España registra más de 2.500 casos nuevos de coronavirus en un día y la cifra de fallecidos se eleva a 558
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Las autoridades sanitarias españolas han registrado 2.538 nuevos casos de infección por coronavirus en las últimas 24 horas, de manera que el saldo total en el país es de 13.716 casos acumulados. La cifra conocida este miércoles significa un 18 % de incremento, similar al experimentado la jornada anterior, y significativamente inferior a los datos de la semana pasada.
El número de fallecidos aumenta a 558, aunque la distribución, tanto de los decesos como de las infecciones sigue teniendo una distribución muy desigual a lo largo del territorio español, según ha comunicado Fernando Simón, portavoz técnico del Ministerio de Sanidad, en su comparecencia diaria.
Además, Simón ha informado de que el 42 % de los infectados se encuentran hospitalizados, es decir, 5.717 personas, de las que 774 casos se encuentran ingresados en Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs).
El dato positivo corresponde a la cifra de personas infectadas de coronavirus que ya han sido curadas y dadas de alta, que casi duplica el dato conocido este martes y ascienda hasta las 1.081 personas, lo que representa el 7,9 % del total de los casos positivos.
En este sentido, en la Comunidad de Madrid se localizan el doble de recuperados, hasta el 17 %, que la media nacional. A pesar de ello, Madrid sigue siendo la región que más preocupa, al aglutinar más del 40 % de los casos confirmados en todo el país y un porcentaje aún más elevado de los fallecimientos.
90 detenidos por desobediencia
Junto a Simón, han comparecidos representantes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. El primero ha informado de que ya se han producido 73 detenciones por desobediencia en el marco del estado de alarma decretado en el país que limita la circulación de las personas y otras actividades.
Además, también ha informado que fruto del restablecimiento del control de fronteras se ha denegado la entrada a 834 personas y se han producido dos detenciones: una por desobediencia grave y otra por encontrarse en vigor una orden judicial de detención.
Por su parte, la Guardia Civil ha informado de otras 15 detenciones, aunque las ha calificado de "hechos aislados".
Ya son más de 900 los infectados en la ciudad estadounidense, donde 10 personas han muerto por la enfermedad.
Ante la rápida propagación del coronavirus, las autoridades de Nueva York podrían imponer una cuarentena total para que los residentes se queden en sus casas y salgan a las calles solo cuando sea necesario y con el mínimo contacto social.
A su vez, el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, comentó que "es increíble lo rápido que está creciendo en este momento" el COVID-19. Así, en las últimas 24 horas, se registraron más de 100 casos nuevos en Nueva York.
"Los neoyorquinos deberían estar preparados ahora mismo para la posibilidad de una orden de refugio. La decisión se tomará en las próximas 48 horas", destacó De Blasio.
El 15 de marzo el alcalde ordenó la suspensión de clases en todas las escuelas de Nueva York desde el 16 de marzo hasta al menos el 20 de abril. También se ordenó que se cierren a partir del 17 de marzo todos los establecimientos de alimentación, que a partir de esta fecha solo podrán ofrecer comida para llevar.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) informaron que EEUU tiene 4.226 casos de la enfermedad surgida en el sureste chino a finales del año pasado y 75 fallecimientos.
El coronavirus ya es una pandemia. Bastó esta declaración oficial de la Organización Mundial de la Salud [OMS] para que el presidente de EEUU, Donald Trump, ordenara la suspensión de todos los vuelos desde Europa hacia su país. Inmediatamente cayó Wall Street y el resto de los mercados mundiales. La debacle se multiplicó.
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El Covid-19 se le fue de las manos a Occidente
Fuera de proporción. Así es la expansión del coronavirus que a cada paso de su avance agrava la situación económica a nivel global de forma crítica, algo que en el caso de Europa se ve exacerbado está impulsado por la pésima gestión sanitaria que están llevando adelante sobre todo los países europeos.
La OMS lo anunció con un tuit: "Hemos estimado que el COVID-19 puede ser catalogado como una pandemia". Así citó las palabras de su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Entonces, Trump salió a escena anunciando su decisión con un argumento incontestable: suspendería todos y cada uno de los viajes provenientes de Europa, excepto los de Reino Unido, debido a que la Unión Europea no había tomado medidas eficaces para prevenir la propagación del coronavirus.
