Los registros oficiales dicen que se llamaba Joaquín Salvador Lavado Tejón pero el corazón de argentinos, latinoamericanos e hispanoparlantes en general dice que se llama Quino y que fue, quizás, el historietista de humor político más importante de todos los tiempos. El destino quiso que su muerte fuera noticia tan solo algunas horas después de que se conmemorara medio siglo de la primera publicación de Mafalda en España y 56 años de que su personaje más famoso naciera en Argentina.
Lavado Tejón no debe su apodo Quino a ninguna estrategia de marketing para tener un seudónimo recordable, ya que eso no era común en 1949, cuando a los 17 años y luego de haber estudiado en la Escuela de Bellas Artes, decidió que su vocación sería el dibujo de historietas humorísticas. El mote proviene de su familia, que en su Mendoza natal lo apodaba así para diferenciarlo de su tío materno, también llamado Joaquín.
A los 18 años dejó Mendoza y se trasladó a Buenos Aires para golpear puertas en busca de quien le publicara sus historietas. Lo consiguió recién en 1954, cuando el semanario Esto es comienza a publicarle varios chistes gráficos que ya firmaba como Quino. En propias palabras del dibujante, el día de su primera publicación fue "el más feliz de su vida".
En realidad, Mafalda nació por casualidad. En 1963 una agencia de publicidad buscaba un dibujante que realizara una historieta sobre una familia de clase media para promocionar los electrodomésticos Mansfield. El trabajo le fue encargado a Quino, que llegó a dibujar a la familia, que ya incluía a la niña como centro de las historias. Para que sonara similar a la marca, bautizó a la protagonista como Mafalda.
La campaña publicitaria nunca vio la luz y Quino se quedó con las historietas y los personajes. Cuando desde el semanario Primera Plana le pidieron "algo distinto" para las páginas de humor, el escritor desempolvó a la familia de la malograda publicidad y comenzó a publicarlas el 29 de septiembre de 1964. Al año siguiente comenzó a publicarse, a razón de seis tiras por semanas, en el diario El Mundo y poco después es reproducida en otros países latinoamericanos y europeos.
El éxito de Mafalda, caracterizado por el humor político y social, lleva a Quino a comenzar a recopilar las historietas en libros. El primero de ellos, editado en Argentina, vende 5.000 ejemplares en tan solo dos días.
Al igual que su personaje más famoso, el dibujante mendocino siempre fue reacio a alabar a la clase política argentina y cuando se lo consultó siempre dejó entrever que el contexto político de la Argentina postdictadura no había cambiado mucho con respecto a la época en la que nació Mafalda. Fue crítico con Cristina Fernández, asegurando en una entrevista que Mafalda la cuestionaría por ser "tan prepotente, tan soberbia".
En cierto momento también dijo que su personaje "estaría bien" con la gestión de Mauricio Macri pero que se sentiría "espantada" por el liderazgo del estadounidense Donald Trump.
Así, durante las últimas décadas Quino se convirtió en una suerte de vocero de su propio personaje, como cuando tuvo que aclarar públicamente que Mafalda no se había "expresado" en favor o en contra de la despenalización del aborto en su país, a pesar de las imágenes que circulaban con la niña con pañuelos verdes y celestes. De todos modos, esa vez aclaró que la protagonista siempre estaría "en favor de los derechos de la mujer".
Durante una entrevista con el diario argentino La Voz en 2014, Quino admitió que sintió que Mafalda en un momento se le había ido de las manos: "Se escapó, se escapó. Ya lo dijo Pirandello: cuando un autor crea un personaje, la gente lo toma y luego le agrega sus propias cosas". De hecho, recordó que cuando se hizo una película animada de Mafalda el público argentino se indignó con su voz, en español neutro. "Como si Mafalda alguna vez hubiera tenido voz", ironizó.