La crisis de angustia o ansiedad (ataque de pánico) se caracteriza por la aparición aislada y temporal de miedo o malestar de carácter intenso, que se acompaña de alguno de los síntomas somáticos o cognoscitivos de la ansiedad (palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca, sudoración, temblores o sacudidas, sensación de ahogo o falta de aliento, sensación de atragantarse, opresión o malestar torácico, náuseas o molestias abdominales, inestabilidad, mareo o desmayo, sensación de irrealidad o despersonalización -estar separado de uno mismo-, miedo a perder el control o a volverse loco, miedo a morir, parestesias -entumecimiento u hormigueo- y escalofríos o sofocaciones).
La crisis se inicia de forma brusca y alcanza su máxima expresión con rapidez (habitualmente en diez minutos o menos), acompañándose a menudo de una sensación de peligro o de muerte inminente y de una urgente necesidad de escapar. En la jerga psicológica le llamamos "pseudoangor", es decir, falsa angina de pecho, ya que sus síntomas son muy parecidos y llena de personas con esta dolencia las consultas de urgencia de los hospitales. Como la mayor parte de estas personas acuden a urgencias de los hospitales, el tratamiento más común es la utilización de psicofármacos, sobre todo ansiolíticos, que calman los síntomas, pero alargan el sufrimiento.
Para el psicoanálisis se trata de un trastorno de las relaciones padres-hijo. Otros psícologos dicen que se debe al trauma del nacimiento guardado en el inconsciente o a que es la madre quien trasmite la ansiedad al hijo.
Yo digo otras cosas.
La verdad es que no es fácil tener un ataque de pánico si uno no sabe exactamente cómo producirlo, pero existen muchas personas que han aprendido rápidamente la técnica y se han convertido en verdaderos expertos, llenando su vida de miedos y malestar. Esto les lleva a orientar toda su vida a evitar que vuelva a ocurrir, a tener miedo al miedo y provocar, así, nuevos ataques. Las crisis de angustia suelen ser recurrentes ya que esas personas tienen tendencia a malinterpretar las señales fisiológicas normales que continuamente nos está enviando nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo está vivo, la sangre circula, los pelos crecen, los órganos mantienen una actividad casi continua... Y eso hace que permanentemente tengamos sensaciones corporales: nos pica y nos rascamos, tenemos un pinchazo y nos cambiamos de postura, notamos un hormigueo y desentumecemos esa zona. Las personas que han tenido una crisis de angustia no hacen eso; si les pica se dedican a observar la picazón, si tienen un pinchazo comienzan a pensar en lo peor, si tienen un hormigueo se centran en él, por lo que los síntomas van aumentando y aumentando... hasta que se hacen insoportables.
¿Cómo es la estrategia típica de una crisis de angustia? Suele ser algo parecido a esto:
- Pensamiento auditivo interno: "ya empieza, ya estoy como siempre..."
- Sensación: La persona escanea todo su cuerpo buscando síntomas que le confirmen el ataque
- Pensamiento auditivo interno: "ya empieza, ya estoy como siempre..."
Se inicia un bucle: 1-->2-->3-->2-->3…
El tratamiento de la crisis de angustia se inicia cambiando esta estrategia. Podemos comenzar examinando las características del mensaje auditivo e introduciendo y automatizando un cambio en sus características. En segundo lugar, le enseñamos a la persona a utilizar una técnica con la que podrá cambiar automáticamente su sensación negativa por una sensación positiva, generalmente, una sensación de tranquilidad y seguridad
Si existen sensaciones psicosomáticas (bola en el estómago o en la nuca, etc.) cortamos esas sensaciones haciendo un desplazamiento de sensaciones, sacándolas fuera y eliminándolas. Otras veces es necesario enseñarle a vivir en el presente quitando culpas del pasado y miedos del futuro. Todo esto está explicado paso a paso en el Método Stop a la Ansiedad.
RICARDO ROS
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