Y no le falta razón. La falta de una reacción eficaz a tiempo, de prevención y de contención hacen que hoy en Europa el virus campe a sus anchas, con claros focos gravitacionales que tienen a Italia en su núcleo, y donde gravitan muy cerca países como España, Francia, y Alemania.
"Esto es un reconocimiento de en el marco de una economía globalizada e interdependiente donde se producen múltiples intercambios continuamente entre todos los países, tanto a nivel de recursos humanos, como a nivel financiero, realmente esta pandemia es imparable", reflexiona al respecto el economista José Luis Carretero Miramar.
Europa y EEUU: un campo de orégano
El analista incide en las grandes cotas que ha alcanzado el Covid-19, o SARS-CoV-2 como ya lo reconoce el Ministerio de Sanidad de España, en las que se ha transmitido a nivel global de una forma muy acelerada y con una capacidad de contagio muy grande.
Carretero Miramar remarca las diferencias que hay entre las medidas tomadas en Asia y en Europa para combatir este flagelo. "Estamos viendo toda una serie de dinámicas que indican claramente la fase de decadencia en la que está el propio capitalismo occidental y sus poderes que no están pudiendo hacer frente de una manera clara a esta pandemia y están provocando dinámicas de pánico entre la población".
El economista añade que además están provocando dinámicas de falta de seguridad de prevención de riesgos laborales, de medidas de protección entre la población, algo muy señalado tanto en Europa como en EEUU.
Asimismo, observa que en EEUU las estadísticas que ahora mismo se manejan en relación con la pandemia son absolutamente irreales. "Se está hablando de un porcentaje de infectados o de muertos con respecto a los infectados que se reconocen, que es absolutamente irreal en el sentido de que es extraordinariamente alto y que sólo se puede entender desde el punto de vista de que la dirigencia norteamericana se ha desentendido completamente de la enfermedad, no se están haciendo tests, el propio sistema de salud norteamericano que es fundamentalmente privatizado y en el que muchos de los trabajadores no están cubiertos en modo alguno, hace que no se haga una intervención directa efectiva frente a la enfermedad y que por lo tanto las cifras que se están planteando desde el Gobierno norteamericano sean absolutamente falsas", subraya Carretero Miramar.
El analista observa que en Europa se está viendo el caos más absoluto, "por lo menos en el sur de Europa, tanto en Italia como en España".
"Estamos viendo circunstancias de absoluto caos político y absoluto caos económico que van a impactar muy profundamente en la economía europea. Países que tienen una estructura económica fundamentalmente centrada en el turismo, están recibiendo un impacto económico brutal", abunda.
Al poner como ejemplo a la Comunidad de Madrid, Carretero Miramar apunta a una "desorganización, falta de profesionalidad, y una dinámica absolutamente enloquecida en la que han entrado los poderes públicos madrileños".
"Lo que se produce aquí [en España] es que hay un debilitamiento, una serie de recortes, una degradación de los servicios públicos, y entre ellos del servicio público sanitario. Y esto es lo que puede producir el pico de una pandemia –que de por sí tiene una peligrosidad que es real pero que no es tan exagerada como otras pandemias que se pueden tener en otros sitios–, que pueda colapsar el sistema sanitario público", concluye José Luis Carretero Miramar.
Stella Calloni: El coronavirus puso al mundo entre las dignidades solidarias y la miserabilidad de un sistema que agoniza
Mientras la Cancillería china sostiene que el Ejército de Estados Unidos podría haber llevado el coronavirus a la ciudad de Wuhan en octubre de 2019, Washington y sus socios de la OTAN rompen las medidas de control y contención de la pandemia y movilizan 37.000 soldados para los ejercicios militares "Defender Europa 20".
El coronavirus, nueva cepa del ya existente, cuya mutación está siendo investigada, puso al mundo entre las dignidades solidarias y la miserabilidad de un sistema que agoniza, capaz de utilizar los efectos de una pandemia para imponer un estado de terror a nivel global y justificar una crisis de las bolsas tanto en Estados Unidos, Japón, Europa y otros, mientras contradictoriamente concentran 37.000 soldados para desarrollar una maniobra en territorio europeo, violentando cuarentenas y toda medida de control de la pandemia reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además de las severas acusaciones sobre la posibilidad de que este virus se haya producido en laboratorios y diseminado en el centro preciso de China -para irradiar hacia todo el país-, en Irán o Italia, por estas horas están llegando a varios países europeos 20.000 soldados estadounidenses, que se unirán a los 10.000 estacionados en las bases militares norteamericanas en Europa y otros 7.000 que aporta esa región para una gran maniobra destinada a «mostrar músculos» a Rusia y China.
Esta llegada de tropas para las maniobras «Defender Europa 20» pone en duda la efectividad de la cuarentena mundial y sorprende que no hayan cancelado estos ejercicios que suponen el traslado de soldados hacia el frente europeo en semejante circunstancias.
A esto se añade una campaña mediática tan terrorífica como la que se desarrolló en los días posteriores a los atentados contra las Torres Gemelas (2001), sobre los que permanecen serias dudas tanto con respecto a los presuntos responsables del hecho como sobre el efecto implosión que desplomó tan rápidamente las poderosas construcciones con bases de acero.
Desde un punto de vista de la utilización de la guerra biológica, a lo que ha recurrido varias veces Estados Unidos -no olvidar el dengue hemorrágico, la fiebre porcina y otros utilizados contra Cuba- y que apoya su socio israelí, esto podría ser el perfecto ensayo de cómo reaccionaría el gigante chino que obsesiona al poder imperial y de cómo actuaría el mundo frente a esta situación, que se caracteriza por un virus «incontrolable» pero menos letal que las comunes epidemias de gripes y neumonías.
Por lo pronto, los poderosos acusan a la pandemia de sus males económicos, pero «la economía ya estaba enferma. El coronavirus es una prueba más de que sólo se mantiene a base de un dopaje continuo», sostiene Eric Toussaint, cientista político, profesor de las universidades de Lieja y de París, quien está al frente del Comité para la Abolición de la Deuda Ilegítima (CADTM).
Toussaint analizó puntillosamente todo lo sucedido en las caídas de las bolsas de esos grandes países, especialmente desde la última semana de febrero de 2020, la peor desde la crisis de octubre de 2008. «Todos los factores para una nueva crisis financiera estaban y están presentes y juntos desde hace varios años, al menos desde 2017-2018. Cuando la atmósfera está saturada de materias inflamables, en cualquier momento, una chispa puede provocar una explosión financiera. Es difícil prever dónde puede producirse la chispa. La chispa es como si fuera un detonador pero no es la causa profunda de la crisis. Todavía no sabemos si la fuerte caída bursátil de fines de febrero de 2020 ‘degenerará’ en una enorme crisis financiera. Pero es una posibilidad real», sostiene Toussaint.
Advierte asimismo que «es importante ver de dónde proviene realmente la crisis y no dejarse engañar por las explicaciones que constituyen una cortina de humo ante las causas reales».
En tanto, lo que se está viendo en Europa es nada más y nada menos que el desenmascaramiento de la destrucción del sistema de bienestar que, con sus bajas y sus altas, se había logrado instalar en esos países. Había una certidumbre -que no existió nunca en nuestra región- de que esto había sido adquirido para siempre.
Nadie comenta el enorme desfalco que significaron para cada uno de los países europeos los gastos en las guerras coloniales de este siglo. Desde un principio, Estados Unidos fue claro con sus asociados en la Organización del Atlántico Norte (OTAN): «Nosotros tenemos el armamento necesario, pero ustedes deben pagarlo».
Cuánto sacrificó Europa para hacerse cargo de una guerra con invasiones y ocupación de países con los que podía negociar y obtener productos como el petróleo pagados en euros, conveniente para unos y otros y en paz.
Las guerras de ocupación colonial contra Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen (ambas aún en curso), y otras en preparación, no solo han destruido países con la pérdida de millones de vidas, desastres humanitarios, destruyendo además sitios, ciudades que eran patrimonios de la humanidad, cunas de la civilización, violando todos los derechos de las naciones victimizadas y las leyes internacionales, amparados por una escandalosa impunidad.
