.
Recordemos un poco como ha actuado EEUU en otras ocasiones ....
Agresiones biológicas imposibles de olvidar
La guerra biológica desatada contra Cuba por el gobierno de los Estados Unidos y sus servicios de inteligencia, afectó directamente a las personas, los animales y los cultivos, ocasionando daños humanos irreparables, y pérdidas millonarias a la economía nacional
Los enormes daños causados por la guerra biológica desatada contra Cuba por el gobierno de los Estados Unidos y sus servicios de inteligencia, dirigida a afectar programas de salud, y frustrar planes de desarrollo enfocados en el aumento de la producción agrícola, el incremento de la capacidad exportadora, y el fortalecimiento de la base alimentaria de nuestro pueblo, no se pueden borrar de la memoria histórica de la nación.
El 18 de enero de 1962 en un documento secreto titulado Proyecto Cuba, donde se expusieron las 32 tareas originales de la Operación Mangosta, apareció la siguiente formulación: Tarea 21: “Para el 15 de febrero la CIA tiene que someter a aprobación un plan para inducir errores en las cosechas alimentarias en Cuba”.1 La Tarea 33 que no fue incluida en ese instante planteaba: “... un plan para incapacitar a los trabajadores azucareros cubanos durante la zafra mediante el empleo de medios químicos bélicos”.2
Posteriormente el jefe de Operaciones del Plan Mangosta, general Edward Lansdale redactó un borrador con las misiones a ejecutar por la CIA donde enunció: “... desplegar el bajo mundo cubano contra Castro, fracturar al régimen desde adentro, sabotear la economía, subvertir a la policía secreta, destruir las cosechas con armas biológicas o químicas, y cambiar al régimen antes de las próximas elecciones congresionales en Noviembre de 1962”.3
El 2 de junio de 1964 el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó la probabilidad de que el gobierno estadounidense estuviera utilizando la guerra biológica contra Cuba.4 Durante los próximos años azotaron el territorio nacional la fiebre porcina, la seudodermatosis nodular bovina, la brucelosis del ganado, el carbón y la roya de la caña, el moho azul del tabaco, la roya del café, el new castle y la bronquitis infecciosa de las aves de corral, la conjuntivitis hemorrágica, la disentería, y el dengue serotipo 02 que provocó 158 muertos, incluyendo 101 niños, el mayor daño causado a nuestro pueblo por este tipo de agresiones.
El 15 de septiembre de 1981, durante la inauguración de la 68 Conferencia Mundial de la Unión Interparlamentaria, celebrada en el Palacio de Convenciones de La Habana, Fidel insistió en que Estados Unidos estaba utilizando armas biológicas contra Cuba.
En 1984 Eduardo Arocena Pérez, cabecilla de la organización terrorista Omega-7 —conocido por sus vínculos con la CIA— fue declarado culpable del asesinato del diplomático cubano Félix García Rodríguez, y de otros actos violentos cometidos dentro del territorio norteamericano. Durante el juicio, el jurado federal no hizo mención a sus declaraciones en el sentido de que la misión de su grupo era “obtener ciertos gérmenes e introducirlos en Cuba”.5
En julio de 1987, cuando Cuba comenzó a desclasificar un grupo de agentes de la Seguridad del Estado, se conoció que oficiales de los servicios de inteligencia norteamericanos les habían preguntado por las enfermedades que afectaban a los cubanos y los programas para adquirir medicamentos en el extranjero. Uno de los males por el que más se interesaron fue por el dengue hemorrágico y su impacto en la población.6
Tras la desaparición del campo socialista europeo en el otoño de 1989 y la desintegración de la URSS a finales de 1991, la economía cubana se vio afectada, debido a que el 85 % de su intercambio comercial era con esa nación. Comenzó para nuestro pueblo el denominado periodo especial en tiempos de paz, el Gobierno norteamericano recrudeció el bloqueo económico, comercial y financiero, y se desataron nuevas agresiones.
En octubre de 1990, cuando se desarrollaban los planes de producción agrícola para apoyar el programa alimentario y dar respuesta a las necesidades básicas de la población, apareció la sigatoka negra en lotes de plátanos de varias provincias. Unos meses después fue detectada la acarosis, una enfermedad que acorta el ciclo de vida de las abejas.
