El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, dijo el 19 de mayo que corresponde al interés nacional de su país renunciar a las sanciones contra la compañía Nord Stream 2 AG, su director ejecutivo y los altos funcionarios que están a cargo de la construcción del gasoducto del mismo nombre. La declaración de Blinken se distribuyó durante su reunión con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en Reikiavik.
"Se trata de una negociación política, y hoy finalmente escuchamos que nuestra narrativa alemana fue aceptada en Washington. (...) La presión sobre Alemania no tiene sentido: el Nord Stream 2 se completará, no tenemos alternativa, los alemanes trabajarán con los rusos. Alemania pudo defender sus intereses nacionales; esta es, en mi opinión, la primera vez en la posguerra, en que Berlín pudo, aunque no completamente, defenderse y defender con éxito los intereses de su propia gente, mostrar que es un Estado soberano", dijo Herdt, perteneciente al partido Alternativa para Alemania.
En opinión del parlamentario, "una mayor presión sobre Rusia la acercará a China, y eso podría ser un problema importante para EEUU".
"Afortunadamente, en EEUU hoy en día existen mentes sobrias que comenzaron a pensar de una manera más pragmática sobre el futuro del orden mundial. Estamos hablando de la seguridad energética de Alemania y la UE, que en EEUU anteriormente no se tuvo en cuenta", agregó el parlamentario.
Según Herdt, a pesar de los fuertes lazos existentes entre EEUU y Alemania, Berlín está "lejos de ser un socio igualitario" de Washington, ya que en la estructura de la posguerra ocupaba una posición dependiente de la Casa Blanca, algo que aún se conserva, pues no se ha firmado un tratado de paz con los socios occidentales, a diferencia del pacto alcanzado con Rusia.
El control ideológico por parte del país norteamericano se mantiene debido al "temor a un resurgimiento del poder económico y político-militar de Alemania", aseguró el diputado.
"Ahora estamos viendo el primer brote de la nueva soberanía alemana. Eso sucedió, entre otras cosas, porque la nueva Administración de EEUU se dio cuenta de que habían colmado la copa. El Nord Stream 2 no es un capricho, es necesario para la economía alemana. Es más barato, más ecológico, más práctico que todas las demás opciones de suministro de energía", resaltó.
En su opinión, no existe ningún tipo de argumentos en contra del proyecto, "salvo las instrucciones arbitrarias de Washington: ¡haz lo que te dicen!". Herdt considera que, de mantenerse esa presión, "es posible que el curso político de Berlín cambie a uno que esté más a favor de Rusia".