Estas guerras coloniales unilaterales han significado una tragedia para los pueblos de Europa, víctimas además de las imposiciones neoliberales. Para pagar las armas y equipos sofisticados de última tecnología es posible que hayan utilizado, los gobiernos europeos, los casi 290.000 millones de euros que robaron al Estado libio como chacales, ya que estaban colocados a recaudo en bancos europeos ante el bloqueo de Estados Unidos.
Los mayores «beneficiados» en estas guerras coloniales de alta criminalidad son los fabricantes de armas y equipos en Estados Unidos e Israel.
Incluso economistas norteamericanos habían advertido que estas guerras, cuyas estrategias fueron trazadas en grandes mapas en los salones del Pentágono, estaban también destinadas a acabar con el bloque capitalista competitivo que podía ser la Unión Europea. Además de significar también una «guerra contra el euro», defendido a capa y espada por la alemana Ángela Merkel, la gobernante capitalista más política de Europa.
Al final del desastre humanitario que significaron las invasiones y ocupaciones, estas guerras dejaron a las puertas de Europa millones de inmigrantes, desesperados, hambrientos sin hogar, sin país, sin patria. Solo basta con mirar las cifras de organismos internacionales antes de estas invasiones brutales para entender que en Libia o Siria la población tenía un nivel de vida a veces más alto que la de un ciudadano europeo común.
Huyendo de la guerra, desamparados por los organismos internacionales, miles de desesperados fueron tragados por el mar o destinados a vivir como mendigos maltratados en las fronteras del horror. ¿Qué ganó Europa en todo esto? ¿Quién lidera la ocupación de esos países? ¿Quién se apropió del petróleo y otras riquezas territoriales?
EL VIRUS QUE PARALIZÓ AL MUNDO Desde principios de marzo, la Cancillería china sostiene que el Ejército de Estados Unidos podría haber llevado el coronavirus a la ciudad de Wuhan, la más afectada por el brote, donde en octubre de 2019 esos soldados realizaron maniobras militares.
«¿Cuándo comenzó el paciente cero en Estados Unidos? ¿Cuántas personas están infectadas? ¿Cómo se llaman los hospitales? Podría ser el Ejército de EE.UU. lo que llevó la epidemia a Wuhan», dice un mensaje escrito en Twitter el pasado 9 de marzo por el portavoz de la Cancillería china, Zhao Lijian.
Por su parte, Philip Giraldi, ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), entrevistado por Hispan TV afirmó que su país podía haber creado este virus como un arma de guerra para dañar a China e Irán. En el caso de Italia, varios analistas remarcaron que este es el primer país europeo en firmar tantos acuerdos importantes con China, lo que enojó a Washington.
Por su parte, militares iraníes también denunciaron que varios estudios demuestran que es posible que el COVID-19 sea una nueva estrategia y forma de guerra de Estados Unidos y aliados contra sus enemigos para «generar muertes, desestabilización e inestabilidad».
El analista internacional José Jofré Leal advirtió que no se trata de «nuevas estrategias y nuevas formas de guerra», ya que, de acuerdo con las investigaciones y estudios, en esta pandemia se combinan «elementos de guerra convencional, guerra irregular, guerra biológica y guerra cibernética».
También se refirió a las declaraciones del líder de la revolución islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, quien ordenó movilizarse para enfrentar una guerra biológica ante la hipótesis de que el brote del COVID-19 sea un ataque de este tipo, argumentando que Estados Unidos estaría utilizando el nuevo coronavirus como un arma biológica. «Sobre todo, los propios chinos han admitido la posibilidad de que tropas estadounidenses hayan incorporado el coronavirus a China», dijo este experto en referencia a las maniobras que realizaron en Wuhan.
Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, admitió el pasado 11 de marzo públicamente que algunos estadounidenses, que aparentemente murieron de influenza, dieron positivo en la prueba del nuevo coronavirus en el diagnóstico final.
De la misma manera, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zarajova, consideró como «deliberadamente falsas» las acusaciones de Estados Unidos a Rusia por el coronavirus, recordando que el secretario de Comercio de ese país, Wilbur Ross, dijo en febrero pasado al diario chino Global Times que veía al virus como «una oportunidad», ya que podría ayudar a la recuperación de empleos en Estados Unidos en medio de la guerra comercial que Washington mantiene con Pekín.
