- Especial de Aula Todoterreno
Es difícil escuchar el nombre de José Raúl Capablanca Graupera sin imaginarse un tablero de 64 casillas, con sus 32 piezas —mitad negras, mitad blancas— dispuestas en perfecta simetría para ser comandadas por el Gran Maestro cubano. Pero no solo de ajedrez vivió este genio. Hasta el día de su muerte estuvo integrado al Servicio Exterior de Cuba.
El 25 de junio de 1913 fue nombrado Canciller de primera clase del Consulado de Cuba en San Petersburgo, sin estudios previos para ejercer este cargo. “Capa”, como también se le apodaba, solo ostentaba estudios de Bachiller en Filosofía y Letras, pues su pasión por el juego ciencia lo hizo abandonar la carrera de Ingeniería Química en la Universidad de Columbia, Nueva York.
Según el más avezado de los historiadores de su obra, el periodista Jesús González Bayolo, todo indica que fue escogida San Petersburgo, la Venecia del Norte, porque ya se organizaba el gran torneo de 1914, a celebrarse en esa ciudad.
Dicha competición, que reunía a los principales trebejistas de la época, significó el primer encuentro entre Capablanca y el soviético-francés Alexander Alekhine, quienes serían irreconciliables adversarios después de la pérdida del título mundial del cubano en 1927, a manos del ruso.
El cargo de Jefe de Información y Prensa del Servicio Exterior de Cuba se creó en el propio 1927, especialmente para “el Mozart del ajedrez”, único que lo desempeñó. Podría pensarse en una compensación emocional por haber perdido la corona, así lo señala el artículo Capablanca: el Canciller del ajedrez, publicado en Juventud Rebelde por Bayolo.
Ángel Luis Fernández, ajedrecista y periodista del Instituto Cubano de Radio y Televisión, precisa que específicamente el 13 de julio de 1934, Capablanca juró como Agregado Comercial de la Legión de Cuba en Francia y demás países de Europa (excepto España y Gran Bretaña), con jurisdicción en África y el Extremo Oriente.
En la biografía Capablanca, leyenda y realidad, del periodista, escritor e investigador cubano Miguel Ángel Sánchez, se da muestras del respeto que sentía el genio cubano por la Unión Soviética (URSS), a raíz de su visita a Moscú para participar en el gran torneo de 1925.
En ese texto se recoge que quedó sinceramente maravillado por los avances, en todos los órdenes, que mostraba aquella pujante revolución, y fue muy agradable para él observar el interés que daba el Estado soviético al ajedrez y la forma en que lo inculcaba a los niños.
En 1931, visitó en París a su colega Ilin Genevski, quien formaba parte del Servicio Exterior de la URSS. Durante el diálogo prevaleció la posibilidad de iniciar un intercambio comercial entre la nación europea y Cuba. A pesar de conocer que Gerardo Machado se mostraba hostil respecto al asunto, Capablanca confiaba en que un nuevo gobierno cambiaría de política, comenta Pedro García Fernández, jefe de la Sección de Historia en la revista Bohemia y periodista especializado en ajedrez.
Su desempeño en el Servicio Exterior le sirvió como soporte de la carrera deportiva desde el mismo inicio, pero en su mente por aquel entonces solo estaba el sueño dorado de recuperar la corona mundial, lo que plasmó en la correspondencia diplomática, pidiendo constantemente regresar a Cuba para preparar la revancha.
Carlos Rivero, Comisionado Nacional de Ajedrez en la Isla, cuenta que el “Capa”, hasta el 8 de marzo de 1942, día en que falleció, cumplía satisfactoriamente con su misión de negociar e informar desde su cargo como Agregado Comercial de Cuba en Nueva York. Al día siguiente de su deceso, el presidente Fulgencio Batista firmó el nombramiento de otra persona para cubrir la vacante.
Javier Rodríguez Perera, periodista de Juventud Rebelde, asevera que “aunque fue uno de los pocos cargos que no ostentó, Capablanca resultó un embajador permanente que dio a conocer su país en otras latitudes, tanto así, que un hombre como Ernesto Guevara supo de la existencia de Cuba, con solo once años, al conocer la nacionalidad de nuestro compatriota, quien más cerca ha estado de la perfección en el noble juego”.