Por Camilo Katari, Resumen Latinoamericano, 30 de mayo de 2021.
Ha transcurrido ya más de medio año y el gobierno no define su perfil político ideológico. El discurso del Vivir Bien ha desaparecido, también el proceso de cambio y la revolución democrático-cultural. Este “vaciamiento”, por los datos de la realidad, estaría encaminado a “restaurar” el viejo ordenamiento político del país anterior al 2005.
La reciente declaración de la Ministra de la Presidencia referida al restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, pone en entre dicho todo el pensamiento antiimperialista y de soberanía que Evo Morales puso en la práctica concreta al expulsar al Embajador de EEUU.
Los movimientos sociales, que también han sido marginados de las decisiones y rol protagónico durante estos siete meses, se encuentran atrapados en la vieja práctica clientelista de lograr algunos nichos de poder en la burocracia administrativa sin atisbos de tomar la iniciativa en su fortalecimiento interno.
El triunfo electoral del Binomio Arce-Choquehuanca, ha sido malinterpretado y el supuesto de una gran masa votante de la clase media que supuestamente apoyó para este triunfo determinó una estructura “clasemediera” en la burocracia estatal sin ninguna garantía político-idológica.
Las relaciones internacionales se encuentran en las manos de la Cancillería, pero es la Ministra de la Presidencia que asume ese rol y deja mal parado al Canciller Mayta. ¿Estamos ante una nueva concentración del poder en un solo Ministerio?
La ambigüedad en la gestión de gobierno, referida al posicionamiento político ha permitido que nuevas alternativas políticas tomen posición territorial, en nuestro hinterland político. Cochabamba, Tarija, Chuquisaca, Santa Cruz y La Paz se han convertido en los centros de proyectos políticos que pueden confluir en un proyecto nacional de la derecha política del país, lo novedoso de este proyecto radica en su especificidad regional, es decir que ya han entendido la regionalización del poder y con esta base cualquier discurso federalista tiene mucho futuro.
¿Cuál es la reacción política del gobierno frente a esta posibilidad? El gobierno nos avisa que volveremos a “relaciones de confianza” con EEUU olvidándose de la advertencia del Che que “al imperialismo ni un tantito así”.
Es cierto que la pandemia es un caldo de cultivo para la derecha en Bolivia, como lo es en la Argentina, pero esto no significa “cambiar el escenario” centrado en la figura de un personaje que es parte, diríamos pequeña parte del entramado de la conspiración antidemócratica que se dio en Bolivia y que tiene implicaciones en las delegaciones diplomáticas de Europa, del Vaticano cuyos representantes fueron activos “facilitadores”, de las FFAA, de la policía y de las empresas de comunicación social.
“Una golondrina no hace el verano” sentencia la sabiduría popular; para desmontar todo el complejo dispositivo restaurador hace falta un verdadero proceso de cambio. No se pueden “dejar para mañana” lo que se debe cambiar ahora. Murillo no es el cerebro de la restauración, es tan sólo un torpe cleptómano, de los varios que integraron el gabinete golpista. El centro nervioso, que organiza la acción política, para frenar las corrientes autónomas en decisiones políticas se encuentra en el norte, los locales son solamente los testaferros que operan en las debilidades humanas para movilizar a sectores de la población.
La noticia que nos da la Ministra de la Presidencia no es buena, para quienes confiamos nuevamente en un proyecto soberano y descolonizador, no es buena noticia decir que debemos tener “confianza” en quienes promueven la muerte en todo el mundo; que matan niños en Palestina, que amenazan a Nicaragua, Cuba, Venezuela. ¿Ya no somos parte de la Patria Grande?