En este mismo entorno, la OMS hizo una advertencia de que se acortan los tiempos para erradicar el coronavirus, que se convirtió en una pandemia -no tanto por las cifras de mortalidad, menores que las gripes y neumonías estacionales-, sino por la cantidad de países afectados, manifestando especialmente su preocupación por los casos que se dieron en Italia que no tienen un «vínculo epidemiológico claro» con lo sucedido en China.
En este marco de situaciones múltiples, los medios del sistema ocultan verdades, y frente a una tragedia humanitaria no dudan en manipular las informaciones y utilizarlas también como armas de una guerra ciega.
Entre tantas sombras, desde una pequeña isla en el caribe, como es Cuba, a pesar de encontrarse bloqueada por la mayor potencia del mundo (Estados Unidos), han partido los medicamentos que han hecho posible el control de esta enfermedad en China, asociada con el gobierno cubano para producir medicinas en un gran laboratorio chino.
Mientras los gobiernos de ultraderecha y golpistas en América Latina han despojado a sus poblaciones de la única medicina que han recibido a lo largo de sus vidas de manos de los sacrificados médicos cubanos, como ha sucedido en Brasil, Bolivia y otros lugares, condenando a los pueblos al abandono en salud, Italia solicitó al gobierno cubano su ayuda médica.
Estas son las luces y sombras de un momento de suma fragilidad que vive el mundo y en el cual es evidente que la solidaridad es el mayor antídoto, pero también la certeza de que no podemos dejar que se continúe jugando a la guerra, que sabemos que significa el final para la humanidad.
Stella Calloni: El coronavirus puso al mundo entre las dignidades solidarias y la miserabilidad de un sistema que agoniza
Mientras la Cancillería china sostiene que el Ejército de Estados Unidos podría haber llevado el coronavirus a la ciudad de Wuhan en octubre de 2019, Washington y sus socios de la OTAN rompen las medidas de control y contención de la pandemia y movilizan 37.000 soldados para los ejercicios militares "Defender Europa 20".
El coronavirus, nueva cepa del ya existente, cuya mutación está siendo investigada, puso al mundo entre las dignidades solidarias y la miserabilidad de un sistema que agoniza, capaz de utilizar los efectos de una pandemia para imponer un estado de terror a nivel global y justificar una crisis de las bolsas tanto en Estados Unidos, Japón, Europa y otros, mientras contradictoriamente concentran 37.000 soldados para desarrollar una maniobra en territorio europeo, violentando cuarentenas y toda medida de control de la pandemia reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además de las severas acusaciones sobre la posibilidad de que este virus se haya producido en laboratorios y diseminado en el centro preciso de China -para irradiar hacia todo el país-, en Irán o Italia, por estas horas están llegando a varios países europeos 20.000 soldados estadounidenses, que se unirán a los 10.000 estacionados en las bases militares norteamericanas en Europa y otros 7.000 que aporta esa región para una gran maniobra destinada a «mostrar músculos» a Rusia y China.
Esta llegada de tropas para las maniobras «Defender Europa 20» pone en duda la efectividad de la cuarentena mundial y sorprende que no hayan cancelado estos ejercicios que suponen el traslado de soldados hacia el frente europeo en semejante circunstancias.
A esto se añade una campaña mediática tan terrorífica como la que se desarrolló en los días posteriores a los atentados contra las Torres Gemelas (2001), sobre los que permanecen serias dudas tanto con respecto a los presuntos responsables del hecho como sobre el efecto implosión que desplomó tan rápidamente las poderosas construcciones con bases de acero.
Desde un punto de vista de la utilización de la guerra biológica, a lo que ha recurrido varias veces Estados Unidos -no olvidar el dengue hemorrágico, la fiebre porcina y otros utilizados contra Cuba- y que apoya su socio israelí, esto podría ser el perfecto ensayo de cómo reaccionaría el gigante chino que obsesiona al poder imperial y de cómo actuaría el mundo frente a esta situación, que se caracteriza por un virus «incontrolable» pero menos letal que las comunes epidemias de gripes y neumonías.
