"Yo no estoy de acuerdo en señalar el derribamiento de las estatuas como un acto vandálico. Esa es una manifestación de descontento y de cómo la cultura a nivel nacional ha desconocido a los indígenas", comentó María Mercedes Herrera.
La historiadora prosiguió diciendo que “los derribamientos representan que la historia está viva y que se está construyendo y que los pueblos y las comunidades no tienen por qué preservar unos objetos que los ofenden. Que se derriben las estatuas también es un símbolo de esa necesidad de descolonizar, de reevaluar las instituciones”.