Entre 1990 y 1994 la neuropatía se convirtió en una epidemia con la declaración de un promedio de 2 000 casos anuales. Los estudios realizados demostraron el papel desempeñado en la aparición de esta enfermedad por el estado nutricional de la población a causa del bloqueo, uno de cuyos objetivos es rendir por hambre a nuestro pueblo. El problema quedó solucionado al distribuirse gratuitamente suplementos vitamínicos.
El 10 de febrero de 1995, en el Aeropuerto Internacional José Martí, fueron hallados en el equipaje de un científico extranjero, varios tubos de ensayo con el virus de la tristeza del cítrico. El 21 de febrero apareció la broca del cafeto en zonas rurales de Santiago de Cuba, coincidiendo con la visita de un grupo de norteamericanos pertenecientes a una Organi zación No Gubernamental. Después se detectaron en La Habana varios focos del aedes albopictus (tigre asiático) transmisor del dengue. El 18 de diciembre de 1996 aparecieron los primeros indicios de la presencia de la plaga Thrips palmi karny sobre cultivos de papa en la Empresa de Cultivos Varios, en Jovellanos, Matanzas.
El 8 de octubre de 1997, durante la clausura del V Congreso del Partido Fidel expresó: “Un especialista, miembro de un organismo internacional […] y presunto oficial de la CIA, en 1975 había realizado estudios sobre la enfermedad del dengue (serotipo 01), que azotó nuestro país en 1977 y obtuvo información sobre la no existencia de anticuerpos serotipo 02 de la enfermedad en Cuba. Por eso es tan importante, incluso, los datos relacionados con los anticuerpos que tiene el cubano, porque pueden ser utilizados para un tipo de guerra bacteriológica. […] estamos seguros de que durante un largo periodo de tiempo el Gobierno de Estados Unidos era responsable de estos hechos, […] porque ellos inventaron todo: cómo contaminar el azúcar que iba en los transportes de los barcos, cómo afectar el comercio, cómo afectarlo todo. […] Son muchas plagas seguidas contra cultivos esenciales: arroz, cítricos, papa, vianda, plátano, caña, café, tabaco, […] ¿Tenemos o no tenemos derecho a denunciar cuando ocurre algo de esto?”7
En 1999, en el inciso séptimo de la Demanda del Pueblo de Cuba al Gobierno de Estados Unidos por Daños Humanos se señala: “Que durante todos estos años de Revolución, las acciones agresivas del Gobierno de Estados Unidos han afectado de manera significativa la salud de nuestro pueblo. Esta política criminal ha estado encaminada a entorpecer y obstaculizar los impresionantes logros que la política social cubana ha conquistado. Para ello se ha empleado, entre otras vías, la agresión biológica, que ha cobrado valiosas vidas humanas, incluidos niños y mujeres embarazadas”.8
Hasta diciembre del 2000 el Gobierno Revolucionario cubano se había visto obligado a gastar 2 158 millones de dólares, con gastos adicionales cada uno de los años en el orden de los 59 millones de dólares para enfrentar las agresiones biológicas.9
El 6 de mayo del 2002 el presidente George W. Bush tuvo el cinismo de acusar a Cuba de desarrollar armas biológicas ofensivas, y de proveer sus conocimientos sobre estas a países enemigos de Estados Unidos. Cuatro días después en una conferencia de prensa Fidel respondió: “En lo que se relaciona con las armas de destrucción masiva, la política de Cuba ha sido intachable. Nunca nadie ha presentado una sola prueba de que en nuestra patria se haya concebido un programa de desarrollo de armas nucleares, químicas o biológicas. Para los que no entiendan de ética, apego a la verdad y transparencia en la conducta de un gobierno como el de Cuba, podrían comprender al menos que hacer lo contrario habría constituido una colosal estupidez. […] Cualquier programa de esa índole arruina la economía de cualquier pequeño país; Cuba nunca habría estado en condiciones de transportar tales armas; cometería adicionalmente el error de introducirlas en combate contra un adversario que cuenta con miles de veces más armas de ese carácter, el cual recibiría, como un regalo, el pretexto de usarlas”.10
Cuba ha sido agredida con una guerra biológica que ha afectado directamente a las personas, los animales y los cultivos, ocasionando daños humanos irreparables, y pérdidas millonarias a la economía nacional. La firme decisión y la voluntad política del Gobierno Revolucionario, al destinar los recursos necesarios para combatir estas plagas y enfermedades, la dedicación de los especialistas de prestigiosas instituciones científicas, y el apoyo de los CDR, la FMC y la ANAP, han posibilitado el enfrentamiento exitoso de nuestro pueblo a estas agresiones.
* Investigador del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado