Segundo Frente, Santiago de Cuba.–La histórica serranía del Segundo Frente Frank País, donde Vilma Espín Guillois se incorporó a la guerrilla luego de su actividad clandestina intensa, acogió el homenaje del pueblo cubano a la heroína de la sierra y el llano, al cumplirse 90 años de su natalicio en la ciudad de Santiago de Cuba.
Aunque por las medidas sanitarias para evitar la propagación de la epidemia de COVID-19, el tributo no incluyó la tradicional peregrinación que cada 7 de abril le dedica el pueblo del valle de Mayarí Arriba y el lomerío circundante, la ofrenda en flores dedicada al paradigma de las mujeres cubanas, volvió hasta la piedra monumento que atesora sus cenizas.
Al sagrado lugar del mausoleo a los héroes y mártires del frente guerrillero acudieron, en nombre del pueblo de Cuba, la secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en la provincia, Elena Castillo Rodríguez; la presidenta del Consejo de Defensa Municipal, Leyanis Riquelme Castillo, y el coronel Alberto Vázquez García, fundador del Segundo Frente y compañero de luchas de Vilma.
Allí recordaron cómo, después de 14 meses de clandestinaje, de persecución y acoso, sin un minuto de paz y sosiego, Vilma se incorporó en este sitio a la guerrilla, pues como ella misma expresara: «era una garantía de morir peleando, de no morir cazados, (…) para todos nosotros (luchadores clandestinos) ir a la sierra era pelear frente a frente al enemigo».
El homenaje a quien, por su labor emancipadora, fuera reconocida como la eterna presidenta de la fmc, también aconteció en el memorial Vilma Espín, radicado en la casa donde viviera desde los ocho años de edad, y el cual, por algún tiempo, sirviera de cuartel general a los combatientes clandestinos en Santiago de Cuba.
Aledaño a la instalación, donde Vilma dejara inaugurado el taller de confecciones de guayaberas El Quitrín, las mujeres que lo integran afirmaron a Granma que, fieles al legado de la Heroína de la República de Cuba, hoy han sustituido la fabricación de la elegante pieza por la confección de miles de nasobucos destinados a la población.