Por lo pronto, los poderosos acusan a la pandemia de sus males económicos, pero «la economía ya estaba enferma. El coronavirus es una prueba más de que sólo se mantiene a base de un dopaje continuo», sostiene Eric Toussaint, cientista político, profesor de las universidades de Lieja y de París, quien está al frente del Comité para la Abolición de la Deuda Ilegítima (CADTM).
Toussaint analizó puntillosamente todo lo sucedido en las caídas de las bolsas de esos grandes países, especialmente desde la última semana de febrero de 2020, la peor desde la crisis de octubre de 2008. «Todos los factores para una nueva crisis financiera estaban y están presentes y juntos desde hace varios años, al menos desde 2017-2018. Cuando la atmósfera está saturada de materias inflamables, en cualquier momento, una chispa puede provocar una explosión financiera. Es difícil prever dónde puede producirse la chispa. La chispa es como si fuera un detonador pero no es la causa profunda de la crisis. Todavía no sabemos si la fuerte caída bursátil de fines de febrero de 2020 ‘degenerará’ en una enorme crisis financiera. Pero es una posibilidad real», sostiene Toussaint.
Advierte asimismo que «es importante ver de dónde proviene realmente la crisis y no dejarse engañar por las explicaciones que constituyen una cortina de humo ante las causas reales».
En tanto, lo que se está viendo en Europa es nada más y nada menos que el desenmascaramiento de la destrucción del sistema de bienestar que, con sus bajas y sus altas, se había logrado instalar en esos países. Había una certidumbre -que no existió nunca en nuestra región- de que esto había sido adquirido para siempre.
Nadie comenta el enorme desfalco que significaron para cada uno de los países europeos los gastos en las guerras coloniales de este siglo. Desde un principio, Estados Unidos fue claro con sus asociados en la Organización del Atlántico Norte (OTAN): «Nosotros tenemos el armamento necesario, pero ustedes deben pagarlo».
Cuánto sacrificó Europa para hacerse cargo de una guerra con invasiones y ocupación de países con los que podía negociar y obtener productos como el petróleo pagados en euros, conveniente para unos y otros y en paz.
Las guerras de ocupación colonial contra Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen (ambas aún en curso), y otras en preparación, no solo han destruido países con la pérdida de millones de vidas, desastres humanitarios, destruyendo además sitios, ciudades que eran patrimonios de la humanidad, cunas de la civilización, violando todos los derechos de las naciones victimizadas y las leyes internacionales, amparados por una escandalosa impunidad.
Estas guerras coloniales unilaterales han significado una tragedia para los pueblos de Europa, víctimas además de las imposiciones neoliberales. Para pagar las armas y equipos sofisticados de última tecnología es posible que hayan utilizado, los gobiernos europeos, los casi 290.000 millones de euros que robaron al Estado libio como chacales, ya que estaban colocados a recaudo en bancos europeos ante el bloqueo de Estados Unidos.
Los mayores «beneficiados» en estas guerras coloniales de alta criminalidad son los fabricantes de armas y equipos en Estados Unidos e Israel.
Incluso economistas norteamericanos habían advertido que estas guerras, cuyas estrategias fueron trazadas en grandes mapas en los salones del Pentágono, estaban también destinadas a acabar con el bloque capitalista competitivo que podía ser la Unión Europea. Además de significar también una «guerra contra el euro», defendido a capa y espada por la alemana Ángela Merkel, la gobernante capitalista más política de Europa.
Al final del desastre humanitario que significaron las invasiones y ocupaciones, estas guerras dejaron a las puertas de Europa millones de inmigrantes, desesperados, hambrientos sin hogar, sin país, sin patria. Solo basta con mirar las cifras de organismos internacionales antes de estas invasiones brutales para entender que en Libia o Siria la población tenía un nivel de vida a veces más alto que la de un ciudadano europeo común.
Huyendo de la guerra, desamparados por los organismos internacionales, miles de desesperados fueron tragados por el mar o destinados a vivir como mendigos maltratados en las fronteras del horror. ¿Qué ganó Europa en todo esto? ¿Quién lidera la ocupación de esos países? ¿Quién se apropió del petróleo y otras riquezas territoriales?
EL VIRUS QUE PARALIZÓ AL MUNDO Desde principios de marzo, la Cancillería china sostiene que el Ejército de Estados Unidos podría haber llevado el coronavirus a la ciudad de Wuhan, la más afectada por el brote, donde en octubre de 2019 esos soldados realizaron maniobras militares.
«¿Cuándo comenzó el paciente cero en Estados Unidos? ¿Cuántas personas están infectadas? ¿Cómo se llaman los hospitales? Podría ser el Ejército de EE.UU. lo que llevó la epidemia a Wuhan», dice un mensaje escrito en Twitter el pasado 9 de marzo por el portavoz de la Cancillería china, Zhao Lijian.
Por su parte, Philip Giraldi, ex agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), entrevistado por Hispan TV afirmó que su país podía haber creado este virus como un arma de guerra para dañar a China e Irán. En el caso de Italia, varios analistas remarcaron que este es el primer país europeo en firmar tantos acuerdos importantes con China, lo que enojó a Washington.
Por su parte, militares iraníes también denunciaron que varios estudios demuestran que es posible que el COVID-19 sea una nueva estrategia y forma de guerra de Estados Unidos y aliados contra sus enemigos para «generar muertes, desestabilización e inestabilidad».
El analista internacional José Jofré Leal advirtió que no se trata de «nuevas estrategias y nuevas formas de guerra», ya que, de acuerdo con las investigaciones y estudios, en esta pandemia se combinan «elementos de guerra convencional, guerra irregular, guerra biológica y guerra cibernética».
También se refirió a las declaraciones del líder de la revolución islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, quien ordenó movilizarse para enfrentar una guerra biológica ante la hipótesis de que el brote del COVID-19 sea un ataque de este tipo, argumentando que Estados Unidos estaría utilizando el nuevo coronavirus como un arma biológica. «Sobre todo, los propios chinos han admitido la posibilidad de que tropas estadounidenses hayan incorporado el coronavirus a China», dijo este experto en referencia a las maniobras que realizaron en Wuhan.
Robert Redfield, director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, admitió el pasado 11 de marzo públicamente que algunos estadounidenses, que aparentemente murieron de influenza, dieron positivo en la prueba del nuevo coronavirus en el diagnóstico final.
De la misma manera, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zarajova, consideró como «deliberadamente falsas» las acusaciones de Estados Unidos a Rusia por el coronavirus, recordando que el secretario de Comercio de ese país, Wilbur Ross, dijo en febrero pasado al diario chino Global Times que veía al virus como «una oportunidad», ya que podría ayudar a la recuperación de empleos en Estados Unidos en medio de la guerra comercial que Washington mantiene con Pekín.
En este mismo entorno, la OMS hizo una advertencia de que se acortan los tiempos para erradicar el coronavirus, que se convirtió en una pandemia -no tanto por las cifras de mortalidad, menores que las gripes y neumonías estacionales-, sino por la cantidad de países afectados, manifestando especialmente su preocupación por los casos que se dieron en Italia que no tienen un «vínculo epidemiológico claro» con lo sucedido en China.
En este marco de situaciones múltiples, los medios del sistema ocultan verdades, y frente a una tragedia humanitaria no dudan en manipular las informaciones y utilizarlas también como armas de una guerra ciega.
Entre tantas sombras, desde una pequeña isla en el caribe, como es Cuba, a pesar de encontrarse bloqueada por la mayor potencia del mundo (Estados Unidos), han partido los medicamentos que han hecho posible el control de esta enfermedad en China, asociada con el gobierno cubano para producir medicinas en un gran laboratorio chino.
Mientras los gobiernos de ultraderecha y golpistas en América Latina han despojado a sus poblaciones de la única medicina que han recibido a lo largo de sus vidas de manos de los sacrificados médicos cubanos, como ha sucedido en Brasil, Bolivia y otros lugares, condenando a los pueblos al abandono en salud, Italia solicitó al gobierno cubano su ayuda médica.
Estas son las luces y sombras de un momento de suma fragilidad que vive el mundo y en el cual es evidente que la solidaridad es el mayor antídoto, pero también la certeza de que no podemos dejar que se continúe jugando a la guerra, que sabemos que significa el final para la humanidad.
Italia se ha convertido este jueves en el país con mayor número de muertos por el nuevo coronavirus al contabilizar ya 3.405 fallecidos, una cifra que supera los 3.245 muertos que ha habido en China, donde se originó esta pandemia.Las autoridades sanitarias del país han informado esta tarde de 427 nuevas víctimas mortales, mientras que los contagios se elevan a 41.035 »
Los datos del coronavirus por el mundo, hoy, 21 de marzo
La cifra de contagiados por coronavirus en el mundo asciende ya a más de 275.000 casos repartidos en más de 160 países. Por primera vez desde que comenzó la crisis, China ya no es el país en el que más personas han muerto. Italia, con más de 4.000 personas fallecidas, es el país más afectado por el virus.
En España, la curva sigue en aumento y se espera que todavía vaya a más durante los próximos días. Se trata del cuarto país con más casos de contagio registrados, superados ya los 20.000, y con un número de muertes superior ya a los 1.000. Otro de los países que ha visto aumentados los contagios es Alemania, que ronda los 19.000. La buena noticia es que su tasa de mortalidad es mínima, con 68 muertes.
Los datos del coronavirus por el mundo, hoy, 21 de marzo
La cifra de contagiados por coronavirus en el mundo asciende ya a más de 275.000 casos repartidos en más de 160 países. Por primera vez desde que comenzó la crisis, China ya no es el país en el que más personas han muerto. Italia, con más de 4.000 personas fallecidas, es el país más afectado por el virus.
En España, la curva sigue en aumento y se espera que todavía vaya a más durante los próximos días. Se trata del cuarto país con más casos de contagio registrados, superados ya los 20.000, y con un número de muertes superior ya a los 1.000. Otro de los países que ha visto aumentados los contagios es Alemania, que ronda los 19.000. La buena noticia es que su tasa de mortalidad es mínima, con 68 muertes.
Expertos de Wuhan explican lo que impide a Italia combatir con éxito el coronavirus
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La pandemia ha dejado ya 4.032 muertos y más de 47.000 infectados en el país europeo.
Expertos que supervisaron la pandemia del covid-19 en Wuhan (Hubei, China), epicentro del brote, se encuentran desde hace unos días en Lombardía, en el norte de Italia, para ayudar a resolver la situación. No obstante, se han sorprendido por la cantidad de gente que sigue habiendo en las calles, según lo reveló este jueves Sun Shuopeng, vicepresidente de la Cruz Roja en el país asiático.
"Dijo que estaba asombrado de cuántas personas caminan por la calle hoy. Demasiadas personas y pocas con mascarillas", explicó el presidente de dicha región italiana, Attilio Fontana, durante una rueda de prensa conjunta. Asimismo, detalló que en opinión del experto chino hay demasiada gente usando el transporte público, por lo que considera que las medidas llevabas a cabo en Italia "no son demasiado estrictas". "No sé qué están pensando", añadió.
Shuopeng aseguró que el país europeo está viviendo una situación similar a lo que sucedió en China, especialmente en Wuhan, por lo que instó a aumentar y fortalecer las medidas de cuarentena con el objetivo de detectar las personas infectadas de coronavirus, hecho que en unas semanas reduciría considerablemente el número de contagios.
"Hay que detener todas las actividades económicas e interacciones sociales. Todo el mundo debe quedarse en cuarentena en sus casas", indicó el representante de la Cruz Roja, haciendo hincapié en que está en juego la vida de la gente, que considera que es lo más importante en este momento.
Desde este jueves, la provincia china de Hubei no ha registrado ningún nuevo caso de coronavirus. No obstante, ocho personas más han muerto por esa enfermedad, elevando la cifra de víctimas mortales a 3.248, mientras que la de infectados sobrepasa los 80.900.
Por ello, Fontana adelantó que hablará con el primer ministro italiano para pedir que, en el menor tiempo posible, el Gobierno implemente medidas más estrictas basadas en el modelo chino. "Pediré que se tomen las medidas que nos han sugerido quienes vivieron la lucha contra el virus y la ganaron", aseveró el presidente lombardo.
El covid-19 ha dejado ya 4.032 muertos y más de 47.000 infectados en el país europeo, que suma así más decesos por esa causa que China. Lombardía es la más afectada por la pandemia, pues solo en esta región se han registrado 2.549 fallecimientos y más de 22.200 casos hasta la fecha.